martes, 29 de julio de 2014

La patrulla perdida



Dirección: John Ford.
Guión: Dudley Nichols, Garrett Ford (Historia: Philip MacDonald).
Música: Max Steiner.
Fotografía: Harold Wenstrom (B&N).
Reparto: Victor McLaglen, Boris Karloff, Wallace Ford, Reginald Denny, J.M. Kerrigan, Billy Bevan, Alan Hale, Brandon Hurst, Douglas Walton, Samuel Stein, Howard Wilson, Paul Hanson.

Cuando el comandante de una patrulla británica en el desierto de Mesopotamia, durante la Primera Guerra Mundial, es abatido de un disparo, el sargento (Victor McLaglen) queda al mando de los soldados, pero desconoce las órdenes y su situación. Mientras, el enemigo árabe sigue al acecho.

La patrulla perdida (1934) es uno de los primeros éxitos en la carrera de John Ford. Es evidente, vista hoy en día, que la película está bastante lejos de los grandes films del director, si bien se ven en ella indicios de su fuerza narrativa y de lo que será su estilo posterior.

La película se centra en las vicisitudes de una patrulla inglesa perdida en medio del desierto y a merced del enemigo árabe, al que no pueden ver. En realidad, tienen dos enemigos, pues el propio desierto se muestra tan hostil y feroz como los mismos árabes. Sin embargo, Ford no plantea un simple film bélico, que sería lo más socorrido y sencillo. El director plantea la película como una prueba de fuego para los soldados, lejos de su entorno, sin un objetivo claro, sin muchas esperanzas y perseguidos por un enemigo al que no pueden enfrentarse, pues los va cazando uno a uno, sin dejarse ver, lo que aumenta la frustración del soldado privado de un rival al que medir su fuerza.

Esta situación límite de los soldados le brinda a John Ford la posibilidad de ahondar en el pasado de los soldados, en su personalidad y en ir mostrando cómo el estar sometidos a una situación extrema termina por desquiciarlos.

A pesar de lo limitado de la acción y el decorado, Ford consigue mantener el ritmo en todo momento gracias a un dominio del tempo que ya anticipaba su brillantez tras las cámaras. También hay que destacar el interesante recurso dramático de no mostrar en ningún momento al enemigo, salvo en la escena final, con lo que se crea una tensión y un cierto misterio que añaden un plus a la historia nada despreciable y que después otros grandes directores sabrán explotar convenientemente, como hizo el mismísimo Spielberg en El diablo sobre ruedas (1971), por ejemplo.

Destacar la presencia de un habitual del cine de Ford, Victor McLaglen, esta vez no como secundario, y que repetiría protagonismo al año siguiente en El delator (1935), con Oscar al mejor actor incluído, y un inquietante Boris Karloff en la piel de un fanático religioso.

Con unos diálogos de gran nivel y una banda sonora nomina al Oscar, La patrulla perdida ya nos enseña el dominio de las situaciones por parte de John Ford, un director que lograba salir de los films  meramente de acción para recrearse en este interesante estudio de unos soldados en una situación extrema.

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