domingo, 10 de marzo de 2013

Exam



Dirección: Stuart Hazeldine.
Guión: Stuart Hazeldine (Historia: Simon Garrity).
Música: Stephen Barton, Matthew Cracknell.
Fotografía: Tim Wooster.
Reparto: Luke Mably, Adar Beck, Chris Carey, Gemma Chan, Nathalie Cox, John Lloyd Fillingham, Chukwudi Iwuji, Pollyanna McIntosh, Jimi Mistry, Colin Salmon.

Ocho personas han llegado a la prueba final para acceder a un importante puesto de trabajo. Se trata de un exámen que han de superar encerrados en una sala. Tienen ochenta minutos, una hoja y un lápiz. El único inconveniente es que no saben cuál es la pregunta.

Exam (2009) arranca de un modo extraño, con una presentación de los protagonistas un tanto peculiar, un ritmo pausado y la impresión de estar ante una historia fuera de lo normal. Son estos elementos, precisamente, los que te retienen y te invitan a aceptar el reto. Cuando el examinador expone las normas del exámen ya no hay vuelta atrás: la intriga es tal que apostamos por resolverla. Sólo se plantea una duda: ¿estará Exam a la altura de las expectativas que provoca en su arranque?

Hay que explicar que el film se desarrolla por entero en una sala donde están los ocho candidatos al puesto de trabajo y un guarda jurado vigilando que no se salten las normas. Una unidad de lugar y una unidad de tiempo, los ochenta minutos del exámen. Para mentener en pie la apuesta el guión debe ser sólido y, además, contar con un desenlace que no tire por tierra nuestras espectativas.

En principio, la película cuenta con la gran baza de ese comienzo tan intrigante que nos "obliga" a no perder detalle y a querer resolver el exámen también por nuestra cuenta. Tanto los personajes como el comienzo de sus pesquisas en busca de una lógica y una explicación a su situación logran mantener la tensión inicial, más que nada por lo enrevesado del planteamiento y lo original y novedoso del escenario propuesto. Aunque también es cierto que, bien mirado, se hubiera podido sacar algo más de la situación. Pronto comienzan a ser eliminados algunos candidatos y la película empieza a perder parte de su intriga al volverse algo más predecible, con ese desarrollo al estilo de Los diez negritos de Agatha Christie. Creo que también se podía haber sacado algo más de los personajes porque, en cuanto analizamos la película sin el peso de la intriga comenzamos a descubrir que el guión no es tan sólido como hubiera sido deseable.

Sin embargo, la intriga se mantiene y mantiene también en pie nuestro interés. Los enfrentamientos entre los aspirantes son, sin embargo, cada vez más rebuscados y menos creíbles. El guión comienza a desvelar sus carencias. Pero aún queda esperar que el final esté a la altura y, desgraciadamente, no lo está. Sí que resulta acertada la respuesta a la pregunta que los aspirantes al puesto de trabajo se hacían, pero lo que parecen excesivas son las explicaciones finales intentando dejar todos los cabos bien atados, así como algunos giros argumentales (en especial el relativo al magnate de la empresa contratante) que no resultan nada convincentes. Hubiera sido mejor dejar algunas preguntas en el aire que la torpe manera de contestar algunas. Además, tampoco el interés por forzar un final completamente feliz termina por resultar del todo acertado. No se si por el tipo de película de que se trata o por el desarrollo de la misma, tengo la impresión de que un final menos perfecto, con más incertidumbres, incluso un final donde no triunfara la virtud hubiera sido mucho más eficaz.

En cuanto al reparto, la verdad es que no hay ningún actor que nos llame especialmente la atención. En general, todos realizan un trabajo aceptable, pero tampoco es que vayamos a recordar ni a celebrar el trabajo de ninguno de ellos como especialmente notable.

Exam basa su eficacia en su planteamiento ciertamente original y es gracias a la intriga que plantea que consigue entretenernos. Desde este punto de vista, creo que es una película que cumple con lo que se propone. Pero también es verdad que el guión no es todo lo bueno que sería deseable y el desenlace, como dije, nos deja un pequeño sabor a desilusión. Es lo malo de hacer una apuesta tan alta con unas cartas no tan buenas como parece.

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