martes, 2 de julio de 2013

La batalla de las colinas del whisky



Dirección: John Sturges.
Guión: John Gay (Novela: Bill Gulick).
Música: Elmer Bernstein.
Fotografía: Robert Surtees.
Reparto: Burt Lancaster, Lee Remick, Jim Hutton, Pamela Tiffin, Brian Keith, Martin Landau, Donald Pleasence, Tom Stern, John Anderson.

En el otoño de 1867, en la ciudad de Denver se plantea un grave problema: no les queda whisky para poder pasar el largo y crudo invierno que se avecina. Deciden entonces encargar un gran cargamento de whisky en el este. Pero la caravana que transportará la precida mercancía deberá hacer frente a diferentes amenazas.

La batalla de las colinas del whisky (1965) representó la vuelta de John Sturges al género del western, que tantas alegrías le había proporcionado con títulos como Fort Bravo (1953), Duelo de titanes (1957) o Los siete magníficos (1960), pero esta vez abordando el género con tono de comedia.

Y para ser sinceros, esta mezcla de western y comedia no resulta tan mala como uno pudiera temerse, pero también es cierto que no estamos ante una buena película, ni mucho menos.

Para empezar, uno de los lastres de La batalla de las colinas del whisky es su duración excesiva. Ni la historia del cargamento de whisky da para tanto metraje ni las situaciones propuestas justifican esa duración. Es más, en muchas escenas nos damos cuenta que le vendría de perlas un buen corte, pero inexplicablemente Sturges las alarga como si fueran de goma hasta límites insopechables. Al final, lo único que consigue es llenar la película de momentos muertos que rompen el ritmo, cansan, resultan repetitivos y hasta lograron que llegara a plantearme el apagar el televisor en algunos momentos en que me dominaba el aburrimiento.

El otro lastre viene de un concepto de la comicidad bastante elemental y que ahonda en un humor muy simplón, a base de repetir frases y situaciones, de caricaturizar a los personajes y de llevar algunas escenas al absurdo. Puede que muchos espectadores disfruten de un humor tan sencillo, pero ese no es mi caso, lo cuál hace que seguir la película se convirtiera muchas veces para mí en una dura tarea.

Y sin embargo, a pesar de todo lo dicho anteriormente, La batalla de las colinas del whisky contiene aquí y allá pequeños momentos o simplemente algunas sorpresas que de pronto te sacan una sonrisa y terminan por animarte a seguir esta absurda caravana de whisky hasta al final. Para empezar, la voz en off que va guiando el relato resulta muy apropiada y aporta frescura y ciertos buenos momentos a la película. También hay algunos personajes bastante logrados, como el Oráculo (Donald Pleasence) o el indio que encarna Martin Landau. Y algunas secuencias, como la batalla en medio de la tormenta de arena, resultan muy interesantes.

En cuanto al reparto, sin duda destaca la presencia de Burt Lancaster, cuyo trabajo dando vida a un coronel bastante irascible es notable. También me gustó Lee Remick, tan atractiva como siempre. Y, como no, Martin Landau y Donald Pleasence, con apariciones más escasas pero a las que saben sacar todo su jugo y que terminan por resultar de lo mejor de la película. Como curiosidad, mencionar que Jim Hutton, que interpreta al capitán Slater, es el padre del actor Timothy Hutton.

Así pues, una comedia no demasiado brillante ni especialmente inspirada pero que al final se va dejando ver por su sencillez y sus pequeños toques de humor. Sin embargo, ganaría muchísimo si no fuera tan excesivamente larga, que es el mayor defecto que se le puede achacar.

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