El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 7 de julio de 2019

Cuando Harry encontró a Sally



Dirección: Rob Reiner.
Guión: Nora Ephron.
Música: Marc Shaiman.
Fotografía: Barry Sonnenfeld.
Reparto: Billy Crystal, Meg Ryan, Carrie Fisher, Bruno Kirby, Steven Ford, Lisa Jane Persky.

Harry Burns (Billy Crystal) y Sally Albright (Meg Ryan) se conocen con veinte años, durante un viaje en coche de Chicago a Nueva York en el que no se caen demasiado bien. Años más tarde, sus caminos se irán cruzando por azar y terminan siendo buenos amigos.

Cuando Harry encontró a Sally (1989) es sin duda un título célebre dentro de las comedias románticas, un film que marcó un hito en su día y que, en muchos aspectos, sigue siendo un modelo a seguir de cómo se pueden y se deben afrontar este tipo de comedias, a menudo caídas en la vulgaridad.

El mérito de la película fue, sin duda, la naturalidad con la que afrontaba el tan socorrido tema de las relaciones amorosas, con las diferencias, a veces abismales, de la concepción del amor entre hombres y mujeres y el desgaste de la convivencia en la relación de pareja.

El núcleo central de la historia se centra en la amistad entre los protagonistas, intentando dejar a un lado el lío amoroso. Así consiguen una total complicidad y camaradería, sin los malos entendidos ni las exigencias que suelen empezar a aparecer cuando surge el amor. Harry y Sally se apoyan y se compenetran mejor que cualquier pareja, lo que parece reforzar la idea de que el amor, y el sexo, están de más en su caso. Pero la película había comenzado con la afirmación de Harry de que una amistad entre un hombre y una mujer es imposible, y más si existe una atracción entre ambos. Y Harry se siente atraído por Sally. Así que, finalmente, tienen una relación sexual, de una sola noche, que tirará por tierra esa buena amistad, pues los sentimientos personales empiezan a provocar exigencias que parece que no saben o no pueden asumir.

Hasta aquí el meollo argumental de Cuando Harry encontró a Sally. No es que sea nada especialmente novedoso, pero sí que lo fue la manera en que Rob Reiner afrontó su exposición. La comedia se apoya fundamentalmente en los diálogos, algunos banales pero otros bastante bien llevados. En algunos momentos, la película nos puede recordar vagamente el estilo de las comedias de Woody Allen, aunque salvando las distancias, evidentemente.

Lo que funciona en este caso es que no se intenta ridiculizar el tema de las relaciones de pareja, a pesar del tono de comedia de la película, sino que se exponen las situaciones y compromisos con bastante sentido común, sin llegar a extremos caricaturescos. Sin embargo, a pesar de los indudables aciertos de la cinta, encuentro que tiene bastantes defectos.

Por un lado, gran parte de las situaciones parecen como pequeños cuadros independientes; me refiero a que me pareció que la historia carecía de una verdadera unión entre las diferentes secuencias, que se quedan como cuadros independientes. Es decir, me faltó un mejor desarrollo de la vida de Harry y Sally. Por momentos, el argumento se dedica a unirlos pasados unos años, tener su conversación que incide de nuevo en lo que los separa, y pasar a la siguiente secuencia. Algo además que queda demasiado evidente por el intercalado de las confesiones de las parejas ancianas que cuentan su historia. Todo ello hace que los personajes no estén plenamente desarrollados, desde mi punto de vista, quedando demasiadas veces reducidos a lo más básico y un tanto estereotipado. Solamente en el tramo final, cuando la amistad de los protagonistas se consolida, tenemos la continuidad de la relación que, además, consigue por fin ganar entereza y una dimensión más real.

Por otra parte, no terminó de convencerme Billy Crystal como pareja de Meg Ryan. Mientras ella me pareció llena de dinamismo, de vida, de frescura, él tenía siempre la misma cara de poker, inexpresivo. Crystal alcanzó la cima de su popularidad en esos años, pero viendo la cinta se explica que su carrera fuera bastante limitada.

La película cobró más popularidad de la que seguramente tendría gracias a la famosa escena del orgasmo fingido donde, además de lo ocurrente e insinuante del momento, Meg Ryan demostró todo el talento que atesoraba, más allá del rostro bonito.

Es curioso que la idea inicial fuera que los protagonistas no iban a terminar juntos, algo que parece un tanto absurdo y que, además, nos hubiera privado de la declaración de Harry en la fiesta de fin de año que me parece uno de los momentos más logrados de la película, con un discurso lleno de aciertos. Finalmente, Rob Reiner decidió cambiar el final previsto por el actual.

Vista con cierta perspectiva, Cuando Harry encontró a Sally me parece una comedia sincera, sencilla y honrada que afronta con respeto y algunas frases memorables las relaciones de pareja. Desde este punto de vista es evidente que tiene argumentos de peso frente a comedias mucho más banales. Quedémonos con eso.

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