viernes, 18 de julio de 2014

Parking 2



Dirección: Frank Khalfoun.
Guión: Frank Khalfoun, Alexandre Aja, Grégory Levasseur.
Música: Tomandandy.
Fotografía: Maxime Alexandre.
Reparto: Rachel Nichols, Wes Bentley, Grace Lynn Kung, Philip Akin, Stephanie Moore, Miranda Edwards.

Es el día de Nochebuena. Angela (Rachel Nichols) se marcha a casa tras una larga jornada en el trabajo. Pero su coche no arranca y cuando quiere salir del parking del edificio descubre que las puertas están cerradas.

¿Qué pasa cuando una película carece de argumento y la historia resulta de lo más predecible? Pues que tenemos entre las manos un film como Parking 2 (2007); un producto simplista y sin originalidad que recurre a todo lo más vulgar y trillado del género.

¿Cuantas veces hemos sufrido la presencia de un degenerado chiflado?, ¿en cuántas películas hemos visto a una joven hermosa en peligro? Pues Parking 2 nos propone más de lo mismo, sin nada nuevo y sin ningún disimulo.

La película, cuyo título no hace referencia a ninguna segunda parte de nada, sino sólo a una planta de parking, basa toda su supuesta fuerza en una premisa tan manida como torpemente desarrollada: un maníaco enamorado de una joven que la retiene a la fuerza para poder pasar una velada íntima con ella. A partir de ahí, las lógicas escenas de tensión, peleas, alguna muerte truculenta, tensión de bajo nivel y un desenlace de lo más previsible.

La única manera de darle realmente interés a una historia tan manida es buscarle puntos de originalidad, giros inesperados, diálogos con fuerza, personajes interesantes. Y nada de ello tiene lugar aquí. Thomas (Wes Bentley), el psicópata, es un personaje plano, sin nada que lo diferencie de tanto pirado suelto que pulula por otros films similares. La trama es totalmente previsible, las escenas sangrientas son todo lo desagradables que deben ser para forzarnos a dar un respingo y el ritmo se mantiene en un nivel aceptable, pero nada más.

Fran Khalfoun se limita a dirigir con ese estilo impersonal que se centra en preparar las escenas de tensión y a jugar con los tempos con cierta solvencia, pero sin nada que nos permita disfrutar de un trabajo singular.

Definitivamente, una película de esas que te permiten pasar el rato, con algún susto que otro, pero que no deja la más mínima huella una vez que se ha terminado. Un producto de consumo fácil y escasos méritos. Sólo para auténticos incondicionales del género.

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