El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 13 de julio de 2015

Ghost: más allá del amor



Dirección: Jerry Zucker.
Guión: Bruce Joel Rubin.
Música: Maurice Jarre.
Fotografía: Adam Greenberg.
Reparto: Demi Moore, Patrick Swayze, Whoopi Goldberg, Tony Goldwyn, Rick Aviles, Vincent Schiavelli, Vivian Bonnell, Phil Leeds, Angelina Estrada.

Sam Wheat (Patrick Swayze) y Molly Jensen (Demi Moore) son una joven pareja de enamorados, felices de poder vivir juntos. Sin embargo, una noche, al salir del teatro, son atracados y Sam muere asesinado por el ladrón.

Sin duda, Ghost: más allá del amor (1990) es uno de los títulos más conocidos dentro del género de cine romántico. A pesar de todos los peros que se le puedan poner, y se le pueden poner muchos, no se puede negar el gran éxito de taquilla de esta película, superando incluso a la mítica Pretty Woman (Garry Marshall, 1990).

¿Quién no ha soñado con un amor que venza a la muerte?, ¿quién no le ha prometido alguna vez a su amado amor eterno? Pues bien, Ghost vendría a ser la encarnación de esos sueños, un cuento romántico donde todo es posible, hasta poder volver a besar al difunto amado. Es la magia del cine, es la esencia del Séptimo Arte, ¿verdad?

Creo que el gran acierto de Ghost es haber sabido reunir en una historia temas tan dispares como el film romántico, la comedia, el cine fantástico y el thriller, en una mezcla bastante armoniosa y coherente. De hecho, la película se llevó el Oscar al mejor guión original de ese año.

Es complicado innovar en un género como el cine romántico, con unas pautas bien definidas. De ahí lo novedoso y original de esta propuesta que, sin salirse de los cánones del género, con una pareja de jóvenes perdidamente enamorados, logra introducir lo sobrenatural y una trama de intriga y ambición con bastante acierto, de manera que el amor en vida de la pareja protagonista se mantiene una vez muerto Sam, que luchará para proteger a su amada de los peligros que la acechan por culpa de un mejor amigo falso y mentiroso.

Sin embargo, creo que el gran acierto del guión es haber primado, por encima de la intriga, el tono de comedia, bien apoyado en las espaldas de una original y simpática médium encarnada por la sorprendente Whoopi Goldberg, que se hizo con el Oscar a la mejor actriz secundaria gracias a su frescura y a un rostro que no deja indiferente. Y ello nos lleva al tema del reparto, compuesto por actores secundarios a los que el film les dio la oportunidad de relanzar sus carreras, empezando por la citada Whoopi Goldberg, pero sin olvidarnos de una jovencita y deslumbrante Demi Moore, en el papel de su vida. Imposible no conmoverse con esa mirada y las lágrimas corriendo por sus mejillas. Hasta el hierático Patrick Swayze termina resultando simpático.

El tercer elemento que sin duda contribuyó al éxito de la película fue la maravillosa banda sonora a cargo de un inspirado Maurice Jarre y, cómo no, la canción Unchained Melody, convertida desde entonces en la carta de presentación del film. Como se ve, las similitudes con la citada Pretty Woman también atañen al apartado musical, prueba de que hay ciertos detalles imprescindibles si se quiere hacer un film romántico con garantías.

Pero no todo es perfecto en esta película. A pesar del inteligente guión y la perfecta mezcla de géneros, Ghost no se libra de cierto acaramelamiento que en algunos momentos puede resultar algo empalagoso; algo más que evidente en el final, donde el director quizá se deja llevar y carga un poco de más las tintas con la luz divina y la despedida definitiva de los enamorados. Me hubiera gustado algo más sencillo y menos peliculero.

Si somos capaces de pasar por alto estos detalles, creo que podremos disfrutar de una historia un tanto banal, es cierto, pero muy bien orquestada que puede proporcionarnos un entretenido pasatiempo que aún conserva cierto encanto y una agradecidas dosis de humor, incluso de humor negro.


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