miércoles, 8 de octubre de 2014
La verdad oculta (Proof)
Dirección: John Madden.
Guión: David Auburn (Obra: David Auburn).
Música: Stephen Warbeck.
Fotografía: Alwin Kuchler.
Reparto: Gwyneth Paltrow, Anthony Hopkins, Hope Davis, Jake Gyllenhaal, Gary Houston, Roshan Seth.
Catherine (Gwyneth Paltrow) ha pasado los últimos años cuidando de su padre (Anthony Hopkins), un genio de las matemáticas que había perdido el juicio. Catherine teme que ella pueda llegar a sufrir la misma enfermedad.
Basada en una obra de teatro ganadora de un Pulitzer, La verdad oculta (Proof) (2005) viene a demostrar que no siempre una buena fuente de partida da lugar a una gran película.
No se si consciente o no de lo limitado del argumento que tenía entre manos, John Madden (Shakespeare in love , 1998) recurre a una estudiada puesta en escena en la que mezcla presente con pasado, conversaciones imaginarias de Catherine con el padre difunto junto a otras reales y flash-backs, logrando una puesta en escena un tanto enigmática, aunque no confusa, que logra, al menos, mantener cierta tensión en el relato, con lo que podemos decir que nuestro interés no decae demasiado; si bien es verdad que conforme avanza la película vamos sospechando que su historia encierra menos de lo que prometía. Ya con el desenlace, los temores o sospechas se tornan en dura y triste realidad.
Y es que la lucha de Catherine entre su amor por su padre, su propio talento y sus dudas acerca de su propia salud mental no son tan apasionantes ni tan complejas ni tan cautivadoras como habría sido de esperar. Puede que parte del fallo resida en que no llegamos a conocer a Catherine realmente a lo largo de la película. Madden lleva la confusión de su puesta en escena al retrato de los protagonistas, de manera que tanto Catherine como su padre no se presentan jamás de una manera clara, que nos permita comprenderlos y, por consiguiente, meternos en su piel y en su mente. Así, Catherine se pasa casi toda la película casi como una desconocida para nosotros. La primera impresión que da es la de una joven triste y deprimida por la muerte de su padre. No conocemos su talento ni tampoco su trabajo. Y cuando finalmente descubrimos que ella también es una brillante matemática, el guión decide de nuevo jugar a la confusión, dando a entender que Catherine se ha querido apropiar de los descubrimientos de su padre, algo que parece incomprensible. Pero es que de nuevo Madden quiere jugar al despieste con nosotros, buscando la manera de dotar de interés y emoción a un relato un tanto plano y frío que en ningún instante logra emocionarnos.
Ni la presencia de Claire (Hope Davis), hermana de Catherine, ni la de Hal (Jake Gyllenhaal), enamorado de Catherine, logran aportar nada nuevo a la historia. Claire se percibe como una presencia confusa, entre la compasión y la presión sobre Catherine; mientras, la presencia de Hal, que podría dar un toque pasional a la historia, tampoco es el bálsamo que de algo de vida al relato, quedando el posible romance en un amago triste.
Solamente el gran trabajo de Gwyneth Paltrow, sorprendentemente auténtica y convincente en su depresión y ensimismamiento, consigue despertar nuestra admiración por algo de La verdad oculta (Proof). Sus compañeros de reparto tampoco están nada mal en sus trabajos, pero se quedan algo empequeñecidos ante la solidez de Paltrow.
En definitiva, un film que partía de una buena materia prima pero que traspasado a la pantalla se queda en casi nada. La historia no funciona, no entendemos del todo a los personajes, sus problemas no nos conmueven lo más mínimo y al final estamos deseando que se termine esta historia un tanto absurda y sin sentido que, para remate, nos brinda un forzado final feliz que no se entiende más que por la necesidad de dejarnos con una pequeña esperanza, aunque a esas alturas nos importe ya todo un pimiento.
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