martes, 8 de enero de 2019
Lío en Broadway
Dirección: Peter Bogdanovich.
Guión: Peter Bogdanovich y Louise Stratten.
Música: Ed Shearmur.
Fotografía: Yaron Orbach.
Reparto: Owen Wilson, Imogen Poots, Jennifer Aniston, Kathryn Hahn, Rhys Ifans, Will Forte, George Morfogen, Debi Mazar, Jake Hoffman, Joanna Lumley, Illeana Douglas, Austin Pendleton, Cybill Shepherd, Tatum O'Neal, Quentin Tarantino.
Arnold Albertson (Owen Wilson) es un director de teatro felizmente casado pero que tiene una debilidad: le gusta acostarse con prostitutas a las que después les regala una generosa cantidad de dinero para que cambien de vida. Y esto es lo que hace con Izzy (Imogen Poots), que desea ser actriz.
Después un prolongado paréntesis, Peter Bogdanovich regresaba a la dirección con esta disparatada comedia que recuerda un poco a las screwball clásicas e incluso al estilo de Woody Allen, con los diálogos chispeantes, la actriz que cuenta su vida como hilo narrativo, Broadway como escenario o las alusiones a la magia, los psicoanálisis y los judíos.
Pero si todo ello ya delata al director, las referencias al cine clásico no se limitan a eso, sino que incluyen también alusiones constantes a Audrey Hepburn y su célebre Desayuno con diamantes (Blake Edwards, 1961) y frases como la de las ardillas y las nueces, que se refiere a la película El pecado de Cluny Brown (1946) del maestro de la comedia Ernst Lubitsch. Tenemos por lo tanto un film de un cinéfilo donde, como guinda, hace una breve aparición nada menos que Quentin Tarantino.
Centrándonos ya en Lío en Broadway (2014), la historia gira en torno a Arnold y su debilidad por las prostitutas y cómo, de repente, todo empieza a complicarse en el momento de poner en pie una nueva obra teatral que se estrenará en Broadway donde, no solo se reencuentra con Izzy, que gracias a él, que la ayudó a seguir su sueño de ser actriz, que se presenta como postulante a un papel el la pieza, sino que el destino hace que se vaya encontrando a otras antiguas mujeres de compañía que acabarán por descubrirle a su esposa (Kathryn Hahn) sus aventuras.
Pero el guión da para mucho más, pues la historia es un interminable enredo donde se cruzan más clientes de Izzy, una psicoanalista eternamente malhumorada, un detective privado, un actor entrometido, un ingenuo dramaturgo.... todos relacionados entre sí por una acumulación de casualidades, escarceos amorosos, mentiras... En definitiva, una pequeña locura muy divertida y, sobre todo, sorprendente.
Y Peter Bogdanovich se maneja con mucha soltura en medio de este ordenado caos. Sabe mantener la tensión, utiliza con acierto los diálogos y las situaciones de enredo, con gente que se oculta en los baños, citas paralelas, los ensayos de la obra, que curiosamente es un reflejo de la realidad... Y lejos de caer en banalidades o chistes fáciles, sabe construir una historia un tanto absurda que, sin embargo, funciona muy correctamente. No es que vayamos a partirnos de risa, no se trata de una comedia de humor desatado, sino más bien una historia llena de detalles, réplicas inteligentes, personajes curiosos y todo ello bajo una dirección hábil y elegante.
Es cierto que los personajes no están, al menos en general, del todo perfectamente definidos. Es quizá la mayor pega que se le puede poner a la película, pues incluso algunos parecen demasiado estereotipados, a veces rozando lo ridículo (como el juez Pendergast, interpretado por Austin Pendleton), si bien podemos perdonarlo en base al carácter de la película, que no busca ser un minucioso retrato social o humano, sino un mero y despreocupado entretenimiento.
El reparto es otro gran acierto, con Owen Wilson, Kathryn Hahn, Jennifer Aniston y el resto poniendo lo mejor de su talento al servicio de unos personajes histriónicos y enfermizos, pero sobre todo me quedo con Imogen Poots, una actriz que le da una gracia, una vitalidad y una fuerza a su personaje que hace que resulte un placer verla en cada una de sus apariciones en la pantalla.
Valió la pena esperar esos trece años para reencontrarnos con Peter Bogdanovich, el resultado justifica la espera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario