viernes, 10 de agosto de 2018

A quemarropa



Dirección: John Boorman.
Guión: Alexander Jacobs, David Newhouse y Rafe Newhouse (Novela: Donald E. Westlake).
Música: Johnny Mandel.
Fotografía: Philip Lathrop.
Reparto: Lee Marvin, Angie Dickinson, Keenan Wynn, John Vernon, Carroll O´Connor, Lloyd Bochner, Michael Strong, Sharon Acker.

Traicionado por su mejor amigo y su esposa, que le roban su parte del botín y lo dan por muerto, Walker (Lee Marvin), una vez recuperado, no piensa en otra cosa que en vengarse.

Los años sesenta del pasado siglo, si bien los primeros síntomas del cambio tuvieron lugar un poco antes, suponen un giro en la industria del cine norteamericano. El fin del estricto código Hays, que vigilaba e imponía normas sobre la moralidad de las películas, además de los cambios radicales en la sociedad de aquellos años, motivaron una pequeña revolución en la manera de entender el cine, tanto por parte de nuevos directores como del público, al que los viejos moldes clásicos ya no les valían.

Es dentro de esta tendencia renovadora donde debemos encuadrar A quemarropa (1967), que visita de nuevo el thriller pero con una nueva interpretación.

Muy influenciado por la nouvelle vague, John Boorman, en su segundo largometraje, intenta darle un tratamiento original a una vieja historia. Para ello, no duda en recurrir a flashbacks, como en el arranque de la historia, visiones del protagonista en sueños, recuerdos recurrentes, cambios de decorados... que intentan reflejar las tensiones del protagonista y sus obsesiones, con lo que la historia pretende adquirir unos connotaciones distintas a lo que habitualmente eran los films de este corte.

El problema es que todas aquellas innovaciones, especialmente las de los años sesenta, estaban demasiado ligadas a unas modas y unos gustos que no han resistido demasiado bien el paso de los años. Lo que entonces podía pasar por moderno y revolucionario, hoy en día, desprovisto de ese aire innovador, no deja de ser un ejercicio de estilo un tanto desfasado y, por momentos, aburrido.

Así, A quemarropa se queda un poco en tierra de nadie, indefinida. Como film de acción es un tanto aburrido, sin nervio. La supuesta violencia está a día de hoy más que superada, con lo que tampoco esas escenas nos van a sacudir especialmente. Y como estudio de la mente atormentada del protagonista o de su necesidad de venganza, tampoco el film resulta especialmente inspirado, ya que tampoco consigue realizar un retrato preciso de Walker, más allá de su rudeza y su obstinación en recuperar su dinero y vengarse.

Desde mi punto de vista, la película se ha quedado, como muchos otros films de aquellos años, en un experimento que buscaba indagar en nuevas posibilidades expresivas del cine, evitando terrenos considerados ya superados, pero a la que el paso del tiempo desvela sin piedad sus carencias, una vez despojada de sus "deslumbrantes" efectos estilísticos.

Lee Marvin, uno de los duros del cine americano, me parece mucho mejor secundario que protagonista. Su inexpresividad, que puede aportar un plus de dureza a su personaje, no termina de convencerme. Como el resto del reparto, de hecho, atrapado en un experimento que resta espontaneidad a sus interpretaciones.

Tampoco ayuda un guión demasiado esquemático y que hasta puede parecer, en algunos momentos, hasta ridículo, con esas constantes alusiones a la "organización", que terminan por resultar, en su simplicidad, más graciosas que convincentes. Esta sencillez extrema del argumento hace que bastantes escenas de la película parezcan casi más relleno que otra cosa, como si hubiera que cubrir minutos para darle al film cierta duración mínima indispensable. De hecho, sin ser un film especialmente largo, la falta de ritmo y agilidad narrativa en muchos momentos hacen que parezca de mayor duración.

En definitiva, una pequeña decepción para un film ensalzado por parte de la crítica y que es, para muchos, una referencia de un nuevo estilo de thriller, donde la experimentación narrativa es ensalzada por encima, creo yo, de sus verdaderos méritos.

En 1999, Brian Helgeland realizó un remake titulado Payback e interpretado por Mel Gibson.

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