domingo, 14 de enero de 2018

Cazadores de mentes



Dirección: Renny Harlin.
Guión: Wayne Kramer y Kevin Brodbin (Historia: Wayne Kramer).
Música: Tuomas Kantelinen.
Fotografía: Robert Gantz.
Reparto: Val Kilmer, LL Cool J, Christian Slater, Patricia Velasquez, JonnyLee Miller, Kathryn Morris, Clifton Collins Jr., Cassandra Bell, Eion Bailey.

Después de enfrentarse a una serie de pruebas, los candidatos a entrar en la unidad de perfiles psicológicos del FBI deben afrontar una última: pasar un fin de semana en una isla intentado resolver un crimen ficticio.

La historia de un grupo de personas encerradas en un lugar, en este caso una isla, que van muriendo una tras otra víctimas de un asesino misterioso e impecable es todo menos original. De hecho, bien analizado, el argumento sigue con bastante exactitud la novela Diez negritos de Agatha Christie. Solo varía la forma de morir de cada personaje, amén de que Renny Harlin sigue la moda de recurrir a lo morboso y desagradable para mantenernos despiertos y en permanente estado de sobrecogimiento.

Dado el morbo de la historia, además de la inevitable curiosidad por conocer quién es el asesino, que no se descubre hasta el mismo final, es cierto que a pesar de ser una película bastante plana y descaradamente comercial, Cazadores de mentes (2004) consigue al menos que no despeguemos la vista de la pantalla, además de ser un film ágil que se pasa casi sin darnos cuenta.

Y hasta aquí, el mérito del director. Porque en cuanto a todo lo demás, la película no ofrece gran cosa. En el lado negativo, las consabidas mentiras y engaños de un guión tramposo desde el principio, cuando ni era necesario recurrir al engaño. Pero al menos con ese comienzo ya sabemos a qué atenernos. Luego, muertes una detrás de otra casi sin solución de continuidad, más inverosímiles las unas que las otras, lo cuál es una pena, pero prima el efectismo sobre la verosimilitud, como si los propios guionistas no tuvieran mucha fe en sus propias elucubraciones. De esta manera, toda posible inclinación hacia un film más elaborado se esfuma. Solo interesa el morbo, el ritmo y mantenernos engañados hasta el desenlace que, visto lo visto, casi es lo de menos. Incluso el guión es tan previsible que no cuesta demasiado anticiparnos a la última mentira. Queda, es cierto, la guinda de la última pelea en la piscina, con otro inverosímil numerito más de a ver quién aguanta más la respiración. Casi se convierte en algo cómico.

En cuanto al reparto, pues poco que reseñar. Algunos rostros conocidos, como Val Kilmer o Christian Slater, con el acierto de matar al personaje de este último casi al principio, con la sorpresa que esto provoca (al estilo de Psicosis) y conseguir que ya no podamos anticipar que su personaje va a ser el que se salve al final, y un trabajo en general bastante convincente de todos.

El director, sin deslumbrar en ningún momento, al menos consigue mantener el ritmo y sacar partido del morbo del argumento, lo cuál ya es algo.

En resumen, una película poco original, cine puramente comercial que tampoco parece buscar nada más que hacernos pasar un mal rato.

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