Dirección: James Foley.
Guión: William Goldman y Chris Reese.
Música: Carter Burwell.
Fotografía: Ian Baker.
Reparto: Chris O'Donnell, Gene Hackman, Faye Dunaway, Lela Rochon, Robert Prosky, Raymond Barry, David Marshall Grant, Bo Jackson, Josef Sommer.
El joven Adam Hall (Chris O'Donnell) decide ocuparse de la apelación de Sam Cayhall (Gene Hackman), un fanático del Ku Klux Klan acusado del asesinato de dos niños en espera del día de su ejecución en la cámara de gas y que resulta que es su abuelo.
Una adaptación más de una novela de John Grisham, Cámara sellada (1996) no es, a pesar de su argumento, una película demasiado apasionante.
El principal problema de la película reside ya en su planteamiento: el nieto intentando defender a la desesperada a un abuelo racista, persona a la que ni siquiera conoce. Es un inicio tan artificioso que ya nos sitúa a la defensiva pues todo lo que suceda a partir de ahí va a parecer demasiado retorcido como para que podamos creerlo. Incluso el enfrentamiento inicial entre ambos protagonistas no logra engañarnos y somos conscientes de que es solo un recurso algo teatral que, con el paso de los minutos, llevará a cierta reconciliación entre ellos, y este en un detalle que resta incertidumbre y emoción a las múltiples escenas de entrevistas entre el abuelo y el nieto, pues somos conscientes ya del desenlace.
La única duda que puede mantenernos interesados en el relato es el destino final de Sam: si será indultado o no, si el nieto encontrará argumentos para que se revoque la sentencia de muerte. Pero esa duda al final tampoco cobra un peso determinante por culpa de un desarrollo bastante torpe donde las investigaciones de Adam no alcanzan la fuerza necesaria.
Por si eso no fuera ya grave, los personajes secundarios interpretados por Faye Dunaway, como la tía de Adam e hija de Sam, y por Lela Rochon, ayudante del gobernador, tampoco alcanzan un peso específico en la historia, que se queda reducida básicamente a las conversaciones entre el abuelo y el nieto que, desgraciadamente, tampoco consiguen que nos impliquemos demasiado en su sufrimiento, pues no se despeja nunca la sombra de un argumento poco convincente y sí demasiado teatral.
Además, Chris O'Donnell no me pareció una elección muy acertada para el papel principal. A parte de su supuesto atractivo, no tiene nada que pueda convertirlo en un actor convincente y expresivo y Gene Hackman, éste sí muy correcto, no es suficiente para hacernos olvidar las carencias de su compañero.
En definitiva, una película que no termina de funcionar en nigún plano y que no pasa de correcta.