sábado, 7 de agosto de 2010

La dama en cuestión


La joven Natalie (Rita Hayworth), una chica sin familia ni hogar, comparece en un juicio acusada de haber asesinado a su novio. Uno de los miembros del jurado, André (Brian Aherne), está convencido de su inocencia y logra convencer a los otros miembros del jurado, con lo que Natalie es absuelta. Deseando ayudarla, André le ofrece trabajo y la aloja en su casa, pero ocultando a su familia la verdadera identidad de la chica.

La dama en cuestión (Charles Vidor, 1940) no es una gran película. Es, sencillamente, una comedia ligera, un tanto ingenua y caricaturesca en su planteamiento y que, a mi entender, hubiera ganado más con un tratamiento más serio, potenciando la intriga sobre la verdadera inocencia o no de la chica. Porque, una vez orientada la trama hacia la comedia, desaparece cualquier atisbo de intriga, y más con el aire angelical de una hermosísima Rita Hayworth, y nos queda solamente un pequeño enredo llevado con cierto ritmo por Vidor pero carente en realidad de un gran interés. Nadie puede llegar a dudar de la inocencia de Natalie, y en realidad no creo que el interés del directo resida ahí, sino tan sólo en crear cierto enredo para dar algo de vida a una trama un tanto limitada. El final, feliz como no podía ser de otro modo, resulta un tanto precipitado para mi gusto, pero es que en el fondo sería un error buscar profundidad en los personajes o coherencia en sus acciones. La película es un mero pasatiempo ligero y nada más.

Sorprende ver a Rita como una buena chica, casta, inocente y humilde y choca un poco ese rol con la tremenda fuerza de su rostro, con alguna escena realmente sensual al compás del balanceo de su melena. A su lado aparece un jovencito Glenn Ford. Ambos muy alejados de lo que sería Gilda (1946), donde de nuevo a las órdenes de Charles Vidor harían correr ríos de tinta.

La dama en cuestión, por el contrario, no es una película de la que guardaremos un recuerdo especial. Se ve con cierto agrado, pero carece de tensión y de nervio y solamente se trata de una pequeña comedia con la única finalidad de hacernos pasar un rato entretenido.

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