lunes, 23 de marzo de 2020

Starship Troopers: Las brigadas del espacio



Dirección: Paul Verhoeven.
Guión: Edward Neumeier (Novela: Robert Henlein).
Música: Basil Poledouris.
Fotografía: Jost Vacano.
Reparto: Casper Van Dien, Dina Meyer, Denise Richards, Clancy Brown, Jake Busey, Dean Norris, Neil Patrick Harris, Michael Ironside.

En el siglo XXIII, el servicio militar otorga a la gente el estatus de ciudadano, por lo que muchos jóvenes, tras acabar los estudios, deciden alistarse. Al poco de alistarse Johnny Rico (Casper Van Dien), estalla la guerra contra un planeta hostil habitado por agresivos insectos.

Starship Troopers (1997), una adaptación de la novela de Robert Henlein, acepta diferentes lecturas, básicamente dos: un mero entretenimiento, algo excesivo eso sí, o una crítica a una sociedad militarizada de pensamiento único.

Como entretenimiento, la película peca, por un lado, de exagerada. La violencia resulta demasiado explícita y las escenas de guerra son repetitivas, casi mecánicas. Es cierto que los efectos especiales están bastante logrados para la época, pero con el gigantesco presupuesto con que contaba (más de cien millones de dólares) eso no es algo de lo que presumir. Incluso, creo que las escenas de lucha tampoco están tan conseguidas como se pretende y, en ocasiones, resultan algo artificiales, además de poder predecir con facilidad qué soldado va a morir en cada instante.

En todo caso, esos excesos de los que hablaba, como el adiestramiento de los reclutas, del todo surrealista, terminan por restar autenticidad a lo que vemos, de manera que es imposible darle credibilidad, con lo que se queda en una especie de cómic filmado, mero entretenimiento con altas dosis de sadismo, reminiscencias nazis nada afortunadas y poco más. Se puede argumentar que no deja de ser una ficción, pero he visto muchas absolutamente convincentes.

Y es precisamente ese aire un tanto irreal, excesivo, lo que limita también su vertiente crítica. Si queremos tomarnos la película como una advertencia contra una posible sociedad futura demasiado militarizada, con un adoctrinamiento constante, en escuelas y televisión, se debería haber intentado darle al mensaje algo más de profundidad y realismo a lo narrado. Pero no es así, los diálogos, por ejemplo, son muy elementales y las situaciones, incluidos los romances y sus complicaciones, demasiado poco originales; así, asistimos a las consabidas escenas de demostración de camaradería, patriotismo, superación personal y heroicidad sin límites. Los protagonistas, además, son un cúmulo de virtudes: guapos, brillantes y valientes; todo demasiado perfecto, salvo porque los actores no son muy brillantes y su nivel artístico es un tanto limitado.

Si miramos la vertiente  más crítica de una sociedad excesivamente militarizada, surge la duda si este tipo de películas ayudan verdaderamente a demonizar la violencia porque, vistos los comportamientos heroicos, la unión de los soldados y sus sacrificios, parece que se acaba produciendo el efecto contrario y se podría pensar en cierta exaltación de la violencia.

Para algunos, sin embargo, especialmente el público más joven, la película fue todo un descubrimiento, lo que la convirtió en una película de culto y propició algunas secuelas. Sin embargo, desde mi punto de vista no es más que una película excesivamente cara, sin mucha profundidad, orientada a un efectismo sin maquillajes y que, si la analizamos con cierto rigor, se queda en muy poca cosa.

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