domingo, 24 de octubre de 2010
Causa justa
Dirección: Arne Glimcher.
Guión: Jeb Stuart & Peter Stone (Novela: John Katzenbach).
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Lajos Koltai.
Reparto: Sean Connery, Laurence Fishburne, Ed Harris, Kate Capshaw, Blair Underwood, Ruby Dee, Kevin McCarthy, George Plimpton, Hope Lange, Chris Sarandon, Ned Beatty, Daniel J. Travanti, Taral Hicks, Scarlett Johansson.
Bobby Earl (Blair Underwood), un joven negro, es acusado de la violación y asesinato de una niña blanca. En un juicio un tanto extraño y con la prueba de una confesión obtenida bajo tortura, Earl es condenado a muerte. Como último recurso, Earl le pide a su abuela que contacte con Paul Armstrong (Sean Connery), un eminente profesor de leyes, para que éste intente demostrar su inocencia.
Causa justa (1995) comienza de manera un tanto prometedora, con lo que parece ser un film contra la pena de muerte y de denuncia del racismo sureño. Al menos, eso es lo que parece en un primer momento. Pero poco a poco la película va sembrando dudas, comienzan a surgir casualidades un tanto curiosas y lentamente nos damos cuenta que no estamos más que ante uno de esos thrillers rebuscados, pretenciosos y tramposos que tan de moda se pusieron en los años noventa. Pocos de estos productos para el consumo fácil se han salvado de la quema, quizá el único que merece mis respetos es Seven (David Fincher, 1995), macabro y tramposo, pero tremendamente original y subyugante; pero Causa justa no se libra, ciertamente.
La historia es mediocre y se construye a base de engaños, mentiras, falsedades y pequeños trucos sin demasiado ingenio, que lo único que consiguen es enredarlo todo, desprestigiar el supuesto talento del flamante abogado y hacer que nos sintamos estafados por un guión que sólo busca el golpe de efecto, sacrificando lo plausible en aras de no sé que supuesta sorpresa, porque el final, además de ser totalmente previsible, resulta de lo más vulgar y trillado, sin pizca de imaginación.
El reparto es, tal vez, de lo poco que se salva de la película. Pero aún así, Sean Connery no resulta del todo creíble como marido de la estupenda Kate Capshaw. Vale que es sin duda el gancho para atraer al público, vale que es el productor ejecutivo, pero no puede seguir haciendo de guaperas con más de sesenta años y aparecer como padre de una niña de diez, interpretada por una jovencita Scarlett Johansson. Es posible, pero no convence. El que sí convence es Ed Harris, tremendo actor que en los pocos minutos que tiene borda realmente su papel de perturbado agresivo. También me ha gustado el trabajo de Laurence Fishburne, un gran actor que me ha convencido siempre que lo he visto actuar.
Definitivamente, Causa justa es una de esas películas pensadas y creadas con mero interés recaudatorio. Carece de un trabajo digno de elaboración y solamente resultará entretenida para aquellos espectadores amantes de los thrillers un tanto morbosos y que se contentan con pasar el rato sin pedir demasiado. Para el resto, mejor huir de cosas semejantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario