lunes, 7 de junio de 2010

Collateral



Dirección: Michael Mann.
Guión: Stuart Beattie.
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Dion Beebe y Paul Cameron.
Reparto: Tom Cruise, Jamie Foxx, Jada Pinkett Smith, Mark Ruffalo, Peter Berg, Javier Bardem, Barry Shabaka Henley, Bruce McGill, Irma P. Hall, Richard T. Jones, Debi Mazar, Jason Statham.

Max (Jamie Foxx) lleva doce años de taxista, aunque su sueño es tener su propio negocio de limusinas, cuando una noche sube a su taxi Vincent (Tom Cruise), un cliente aparentemente normal que le propone que sea su chófer a lo largo de la noche en una serie de visitas que debe realizar. En realidad, Vincent es un asesino a sueldo contratado por un cartel de narcotraficantes que meterá a Max en una espiral de violencia que parece no tener fin.

Así podría resumirse este thriller que presentaba como novedad que Tom Cruise encarne en este caso al malo de la película. Sin embargo, detalles de marketing al margen, Collateral (Michael Mann, 2004) posee el acierto de construirse sobre la base de un acertado guión que eleva el tono por encima de lo que viene siendo habitual en este tipo de films para consumo fácil y recaudación más o menos segura.

Porque, si bien la película no se libra de algunos de los defectos típicos del género, como algunos clichés bastante sobados (el policía más listo que nadie que en seguida sospecha que hay gato encerrado, o la secuencia en que por casualidad la policía detiene el taxi y pide que abran el maletero donde hay un cadáver, o el giro final, que va bien para cerrar la película con unos instantes de tensión, pero que no resulta del todo convincente) y que no aportan nada realmente novedoso al conjunto y sí que pueden resultar molestos por cuanto están demasiado vistos, tiene el acierto de preocuparse por adentrarnos en la piel de los protagonistas, se toma su tiempo para mostrar sus miserias y sus esperanzas y presenta unos cuantos diálogos realmente meritorios, que destacan poderosamente entre la banalidad de las conversaciones que estamos acostumbrados a sufrir en este tipo de productos.

También es necesario reconocer la buena interpretación, al fin, de Tom Cruise, un actor que me repele especialmente pero que parece que con los años va ganando aplomo y sobriedad, y la de Jamie Foxx, que compone un personaje realmente humano, capaz de conmovernos y de involucrarnos en su desgracia.

Gracias a todo ello y a un buen ritmo y una tensión muy bien dosificada que, en el tercio final se va acrecentando sin pausa, la película resulta no solamente muy entretenida, sino que nos agarra al sillón y nos implica en la suerte final de los protagonistas, que adivinamos, naturalmente, pero sin que ello nos permita respirar del todo tranquilos hasta el final que, además, posee una pequeña dosis de ternura y romanticismo y nos deja, a pesar de ser el esperado, un poso de tristeza por inevitable soledad del hombre frente a su destino.

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