El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 13 de junio de 2015

Poltergeist



Dirección: Tobe Hooper.
Guión: Steven Spielberg, Michael Grais y Mark Victor.
Música: Jerry Goldsmith.
Fotografía: Matthew F. Leonetti.
Reparto: JoBeth Williams, Craig T. Nelson, Beatrice Straight, Dominique Dunne, Oliver Robins, Heather O'Rourke, Michael McManus, Virginia Kiser, Martin Casella, Richard Lawson, Zelda Rubinstein, Lou Perry.

La tranquila y rutinaria vida de una familia americana se verá truncada cuando comienzan a sufrir extraños fenómenos paranormales en su casa, que culminan con la desaparición su hija pequeña Carol Anne (Heather O'Rourke).

Poltergeist (1982) es, sin ningún género de dudas, uno de esos títulos míticos del género de terror. Una referencia y seña de un estilo en que se mezclan lo sobrenatural con elementos clásicos del género, componiendo un espectáculo que aún hoy en día ofrece algunos momentos espectaculares e impactantes.

La historia parte de una idea de Steven Spielberg, que co-escribe también el guión. Es esta autoría la que está sin duda en la base del éxito de esta película. Fiel a sus ideas, Spielberg construye una historia plagada de preguntas y muy pocas respuestas, basando en el misterio gran parte del poder de atracción de la película sobre el espectador. Sin duda, este hecho nos hará acordarnos de su enigmático debut: El diablo sobre ruedas (1971). La explicación que se ofrece a los extraños sucesos en la casa no deja de ser una pobre y un tanto vulgar aclaración final para contentar el inevitable afán de respuestas del público.

Así pues, la base del miedo que puede provocarnos Poltergeist, bien aderezado por unos muy buenos (para la época) efectos especiales, está en sumirnos desde el principio en una serie de sucesos para los que no tenemos explicación. Es ese desconcierto, unido a un ritmo cada vez más acelerado de acontecimientos, lo que nos llevará a una espiral de tensión y sobresaltos muy bien explotada por Tobe Hooper, a quién Spielberg encargó la dirección de la película tras haber visto lo bien que se manejaba en el género, pues suya fue la puesta en escena de La matanza de Texas (1974) y La casa de los horrores (1981).

Amigo de jugar con el espectador, Spielberg nos ofrece una reacción inicial de la familia a los extraños sucesos de la casa entre divertida y curiosa, con lo que se acentúa así la explosión de miedo que le asaltará cuando comiencen a adivinar la verdadera naturaleza de lo que tienen en su hogar.

Resulta muy interesante ver como Spielberg, que parece que co-dirigió también la película, vuelve de nuevo a causarnos miedo con elementos comunes de la vida diaria. Si en El diablo sobre ruedas era un camión, aquí el terror cobra vida a través del televisor y la amenaza no está lejos, sino que habita en pleno corazón del hogar.  Steven Spielberg juega pues con lo cotidiano como fuente para aterrarnos. Seguro que muchos espectadores no volverían a dejar el televisor encendido por la noche.

Es cierto también que la película acusa un tanto el paso de los años y algunas secuencias no dejan de causarnos cierta hilaridad. Es el problema que suelen tener este tipo de películas, pues el terror es un género que necesita ir cada vez un poco más lejos para lograr su finalidad. Lo que asustaba a nuestros abuelos nos hace reír ahora sin disimulo.

Pero quitando este detalle, inevitable además, Poltergeist se mantiene aún como una buena propuesta que, si bien no nos causará el pánico que pudo provocar en su momento, sigue logrando mantenernos pegados a la pantalla, disfrutando de un ritmo muy logrado y una atmósfera que aún tiene mucho de misteriosa y opresiva.

El reparto, sin contar con ninguna primera figura, funciona bastante bien, destacando JoBeth Williams y también los niños: Oliver Robins y la desafortunada Heather O'Rourke.

En 2015 se hizo un remake del esta película, dirigido por Gil Kenan.

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