domingo, 23 de abril de 2017

Malas Influencias



Dirección: Curtis Hanson.
Guión: David Koepp.
Música: Trevor Jones.
Fotografía: Robert Elswit.
Reparto: Rob Lowe, James Spader, Lisa Zane, Marcia Cross, Tony Maggio, Christina Clemenson, Kathleen Wilhoite, Sachi Parker.

Michael Boll (James Spader) es un joven ejecutivo con un carácter débil que hace que no sea capaz de enfrentarse a nada ni a nadie, llevando una vida que no le satisface. Una noche, por casualidad, conocerá a Alex (Rob Lowe), un vividor que le enseñará un mundo completamente nuevo para él, convirtiéndose en su amigo y mentor.

Para aquellos a los que les haya gustado L.A. Confidential (1997), sin duda la mejor película de Curtis Hanson, pueden ver en  Malas influencias (1990) uno de sus primeros thrillers, donde el director parece que aún no le ha cogido el pulso al que fue su género preferido. Y es que Malas influencias es una película bastante floja, en gran parte pro culpa de un guión que demuestra una clara falta de originalidad en todos sus elementos.

La relación entre el apocado Michael y el vividor Alex nos recuerda demasiado, en especial cuando Alex decide echarle una mano a su nuevo amigo para que se cumplan sus deseos, al argumento de Extraños en un tren (1951). Y es que, en efecto, el hilo argumental de Malas influencias parece una copia del clásico de Hitchcock, con una puesta al día que añade ciertas dosis de sexo y drogas, más acorde con la época actual. Sin embargo, Hanson se queda lejos de su modelo y su película resulta un poco desangelada, tanto por unos diálogos sin mucha fuerza como por la impresión general de que a la puesta en escena le falta algo, pues todo, desde los decorados hasta las actuaciones de los protagonistas, resulta un tanto pobre, sin lograr en ningún momento un resultado redondo, convincente.

Y si la puesta en escena no resulta demasiado lograda, el final es lo que termina por desmoronarlo todo, por previsible, por poco original y por la sensación de chapucero, sin que resulte para nada creíble. Es un punto y final un tanto tosco para un film que se queda en un quiero y no puedo y donde la supuesta transgresión de las normas por parte de Michael se queda en casi nada, primando por encima de todo un mensaje final demasiado moralista, tramposo y que huele a componenda.

Así pues, Malas influencias no deja de ser un film menor, mero entretenimiento de serie B, que sin duda no nos dejará un muy buen sabor si somos de los que no nos contentamos con cualquier cosa.

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