miércoles, 19 de diciembre de 2012

Rain Man



Dirección: Barry Levinson.
Guión: Ronald Bass, Barry Morrow.
Música: Hans Zimmer.
Fotografía: John Seale.
Reparto: Dustin Hoffman, Tom Cruise, Valeria Golino, Bonnie Hunt, Gerald R. Molen, Jack Murdock, Michel D. Roberts, Ralph Seymour, Lucinda Jenney, Kim Robillard, Beth Grant.

Charlie Babbitt (Tom Cruise), un joven empresario que está pasando por serios apuros financieros, se entera de pronto que su padre, con quién no mantenía relaciones desde hacía muchos años, ha muerto y ha dejado una herencia de tres millones de dólares que deberá administrar una institución médica. Intrigado, va allí para conocer más detalles sobra la misma y descubre que es el hogar de su hermano mayor Raymond (Dustin Hoffman), un autista del que desconocía su existencia.

El guión de esta película estuvo dando tumbos sin que nadie se atreviera a llevarlo a la gran pantalla. Finalmente, Barry Levinson tomó la decisión de filmar esta tierna historia en contra del parecer de mucha gente, incluidos Hoffman y Cruise, que no tenían demasiada fe en el proyecto. La verdad es que el guión resulta poco menos que simplista y no parece que pueda convertirse en una gran película. Pero este tipo de historias parece que gozan de cierta aceptación en Hollywood y el resultado fue que Rain Man (1988) se hizo nada menos que con cuatro Oscars, y no precisamente de los menores. Logró llevarse el premio a la mejor película, mejor director, mejor actor para Dustin Hoffman y mejor guión original, amén de otras cuatro nominaciones más.

Sinceramente, tal recompensa me parece a todas luces excesiva. Para empezar, Rain Man es un film demasiado simple, tanto por su guión como por su desarrollo. Básicamente se trata del viaje que hacen juntos un joven egoista y sin muchos escrúpulos y su hermano autista,  al que se lleva de la residencia donde vive para intentar hacerse con parte de una suculenta herencia. Durante dicho viaje a través de Estados Unidos, el primero irá conociendo mejor a su hermano y, al tiempo que se encariña con él, aprenderá a ser mejor persona. Un bonito cuento, como se ve, pero carente de demasiado interés y agravado por un desarrollo bastante plano, previsible, algo repetitivo y con muy poca originalidad a la hora de desarrollar los personajes, las situaciones y los diálogos. Si despojáramos a esta película de su hermoso ropaje y de su pareja de estrellas estaríamos hablando de un drama cercano a los folletines y más típico de la Serie B que de los Oscars.

Pero también es verdad que si argumentalmente se trata de una historia menor, Rain Man es una película de una hechura impecable, un trabajo muy bien planificado para que resulte atractivo, vistoso y con esos toques de emoción que tan bien funcionan.

Por una parte, la película cuenta con una fotografía espléndida que nos brinda algunas escenas de postal, como la carretera bordeada de árboles junto a la residencia o los preciosos paisajes que vamos viendo mientras los hermanos cruzan el país en su descapotable. Si a ello sumamos una hermosa banda sonora ya tenemos la envoltura perfecta. Sólo queda un detalle para redondear la faena: los actores principales. Y de nuevo Levinson consigue el pleno. Por un lado, tenemos al gran Dustin Hoffman en uno de esos papeles que te convierten en candidato seguro para el Oscar. Y Hoffman es muy bueno y en esta película está sencillamente espléndido. Logra componer un personaje absolutamente convincente y no cae nunca en la sobreactuación. Su premio me parece absolutamente merecido. Pero la gran sorpresa me llegó con el trabajo de Tom Cruise, un actor que me cae antipático y al que nunca conseguí creerme. Pero en esta ocasión, y no sé el motivo, me parece que hace un gran trabajo, comedido, sereno y muy creíble.

La historia de los Oscars está llena de curiosidades, películas increíbles que se quedaron sin recompensa y otras que, como ésta, se llevan cuatro estatuillas no se sabe bien por qué. No digo que Rain Man sea una mala película, ni mucho menos, pero evidentemente presenta algunas carencias evidentes y solamente por el gran trabajo de los protagonistas o su elegante envoltorio no quedan justificados los premios recibidos. Se deja ver con agrado, aborda un tema delicado con elegancia, pero no deja de ser un producto un tanto banal, muy previsible y sin verdadera inspiración.

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