El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 24 de octubre de 2015

En la mente del asesino



Dirección: Rob Cohen.
Guión: Marc Moss, Kerry Williamson (Novela: James Patterson).
Música: John Debney.
Fotografía: Ricardo Della Rosa.
Reparto: Tyler Perry, Matthew Fox, Edward Burns, Jean Reno, Rachel Nichols, John C. McGinley, Giancarlo Esposito, Cicely Tyson, Carmen Ejogo.

En una lujosa mansión aparecen los cadáveres de una mujer y sus tres guardaespaldas. El inspector Alex Cross (Tyler Perry), encargado del caso, sospecha que los asesinatos son obra de un solo y peligroso psicópata.

Alex Cross, el personaje creado por el novelista Patterson y que ya habíamos visto en El coleccionista de amantes (Gary Fleder, 1997) y en La hora de la araña (Lee Tamahori, 2001), es también el protagonista de esta En la mente del asesino (2012) y de nuevo comprobamos como los best selles de James Patterson no han producido grandes películas ni mucho menos.

En la mente del asesino es un thriller bastante vulgar, tanto en su planteamiento como en su desarrollo, plagado de tópicos, empezando por el asesino psicópata, y situaciones un tanto forzadas que no termina en ningún momento de cuajar, quizá lastrado desde el comienzo mismo por una historia un tanto absurda que resulta muy difícil de creer. Incluso los pasajes más íntimos de la vida familiar de Cross, tendentes a dotar a la historia de un punto de interés humano, resultan tan poco originales y son tan predecibles que no aportan tampoco nada nuevo al film.

Por si todo esto no fuera ya bastante, la película cuenta con un reparto muy poco afortunado. Tyler Perry, el protagonista, carece por completo de carisma y no consigue darle entidad suficiente a su personaje, que tiene hasta un punto de pedantería que no resulta muy agradable. Edward Burns demuestra sus limitaciones como actor y Jean Reno, quizá el rostro más llamativo del elenco, se limita a un par de apariciones bastante rutinarias. Solo Matthew Fox parece haberse tomado en serio su trabajo y compone a un asesino que da miedo solo con verlo. Eso sí, su personaje carece de profundidad y es solo un mero cliché, en la línea de todo el argumento de esta película.

Tampoco entendemos muy bien el trabajo de Rob Cohen, que desaprovecha la fuerza dramática de algunas escenas protagonizadas por el asesino chiflado, mientras que se recrea en otras, como en las relaciones familiares de Alex Cross, dejando que gran parte de la posible fuerza dramática de los asesinatos se pierda sin remedio.

En la mente del asesino termina siendo un film menor, un serie B sin demasiado que ofrecernos, salvo una hora y pico de pasatiempo rutinario. Lo único que aporta algo de emoción a la historia el el psicópata, por lo despiadado y cruel que es, aunque nunca dudamos del final de sus andanzas. Así pues, no perdemos nada si pasamos de largo por este thriller tan poco original.

jueves, 8 de octubre de 2015

La mejor oferta



Dirección: Giuseppe Tornatore.
Guión: Giuseppe Tornatore.
Música: Ennio Morricone.
Fotografía: Fabio Zamarion.
Reparto: Geoffrey Rush, Jim Sturgess, Sylvia Hoeks, Donald Sutherland, Philip Jackson, Dermot Crowley, Liya Kebede, Kiruna Stamell.

Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es un reputado agente de subastas, tasador y experto en arte, además de un tipo solitario y un tanto excéntrico. Un día, una joven (Sylvia Hoeks) que vive recluida en una vieja mansión, le llama para que se ocupe de tasar y vender viejas propiedades de sus difuntos padres.

Qué complicado me resulta realizar una valoración en conjunto de La mejor oferta (2013). Y es que si nos quedamos con la primera hora de la cinta, el sobresaliente casi se podría quedar pequeño. Sin embargo, la última parte del film echa por tierra las buenas sensaciones iniciales. Veamos por qué.

La primera parte de la película resulta cautivadora. La manera en que Tornatore nos presenta al excéntrico Oldman, cómo va sucumbiendo al misterio de la enigmática Claire, dejando al lado su arrogancia para convertirse en un admirador de esa extraña mujer; la manera en que nos introducimos en un mundo mágico de arte, belleza y refinamiento, acompañados por la música de Morricone y una fotografía exquisita de Fabio Zamarion... la verdad es que hay momentos fantásticos en que casi puedes oír tus propios latidos. Flota en el aire el misterio, la magia incluso, y el maravilloso Geoffrey Rush llenando la pantalla con una imponente presencia. Es cine del bueno. Un regalo.

Sin embargo, hacia la mitad de la cinta, todo comienza a desmoronarse. Al principio, de manera casi imperceptible, en pequeños detalles sin importancia: algún personaje secundario algo forzado, unos celos de Virgil sin mucho fundamento, alguna escena precipitada, una historia que parece encallarse, un misterio que se va diluyendo sin que podamos saber el por qué de una manera coherente... El caso es que poco a poco la magia va desapareciendo. Tal vez porque el personaje de Claire se va curando de su miedo a las personas y ese misterio que la envolvía desaparece tristemente sin explicación. Sea como sea, la película pierde brillo, encanto y se va convirtiendo en una historia más vulgar. Pero aún nos queda lo peor: un desenlace forzado y estúpido que nos deja con la tristeza de haber sido engañados tan torpemente que casi da risa. Nada tiene sentido. Ni siquiera merece la pena buscar una explicación. Giuseppe Tornatore quiso decantarse por un desenlace absurdo en lugar de optar por algo más inteligente. ¿Por qué? Imagino que pensaría que una sencilla historia de amor algo decadente no funcionaría a nivel internacional tan bien como una especie de thriller refinado, que es lo que parece que buscaba. El caso es que creo que el tiro le salió por la culata.

Y aún así, aún a pesar del lamentable final, pienso que la primera hora de película es tan buena que no me arrepiento de haberla visto. Ojalá con el tiempo me olvide del desenlace o me invente yo uno que rime mejor con la poesía de algunas escenas del comienzo. Si son capaces de abstraerse del final, creo que La mejor oferta merece la pena.

lunes, 5 de octubre de 2015

Indomable



Dirección: Steven Soderbergh.
Guión: Lem Dobbs.
Música: David Holmes.
Fotografía: Steven Soderbergh.
Reparto: Gina Carano, Ewan McGregor, Michael Douglas, Channing Tatum, Michael Fassbender, Antonio Banderas, Bill Paxton, Michael Angarano, Mathieu Kassovitz.

Mallory Kane (Gina Carano) es una agente secreta de una agencia privada muy eficaz en su trabajo. Tras una misión en Barcelona, Mallory debe ocuparse de otro asunto en Dublin, aparentemente sencillo. Sin embargo, en dicho trabajo será traicionada.

Parece que las películas de acción son un excelente reclamo para la taquilla. Solo con ver la cantidad de títulos del género que pululan por los estrenos es evidente que son una especie de filón inagotable. Además, a veces tenemos la suerte de que aparecen títulos como la saga de Bourne y el género gana enteros y parece que se hace más serio y respetable.

Pero no nos engañemos, la mayoría de títulos suelen ser de un nivel bastante justito, destacando solamente en las escenas de acción, cada vez más espectaculares y rodadas con un derroche de medios impresionante. Pues bien, Indomable pertenece a esa que podríamos llamar serie B de las películas de acción, aunque con deseos de figurar en el top ten, al menos en cuanto a reparto se refiere. Es decir, yo diría que es un film con pretensiones que se queda, desgraciadamente, en muy poca cosa.

Para empezar, la idea de una super mujer agente secreto que reparte mamporros sin romperse una uña ya queda un tanto forzada de inicio. Exige una cierta complicidad por nuestra parte para aceptar esa premisa. Pero en los tiempos que corren, con cierta tendencia actual a hacer que las mujeres dejen de ser meras comparsas del cine masculino, hay que asumir el papel de la super agente como parte de la modernidad. Además, hemos de reconocer que Gina Carano (con un pasado como luchadora en artes marciales) tiene argumentos muy convincentes para encarnar el papel estelar.

El problema es que el guión de Indomable parece una broma y así es muy difícil tomarse en serio el argumento. La trama es de lo más simple que podemos echarnos a la cara: una traición y la venganza correspondiente. Sin embargo, hasta con una historia tan elemental es posible hacer un guión creíble, cosa que aquí no sucede. Es todo tan endeble, suena tanto a tinglado, es tan patente que la agente Kane va a poder con cuantos escollos y matones se le pongan al paso, que me encontraba viendo un film supuestamente intrigante y excitante con una relajación próxima al bostezo. Incluso algunos detalles, como la presencia del padre de Mallory o el chico que ayuda a Kane y al que ésta le cuenta increíblemente sus problemas como si fueran íntimos, llegaban a parecer un insulto al sentido común.

Si a todo este montaje absurdo le añadimos un ritmo deshilvanado, escenas excesivamente largas o sin mucho contenido, repetitivas luchas sin ninguna duda del resultado y una tediosa explicación final de la trama que no convence a nadie, el resultado es una peliculita estúpida, llena de tópicos, con personajes vacíos y sin nervio ni interés.

Es cierto que el reparto parecía prometer un film más interesante, pero la presencia de Banderas o Michael Douglas es más nominal que otra cosa. Sus personajes, como en general todos, son someros, burdos y sin interés alguno. Quizá, como espectador masculino, solo puedo alabar el acierto de contar con Gina Carano como actriz principal: sabe pelear y es muy atractiva. Pero insisto en que en general se ha de hacer un esfuerzo para creerse todas las proezas que hace.

En definitiva, Indomable es un film fallido de principio a fin. Suena un poco a Misión imposible, a la serie de Bourne, a Alias y otros productos similares, pero con una calidad demasiado pobre y una puesta en escena tan flojita que nos deja indiferentes en todo momento a las vicisitudes de la protagonista. Con eso está dicho todo.


domingo, 4 de octubre de 2015

Confesiones de una compradora compulsiva



Dirección: P.J. Hogan.
Guión: Tim Firth, Tracey Jackson (Novelas: Sophie Kinsella).
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Jo Willems.
Reparto: Isla Fisher, Hugh Dancy, Krysten Ritter, Joan Cusack, John Goodman, John Lithgow, Kristin Scott Thomas, Julie Hagerty, Lynn Redgrave.

Rebecca Bloomwood (Isla Fisher) es una joven que sueña con trabajar en su revista de moda favorita. Y es que Rebecca es una gran entendida en ropa y complementos, sobre todo porque es una compradora compulsiva. Por casualidades de la vida, acabará trabajando para una revista de economía.

Aparentemente Confesiones de una compradora compulsiva (2009) es una de esas películas que tachamos de un plumazo sin más contemplaciones. Intuimos que se trata de una comedia superficial, algo pija y taquillera enfocada hacia adolescentes y asimilados. Y en realidad, si pensamos así no es que estemos muy desencaminados. Y sin embargo..., es una comedia que funciona. Empecé a verla uno de esos días en que no hay nada mejor que hacer, pero me enganchó por un comienzo original, alegre, algo alocado y, especialmente, por unos breves destellos de humor muy oportunos y bastante ingeniosos. Luego, el argumento se va acomodando a caminos más trillados, con la previsible y muy poco original historia de amor entre los protagonistas, pero siempre con esos detalles simpáticos y la alegre presencia de Isla Fisher, sin duda el alma de la película.

Como decía, Confesiones de una compradora compulsiva es lo que parece: una comedia superficial y un tanto pija. Sin embargo, no se queda solamente en eso, sino que el guión consigue darle un tono alocado y, sobre todo, crear situaciones originales (los maniquíes que hablan son el mejor ejemplo) y diálogos llenos de ingenio que elevan sin duda el nivel y nos regalan algunas escenas realmente divertidas y originales. El acierto, además, está en que la protagonista, que es una consumista un tanto pija, nos cae bien desde el principio. Parece una chica superficial, se comporta como tal, pero es simpática, tiene ángel y es muy natural. Y eso es fundamental para que su historia nos enganche, para que estemos de su lado incluso en sus mentiras más idiotas. Y es que Rebecca se hace querer, así de sencillo.

Si buscamos algún mensaje en la película, éste iría en el sentido de criticar a la sociedad de consumo, el materialismo y la superficialidad. Sin embargo, creo que no es lo fundamental. Pienso que no debemos darle demasiadas vueltas a la historia, al mensaje. Para mí, no es necesario justificar el qué quiere trasmitir la película. Y es que todo es realmente básico, no se trata de una crítica profunda al capitalismo o al mundo de la moda (y eso que las críticas existen), es simplemente un juego que busca divertirnos, una comedia sencilla sin demasiadas pretensiones. Y como tal, funciona.

Quizá donde resulta menos lograda es en su apartado romántico: la historia de amor entre Rebecca y Luke (Hugh Dancy) es demasiado obvia y no tiene la chispa ni la imaginación de la otra vertiente del film. Sabemos de antemano lo que va a suceder y, además, el enamoramiento está en un segundo plano durante toda la película. Es quizá más relevante incluso la relación Rebecca con su compañera de piso Suze (Kristen Ritter).

En lo que sí que funciona de maravilla la película es cuanto al reparto. Isla Fisher resulta una encantadora y alocada compradora compulsiva a la que es difícil no cogerle cariño. Hugh Dancy, si bien es mucho menos expresivo y vital que Isla, compone un empresario cercano, alejado del tipo empalagoso de guaperas perfecto. Y los secundarios (John Goodman, Kristen Ritter, Kristin Scott Thomas o Joan Cusack) cumplen sus cometidos con absoluta perfección. Un reparto culpable, sin duda, de que la historia funcione tan bien.

Dentro del panorama actual, donde es verdad que el nivel no es muy alto, Confesiones de una compradora compulsiva termina por ofrecernos un buen rato de entretenimiento sencillo, sin muchas pretensiones, pero bien planificado y con un guión con la suficiente chispa para sorprendernos y divertirnos sin complicaciones.