miércoles, 21 de abril de 2010
La diligencia
Hay películas que tienen la suerte de convertirse en hitos en la historia del cine. Y hay directores destinados a crear un antes y después en el devenir del séptimo arte. Ambas cosas se reunen en La diligencia (1939) de John Ford.
Antes de este film, el western era un género menor donde la acción era la base de las películas, los protagonistas eran meros estereotipos y los argumentos carecían de profundidad y eran solamente el armazón para el desarrollo del espectáculo de peleas, persecuciones y duelos.
Pero de pronto irrumpe este film y la historia del western dará un vuelco definitivo otorgándole al género nobleza, profundidad y seriedad.
La historia de un viaje en diligencia a través de un territorio plagado de indios en pie de guerra permite a John Ford hacer un soberbio retrato de un conjunto de personajes dispares donde hay no poca crítica social, en particular hacia los poderosos y los puritanos, y donde el director despliega toda su ternura y lirismo en algunas escenas memorables.
Un rasgo curioso del film es que estamos hablando de un western, pero el desarrollo de la mayor parte del argumento se centra en las relaciones que se establecen entre los viajeros, dominando enteramente los diálogos y el retrato sicológico. La acción, auténtico protagonista hasta entonces de los films del oeste, queda relegada a la parte final de la película en una secuencia del ataque a la diligencia, que aún hoy en día es un ejemplo de como se debe filmar una escena de acción. Con esta estructura del film consigue Ford, además del retrato minucioso y vivo de los personajes, ir dosificando la tensión ante el posible ataque de los indios durante todo el metraje de la película con una maestría soberbia.
Y de nuevo Ford es capaz de volcar en los protagonistas toda su sabiduría en el retrato humano, sabiduría cargada de ternura y no poco sentido del humor. Así, un film que del que a priori solo deberíamos esperar aventuras y brillantes peleas, se convierte en una lúcida reflexión sobre el ser humano llena de cariño y lirismo como solo John Ford era capaz de hacer.
El film contribuyó al mismo tiempo a lanzar al estrellato a un jovencísimo John Wayne, protagonista en el futuro de buena parte de la obra de Ford, que con Ford lograba sus mejores interpretaciones. El resto del reparto es brillante: Claire Trevor, John Carradine, Thomas Mitchell (ganador del Oscar al mejor secundario por su encarnación del doctor alcohólico), Andy Devine, George Bancroft, Donald Meek, ...
Cuando Orson Welles prepara su debut cinematográfico, plasmado en Ciudadano Kane, se dedicó a ver repetidas veces esta película con el fin de aprender el oficio de director. Admirador incondicional de Ford, célebre es su respuesta cuando le preguntaron por sus tres directores favoritos contestando: "John Ford, John Ford y John Ford".
El western comenzó a partir de La diligencia un asombroso recorrido con películas que han quedado para siempre entre lo mejor del séptimo arte. Y sin embargo, en algunos aspectos, este film pionero sigue siendo el mejor.
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