martes, 21 de diciembre de 2010
Peter Pan
Adaptación de la obra teatral de 1904 escrita por J. M. Barrie, Peter Pan (Clyde Geronimi, Hamilton Luske y Wilfred Jackson, 1953) es otro de los largometrajes imprescindibles de la casa Disney. Tal vez sea el que hoy en día me parece más completo, quizá porque la historia no es un simple cuento, un pasatiempo inocente, y encierre en sí muchas más cosas de las que aparenta.
Wendy, Juan y Miguel son tres hermanos que se pasan el tiempo soñando con Peter Pan, un personaje de sus cuentos, y recreando sus aventuras y sus peleas. Wendy, una niña ya cercana a la adolescencia, está además enamorada de Peter. Una noche en que sus padres han salido, Peter Pan se presenta en la habitación de los niños en busca de su sombra y termina llevándoselos consigo al país de Nunca Jamás, donde vive y donde los niños nunca crecen.
A nivel de animación, Peter Pan sigue presentando los grandes niveles de calidad propios de las películas Disney. Nada que reprochar a los dibujos, las voces, los decorados, ... El espectáculo visual es perfecto y a ello contribuyen notablemente las deliciosas canciones de la película. El tema de los números musicales es algo que siempre me molestó bastante, los veía más que nada como una interrupción innecesaria en el desarrollo de la trama. Sin embargo, he de reconocer que en este caso (y en alguna otra película de Disney también, como El libro de la selva (1967), por ejemplo) son un complemento perfecto a la historia, y son tan brillantes y están tan bien engarzados en el argumento que sin ellos no podríamos valorar como lo hacemos a esta cinta.
Mención especial merece el argumento. La base en que se sustenta, la obra teatral de Barrie, le confiere una dimensión que pocas veces vemos en este tipo de películas, que suelen presentar moralejas bastante más sencillas. El tema central sería la salvaguarda de la inocencia de la infancia que, llevada a su extremo, se encarnaría en Peter Pan, eterno niño que ha renunciado a crecer. Pero Peter no es un modelo perfecto, pues se muestra un tanto arrogante y fanfarrón; en el fondo, como el niño que es. Mientras tanto, Wendy, si bien se muestra fascinada por Peter y hasta está enamorada de él, comprende lo incongruente de la vida de Peter y la necesidad de madurar y crecer pero, eso sí, sin llegar a perder la ilusión, la imaginación y los sueños de la infancia, como le ha sucedido a su padre, el materialista y práctico Jorge Darling, capaz, sin embargo, de recordar finalmente: "Tengo idea de haber visto ese barco alguna vez... hace mucho tiempo... cuando era niño". Esta parece ser la moraleja de Peter Pan.
No podemos tampoco olvidarnos de la variedad de personajes que pueblan la película: los niños perdidos, los indios y, como no, los piratas. Seguramente pocas veces ha habido malvados tan queridos y tan entrañables como los de Peter Pan. El ingenuo y algo cobarde Sr. Smith y el maravilloso Capitán Garfio, tan terrible y fiero como digno de lástima, condenado a ser perseguido por toda la eternidad por el cocodrilo. Como vemos, aún tratándose de un cuento para niños, los personajes presentan suficientes matices para darles otra dimensión. Ya citamos como Peter era algo cargante, también Campanilla está cegada por los celos, lo que casi provoca la muerte de su amado Peter. Es, por tanto, una película que deslumbra a los niños por el colorido, la fantasía, las aventuras y las canciones, pero que puede entretener por igual a cualquier adulto que la mire con detenimiento.
A diferencia de los films de animación actuales con ciertos guiños un tanto insulstanciales al público adulto, como Shrek (2001), Peter Pan es una obra mucho más seria, dentro de su fascinante mundo de aventuras, y un clásico que no ha envejecido ni un poquito y que puede dar aún lecciones de cómo hacer un buen producto infantil sin caer en banalidades o cursilerías.
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