lunes, 6 de diciembre de 2010
Tal como éramos
Hubbell Gardiner (Robert Redford) y Katie Morowsy (Barbra Streisand) estudian en la misma universidad y en principio todo parece separarlos. Mientras Hubbell es un atleta y un conquistador, Katie es una activista política comprometida. Sin embargo, Katie se siente atraída por Hubbell, en quién descubrirá que no es tan superficial como aparenta.
Tal como éramos (Sydney Pollack, 1973) será recordada siempre por su excelente banda sonora de Marvin Hamlisch y, en especial, por el tema "The way we were", interpretado por la protagonista de manera soberbia. Los dos Oscars que ganó Tal como éramos, de seis nominaciones, son precisamente por la banda sonora y ese tema. Solamente por esta canción ya merece la pena ver la película.
Tal como éramos no es, ni más ni menos, que una historia de amor. Hay quién huye despavorido ante un film de este género, sin embargo, creo que es una película que, con sus defectos, merece la pena.
En primer lugar, porque a los mandos está Sydney Pollack y si algo hacía bien este hombre era contar una historia. En este caso, la historia es la de dos polos opuestos que, naturalmente, se atraen irremediablemente y, sin embargo, no pueden ser felices juntos. La semilla está sembrada. Si algo conmueve verdaderamente es esa especie de amores imposibles, condenados desde el principio. Pero el acierto de Tal como éramos reside en el buen equilibrio que se consigue entre la historia de amor y el reflejo de la sociedad del momento, a través de un largo recorrido por más de veinte años en la vida de los protagonistas. Vale que lo que de verdad interesa es el romance, pero la habilidad de Pollack reside en arroparlo convenientemente.
Otro punto fuerte de la película es la pareja protagonista. Puede que a algunas personas les choque ver a la "feucha" Barbra enamorando a un Robert Redford en la cima de su belleza. Pero, a pesar de todo, la relación resulta creíble porque no se basa exclusivamente en una atracción física, hay mucho más: admiración, respeto, curiosidad. Y es que además, Pollack consigue que los espectadores también nos enamoremos de la pareja protagonista a cierto nivel, la química entre ambos es perfecta, y que deseemos que superen sus diferencias y sean felices. Creo que ahí está la clave de la película.
Sin embargo, Tal como éramos no es perfecta, claro está. Pollack no consigue mantener el mismo nivel a lo largo de toda la película. Así, el encanto de la primera parte, cuando ambos protagonistas se conocen en la universidad, se va perdiendo a mitad de la cinta y hay momentos que se hacen un tanto lentos y previsibles. No falta tampoco cierto acaramelamiento que puede resultar algo excesivo para algunos.
Pero a pesar de todo, Tal como éramos es una bonita historia de amor, muy bien contada y con esos toques precisos y preciosos (la pareja protagonista, el tema principal, una buena fotografía) para que el film nos cale y nos seduzca. No hay que pedirle más. Es sólo la vieja historia de chico encuentra chica, pero ¡qué bien contada!
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