El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 9 de mayo de 2015

Scoop



Dirección: Woody Allen.
Guión: Woody Allen.
Música: Varios.
Fotografía: Remi Adefarasin.
Reparto: Woody Allen, Scarlett Johansson, Hugh Jackman, James Nesbitt, Ian McShane, Romola Garai, Kevin McNally.

Sondra Pransky (Scarlett Johansson), estudiante de periodismo, recibe la visita del más allá un famoso periodista recién fallecido (Ian McShane), que le anuncia una verdadera primicia: el aristócrata Peter Lyman (Hugh Jackman) es un famoso asesino en serie conocido como el Asesino del Tarot.

Tras Match Point (2005), un film que salía de la habitual línea cómica de Allen, y convencido por Scarlett Johansson, deseosa de repetir experiencia con el director, Woody Allen vuelve a la comedia sin abandonar, eso sí, la capital británica.

Lo mejor de Scoop (2006) es sin duda el propio Woody Allen en su doble vertiente de guionista e intérprete de este film sencillo, divertido y ligero que nos trae de nuevo al humorista brillante y obsesivo de los mejores films de Allen.

Scoop es, ante todo, una pura fantasía. Woody Allen se ha ganado el derecho a ser todo lo iconoclasta e imaginativo que quiera ser. Puede parecer un bufón, pero sin duda con clase.

El arranque de Scoop es una pura locura donde el director homenajea a su admirado Bergman con la figura de la muerte y donde vuelve a recurrir al mundo de la magia, que parece fascinarle especialmente. Con estos dos elementos, Allen construye una trama dominada por el crimen y el misterio que hace inevitable que nos acordemos de Misterioso asesinato en Manhattan (1993), pues tanto la trama como el tono son en ambos casos muy parecidos. Aunque hemos de aclarar desde ahora que el argumento en sí mismo, muy esquemático y previsible, es en realidad lo de menos. No podemos esperar una intriga demasiado elaborada, porque no es lo que se pretende en absoluto. Scoop es una comedia y lo importante es, una vez más, disfrutar con el universo del director, con sus personajes estrafalarios, su humor negro, sus fobias y sus peculiares puntos de vista. Y es dentro de este registro donde podemos disfrutar con lo mejor de Woody Allen, siempre ingenioso a pesar de que sus chistes ronden los mismos lugares de siempre.

Me gustaría destacar principalmente el personaje de Allen, un atolondrado mago de segunda fila lleno de encanto y que además hace una pareja perfecta con la radiante estudiante de periodismo encarnada por la bellísima Scarlett Johansson. Ambos forman una pareja genial que lleva el peso de la película de una manera asombrosa, con naturalidad, gracia y un encanto especial. Con ellos dos en pantalla los minutos se pasan volando y lo disparatado del argumento resulta encantadoramente plausible.

Sin duda, lo mejor de la película está en los diálogos. El cine de Woody Allen siempre se caracterizó por unos diálogos inteligentes, agudos, ingeniosos y sorprendentes. Y de nuevo nos encontramos con la mejor versión del cómico neoyorkino, que vuelve a repasar sus obsesiones más recurrentes: la muerte, la religión, la comida y, de paso, ya que estamos en Londres, Allen nos deleita con algunas críticas hacia las peculiaridades del modo de vida inglés. Todo lleno de gracia, de ingenio, con una frescura que hacía tiempo que no disfrutábamos.

Scoop no es una obra maestra, pero sí que es una comedia acogedora, simpática, amable e inteligente.   Y me parece que son atributos más que suficientes. Me hizo pasar un rato más que divertido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario