domingo, 15 de enero de 2017
La huida
Dirección: Stefan Ruzowitzky.
Guión: Zach Dean.
Música: Marco Beltrami.
Fotografía: Shane Hurlbut.
Reparto: Eric Bana, Olivia Wilde, Charlie Hunnam, Kate Mara, Treat Williams, Kris Kristofferson, Sissy Spacek, Jason Cavalier, Alain Goulem, Allison Graham.
Tras robar en un casino, los ladrones huyen en dirección a Canadá. Sin embargo, sufren un accidente en el que uno de ellos muere. Los supervivientes, Addison (Eric Bana) y su hermana Liza (Olivia Wilde), deciden separarse para intentar escapar por separado.
A veces un film no necesita de grandes artificios para tener algo, para enganchar. Y esto sucede con La huida (2012), una película con una sencilla trama de un robo y la posterior huida que, sin embargo, consigue salir de los registros típicos y aportar algo interesante al género.
Quizá lo más interesante que se puede decir de esta película es que Stefan Ruzowitzky consigue crear una atmósfera muy peculiar que recorre el film de principio a fin. Es algo entre el misterio, un pasado oscuro, los traumas de la infancia e incluso un aire de incesto que adornan un argumento bastante sencillo para otorgarle una nueva dimensión, más allá de la tensión propia de un thriller. Aquí reside la clave, lo que diferencia un simple film policíaco de algo novedoso, como es el caso. Y es que los ladrones no son simples delincuentes, sino que esconden un pasado tan turbio, una infancia tan especial que es la que está detrás de todos sus actos, como una especie de destino implacable, de marca que no pueden borrar.
Además, el guión es lo suficientemente inteligente para no desvelarlo todo desde el principio, sino que va mostrando pistas, revelando indicios lentamente, de manera que cada conversación, cada escena en que la violencia parece tomarse un respiro, contiene en sí misma otro tipo de violencia, otro rastro de dolor: el de una infancia marcada por el maltrato, la indefensión y los abusos. Y es que el tema de la familia, de como el hogar nos condiciona, nos marca y nos define es algo que está omnipresente a lo largo del film, y no solo en los ladrones, sino también en el resto de personajes: hijos enfrentados a sus padres, madres que abandonaron el hogar, rencores ocultos que no cierran ninguna herida. El pasado, como una maldición, acechando y condicionando los actos de todos.
Sin embargo, no todo es perfecto en esta película, por desgracia. Y La huida peca de un desenlace demasiado facilón y previsible, donde se echa un poco por tierra todo el entramado anterior, complejo, insinuante y oscuro, recurriéndose a un final muy previsible y un tanto forzado, cercano a un telefilm de sobremesa con tintes de drama familiar. Por suerte, se trata tan solo del tramo final de la historia, y aunque el entramado fabricado por el guionista merecía un desenlace mejor, aún así me quedo con ese acierto de una historia que supo aportar un poco de originalidad y profundidad a una historia vista en muchas ocasiones. Con lo que queda demostrado, una vez más, que con un poco de talento y ganas de hacer las cosas bien, siempre se puede conseguir salir de lo banal.
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