miércoles, 16 de junio de 2010

Una noche en la ópera



Dirección: Sam Wood.
Guion:George S. Kaurman & Morrie Rysking.
Música: Herbert Stothart.
Fotografía: Merrit B. Gerstad (B&W).
Reparto: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Margaret Dumont, Kitty Carlisle, Allan Jones, Sig Ruman, Walter Woolf King, Edward Keane, Robert Emmet O'Connor, Lorraine Bridges.

Una noche en la ópera (Sam Wood, 1935) sigue siendo hoy en día una gran película cómica. Para muchos la mejor de los Hermanos Marx. Es indudable que está dentro de las más celebradas y que posee momentos únicos. A mí me costaría decidirme por una sola como la mejor. Me sucede a menudo que ese puesto de honor pasa a ocuparlo la última película de los Marx que acabo de ver.

En el cine de los Hermanos Marx el argumento es un simple detalle sin demasiada importancia, un marco que suele contener muchos elementos comunes en toda su obra, como la historia de amor entre una pareja que debe vencer diversos obstáculos para poder disfrutar plenamente de su amor y, a menudo, se complementa con el cortejo de Groucho a la habitual y simpática Margaret Dumont. En Una noche en la ópera, la pareja de enamorados, Rosa Cristaldi (Kitty Carlisle), reconocida soprano, y Riccardo Baroni (Allan Jones), a pesar de su talento un oscuro miembro del coro, lucha por que el talento de Riccardo sea reconocido al fin, mientras ella resiste los galanteos del engreído tenor Lasparri (Walter Woolf King). Otis B. Driftwood (Groucho), un caradura sin oficio claro, por su parte, se dedica a un extraño y poco eficaz galanteo con una adinerada viuda, la señora Claypool (Margaret Dumont), que intenta entrar en sociedad.

Se trata de la primera película de los Marx para la Metro, tras finalizar su etapa con la Paramount y donde por primera vez no aparece Zeppo, el hermano serio de la familia y que decide dedicarse a otra cosa. Una de las preocupaciones del nuevo estudio era elaborar más el guión de la película. Por ello, colaboran en su construcción James Kevin McGuinness, George S. Kaufman e incluso Buster Keaton. La Metro quería historias más sólidas y poner algo de orden en las alocadas comedias de estos cómicos.

Pero lo fuerte de los Hermanos Marx eran ellos mismos, por encima de argumentos más o menos rigurosos, que pueden, como en este caso, complementar de maravilla el caudal de bromas y chistes de los Marx, que atacan sin piedad la avaricia, el intento de lograr prestigio a base de dinero, la burocracia, la fama y el mundo empresarial, entre otras muchas cosas.

Algunas escenas son ya míticas y han sido homenajeadas e imitadas posteriormente en bastantes películas. Todos recordarán el absurdo diálogo de Groucho y Chico mientras destripan el contrato de Riccardo para la ópera de Nueva York o la absurda y genial escena del camarote, que ya figura por méritos propios en la iconografía del siglo XX. Pero en esta película también brillan con luz propia los números musicales, presentes en casi toda la filmografía de los Marx, pero aquí quizá más logrados que nunca, con canciones preciosas como "Alone" o "Cosí, cosá"; la primera con el mérito de situarse como la canción del año y cuya música es de Nacio Herb Brown, autor años después de la genial "Singin'in the rain". Y además, también podemos escuchar hermosos fragmentos de óperas como "Il Trovatore" y de "I Plagliacci".

Pero por encima de todo, la película es grande por la inteligente sátira que los Marx hacen de cualquier convención, de cualquier cosa que intente parecer seria o lógica. Groucho dispara sus frases con una acidez sorprendente y de él son las mejores ocurrencias de la película. Harpo, en su línea, es un tanto bobalicón y con un apetito atroz y Chico intenta ganarse el pan trabajando lo menos posible y gorroneando allí donde se presenta la ocasión. En realidad, nada nuevo, pero siempre sorprendentes a base de un humor absurdo e irreverente que aún hoy en día sigue siendo inimitable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario