El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 16 de julio de 2015

Atraco perfecto



Dirección: Stanley Kubrick.
Guión: Stanley Kubrick (Historia: Lionel White).
Música: Gerald Fried.
Fotografía: Lucien Ballard.
Reparto: Sterling Hayden, Coleen Gray, Vince Edwards, Jay C. Flippen, Marie Windsor, Ted DeCorsia, Elisha Cook Jr., Joe Sawyer, Timothy Carey, Jay Adler, Joe Turkel, Kola Kwariani, James Edwards, Tito Vuolo, Cecil Elliott, Dorothy Adams, Herbert Ellis, Mary Carroll.

Tras pasar cinco años en la cárcel, Johnny Clay (Sterling Hayden) planea dar el golpe definitivo: un robo en un hipódromo el día de una importante carrera.

Atraco perfecto (1956) es el primer gran film de Stanley Kubrick. Sin lograr un gran éxito de taquilla, la película sí que recibió buenas críticas y afianzó al director que, a partir de esta obra, comenzaría una carrera espectacular.

Dentro de la mejor tradición del cine negro, Atraco perfecto relata la planificación y ejecución de un robo meticulosamente pensado por un ex-convicto deseoso de dar un golpe que lo saque de la miseria. Sus cómplices, ninguno profesional del crimen, son personas también perdedoras, atrapadas en unas vidas rutinarias y tristes que ven en el éxito de ese golpe su ansiada felicidad. Sin embargo, Kubrick es un pesimista o, al menos, un fatalista. En sus películas siempre sale algo mal y el causante no es otro que el ser humano en su infinita estupidez o falibilidad. En Atraco perfecto adivinamos desde el principio que el plan no puede salir bien: los ladrones no son más que un grupo de perdedores. Alguien va a cometer un error, algo va a salir mal, se presiente. Y ese presentimiento comienza a concretarse cuando la pareja del pusilánime George (Elisha Cook Jr.), la manipuladora Cherry (Marie Windsor), decide traicionarlo contándole el plan del robo a su amante, Val (Vince Edwards), un granuja que la chulea. A partir de aquí tan solo queda esperar la sucesión de pequeños fallos que provocarán el desastre final: desde una herradura al citado Val y terminando con una maleta usada que no cierra bien. Y es que parece que el director no confiaba mucho en el ser humano.

A nivel técnico, Atraco perfecto destaca por su original puesta en escena, con un relato en el que Kubrick juega con una maestría absoluta con los saltos en el tiempo. Con la ayuda de una magnífica y todopoderosa voz en off, el director crea un puzzle perfecto con saltos en el tiempo y repeticiones que le dan al film un ritmo cautivador. A pesar de los saltos hacia adelante y hacia atrás, jamás perdemos el hilo de la acción. Un prodigio de relato que demuestra un talento único a la hora de contar una historia sencilla, pero dotándola de un ritmo asombroso y perfecto.

Si la exposición es genial, lo mismo podemos decir de la maravillosa fotografía en blanco y negro de Lucien Ballard, los fabulosos encuadres o de los agudos y precisos diálogos, todo un arte en vías de extinción en el cine actual.

Y otro de los puntos fuertes de Atraco perfecto es el excelente plantel de actores que logra reunir Kubrick: ninguna primera figura, pero todos excelentes en sus interpretaciones; empezando por Sterling Hayden, sin duda un muy buen actor, especialmente apto para el cine negro, con una presencia poderosa, y al que Kubrick sabía dirigir a la perfección. Junto a él, grandes rostros del género como Elish Cook Jr. o el magnífico Jay C. Flippen, el casero discretamente homosexual.

Atraco perfecto es, desde mi punto de vista, un título imprescindible no sólo dentro de la filmografía del director, sino también en la historia del cine negro. Un prodigio de planificación y puesta en escena, con una intriga perfectamente dosificada, un ritmo impecable y unos actores excelentes. Imprescindible, sí o sí.

lunes, 13 de julio de 2015

Ghost: más allá del amor



Dirección: Jerry Zucker.
Guión: Bruce Joel Rubin.
Música: Maurice Jarre.
Fotografía: Adam Greenberg.
Reparto: Demi Moore, Patrick Swayze, Whoopi Goldberg, Tony Goldwyn, Rick Aviles, Vincent Schiavelli, Vivian Bonnell, Phil Leeds, Angelina Estrada.

Sam Wheat (Patrick Swayze) y Molly Jensen (Demi Moore) son una joven pareja de enamorados, felices de poder vivir juntos. Sin embargo, una noche, al salir del teatro, son atracados y Sam muere asesinado por el ladrón.

Sin duda, Ghost: más allá del amor (1990) es uno de los títulos más conocidos dentro del género de cine romántico. A pesar de todos los peros que se le puedan poner, y se le pueden poner muchos, no se puede negar el gran éxito de taquilla de esta película, superando incluso a la mítica Pretty Woman (Garry Marshall, 1990).

¿Quién no ha soñado con un amor que venza a la muerte?, ¿quién no le ha prometido alguna vez a su amado amor eterno? Pues bien, Ghost vendría a ser la encarnación de esos sueños, un cuento romántico donde todo es posible, hasta poder volver a besar al difunto amado. Es la magia del cine, es la esencia del Séptimo Arte, ¿verdad?

Creo que el gran acierto de Ghost es haber sabido reunir en una historia temas tan dispares como el film romántico, la comedia, el cine fantástico y el thriller, en una mezcla bastante armoniosa y coherente. De hecho, la película se llevó el Oscar al mejor guión original de ese año.

Es complicado innovar en un género como el cine romántico, con unas pautas bien definidas. De ahí lo novedoso y original de esta propuesta que, sin salirse de los cánones del género, con una pareja de jóvenes perdidamente enamorados, logra introducir lo sobrenatural y una trama de intriga y ambición con bastante acierto, de manera que el amor en vida de la pareja protagonista se mantiene una vez muerto Sam, que luchará para proteger a su amada de los peligros que la acechan por culpa de un mejor amigo falso y mentiroso.

Sin embargo, creo que el gran acierto del guión es haber primado, por encima de la intriga, el tono de comedia, bien apoyado en las espaldas de una original y simpática médium encarnada por la sorprendente Whoopi Goldberg, que se hizo con el Oscar a la mejor actriz secundaria gracias a su frescura y a un rostro que no deja indiferente. Y ello nos lleva al tema del reparto, compuesto por actores secundarios a los que el film les dio la oportunidad de relanzar sus carreras, empezando por la citada Whoopi Goldberg, pero sin olvidarnos de una jovencita y deslumbrante Demi Moore, en el papel de su vida. Imposible no conmoverse con esa mirada y las lágrimas corriendo por sus mejillas. Hasta el hierático Patrick Swayze termina resultando simpático.

El tercer elemento que sin duda contribuyó al éxito de la película fue la maravillosa banda sonora a cargo de un inspirado Maurice Jarre y, cómo no, la canción Unchained Melody, convertida desde entonces en la carta de presentación del film. Como se ve, las similitudes con la citada Pretty Woman también atañen al apartado musical, prueba de que hay ciertos detalles imprescindibles si se quiere hacer un film romántico con garantías.

Pero no todo es perfecto en esta película. A pesar del inteligente guión y la perfecta mezcla de géneros, Ghost no se libra de cierto acaramelamiento que en algunos momentos puede resultar algo empalagoso; algo más que evidente en el final, donde el director quizá se deja llevar y carga un poco de más las tintas con la luz divina y la despedida definitiva de los enamorados. Me hubiera gustado algo más sencillo y menos peliculero.

Si somos capaces de pasar por alto estos detalles, creo que podremos disfrutar de una historia un tanto banal, es cierto, pero muy bien orquestada que puede proporcionarnos un entretenido pasatiempo que aún conserva cierto encanto y una agradecidas dosis de humor, incluso de humor negro.


domingo, 12 de julio de 2015

Los crímenes de Oxford



Dirección: Álex de la Iglesia.
Guión: Álex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría (Novela: Guillermo Martínez).
Música: Roque Baños.
Fotografía: Kiko de la Rica.
Reparto: Elijah Wood, John Hurt, Leonor Watling, Julie Cox, Burn Gorman, Anna Massey, Jim Carter, Dominique Pinon.

Martin (Elijah Wood) es un joven estudiante norteamericano que llega a Oxford con la idea de que un famoso matemático, Arthur Seldom (John Hurt), dirija su tesis doctoral. Sin embargo, al poco de llegar, su casera aparece asesinada. Es el comienzo de lo que parece ser la obra de un asesino en serie.

Los crímenes de Orford (2008) fue, en su momento, el proyecto más ambicioso del irregular Álex de la Iglesia. Rodada en inglés, con un reparto mayoritariamente anglosajón, el director se lanza al mercado internacional con un film tan pretencioso como fallido.

Da la sensación de que el director se mueve en un terreno que le queda grande o, sencillamente, que no es capaz de poner en pie un proyecto que peca de impersonal, pues lo primero que nos choca del guión del film, que co-escribe Álex de la Iglesia, es que pica de muchas fuentes sin terminar de resultar ni original ni convincente. Y es que el principal defecto de Los crímenes de Oxford es su guión: pretendiendo escribir un thriller cautivador, el resultado no es más que un cúmulo de situaciones poco originales, a veces demasiado forzadas, momentos y personajes de relleno, con muchos elementos que se intuyen copiados y que definitivamente nunca termina de funcionar correctamente. En parte, también, porque los personajes principales carecen de verdadera fuerza y se parecen más a un pequeño cúmulo de tópicos que a personas de carne y hueso. Hasta sus relaciones se presentan un tanto forzadas, con algunos momentos en que tenemos la impresión de que todo se comprime en un intento de encajarlo todo para que quepa dentro de un metraje no demasiado excesivo. Hasta las relaciones sentimentales de Martin resultarán un tanto artificiales y no muy convincentes, como en general sucede con cualquier relación entre los personajes de la película.

El resultado, desde mi punto de vista, es un relato bastante artificial que nunca llega a atraparnos y donde las situaciones parecen demasiado forzadas. Álex presenta una historia cargada de detalles un tanto pedantes que se adornan con algunos diálogos vulgares o intrascendentes, amén de excesivos, y unos personajes demasiado artificiosos. Todo el film da la impresión de ser un puzzle hecho de diferentes piezas cogidas de aquí y de allá y que no terminan de encajar convenientemente.

El director tampoco es capaz de esquivar su tendencia a los excesos, cuyas consecuencias quedan patentes en un par de escenas y algún que otro personaje pasado de vueltas. Es evidente que el afán de espectáculo pudo con la contención, algo que personalmente lamento.

Y otro de los detalles más decepcionantes de la historia es que tampoco Álex de la Iglesia pudo resistirse a uno de esos finales rocambolescos. A una primera explicación seguirá una segunda que tampoco se quedará ahí, pues es necesario un colofón más que nos deje entre sorprendidos y mosqueados. Está claro que la sencillez no era una de las premisas de este proyecto.

De lo que se beneficia la película, sin duda, es de la presencia de John Hurt, magnífico actor que compone un profesor bastante creíble, a pesar de la endeblez del argumento. Quién no casa del todo con su personaje es Elijah Wood, que dista mucho de parecer un galán, que es como parece definirlo el guión al enamorar sin mucho esfuerzo a las dos protagonistas femeninas de la película.

Los crímenes de Oxford termina resultando un thriller muy artificial, donde nada parece suceder de un modo convincente, pedante, hueco y pretencioso. Lástima que tantos medios den un fruto tan pobre.

sábado, 4 de julio de 2015

New York, New York



Dirección: Martin Scorsese.
Guión: Earl Mac Rauch y Mardik Martin (Historia: Earl Mac Rauch).
Música: Ralph Burns.
Fotografía: Laszlo Kovacs.
Reparto: Robert De Niro, Liza Minnelli, Lionel Stander, Barry Primus, Georgie Auld, Mary Kay Place, George Memmoli, Dick Miller, Leonard Gaines.

El día de la rendición de Japón, Jimmy (Robert De Niro) se lanza a las calles de Nueva York para celebrarlo. En una fiesta conocerá a Francine (Liza Minnelli) quien, a pesar de sus numerosos intentos de seducirla, le da calabazas. Sin embargo, vuelven a encontrarse a la mañana siguiente.

Tras el éxito cosechado con Taxi Driver (1976), Scorsese rodó New York, New York (1977), un musical para el que contó también con Robert De Niro. Era un proyecto ambicioso que, por desgracia, le demostró al director lo cerca que a veces está la línea que separa el éxito del fracaso.

Los problemas de New York, New York comienzan ya en la fase de preparación del film, con una historia un tanto difícil. La re-escritura del guión por parte de Mardik Martin no solucionó el problema. Y es que la primera y más importante crítica que se le puede hacer a la película es que la historia de amor de los protagonistas, eje en torno al cuál gira todo, carece de fuerza. A partir de aquí, todo se desmorona sin remedio.

La presentación del personaje de De Niro resulta ya un poco cargante, con lo que de entrada no resulta muy simpático. Pero lo peor es que su relación con Francine no termina de resultar creíble. No pongo ningún pero al talento de Liza Minnelli, y mucho menos a sus números musicales, pero que De Niro se pirre por ella resulta bastante difícil de creer. Es fácil entender, por tanto, que su relación no resulte muy convincente; a lo que contribuye un guión que no termina de plasmar del todo bien los entresijos de su matrimonio. Además, la película pasa bruscamente del tono de comedia desenfadada del comienzo al drama, algo que nos decolora bastante. Al encantador, alegre y alocado Jimmy del comienzo le sucede un hombre amargado, egoísta y violento. Y por otro lado, la decidida Francine se convierte en una esposa asustada y demasiado vulnerable, algo que tampoco terminamos de aceptar. Y todo por las mencionadas carencias de un guión fallido.

A estas debilidades del guión hemos de añadir, además, las de unos diálogos bastante flojos, sin fuerza ni interés, especialmente al comienzo de la película, que terminan por arruinar bastante el desarrollo narrativo de la historia.

A nivel de puesta en escena, New York, New York delata lo ambicioso de la idea del director. Scorsese no se limita a recrear la estética de los años cuarenta, sino que busca crear un film visualmente impactante, con decorados lujosos donde priman, en especial en la segunda mitad del film, unas puestas en escena ricas en colores, diseños y una estética muy chillona. El resultado es que en algunos momentos perdemos el contacto con la realidad y se diría que nos adentramos en un universo cercano al mundo del cómic. El despliegue en medios y dinero es abrumador. Esa ambición, unida a un guión bastante flojo, es también la culpable de que la larga duración de la cinta pese como una losa en algunas fases de la película, cuando hubiéramos agradecido algo menos de metraje.

Donde no se puede poner ninguna pega en en cuanto al trabajo de los actores. Tanto De Niro como Liza Minnelli logran unas actuaciones sobresalientes, lástima que sus papeles no estén al mismo nivel que sus actuaciones.

Tampoco podemos poner ningún pero a los números musicales de la película, en general muy logrados y con algunos temas memorables, como la famosa canción New York, New York, cuya fama será mayor que la del propio film.

Definitivamente, New York, New York se queda un paso por detrás de los mejores films del director, pecando de ambicioso sin tener en realidad un argumento con la fuerza necesaria para acompañar el acierto de sus otros apartados.