jueves, 8 de octubre de 2015

La mejor oferta



Dirección: Giuseppe Tornatore.
Guión: Giuseppe Tornatore.
Música: Ennio Morricone.
Fotografía: Fabio Zamarion.
Reparto: Geoffrey Rush, Jim Sturgess, Sylvia Hoeks, Donald Sutherland, Philip Jackson, Dermot Crowley, Liya Kebede, Kiruna Stamell.

Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es un reputado agente de subastas, tasador y experto en arte, además de un tipo solitario y un tanto excéntrico. Un día, una joven (Sylvia Hoeks) que vive recluida en una vieja mansión, le llama para que se ocupe de tasar y vender viejas propiedades de sus difuntos padres.

Qué complicado me resulta realizar una valoración en conjunto de La mejor oferta (2013). Y es que si nos quedamos con la primera hora de la cinta, el sobresaliente casi se podría quedar pequeño. Sin embargo, la última parte del film echa por tierra las buenas sensaciones iniciales. Veamos por qué.

La primera parte de la película resulta cautivadora. La manera en que Tornatore nos presenta al excéntrico Oldman, cómo va sucumbiendo al misterio de la enigmática Claire, dejando al lado su arrogancia para convertirse en un admirador de esa extraña mujer; la manera en que nos introducimos en un mundo mágico de arte, belleza y refinamiento, acompañados por la música de Morricone y una fotografía exquisita de Fabio Zamarion... la verdad es que hay momentos fantásticos en que casi puedes oír tus propios latidos. Flota en el aire el misterio, la magia incluso, y el maravilloso Geoffrey Rush llenando la pantalla con una imponente presencia. Es cine del bueno. Un regalo.

Sin embargo, hacia la mitad de la cinta, todo comienza a desmoronarse. Al principio, de manera casi imperceptible, en pequeños detalles sin importancia: algún personaje secundario algo forzado, unos celos de Virgil sin mucho fundamento, alguna escena precipitada, una historia que parece encallarse, un misterio que se va diluyendo sin que podamos saber el por qué de una manera coherente... El caso es que poco a poco la magia va desapareciendo. Tal vez porque el personaje de Claire se va curando de su miedo a las personas y ese misterio que la envolvía desaparece tristemente sin explicación. Sea como sea, la película pierde brillo, encanto y se va convirtiendo en una historia más vulgar. Pero aún nos queda lo peor: un desenlace forzado y estúpido que nos deja con la tristeza de haber sido engañados tan torpemente que casi da risa. Nada tiene sentido. Ni siquiera merece la pena buscar una explicación. Giuseppe Tornatore quiso decantarse por un desenlace absurdo en lugar de optar por algo más inteligente. ¿Por qué? Imagino que pensaría que una sencilla historia de amor algo decadente no funcionaría a nivel internacional tan bien como una especie de thriller refinado, que es lo que parece que buscaba. El caso es que creo que el tiro le salió por la culata.

Y aún así, aún a pesar del lamentable final, pienso que la primera hora de película es tan buena que no me arrepiento de haberla visto. Ojalá con el tiempo me olvide del desenlace o me invente yo uno que rime mejor con la poesía de algunas escenas del comienzo. Si son capaces de abstraerse del final, creo que La mejor oferta merece la pena.

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