El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 12 de julio de 2025

Solo para sus ojos



Dirección: John Glen.

Guión: Richard Maibaum y Michael G. Wilson (Personaje: Ian Fleming).

Música: Bill Conti.

Fotografía: Alan Hume.

Reparto: Roger Moore, Carole Bouquet, Topol, Lynn-Holly Johnson, Julian Glover, Cassandra Harris, Jill Bennett, Michael Gothard, Jack Hedley, Walter Gotell.

Como consecuencia de una explosión accidental, un barco de vigilancia británico se hunde en el Mediterráneo. El barco estaba equipado con un sistema (ATAC) que controlaba los submarinos nucleares de Gran Bretaña. Para evitar que dicho dispositivo caiga en manos enemigas, Bond es enviado para recuperarlo.

Quinta película de Roger Moore interpretando a 007 y una de las peores de la serie desde mi punto de vista y no solamente porque Moore no está a la altura de su predecesor, Sean Connery, que sería un detalle importante pero no crucial, sino porque la cinta parece más un producto de serie B que otra cosa.

Para empezar, Roger Moore ya pasaba de los cincuenta cuando rodó Solo para sus ojos (1981) y el aspecto que ofrece en la película resulta un tanto envejecido para su papel, un detalle demasiado evidente para resultar un James Bond convincente. 

Además, Carole Bouquet puede que fuera una mujer muy hermosa, pero su talento como actriz dejaba mucho que desear y su actuación es realmente lamentable, con una mirada muy bonita pero totalmente inexpresiva.

En cuanto a la trama, es verdad que no podemos esperar nada especialmente original, pues más o menos todas las de la serie siguen un patrón muy parecido, pero en esta ocasión el malvado de turno (Julian Glover) no tiene el peso necesario como para resultar un villano potente y con ello la trama se resiente. Si le sumamos un reparto poco afortunado, con actores secundarios muy mediocres, el resultado es un film en el que cuesta meterse, pues parece, en muchos momentos, una pantomima, una mala copia de las mejores películas de la serie.

Es verdad que algunas escenas de acción están bastante bien ejecutadas, salvando el hecho de que el paso del tiempo las ha envejecido considerablemente, pero ello no es suficiente para mantener en pie una historia que transcurre de manera bastante plana, sin momentos de verdadera tensión y con una dirección bastante rutinaria.

El hecho de que incluso los típicos inventos que ayudan a Bond en cada una de las misiones estén en esta ocasión ausentes por completo es un detalle más que denota el escaso esfuerzo creativo puesto en esta entrega.

He visto muchas películas de esta serie y, reconociendo sus limitaciones, muchas de ellas eran productos bastante cuidados y que ofrecían lo que prometían: un entretenimiento sencillo pero resultón en base a unos principios fijos. Sin embargo, Solo para sus ojos no llega ni a un mínimo deseable, hasta el punto de que estaba deseando que se terminara de una vez.

domingo, 6 de julio de 2025

Suite francesa



Dirección: Saul Dibb.

Guión: Matt Charman y Saul Dibb (Novela: Irène Némirovsky).

Música: Rael Jones.

Fotografía: Eduard Grau.

Reparto: Michelle Williams, Matthias Schoenaerts, Kristin Scott Thomas, Sam Riley, Margot Robbie, Ruth Wilson, Alexandra María Lara, Tom Schilling, Eileen Atkins, Lambert Wilson. 

En 1940, durante al ocupación alemana de Francia, Lucile Angellier (Michelle Williams) se enamora del oficial alemán Bruno von Falk (Matthias Schoenaerts), al que han de alojar forzosamente en la casa propiedad de su suegra (Kristin Scott Thomas).

Suite francesa (2014) está basada en una obra de una escritora que vivió y padeció durante la Segunda Guerra Mundial y cuya hija logró que se publicara su manuscrito mucho tiempo después de la muerte de la autora en Auschwitz. Con estos antecedentes, era lógico que la novela fuera llevada al cine.

La producción de Suite francesa se percibe como ambiciosa desde el mismo comienzo, advirtiéndose los esfuerzos por darle a la obra todo el empaque necesario, con una buena ambientación, una fotografía hermosa y un reparto donde sobresale el nombre de Kristin Scott Thomas junto a Margot Robbie o Lambert Wilson.

Y aquí se terminan los halagos pues, por desgracia, Suite francesa termina siendo un relato tan frío que nos deja casi indiferentes. Y eso es un problema en cualquier tipo de película, pero si estamos ante un drama romántico en plena guerra, con el problema de enamorarse de un enemigo, con el conflicto íntimo y social que ello supone, es gravísimo que el guión no sea capaz de conmovernos un poquito siquiera.

La culpa es que no hay nada en la película que traspase la pantalla. El enamoramiento entre Lucile y Bruno no está bien planteado, brota casi espontáneamente, sin que sintamos el proceso que los lleva a amarse. Y eso en parte porque el guión no logra mostrarnos en profundidad a ninguno de los amantes, solo nos ofrece detalles, sin alcanzar el alma de ambos. Por eso no nos implicamos en sus problemas ni en su pasión, que además se queda reducida a muy poca cosa: un par de besos y unas conversaciones bastante superficiales.

Y lo mismo que sucede con el amor entre los protagonistas pasa también con el conflicto bélico. La ocupación alemana del pequeño pueblo donde viven Lucile y su suegra ofrece muchas posibilidades dramáticas pero, de nuevo, el guión no es capaz de contarlas con la fuerza suficiente para emocionarnos. Ni en los momentos más cruciales sentimos que se nos acelere el pulso.

Es una pena constatar una vez más como el cine actual, impecable en los apartados técnicos, es incapaz de crear verdaderas historias con alma, limitándose, como en este caso, a un relato bien construido y contado pero que carece de profundidad, de sensibilidad y talento. 

miércoles, 2 de julio de 2025

Tigre y dragón



Dirección: Ang Lee.

Guión: Wang Hui Ling, James Schamus y Tsai Kuo Jung (Novela: Wang Du Lu).

Música: Tan Dun.

Fotografía: Peter Pau.

Reparto: Chow Yun Fat, Michelle Yeoh, Zhang Ziyi, Chang Chen, Lung Sihung, Cheng Pei Pei.

Li Mu Bai (Chow Yun Fat), un experto paladín, sale de su retiro tras comprobar que solo le produce tristeza. A pesar de ello, sigue decidido a renunciar a su vida anterior y regala su magnífica espada.

Según su director, con Tigre y dragón (2000) solo pretendía realizar la mejor película de artes marciales posible. Y si nos atenemos a las sofisticadas coreografías de lucha, que incluyen sorprendentes saltos y vuelos que desafían a la lógica y provocan sorpresa y, a partes iguales, admiración y risas, el resultado es una película que no nos deja indiferentes.

Pero el mérito de esas coreografías tan hipnóticas no sería suficiente para convertir a esta película en algo especial. El mérito finalmente reside precisamente en todo aquello que se sale de lo habitual en el género. 

Por una lado, tenemos una fotografía y una banda sonora de una belleza incuestionables que le dan una calidad a la cinta deslumbrante. Otro acierto es que, a pesar de su larga duración, no sentimos que le sobre ni un minuto de metraje: la historia fluye armoniosamente y, a pesar de su sencillez, consigue mantenernos expectantes, ansiosos de ver qué nos depara la siguiente escena. Y ello funciona tan bien gracias a la construcción de los personajes. Cada uno de los protagonistas tiene una historia detrás donde se mezclan amor, esperanza, dolor, muerte, venganza, deseo y oscuridad. Y es ahí donde Tigre y dragón logra adquirir una profundidad mayor que la eleva por encima de una simple película de acción y es lo que consigue que nos impliquemos de lleno en la historia.

Esto no impide reconocer que el argumento es bastante simple y algunos diálogos y situaciones parecen casi pueriles, lo que choca con otros momentos en que la cinta alcanza niveles casi poéticos, por lo que la sensación final es la de un extraño producto que a pesar de su simpleza consigue llegarnos al corazón. Tal vez le falte profundidad, pero no debemos olvidar que estamos ante una película de artes marciales, lo que explica ese desequilibrio.

La película ganó cuatro Oscar: mejor película extranjera, mejor banda sonora, mejor fotografía y mejor dirección artística.

lunes, 23 de junio de 2025

El sheriff de Dodge City



Dirección: Joseph M. Newman.

Guión: Daniel B. Ullman y Martin Goldsmith.

Música: Hans J. Salter.

Fotografía: Carl Guthrie.

Reparto: Joel McCrea, Julie Adams, John McIntire, Nancy Gates, Richard Anderson, James Westerfield, Walter Coy, Don Haggerty, Harry Lauter.

Cuando su hermano Ed (Harry Lauter), aspirante a sheriff de Dodge City, es asesinado, Bat Masterson (Joel McCrea) acepta la invitación para presentarse él mismo al cargo.

El sheriff de Dodge City (1959) es la típica película del Oeste de serie B, con evidentes limitaciones de presupuesto, lo que se evidencia en unas localizaciones limitadas y la ausencia de grandes nombres en el reparto y la producción, salvo McCrea que, sin llegar al estatus de figuras como John Wayne, James Stewart o Kirk Douglas, logró hacerse un hueco en la historia del cine del Oeste, especialmente de la mano de Sam Peckinpah.

La cinta gira en torno a la típica historia de venganza pero, sobre todo, ofrece una imagen idealizada del protagonista, un personaje histórico que aquí es el depositario de grandes valores como la valentía, la honestidad o la lealtad. Si bien es casi imposible tomar su retrato muy en serio, lo que es innegable es que la cinta sigue fiel a los principios básicos del género, oponiendo sin matices a los buenos y los malos, estos últimos verdaderos ejemplos de todo lo ruín que puede llegar a ser una persona.

Y es precisamente por esta simplicidad en el planteamiento, con un guión que va a grano y opta por la sencillez de sus planteamientos siempre, que la película resulta por un lado fácil de ver y de disfrutar y, por otra parte, demasiado simple como para elevarla más allá de un film honesto pero limitado.

Sin embargo, es cierto también que posee cierta calidad en sus diálogos, especialmente si los comparamos con los que suelen escucharse en películas recientes y donde, de una manera no exenta de cierta poesía, se expresan los sentimientos y justificaciones de los actos de los protagonistas de un modo bastante certero.

Agradable de ver, especialmente para los amantes del género, la cinta tiene el valor de permitir comprobar cómo las películas más modestas anteriores al auge del cine puramente comercial de nuestros días eran capaces de atesorar cierta calidad a pesar de sus limitaciones.

viernes, 20 de junio de 2025

La isla mínima



Dirección: Alberto Rodríguez.

Guión: Rafael Cobos y Alberto Rodríguez.

Música: Julio de la Rosa.

Fotografía: Alex Catalán.

Reparto: Raúl Arévalo, Javier Gutiérrez, Antonio de la Torre, Nerea Barros, Salva Reina, Jesús Castro, Manolo Solo.  

Dos policías de homicidios de Madrid, Pedro Suárez (Raúl Arévalo) y Juan Robles (Javier Gutiérrez), son enviados a un pequeño pueblo en las marismas del Guadalquivir para investigar la desaparición de dos adolescentes.

Galardonada con hasta diez premios Goya, La isla mínima (2014) es una película policíaca donde prima sobre todo la austeridad, palpable en el guión, el desarrollo, la ambientación y los personajes. En principio, es un planteamiento con el que me identifico: no suelo ser partidario de complicar las cosas innecesariamente. El inconveniente es que la austeridad termina por ser casi tediosa.

Reducirlo todo a lo básico en la película acaba por convertirla en algo casi sin alma. Los personajes se quedan en muy poca cosa y, durante la mayor parte de la película, los dos policías se limitan a estar juntos, sin que entre ellos se establezca una clara interacción, que se limita a un par de diálogos sobre el pasado de Juan en la época de la dictadura. Este detalle al final termina aportando la única nota reseñable de la historia: la oposición entre un policía que viene de la dictadura, con su brutalidad a cuestas, y el otro, Raúl, que pretende ser más justo y respetuoso con la ley y las normas. Pero, al final, la realidad acaba imponiéndose a la moral y Raúl termina asumiendo ciertas cosas sin protestar, tal vez por gratitud, pero también por cierta ambición profesional.

Como digo, estas pinceladas, demasiado superficiales tal vez, sobre los protagonistas son lo mejor de La isla mínima que, en el apartado meramente de la intriga policial, resulta un tanto decepcionante, pues la investigación se desarrolla de manera poco brillante, sin grandes momentos de interés, y penalizada por una lentitud y un minimalismo que le quitan cualquier emoción posible. Incluso en los momentos más dramáticos, uno se queda bastante distante del drama que está contemplando.

Puede que parte del problema, si prescindimos de esa búsqueda de una sencillez extrema, la tenga la elección de uno de los protagonistas pues, si Javier Gutiérrez, sin ser un prodigio, mantiene un tono bastante verosímil, su compañero Raúl Arévalo es un palo y no varía la expresión de su cara en ningún momento, como si estuviera anestesiado. Los secundarios tampoco aportan nada, en parte porque están reducidos a una participación mínima, pero tampoco se les ve especialmente dotados para el drama. Da la impresión de que todos estudiaron el mismo método de interpretación consistente en hablar sin entonación y tener una posa apática. 

Poca cosa positiva saco finalmente de la cinta, salvo quizá la fotografía y el retrato de un sur atrasado, inculto y miserable.

martes, 10 de junio de 2025

El extraño



Dirección: Chloe Okuno.

Guión: Chloe Okuno y Zack Ford.

Música: Nathan Halpern.

Fotografía: Benjamin Kirk Nielsen.

Reparto: Maika Monroe, Karl Glusman, Burn Gorman, Mãdãlina Anea.

Julia (Maika Monroe) se traslada junto a su marido Francis (Karl Glusman) a Bucarest cuando él es ascendido en su trabajo. Nada más instalarse en su apartamento, Julia se da cuenta de que un vecino no para de espiarla desde el edificio de enfrente.

La primera palabra que se me ocurre tras ver El extraño (2022) es minimalismo. Chloe Okuno realiza un ejercicio en el que todos los elementos están reducidos a lo mínimo: reparto, escenarios, diálogos, situaciones... Y el mérito de la directora es sacar casi todo el jugo a esos pocos elementos, logrando crear un clima de tensión que llega a ser agobiante durante toda la duración de la cinta.

La historia se centra en Julia, una mujer que llega a Rumanía acompañando a su esposo y que se siente desubicada y sola. No conoce el idioma ni a nadie en el país y se pasa el día sola, pues el marido trabaja hasta altas horas de la noche. Y en medio de esa soledad, descubre que un vecino la espía constantemente y, a esa inseguridad de sentirse observada, se suma la noticia de un asesino en serie de mujeres. Este es un detalle clave para explicar el miedo creciente de Julia y a la vez sirve de explicación de por qué su marido no la toma demasiado en serio, pensando que está volviéndose paranoica sin muchos motivos.

A partir de ahí, Okuno mantiene la tensión y, sobre todo, nos transmite la soledad de Julia, incomprendida por el marido, que era su único apoyo, hasta el punto de querer regresar a Estados Unidos superada por la situación.

Okuno logra que veamos con una claridad incuestionable el miedo que pueden sentir las mujeres en el día a día cuando un desconocido las observa, las sigue... puede que no haya nada detrás de ello, puede que para un hombre su miedo sea exagerado... hasta que Okuno nos lo hace ver desde el punto de vista de Julia y sufrimos con ella y comprendemos su desvalimiento en un país extranjero, sola, sin nadie que la crea.

Tal vez a este ejercicio tan sobrio le sobre el final tramposo que parece innecesario y desentona un poco con el desarrollo tan eficaz de toda la película. Pero tampoco es un detalle que estropee el resultado e incluso proporciona una justificada y necesaria satisfacción.

Sin duda, una película muy interesante.

lunes, 2 de junio de 2025

Disturbia



Dirección: D. J. Caruso.

Guión: Christopher B. Landon y Carl Ellsworth (Histaria: Christopher B. Landon).

Música: Geoff Zanelli.

Fotografía: Rogier Stoffers.

Reparto: Shia LaBeouf, Sarah Roemer, Aaron Yoo, David Morse, Carrie-Anne Moss, José Pablo Cantillo, Viola Davis, Matt Craven.

Condenado a arresto domiciliario por pegar a un profesor, el joven Kale (Shia LaBeouf) se entretiene espiando a los vecinos. Pronto empieza a sospechar que uno de ellos (David Morse) puede ser un asesino en serie.

Disturbia (2007) está inspirada en La ventana indiscreta (Alfred Hitchcock, 1954) pero, salvo el tema del personaje que espía a los vecinos, el desarrollo es bastante diferente, comenzando por el personaje principal. De ahí que no crea oportuno establecer comparaciones entre ambas, donde la película de Caruso saldría bastante mal parada.

Analizándola por sus valores intrínsecos, lo primero que llama la atención en Disturbia es su guión, realmente superficial y escasamente imaginativo. La escena inicial de la pesca entre padre (Matt Craven) e hijo, que servirá para justificar el trauma de Kale por la muerte de su padre, desvela ya la poca importancia que los guionistas le otorgan a construir una historia sólida y cómo solamente parecen interesarles los adornos y lo efectista, como se ve en la escena del accidente de coche, más propia del cine de acción.

La poca originalidad del argumento se constata en todo lo demás, con un desarrollo sin imaginación, muy previsible y dónde los momentos de tensión resultan muy artificiales y poco convincentes, con la exageración de convertir la casa del asesino en una especie de parque de atracciones de los horrores. 

Lo peor, con todo, es la escasa definición de los personajes, como la madre de Kale (Carrie-Anne Moss), que no deja de ser algo meramente decorativo, y especialmente los protagonistas, sin profundidad, ni como individuos ni en sus relaciones, acercándose a la típica película romántica para adolescentes en muchos momentos más que a una sólida historia de intriga.

El resultado es una película muy superficial, sin alma, que casi funciona mejor en su vertiente cómica que en la dramática, lo que es un claro reflejo de la poca consistencia de un guión que habría tenido que pegarnos al asiento atrapados por al tensión y en cambio nos deja bastante indiferentes.