El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 27 de marzo de 2024

Durmiendo con su enemigo



Dirección: Joseph Ruben.

Guión: Ronald Bass (Novela: Nancy Price).

Música: Jerry Goldsmith.

Fotografía: John W. Lindley.

Reparto: Julia Roberts, Patrick Bergin, Kevin Anderson, Elizabeth Lawrence, Kyle Secor. 

Para poder escapar de Martin (Patrick Bergin), un marido maniático y posesivo que la maltrata, Laura (Julia Roberts) finge su propia muerte.

Un año antes de estrenarse Durmiendo con su enemigo (1991), Julia Roberts había arrasado con Pretty Woman (Garry Marshall), por lo que se entiende el tirón en taquilla de esta cinta de suspense que, bien mirada, tiene más de serie B que de producción consistente.

La historia es bastante sencilla: Laura no soporta más a su marido, un maltratador obsesivo. Sabe que su esposo nunca la dejará marcharse, por lo que no le queda más solución que simular su muerte para librarse de una vez por todas de Martin. Y en ese plan y su ejecución tenemos en realidad lo mejor de la película, con unos minutos bastante intensos.

El problema es que a partir de ahí la historia decae bastante, especialmente toda la parte en que Laura intenta empezar una nueva vida y conoce a un joven, Ben (Kevin Anderson), que se interesa por ella. Toda esta parte, con Laura intentando vencer sus miedos y desconfianza hacia los hombres resulta bastante plana y repetitiva. 

Solamente cuando Martin descubre que Laura está viva y empieza a acercarse a ella, el interés parece volver a subir algo, pero tampoco demasiado, porque en el fondo descubrimos que el guión es bastante limitado y en toda la parte central lo único que intenta es alargar como pueda la historia para poder llegar al desenlace. Desenlace tan descolorido y precipitado que ni con mucho llega a compensar todo el tiempo que hemos tenido que soportar antes para llegar a ese momento.

Durmiendo con su enemigo es tan poca cosa que hasta las trampas del guión, porque el guión además de pobre es tramposo, son pequeñas: al principio, en la escena de la playa, queriendo sugerir que Laura es feliz al lado de Martin, y al final, con la "resurrección" de Martin buscando un último toque dramático. 

Incluso el reparto denota la escasa ambición que parece poseer la cinta. Es verdad que Patrick Bergin resulta inquietante y aporta una frialdad a su personaje muy eficaz, pero en realidad Martin es un personaje muy plano y sus detalles de crueldad resultan casi gratuitos por la simplicidad del guión a la hora de perfilarlo. Por su parte, Kevin Anderson me pareció una elección muy mala para jugar el papel del vecino que enamora a Laura. Es un actor sin carisma y muy limitado en su trabajo, palideciendo ostentosamente al lado de Julia Roberts.

De hecho, ella es la única nota de calidad de la cinta y solo por su presencia merece la pena verla. Sin ella podríamos estar hablando tranquilamente de uno de esos telefilms estereotipados que parecen hechos en serie para las tardes de domingo. Es más, podríamos preguntarnos cómo aceptó Julia Roberts participar en un proyecto tan pobre.

martes, 26 de marzo de 2024

Novia a la fuga



Dirección: Garry Marsall.

Guión: Josann McGibbon y Sara Parriott.

Música: James Newton Howard.

Fotografía: Stuart Dryburgh.

Reparto: Julia Roberts, Richard Gere, Joan Cusack, Héctor Elizondo, Rita Wilson, Paul Dooley, Christopher Meloni, Donal Logue, Reg Rogers, Yul Vasquez. 

Ike Graham (Richard Gere) escribe una columna muy popular y bastante polémica en un periódico de Nueva York. Cuando conoce la historia de Maggie Carpenter (Julia Roberts), una joven que ya dejado plantados en el altar a varios novios, decide dedicarle un articulo.

Si pensamos en comedia romántica y le añadimos los nombres de Julia Roberts y Richard Gere enseguida recordamos Pretty Woman (Garry Marshal, 1990), una película que logró acertar de lleno por su originalidad, el encanto de los protagonistas y contarnos un hermoso cuento tan irreal como cautivador.

Por ello no es de extrañar que Garry Marshall se animara a reunir de nuevo a los dos protagonistas, sin olvidar a Héctor Elizondo, un personaje encantador en Pretty Woman, e intentar emular el éxito pasado.

Y la verdad es que contar con Julia Roberts es un acierto absoluto. Ella es el 90% de la cinta, su encanto, su desparpajo, su naturalidad y esa increíble sonrisa son la clave para que Novia a la fuga (1999) funcione correctamente.  También es cierto que Richard Gere aporta su innegable encanto, pero a mí la que me fascina es Julia Roberts.

Sin embargo, a pesar de tener un equipo ganador, Novia a la fuga no termina de funcionar como esperaba. No es que resulte un fiasco, pues en conjunto la comedia es divertida y, aunque resulte predecible, en el fondo los espectadores de este tipo de películas apuestan siempre por el final feliz, pues es la recompensa que se espera para que, al menos en la ficción, la vida y el amor demuestren que se puede rozar la perfección y la felicidad.

Pero en Novia a la fuga falla principalmente el argumento. La historia se centra demasiado en la comedia, intenta resultar divertida a toda costa, a veces forzando innecesariamente las situaciones, con algunos momentos bastante ridículos; pero sobre todo descuida a los personajes secundarios, a los que debía arropar para dar profundidad y sentido a la historia de Ike y Maggie. Es un error importante que penaliza y mucho a la cinta.

Pero además, incluso Ike y Maggie no terminan de concretarse. Es verdad que algunos momentos de ellos juntos, especialmente cuando se sinceran y el tono de la cinta se vuelve más serio, nos ofrecen secuencias muy interesantes, con algunos diálogos de cierto calado, pero el tono general es de parodia y se echa de menos una mayor profundización en ellos, especialmente en Maggie y el motivo por el que huye de todas las bodas. Lo aclara al final, y se agradece, pero hubiera sido necesaria una mayor introspección para que pudiéramos entenderla y empatizar con ella. Al final, lo que hace que un film funcione es cuando logra que el espectador participe desde su butaca de los problemas de los protagonistas y aquí no se consigue, con lo que tenemos un film un tanto frío, con algunos momentos interesantes pero demasiado escasos.

En todo caso, Novia a la fuga no es tan mala como algunas críticas sostienen, simplemente funciona desde un nivel muy básico y seguramente esperábamos más de los dos protagonistas teniendo en cuenta el precedente de nueve años atrás. 

jueves, 21 de marzo de 2024

Una vida por delante



Dirección: Lasse Hallström.

Guión: Mark Spragg y Virginia Korus Spragg.

Música: Deborah Lurie.

Fotografía: Oliver Stapleton.

Reparto: Robert Redford, Jennifer López, Morgan Freeman, Becca Gardner, Josh Lucas, Damian Lewis, Camryn Manheim, Lynda Boyd, Rob Hayter. 

Harta de los malos tratos de su pareja (Damian Lewis), Jean Gilkyson (Jennifer López) abandona su hogar con su hija Griff (Becca Gardner) y busca refugio en la granja de su suegro, Einar (Robert Redford), a pesar de que él la culpa por la muerte de su hijo.

Una vida por delante (2005) es una de esas películas pretenciosas que intentan construir un drama intenso y profundo y lo único que ofrecen es algo más vulgar y previsible.

Todas las piezas están presentes ahí con el fin de crear un melodrama conmovedor y ese es precisamente el problema de la película: no disimula sus pretensiones, lo que hace que tengamos la impresión de que no es un relato espontáneo, fresco, sino algo elaborado con sumo cuidado con un fin evidente.

Está la joven viuda a la que la vida la sigue castigando, ahora con una pareja violenta que la muele a palos. Por otro lado, tenemos a Einar, amargado por la muerte de su hijo, el marido de Jean, a quién culpa de su muerte, pues ella se quedó dormida la volante, lo que provocó el accidente en el que falleció su esposo. ¿Porqué no aclararon las circunstancias del accidente en su momento? Pues para poder implantar el conflicto entre ambos que sabemos de antemano que se resolverá convenientemente a su debido tiempo.

Para que no falte de nada se incluye a Mitch (Morgan Freeman), trabajador a las órdenes de Einar, la voz de su conciencia en realidad, que le señala a su amigo sus fallos y cómo debería reconducir su vida. Además, Mitch se recupera del ataque de un oso, ataque que Einar no pudo evitar al estar borracho. Otro elemento más para completar el cuadro.

En principio, no tengo nada en contra de este tipo de historias, creo que ofrecen un mensaje positivo de superación, de perdón y de intentar rehacer la vida a pesar de las dificultades. Las intenciones son inmejorables.

 El problema de Una vida por delante es que no es una historia profunda, resulta demasiado superficial, tanto en las situaciones que plantea como en la resolución de las mismas. Precisamente ahí reside su mayor debilidad: todo se soluciona demasiado fácilmente, además de resultar muy previsible. No hay escenas de cierta intensidad, incluso cuando el maltratador aparece en el pueblo donde vive ahora Jean. Esperamos algo de emoción, pero el problema se resuelve con demasiada facilidad.

Todo en la historia pasa sin llegar al centro de los problemas. Incluso los diálogos carecen de fuerza, de manera que pasamos por las diversas situaciones sin llegar a sentir su urgencia, sin emocionarnos. Y en un relato que se basa en el dolor y la amargura, el que no llegue a implicarnos a fondo es la mejor prueba de su falta de autenticidad. 

Para conmover al espectador, hay que ser muy preciso y a la vez prudente. Una vida por delante delata nada más empezar sus intenciones melodramáticas, pero sin verdadera convicción. Es todo como prefabricado. Con ello no quiero decir que sea una mala película, pues la puesta en escena es elegante y el fondo de los problemas abordados resulta muy interesante, pero no llega a parecer del todo auténtica.

martes, 19 de marzo de 2024

Hero



Dirección: Zhang Yimou.

Guión: Li Feng, Zhang Yimou y Wang Bin.

Música: Tan Dun.

Fotografía: Christopher Doyle.

Reparto: Jet Li, Tony Leung Chiu-Wai, Maggie Cheung Man-Yuk, Zhang Ziyi, Chen Dao Ming, Donnie Yen.

El guerrero "Sin Nombre" (Jet Li) es recibido en el palacio del rey de Qin (Chen Dao Ming) con todos los honores al haber conseguido matar a los tres asesinos que llevaban años intentando asesinar al monarca.

Hero (2002) es una película inscrita en el género wuxia o de los caballeros de las artes marciales, muy popular en China. Sigue de cerca la estela de Tigre y dragón (Angustias Lee, 2000), cuyo éxito acercó este tipo de films a occidente.

Sin duda, la nota más característica de la cinta de Zhang Yimou es su cuidada puesta en escena, donde destaca sobre todo el uso del color, dominando las diferentes secuencias ahora el negro (palacio real), luego el rojo (escuela de caligrafía), el amarillo (duelo en el bosque), el verde... Lástima que se nos pierda el significado simbólico que sin duda debe tener su utilización, pero estéticamente nos ofrece un espectáculo sorprendente, gracias a una fotografía excepcional a cargo de Christopher Doyle. Si además le unimos la dulce banda sonora, tenemos un resultado realmente hermoso.

El argumento en cambio se complica más, pues estamos ante una leyenda que no se corta a la hora de ir modificando el relato, lo que nos lleva a pensar en una influencia de Akira Kurosawa, en especial su Rashomon (1950).

Estos cambios en la historia están tejidos con inteligencia, pero no dejan de resultar excesivos desde mi punto de vista. A la vez, el desarrollo peca de una excesiva teatralidad, acercando más el relato a un folletín que a una obra épica. Creo que es un defecto del cine oriental, que suele caer en la teatralidad. En el caso de Hero es evidente en argumento y diálogos y para nuestra cultura no deja de ser un tanto chocante, porque le resta seriedad a lo narrado, acercándolo al mundo del cómic más que al cinematográfico; como sucede también con las escenas de lucha, que desafían cualquier ley física y hasta la lógica. Si las vemos como un recurso estético, pueden tener un pase, pero a mí siguen sin gustarme demasiado.

Todo ello pone en evidencia el enfoque marcadamente estético de la obra de Yimou, que busca el impacto visual por encima de todo. Y aquí reside también el punto débil de Hero, pues al lado de sus virtudes formales, la parte del argumento queda muy descompensada, hasta el punto de que, sin ser un film especialmente largo, la lentitud del desarrollo y la excesiva cantidad de escenas de lucha terminan por pasar factura y hay momentos en que el discurso se vuelve algo repetitivo y cansado. De ahí que la sensación que me produce al final sea doble: por un lado, Hero te fascina por la colorida puesta en escena, pero por otro te cansa lo pretencioso del cuento y su escasez de recorrido.

En todo caso, creo merece la pena por salirse de lo que habitualmente nos sirve la filmografía occidental y, si nos dejamos llevar por la fantasía, el espectáculo está garantizado.

domingo, 17 de marzo de 2024

Algo que contar



Dirección: Don Roos.

Guión: Don Ross.

Música: Mychael Danna.

Fotografía: Robert Elswit.

Reparto: Ben Affleck, Gwyneth Paltrow, Joe Morton, Natasha Henstridge, Tony Goldwyn, Johnny Galecki, Alex D. Linz, David Dorfman, Jennifer Grey, Caroline Aaron. 

Debido al mal tiempo, el vuelo que debía coger Buddy Amaral (Ben Affleck) sufre un retraso. Durante la espera, conoce a Greg Janello (Tony Goldwyn), que también espera para poder volver a su casa. Al final, Buddy le da su billete a Greg para poder pasar la noche con una atractiva mujer (Natasha Henstridge) que acaba de conocer también durante la espera.

Algo que contar (2000) es un film romántico que sigue las pautas más clásicas del género, es decir: los protagonistas se conocen, inician una relación que se verá frustrada por un hecho importante pero, finalmente, el amor triunfa y se reconcilian. La nota diferente es el hecho de que Buddy había conocido al marido de Abby (Gwyneth Paltrow) y al darle su billete de avión y morir Greg en ese vuelo, Buddy se siente responsable, lo que origina el conflicto que desencadenará el problema en su relación con Abby.

El tema del accidente de avión y el posterior romance ya lo habíamos visto, con una pequeña variante, en Caprichos del destino (Sydney Pollack, 1999), por lo que no es algo muy original, aunque funciona como punto de partida. El problema es que el guión sabe que es su as en la manga y decide jugar con el decisivo momento de la verdad, cuando Buddy ha de contarle lo sucedido con el vuelo de su marido, durante demasiado tiempo. Se pretende mantener la tensión el máximo tiempo posible, lo que se puede entender, pero al final lo que se consigue es priorizar el dramatismo de manera artificial, lo que estropea en gran medida el tono serio que podría tener la historia. En definitiva, se prefiere el efectismo barato a la lógica y la seriedad.

En realidad, ese es el principal defecto de Algo que contar, que no elige el camino más consecuente y se deja llevar al terreno de los engaños, convirtiendo una historia con muchas posibilidades en un juego demasiado previsible y que no terminamos de creernos porque la dilación de la confesión de Buddy no es lógica. Incluso es muy fácil adivinar que será Abby la que descubrirá el secreto antes de que él se lo confiese.

Y además hay otro detalle que no juega a favor de los protagonistas: su relación se basa en dos mentiras. Abby le cuenta que está divorciada, lo que no tiene más explicación que el interés del guión en retorcer las cosas innecesariamente; y Buddy le oculta que conocía a su esposo. Pero también mienten a los demás, creando un ambiente un tanto extraño que no favorece que empaticemos con ellos. Y de nuevo comprobamos como el interés del guión por jugar demasiado con el drama acaba perjudicando a la historia.

Y la verdad es que da pena ver cómo el guión no sigue un desarrollo más lógico, menos enfocado al efectismo, porque en otros momentos comprobamos que tiene un nivel superior a otras historias parecidas. Por ejemplo, los diálogos resultan bastante más profundos en muchos momentos que las habituales conversaciones intrascendentes y ofrecen un enfoque de las relaciones entre hombres y mujeres, el saber asumir las cosas y poder perdonar al otro y perdonarse a uno mismo bastante interesantes. De haber seguido por esa senda, Algo que contar estaría entre los dramas románticos más recomendables de los últimos años.

Lo que sí que es imposible de perdonar es el tener a Ben Affleck como protagonista. Entiendo que es un actor atractivo, un requisito importante para el papel, pero su calidad interpretativa es muy limitada y eso es un problema grave, como en las escenas en que se da a la bebida por sus remordimientos y dónde nos ofrece una muestra evidente de su poca versatilidad. Affleck es inexpresivo y exagerado y ello condiciona toda la historia. No pasa lo mismo con Gwyneth Paltrow, que me pareció perfecta en su trabajo.

Está claro que Algo que contar tiene muchos defectos y que duele comprobar cómo se ha perdido la oportunidad de hacer algo mucho más hermoso. Y aún así, para los amantes de las películas románticas, creo que no resulta una mala elección. Si valoramos sus aciertos por encima de su marcada orientación comercial, podemos disfrutarla. 

miércoles, 13 de marzo de 2024

Cerdos salvajes (Con un par... de ruedas)



Dirección: Walt Becker.

Guión: Brad Copeland.

Música: Teddy Castellucci.

Fotografía: Robbie Greenberg.

Reparto: Tim Allen, John Travolta, Martin Lawrence, William H. Macy, Ray Liotta, Marisa Tomei, Jill Hennessy, Stephen Tobolowsky, M. C. Gainey, Kevin Durand, John C. McGinley, Peter Fonda.

Cansados de su rutina diaria, Woody (John Travolta), Doug (Tim Allen), Bobby (Martin Lawrence) y Dudley (William H. Macy), cuatro buenos amigos, deciden coger sus motos y emprender un viaje hasta el Pacífico en busca de un poco de libertad.

Cerdos salvajes (Con un par... de ruedas) (2007) tiene un planteamiento interesante: las vidas de cuatro viejos amigos de mediana edad no es lo que habían soñado. Cada uno a su manera se siente frustrado, infeliz, fracasado. Es algo que puede pasar, sobre todo cuando ves que has pasado el ecuador de tu vida y tus sueños se han quedado muy atrás. Por eso todos acaban animándose a emprender un viaje sin un destino claro, tan solo evadirse de la vida cotidiana, soñar que dejan atrás los problemas, ser de nuevo los dueños de su destino, aunque solo sea durante unos días.

Claro está, esto es una comedia y el planteamiento no toma un enfoque deprimente o demasiado serio. Pero el punto de partida es acertado. Claro que Walt Becker no va a aportar reflexiones trascendentales. La idea es simplemente entretenernos con las aventuras de estos amigos durante su viaje, donde incendiarán accidentalmente su tienda de campaña, se encontrarán con un policía homosexual (John C. McGinley) que se siente atraído por ellos, escandalizarán a una familia al bañarse desnudos y se enfrentarán a una banda de moteros liderada por el pendenciero Jack Blade (Ray Liotta). Hasta el tímido de Dudley tendrá tiempo de enamorarse de una hermosa camarera (Maria Tomei).

Pero las buenas intenciones de Cerdos salvajes van a chocar directamente con un guión demasiado simple que no deja de ofrecernos situaciones muy previsibles. Es verdad que algunos chistes logran sacarnos una sonrisa, pero en cambio otros momentos resultan demasiado patéticos por su falta de imaginación y chabacanería. Sé que hacer una comedia es complicado, pero aún se complica más cuando el guión no sabe esquivar los chistes vulgares.

Tengo la sensación de que una de las claves para que una comedia funcione reside en que sus autores deben considerarla como algo serio. En Cerdos salvajes da la sensación de que sus artífices no siguieron esta premisa, se tomaron el trabajo a la ligera y el resultado es un film con una calidad inferior a lo deseable.

Es verdad que algunos nombres del reparto, como William H. Macy, John Travolta (aunque su elección de proyectos fue bastante cuestionable en muchas ocasiones) o la maravillosa Marisa Tomei disimulan un poco las carencias de la cinta. Y también he de reconocer que el viaje en moto tiene su encanto, aunque se podrían haber explotado mejor los paisajes por los que viajan, pues el director se centra en exceso en las motos y desaprovecha la riqueza visual de los territorios que cruzan. Pero siempre es bonito ver rodar unas Harley y más con el acompañamiento de una banda sonora muy atractiva.

En conjunto, incluso con el forzado final feliz cargado de merengue, he de confesar que uno termina de ver la película con cierta sensación de bienestar. Repito, es un film endeble, solamente aderezado con algunos momentos menos malos, pero al final me quedé con una sonrisa en la boca, como la de los cuatro amigos frente al Océano Pacífico.

sábado, 9 de marzo de 2024

¿Conoces a Joe Black?



Dirección: Martin Brest.

Guión: Ron Osborn, Jeff Reno, Kevin Wade y Bo Goldman (Obra: Alberto Casella).

Música: Thomas Newman.

Fotografía: Emmanuel Lubezki.

Reparto: Brad Pitt, Anthony Hopkins, Claire Forlani, Jake Weber, Marcia Gay Harden, Jeffrey Tambor, David S. Howard, Lois Kelly-Miller.

William Parrish (Anthony Hopkins) va a cumplir sesenta y cinco años y desde hace algún tiempo no se siente del todo bien de salud. Un día, después de estar escuchando una voz misteriosa, se presenta en su casa la Muerte.

Hay varias formas de abordar ¿Conoces a Joe Black? (1998). Por un lado, podría estamos ante una reflexión sobre lo efímero de la vida, su fragilidad, cómo puede cambiar en un segundo sin remedio. Aquí entraría todo lo concerniente a la relación de Joe Black (Brad Pitt), la Muerte, con William Parrish, el magnate de las telecomunicaciones que aún no está preparado para morir. Pero la visita de Joe le sirve para comprender lo que es importante y lo que no en su vida, apreciar la suerte que ha tenido y poder despedirse a tiempo de sus hijas, Allison (Marcia Gay Harden) y Susan (Claire Forlani). 

Quizá se eche en falta un enfoque más profundo de un tema tan trascendental, pues al final el guión no pasa de la superficie, resultando muy blando y un tanto estereotipado. 

La otra vertiente, la del romance entre Joe y Susan me pareció mucho más atinada y bastante más convincente. Se trata de una hermosa historia de amor, un amor imposible, pero donde el guión logra brindarnos los momentos más emotivos, sensibles y tiernos de la película. Sin duda, tiene mucho que ver la presencia de Brad Pitt y Claire Forlani, dos actores con un innegable atractivo y que además, juntos, desprenden ternura y complicidad. Además, se añade la intriga de qué sucederá la final, si Joe le revelará su verdadera identidad a Susan, si el amor logrará vencer a la muerte o si simplemente todo terminará en cuanto Joe se "lleve" a su padre.

Pero al igual que la parte de Joe y William, volvemos a encontrar pequeños deslices de un guión que no ha sabido convertir esta especie de cuento en algo más profundo. Porque el comportamiento de Joe, que después de todo es la misma Muerte, resulta un tanto infantil y no terminamos de creerlo. Es verdad que aporta un cierto encanto en la relación con Claire por su inexperiencia y torpeza, pero no encaja con el personaje.

También habría que perdonarle a los guionistas el enfoque tan simplista de la historia, donde los buenos son inmaculados, algo que choca un poco con la posición de William Parrish, un magnate de una nobleza apabullante, o la misma Claire, con una especie de inocencia y pureza demasiado perfectas. Incluso Allison y su esposo Quince (Jeffrey Tambor) están caracterizados con demasiada simplicidad como para que los lleguemos a tomar demasiado en serio. En cambio en Drew (Jake Weber), el guión se ceba sin piedad, dejando bien claras las intenciones del relato: crear un cuento que marca las líneas con demasiada claridad entre el bien y el mal. 

Pero a nivel técnico, la película es perfecta. Con una fotografía exquisita, una banda sonora magnífica y una dirección elegante y precisa, es un regalo disfrutar de los encuadres, la luz y unos decorados suntuosos. Incluso Martin Brest consigue que una película basada en los diálogos exclusivamente, con pocos decorados y muy larga transcurra con una fluidez envidiable. Y aquí también tenemos que destacar a Anthony Hopkins, que con sus tablas convierte sus escenas en una delicia.

El desenlace me provoca sentimientos encontrados. Es gratificante el enfoque positivo que se le da, no convirtiendo la muerte de William en un drama, sino presentándola con cierta naturalidad. También el ver que Susan encuentra el amor es reconfortante, mucho más que dejarla destrozada por perder a Joe para siempre. Pero en el fondo, el mejor final habría sido ese, el de una despedida porque su relación resulta imposible, por triste que sea.

Si ponemos en una balanza los puntos positivos y los negativos, objetivamente debería decir que ¿Conoces a Joe Black? es un film que flojea por muchos lados. Pero si soy sincero, he de reconocer que la historia me gustó, con sus defectos y todo, especialmente la parte romántica, porque me resultó realmente entrañable la relación que se establece entre Susan y Joe, como ella queda fascinada por su belleza, pero también cómo es capaz de conquistarlo con su dulzura y unos sentimientos puros. ¿Quién no se enamoraría de una mujer como Susan?

En fin, que estamos ante un cuento moderno, con todos sus defectos, recomendable a románticos empedernidos o seguidores de la pareja protagonista masculina. Al resto seguro que no les entusiasmará.