lunes, 5 de marzo de 2012
Falso culpable
Con Falso culpable (1956) estamos ante un film sin duda particular en la filmografía de Alfred Hitchcock, pues se trata de una historia basada en hechos reales y en donde el director decidió alejarse de su estilo para intentar hacer una película lo más fiel posible a los hechos en los que estaba basada.
Manny (Henry Fonda), un músico de un club de Nueva York, casado, con dos hijos y una vida tranquila y anodina, es detenido una tarde por la policía bajo la sospecha de haber cometido una serie de atracos. Identificado erróneamente por alguna de sus supuestas víctimas, Manny es encarcelado y deberá someterse a juicio. Fruto de toda esa tensión, su esposa Rosa (Vera Miles) termina en un psiquiátrico.
Hitchcock se basó en una historia que había leído en "Life Magazine" acerca de un hombre inocente que era confundido con un ladrón. El tema del inocente en apuros parecía irle como anillo al dedo al director, que puso todo el empeño en ser lo más fiel posible a los hechos reales. De hecho, llevado por ese afán de exactitud, muchos de los personajes que pueblan el film son algunas de las personas que vivieron esos hechos, como el doctor y enfermera del psiquiátrico en que recluyen a Rosa. También se rodó en los mismos lugares en que ocurrió la historia real y Hitchcock utilizó además actores poco conocidos, salvo los principales protagonistas, para darle a su film la mayor sensación de realismo posible. Pero si bien es verdad que Falso culpable está rodado evitando falsear o dramatizar demasiado la historia, no deja de estar rodado siguiendo los cánones de un film comercial.
Y aquí reside quizá el mayor inconveniente de la película: se busca la mayor verosimilitud, pero sin renunciar a lo comercial. De ahí que exista alguna escena que choca un poco con el tratamiento austero que domina la puesta en escena, y me refiero por ejemplo la escena en que Hitchcock hace girar la cámara cuando Henry Fonda está en la celda o a la aparición del verdadero ladrón, con el recurso a la superposición de los rostros de ambos actores. Por otro lado, en algunos momentos el ritmo pierde intensidad; en especial se produce un bajón importante en cuanto la historia se adentra en los prolegómenos del juicio. Para el director, el problema residía en que hay un momento en que el relato pasa a centrarse en los problemas mentales de Rosa, con lo que al llegar a la parte del juicio la intriga ha perdido su fuerza.
Junto a ese detalle, otro de los problemas de la historia es que, al ser fiel Hitchcock a lo sucedido, nos encontramos con que faltan quizá momentos álgidos. En caso del juicio es el mejor ejemplo: si el director se hubiese decantado por un tratamiento más dramático de la historia, ese sería sin duda uno de los momentos claves de la película. Pero Alfred Hitchcock se mantiene firme en su idea inicial y reproduce lo sucedido realmente con fidelidad absoluta: el juicio es anulado por un comentario inapropiado de uno de los jurados.
A pesar de estos detalles, Falso culpable es una película que me gusta: su historia es irreprochable, pues es verídica, el guión es sólido, la actuación de Henry Fonda es magnífica y, además, tenemos los sucesos vistos desde el punto de vista de inocente, un enfoque elegido expresamente así por Hitchcock en contra de lo que habría sido la elección más habitual, tratar el tema desde el punto de vista del policía que buscaría la manera de probar la inocencia del músico. Pero ese planteamiento no interesaba a Hitchcock, quería que viéramos y sintiéramos, en la medida de lo posible, el desconcierto y la frustración del inocente en primera persona. En ese sentido, creo que acierta plenamente y consigue su propósito.
Un film pues especial, lejos quizá de las propuestas más comerciales y más efectistas del director británico, pero un trabajo con bastantes puntos de interés como para que merezca ser valorada por sus evidentes virtudes.
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