sábado, 1 de mayo de 2010
El gran robo
El gran robo (1949) es uno de los primeros trabajos de Don Siegel como director, tras su etapa como montador. No es, evidentemente, una de las películas por las que es recordado el director, que firmaría sus mejores trabajos en la década de los setenta: Dos mulas y una mujer (1970), El seductor (1971), Harry el sucio (1971) o Fuga de Alcatraz (1979), todas con Clint Eastwood.
Duke Halliday (Robert Mitchum), teniente del ejército nortemaericano, llega a Veracruz siguiendo la pista de Jim Fiske (Patrick Knowles), que ha robado dinero del ejército. Pero detrás de Duke va a su vez el capitán Vincent Blake (William Bendix). También entra en escena una atractiva joven, Joan Graham (Jane Greer), novia de Fiske que lo anda buscando para reclamarle un dinero que le prestó.
Se trata de una película sencilla, sin demasiadas pretensiones, y donde la acción es la verdadera protagonista: persecuciones en coche, peleas, disparos y, naturalmente, una historia de amor que está más que cantada desde el comienzo. De esta manera, la película resulta entretenida si no le buscamos nada más bajo la superficie. Porque es que tampoco podría ofrecernos nada más.
El problema principal reside en que la trama es demasiado lineal, sin sorpresas, por lo que resulta demasiado predecible. Quizá la única nota que rompe un poco con un desarrollo algo monótono es la presencia de las autoridades locales, encarnadas por Ramón Novarro dando vida al jefe de la policía de Veracruz, un tipo más listo de lo que aparenta y que añade una nota original al film.Tampoco ayudan mucho los diálogos, carentes de chispa e incluso, en algunos momentos, algo torpes o repetitivos.
Tampoco los personajes, con unas correctas interpretaciones de los protagonistas (Robert Mitchum compone uno de los típicos tipos duros a los que estaba acostumbrado), ofrecen demasiado donde buscar. Son personajes de trazos gruesos, sin que se detengan demasiado en perfilarlos: poco sabemos de sus vidas, pero es que tampoco parece que esa sea la intención del director. Todo está supeditado a lo básico: la acción. Como curiosidad, señalar que la pareja Mitchum y Greer habían trabajado juntos también en Retorno al pasado (1947) de Jacques Tourneur.
Un film pues para ver sin exigirle mucho y que quedará como una curiosidad de los comienzos de la carrera del director.
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