El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 3 de junio de 2012

A la hora señalada



Dirección: John Badham.
Guión: Patrick Sheane Duncan.
Música: Arthur B. Rubinstein.
Fotografía: Roy H. Wagner.
Reparto: Johnny Depp, Christopher Walken, Charles S. Dutton, Peter Strauss, Roma Maffia, Marsha Mason, Gloria Reuben, Courtney Chase, Yul Vazquez.

Un inocente implicado en un intento de asesinato político. Así podríamos resumir A la hora señalada (John Badham, 1995), un thriller que apunta maneras al estilo de Alfred Hitchcock, pero donde pronto nos damos cuenta de la distancia existente entre Badham y el cineasta inglés.

Gene Watson (Johnny Depp) viaja con su hija pequeña Lynn (Courtney Chase) a Los Ángeles por cuestión de negocios. Nada más llegar a la estación, un hombre (Christopher Walken) y una mujer (Roma Maffia) que se hacen pasar por policías los llevan a un coche donde le explican a Gene la situación: este deberá matar a quién le digan o, sino, su hija morirá.

Cuesta pensar que Johnny Depp y Christopher Walken se hayan prestado a trabajar en semejante película. A la hora señalada es uno de esos films que nunca hubieran debido rodarse. Es tan malo, tan cutre, predecible y tonto que casi ofende al sentido común.

Para empezar, la idea de unos conspiradores de coger a la primera persona que ven para implicarlo en un asesinato resulta a todas luces un disparate. Sin embargo, en un ejercicio de buena voluntad, vamos a admitir que tal majadería es posible. Tenemos entonces a un hombre inocente empujado a cometer un crimen para poder salvar la vida de su hija. ¿Y que sucede a partir de ahora? Pues que la película debe rellenar el resto de metraje a base de alargar la situación, procurando mantener cierto suspense e intentando convencernos de que el señor Watson podría disparar a su víctima, nada menos que una gobernadora (Marsha Mason) en plena campaña electoral. Pero no sólo sabemos desde el principio que Watson no va a disparar, sino que la propia película nos aclara el porqué no lo hará, pues Watson le dice a Smith (Christopher Walken) lo que cae de cajón: en cuanto mate a la gobernadora, tú me matarás a mí y seguramente también a mi hija. El plan no tiene sentido, por lo tanto, a parte que sabemos que el héroe saldrá victorioso.

Asi que tenemos un comienzo nada muy brillante y una parte central de la película que intentará mantener la intriga todo lo que pueda hasta el final. Y sólo los argumentos realmente buenos y los directores de cierto nivel pueden hacer que no decaiga el interés durante más de una hora en que sabemos que no van a pasar grandes cosas, pues todo se concentrará en el final. Entonces, ¿dónde reside ya el interés de la película? Pues lo único que puede mantenernos atentos es intentar saber la manera en que los guionistas van a solucionar la papeleta, ver si tienen una salida brillante o, al menos, interesante a un planteamiento tan poco creíble. Y la respuesta es que no tienen nada, absolutamente nada.

Si podíamos sentir algo de intriga al comienzo del film, con una buena dosis de buena voluntad por nuestra parte ante lo absurdo de la historia, la película se va encargando poco a poco de desilusionarnos a base de una tensión inexistente, situaciones repetidas una y otra vez, diálogos absurdos y el cansino recurso a mostrarnos el paso del tiempo con la intención de aumentar la incertidumbre. Porque la película transcurre en tiempo real, es decir, el tiempo límite que le dan a Gene Watson para cometer el crimen es la duración efectiva de la cinta. Pero este recurso no aporta en realidad nada a la historia. Como todo en este film, está tan mal llevado que resulta repetitivo y cansino. Como cansino resulta Smith intentando empujar a un angustiado Gene Watson a cometer el asesinato, cansino y absurdo. Es imposible que lleguemos a creernos un planteamiento tan forzado y una insistencia tan inútil.

Conforme nos acercamos al desenlace, cuando la historia debería cobrar más fuerza, sucede todo lo contrario. El director recurre a trucos torpes, como la escena en que vemos a Gene matando a Smith y otro miembro de la seguridad de la gobernadora y resulta que no es más que una especie de ensoñación de Gene Watson. O cuando asistimos a una serie de diálogos patéticos, que más que interés producen vergüenza ajena. En concreto, recuerdo la escena en que Smith le pregunta a Gene si no olvida algo, mientras están en los servicios del hotel y un botones que ha ayudado a Gene permanece oculto; entonces Smith le suelta: lavarse las manos. Y este es solo un pequeño ejemplo de lo poco trabajada que está la historia, filmada sin emoción, sin talento. Un producto vulgar de pies a cabeza.

En cuanto al reparto, decir que es brillante en cuanto a los dos protagonistas, al menos por su nombre. Pero ello no es suficiente para salvar un producto tan malo. Como decía al comienzo, duele ver a Depp y Walken en semejante película. El resto de actores, pues cumplen sin más. Tal vez lo mejor que se puede decir del reparto es que es lo más decente de la película.

A la hora señalada es, definitivamente, una película espantosa. No vale cualquier cosa con tal de hacer taquilla. Los espectadores nos merecemos cierto respeto. La única manera de ver un film semejante es tomándolo a broma. Y aún eso... cuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario