jueves, 29 de enero de 2015
Marcado a fuego
Dirección: Rudolph Maté.
Guión: Sydney Boehm (Novela: Max Brand).
Música: Roy Webb.
Fotografía: Charles Lang.
Reparto: Alan Ladd, Mona Freeman, Charles Bickford, Robert Keith, Joseph Calleia, Peter Hansen, Tom Tully.
Choya (Alan Ladd), un pistolero sin fortuna, conoce a un forajido que lo convence para que se haga pasar por el hijo de un rico ganadero que fue secuestrado de niño y poder, de esta manera, hacerse con un buen botín.
Marcado por el fuego (1950) es un film típico de la denominada serie B, y con esto ya podría quedar dicho todo. La película, cuyo título ya nos anuncia el melodrama poderoso que encierra en sus entrañas, es de una simplicidad bastante evidente.
El comienzo, sin embargo, promete un poco más de lo que luego nos ofrece el guión de Sydney Boehm, que ya no debió parecer gran cosa en su momento pero al que el paso del tiempo ha afectado demasiado, convirtiendo la historia en un drama un tanto ridículo e infumable. De hecho, el encorsetar la historia en el género del western queda un tanto forzada, pues el argumento se presta más a otro tipo de géneros.
Como decimos, el comienzo de la película es quizá lo único salvable, mientras Alan Ladd encarna al villano que intenta estafar a una familia que ha visto como secuestraban a su hijo varón con sólo cinco años de edad. Sin embargo, pronto el guión toma un giro moralista y edificante que sumerge la película en una espiral bastante patética. Choya empieza a sentirse mal en su papel de estafador, como no podía ser de otra manera al ser el héroe de la cinta, y termina por convertirse en una especie ángel benefactor dispuesto a todo para reunir de nuevo al hijo perdido con su familia. Aquí la historia ya pierde el norte definitivamente y asistimos a giros argumentales bastante rebuscados, secuencias del todo increíbles, huídas inverosímiles y conversaciones de una vulgaridad y una torpeza alarmantes.
El final, precipitado y torpe, con los protagonistas a punto de llorar conmovidos por el discurso ramplón y sensiblero del pistolero arrepentido, es para enmarcar como ejemplo de un cine burdo y elemental que se ha quedado del todo desfasado.
Lo único que realmente puede salvarse de la película es su reparto más o menos convincente. Y digo más o menos porque, por nombres, Marcado por el fuego tiene actores de cierto peso, si bien ninguno termina de resultar convincente, marcados todos por un guión tan pobre y una absoluta falta de definición de los personajes, enmarcados en estereotipos un tanto torpes.
Dirige el engendro Rudolph Maté, al que le habría ido mejor si se hubiera quedado en director de fotografía, donde podemos recordarlo en películas como Ser o no ser (Ernst Lubitsch, 1942) o Gilda (Charles Vidor, 1946).
Definitivamente, una película que no hace mucho por el western y de la que es mejor pasar directamente.
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