martes, 30 de mayo de 2017
Senderos de gloria
Dirección: Stanley Kubrick.
Guión: Stanley Kubrick, Calder Willingham, Jim Thompson (Novela: Humphrey Cobb).
Música: Gerald Fried.
Fotografía: Georg Krause.
Reparto: Kirk Douglas, George Macready, Adolphe Menjou, Ralph Meeker, Wayne Morris, Joe Turkel, Richard Anderson, Timothy Carey.
Durante la Primera Guerra Mundial, el general George Boulard (Adolphe Menjou) ordena al ambicioso general Paul Mireau (George Macready) una misión imposible: asaltar una colina fuertemente defendida por los alemanes. Al fracasar el asalto, un furioso general Mireau convoca un consejo de guerra para castigar lo que considera un comportamiento cobarde de sus tropas.
El éxito cosechado por Kubrick con Atraco perfecto (1956) llamó la atención de Kirk Douglas, cuya intervención al apoyar decididamente el proyecto de Senderos de gloria (1957) inició su colaboración con el director, impulsando su carrera.
Senderos de gloria es un proyecto ya más ambicioso, donde Kubrick puede dar rienda suelta a su talento, confirmando la buena impresión que había causado con Atraco perfecto. Sin la desmesura de otras obras posteriores y con un planteamiento más modesto y menos preciosista, Senderos de gloria es una de las obras más directas y acertadas de Kubrick, con un mensaje claro y una exposición rotunda.
El film es un tremendo alegato contra la guerra, ejemplarizado en la estupidez de los altos mandos franceses durante la Primera Guerra Mundial (la novela en que se basa el film se inspira en hechos reales), obsesionados con complacer a los políticos y en conseguir ascensos a costa incluso de sus tropas. La misión de asaltar un puesto alemán, a pesar de saber de antemano que era tarea imposible y despreciando la segura masacre de sus hombres, es una de las críticas más feroces contra la guerra que se han filmado. Y aún hoy en día la película sigue conservando toda su fuerza y la validez absoluta de su planteamiento.
Kubrick pudo contar con un buen reparto, encabezado por un colosal Kirk Douglas, el coronel que se enfrenta a los mandos para defender a sus hombres, y secundado por Adolphe Menjou y George Macready, encarnado a dos generales crueles, ambiciosos y manipuladores. El resto del reparto, mucho menos conocido, sin llegar a la altura de estos tres actores, compone un elenco muy cercano y bastante auténtico.
Además de las magníficas secuencias del avance de las tropas francesas durante el asalto a la colina, Kubrick destaca por los travellings de una cámara siempre ágil y la perfecta coreografía de las diferentes escenas, bien con movimientos de cámara o de los propios actores. Pero si tuviera que quedarme con un momento del film, éste sería la escena en la tasca, con la chica alemana cantando ante un grupo de exaltados soldados que, al oír la canción, se sienten invadidos por la nostalgia de sus hogares. Sin duda, un momento con una terrible carga emocional dentro de una sencillez absoluta.
La polémica de Senderos de gloria era claramente predecible, en especial en Francia, donde no se estrenó hasta 1975, además de ser prohibida en algunos países, como en la España franquista, por su marcado carácter anti belicista. Sin duda, una obra maestra que asentó a Kubrick como un gran cineasta y dio el impulso decisivo a su carrera.
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