sábado, 4 de enero de 2020

La desaparición de Alice Creed



Dirección: J. Blakeson.
Guión: J. Blakeson.
Música: Marc Canham.
Fotografía: Philipp Blaubach.
Reparto: Gemma Arterton, Martin Compston, Eddie Marsan.

Dos ex-convictos, Vic (Eddie Marsan) y Danny (Martin Compston), planean al detalle el secuestro de Alice (Gemma Arterton), hija de un hombre muy rico, del que esperan sacar dos millones de libras. Sin embargo, pronto se producirá un imprevisto que lo complicará todo.

La desaparición de Alice Creed (2009) ha sido una agradable e inesperada sorpresa. J. Blakeson, director y guionista, nos enseña de manera notable todo lo que se puede lograr con una buena idea y, además, con una economía de medios sorprendente. No todo el cine tiene que ser efectos especiales y presupuestos gigantescos.

La película ya nos sorprende con su eficaz y sencillo comienzo: sin recurrir a la palabra, Blakeson nos  pone en situación de manera brillante, con los secuestradores poniendo a punto el apartamento donde llevarán a Alice. A partir de aquí comienza a desplegar una intriga de lo más elaborada dentro de una simplicidad total. Lo mejor de todo es que los acontecimientos que se van sucediendo son absolutamente convincentes, sin necesidad de trampas o situaciones forzadas, a menudo demasiado frecuentes en los thrillers actuales, lo que hace del relato una historia del todo verosímil. Con un guión sumamente inteligente, Blakeson nos lleva por un camino donde todo fluye con naturalidad y lo imprevisible del desarrollo, del que nunca tenemos pistas, hace que estemos en tensión permanentemente en una historia que nos atrapa sin remedio.

Pero el mérito también reside en que J. Blakeson, con un único escenario y solamente tres personajes, y en su debut como director, consigue mantener en todo momento la tensión y el interés sin tiempos muertos, sin escenas de relleno, centrándose siempre en lo fundamental y sin permitir un momento de respiro. De esta manera, el film fluye con una agilidad pasmosa para lo contenido de los medios utilizados y nunca echamos de menos la ausencia de otros personajes o escenarios.

Además, el retrato que hace de las personalidades de Vic y Danny resulta todo un acierto. Ni el primero es finalmente tan duro como parece ni la supuesta debilidad de Danny es tal llegado el momento; y es que la naturaleza humana es así en realidad, compleja y con recursos sorprendentes en situaciones límite.

Sin embargo, parte del mérito en que todo funcione tan bien hay que atribuirlo al excelente trabajo de los tres actores del film, con unas actuaciones que rozan la perfección y que nos permiten disfrutar del argumento llegando a olvidarnos en todo momento que se trata de una mera ficción.

Por ponerle un pero, si bien es sólo una apreciación personal, el desenlace parece algo más forzado que el resto de la historia, sin que por ello pueda afirmar que no es coherente o plausible, pero quizá un poco menos convincente que el resto del argumento. A pesar de ello, Blakeson logra mantener también aquí una tensión y una elegancia en el final acordes con el tono general de la película.

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