martes, 20 de julio de 2010
Sleepers
Hell's Kitchen, en Nueva York, es un barrio de inmigrantes donde la vida no es fácil. Cuatro muchachos de la misma edad, Lorenzo, John, Michael y Tommy, intentan sobrevivir como pueden a los problemas familiares y del barrio. El cura de la parroquia, Robert Carillo (Robert De Niro), intenta ayudarlos en lo que puede para que no se aparten del buen camino. Desgraciadamente, una simple travesura de los chicos termina en un grave accidente y los cuatro amigos terminan confinados en un reformatorio, lo que cambiará sus vidas para siempre.
Sleepers (Barry Levinson, 1996) está basada en el best seller autobiográfico del mismo título de Lorenzo Carcaterra, con guión del propio Levinson, y cuenta una historia terrible sobre abusos a menores y una crítica feroz, como no podía ser de otra manera, del mundo de los reformatorios.
Sin duda, uno de los puntos fuertes de Sleepers reside en un guión impecable, con ritmo, con momentos de gran intensidad, pero sin caer en dramatismos excesivos, y sobre todo en el que se evita muy acertadamente mostrar los momentos más escabrosos de manera explícita. Levinson se limita a insinuarlos y es nuestra imaginación la que debe completar la escena y no sólo es un detalle elegante, sino que resulta quizá mucho más eficaz, al modo del cine clásico. En este sentido, hay que valorar como se merece la manera de Levinson para contarnos la historia: siempre elegante, sencilla y muy eficaz a la hora de trasmitirnos el drama que han vivido esos muchachos y siempre dentro de unos límites aceptables, evitando cargar las tintas en una historia que sin duda se podría prestar a ello.
También se plantea un interesante dilema sobre si está justificada una mentira para dejar libres a dos asesinos cuando el asesinado es la persona que los torturó de niños. La respuesta, en este caso, la dicta nuestro corazón, que se alegra sinceramente cuando el padre Carillo miente en el estrado. Pero hay muchos otros momentos maravillosos, tristes y conmovedores en Sleepers, como cuando Lorenzo "Shakes" (Jason Patric) confiesa al cura lo que realmente tuvieron que soportar en el reformatorio o cuando el mismo Lorenzo reza con el rosario en la mano mientras se le vienen a la memoria tristes recuerdos del reformatorio.
Otro de los punto fuertes reside en un reparto espectacular encabezado por un sobresaliente Robert De Niro, en la línea de sus mejores trabajos, y el genial Dustin Hoffman, un actor por el que siento debilidad. Pero es que también tenemos a un convincente Vittorio Gassman junto a los actores jóvenes, como Brad Pitt o Kevin Bacon, que están también sobresalientes.
Sleepers es un film notable y conmovedor, con la fuerza de una historia realmente espeluznante contada de manera muy delicada y eficaz. Merece la pena.
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