El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 30 de noviembre de 2023

Ava



Dirección: Tate Taylor.

Guión: Matthew Newton.

Música: Bear McCreary.

Fotografía: Stephen Goldblatt.

Reparto: Jessica Chastain, John Malkovich, Colin Farrell, Common, Geena Davis, Jess Weixler, Ioan Gruffudd, Diana Silvers, Joan Chen.

Ava (Jessica Chastain) es una asesina a sueldo realmente eficaz, pero un pasado complicado y el hecho de que no siempre cumpla las órdenes al pie de la letra han motivado que su superior, Simon (Colin Farrell), desconfíe de su profesionalidad y tome la decisión de lo que lo mejor para su organización es liquidarla.

De un tiempo a esta parte, en el cine de acción, se han puesto de moda las heroínas. La lista de films protagonizados por hermosas y letales mujeres crece sin parar: Nikita, dura de matar (Luc Besson, 1990), Salt (Phillip Joyce, 2010), Lucy (Luc Besson, 2014), Atómica (David Leitch, 2017), Anna (Luc Besson, 2019) y ahora Ava (2020).

El film de Tate Taylor no se diferencia demasiado de este tipo de historias, que suelen girar en torno a una profesional de primer nivel que ve su vida en peligro, en esta ocasión a manos de sus propios compañeros. Pero en donde Ava se muestra algo más imaginativa es en el afán de adentrarse en la vida personal de la protagonista, permitiendo que no todo sean escenas de acción, sino que gran parte del metraje se dedique a contarnos el difícil pasado de Ava con el alcohol y las drogas, sus problemas familiares y cómo todo ello la empujó a huir de ese ambiente con lo que terminó dedicándose a su profesión actual.

No es que el argumento llegue demasiado lejos en esa tarea, pero sí que consigue hacer más cercana y más humana a Ava, haciéndonos partícipes de sus demonios. Aunque también es verdad que Taylor enseña más que profundiza, lo que es muy evidente por ejemplo en la relación de Ava con su ex novio (Common), donde la historia peca de superficial y no se explota con acierto.

En lo relativo a las escenas de acción, nada nuevo: coreografías movidas, con profusión de golpes, caídas y tiroteos que es cierto que están filmadas con corrección, pero sin llegar a impresionarnos ni a marcar un hito en el tema. Hay películas realmente muy espectaculares en este apartado y Ava no puede competir con ellas en ese terreno.

Tate Taylor consigue un cierto equilibrio entre estos dos apartados en la vida de Ava: el familiar y el profesional, pero sin deslumbrar en ninguno de ellos. Todo es correcto, pero sin destacar especialmente.

Lo que sí se agradece es la presencia de John Malkovich y de Colin Farrell, que aportan su saber estar y ofrecen algunos de los mejores momentos de la historia, uno como protector de Ava y el otro como su enemigo.

El resultado es una historia no excesivamente original y que puede defraudar a los que esperasen un film mucho más enfocado a la acción. Sin embargo, sin nada especialmente memorable, Ava resulta entretenido como mero pasatiempo sin más.

miércoles, 29 de noviembre de 2023

A 23 pasos de Baker Street



Dirección: Henry Hathaway.

Guión: Nigel Balchin (Novela: Philip MacDonald).

Música: Leigh Harline.

Fotografía: Milton Krasner.

Reparto: Van Johnson, Vera Miles, Cecil Parker, Patricia Laffan, Maurice Denham, Estelle Winwood, Liam Redmond, Isobel Elsom, Martin Benson, Natalie Norwick, Terence de Marney.

El escritor Phillip Hannon (Van Johnson), que se ha quedado ciego, escucha en un bar una extraña conversación que parece ser la planificación de un delito. Aunque informa a la policía, esta no se toma muy en serio el relato de Hannon.

A 23 pasos de Baker Street (1956) es un film de intriga que ya en el título, donde rinde homenaje a Sherlock Holmes, nos indica por donde van a ir los tiros. Para darle aún un toque más de emoción a la investigación, el protagonista está ciego, lo que lo vuelve tremendamente vulnerable y por lo tanto añade una nota más de peligro a sus pesquisas.

La idea inicial que da pie a la historia me pareció realmente atractiva: una conversación escuchada a medias por casualidad que despierta las sospechas de Hannon, si bien cuenta con muy pocos elementos de los que poder tirar para resolver el caso. De ahí que resulte muy lógico que la policía pase del asunto y ello explica que tenga que ser el propio Hannon, con la ayuda de su criado Bob (Cecil Parker) y su antigua prometida Jean (Vera Miles), el que tendrá que intentar desentrañar el misterio.

Junto a la investigación, el guión también se centra en los problemas de Hannon a raíz de su ceguera, que lo ha aislado del mundo, le ha hecho renunciar a su amada y lo ha vuelto una persona arisca, sin apego a la vida. Sin embargo, precisamente al verse involucrado en su investigación hará que Hannon recupere el amor a la vida y acepte a su lado a Jean, que sigue enamorada de él.

Sin embargo, tras este esperanzador comienzo, el guión empieza a hacer aguas demasiado pronto. Con el tremendo error de no presentar nunca a los villanos, que quedan en la sombra todo el tiempo, solamente el ver en qué derivan las sospechas de Hannon y cómo se resuelve el misterio mantiene nuestro interés en medio de un desarrollo demasiado lento, con escenas insustanciales que se alargan en exceso y algunos detalles que no terminan de resultar muy lógicos, como cuando intentan matar a Hannon y en lugar de empujarlo al vacío lo dejan en el edificio en ruinas esperando que se caiga él solo. Incluso el progresivo acercamiento de Jean y Hannon no está tratado de una manera correcta, dejando el romance en algo demasiado frío como para resultar estimulante.

En todo el núcleo central solamente el personaje de Bob aporta algo de sal a la historia, aportando al menos unas genuinas notas de humor que amenizan el desarrollo.

Pero si las investigaciones no resultan demasiado brillantes, es en el desenlace cuando el guión demuestra todas sus fisuras, resolviendo el caso de manera precipitada y sin ninguna emoción. El colmo de lo absurdo es convertir al malvado que Hannon había escuchado en el bar al principio de la historia en una mujer, en un giro tan inesperado como absurdo que no añade nada más que un punto de incredulidad innecesario y del todo prescindible.

El resultado es un film con el innegable atractivo de toda historia de intriga, pero con la impresión de que no se le ha sacado todo el partido que encerraba el argumento, ni por el desarrollo del mismo ni por el acierto del director a la hora de darle más intensidad a la película. 

martes, 28 de noviembre de 2023

Apolo 13



Dirección: Ron Howard.

Guión: William Broyles Jr. y Al Reinert (Novela: Jim Lovell y Jeffrey Kluger).

Música: James Horner.

Fotografía: Dean Cundey.

Reparto: Tom Hanks, Kevin Bacon, Bill Paxton, Gary Sinise, Ed Harris, Kathleen Quinlan, David Andrews, Xander Berkeley, Christian Clemenson, Brett Cullen, Loren Dean, Clint Howard, Ben Marley, Marc McClure, Tracy Reiner, Joe Spano.

En abril de 1979, el Apolo 13 parte con la misión de aterrizar en la Luna y traer muestras a la Tierra. Sin embargo, una avería estará a punto de costarle la vida a los tres astronautas de la nave.

Ron Howard es un director que ha enfocado su carrera hacia un cine comercial de calidad. Es una elección tan válida como otra, pero algo le ha dejado en un segundo plano en relación con otros directores de su época, como Spielberg, por ejemplo, que tampoco se ha caracterizado por un cine experimental pero que tiene ese plus que le falta a Howard.

Y esto se puede comprobar perfectamente en Apolo 13 (1995), una de las cumbres de la carrera del director, que resulta ser un espectáculo grandioso pero algo impersonal.

Los hechos narrados en la película son históricos, de hecho, la cinta se inspira en una novela co-escrita por el comandante de la misión, Jim Lovell, interpretado por el siempre eficaz Tom Hanks. Así que el mérito del guión reside en meternos de lleno en la misión y contar con detalle el cúmulo de dificultades que estuvieron a punto de costarle la vida a los astronautas. 

Ron Howard, con un material de primera, consigue crear un espectáculo técnica y visualmente asombroso, con unas imágenes espectaculares y un desarrollo que se centra esencialmente en la épica, pues la finalidad primordial de la película es provocar emoción, tensión, incertidumbre y, sobre todo, convertir una misión fallida en un canto a la inteligencia, el esfuerzo, la capacidad de improvisación, la camaradería, el sacrificio y la valentía. 

Y todo ello lo consigue el director con un planteamiento muy clásico en el que sigue todos los puntos clave para el buen desarrollo de la historia. Empezando con la presentación de los personajes, en especial de Jim Lovell y su familia, elemento clave para aportar las notas más emotivas llegado el momento oportuno. Después de detenerse en la preparación de la misión, el grueso de la película serán los problemas del Apolo 13 y los desesperados intentos de traer de vuelta con vida a los tripulantes. Y hay que reconocer que esta parte de la cinta está resuelta con eficacia, pues Howard nos hace vivir en primera persona los múltiples problemas que deberán afrontar los astronautas y el equipo de control de Houston. Si no supiéramos el final, hay que reconocer que muchos momentos nos hielan la sangre, dudando de la posibilidad de que los tripulantes salgan con vida de esa situación. Y lo más importante es que se trata de algo que sucedió realmente, con lo que no cabe pensar que el guión esté cargando las tintas.

El desenlace, con la típica secuencia de incertidumbre sobre el destino de los astronautas llevada al límite para conseguir el climax perfecto, ya resulta menos imaginativo y cae un poco en los tópicos y no creo que esté a la altura del drama vivido, quedando como un final un tanto descafeinado.

Pero el principal problema de Apolo 13 es que Ron Howard, a pesar del potente material con el que cuenta, no termina de convertir el relato en algo verdaderamente emocionante, cercano, conmovedor. Apolo 13 es un film correcto, pero algo frío, demasiado académico en todo, incluso en los momentos en que quiere resultar conmovedor termina pareciendo todo muy mecánico. Es como si los personajes no terminaran de resultarnos completos, próximos, de carne y hueso. El mensaje heroico y épico llega, sí, pero el lado más humano no pasa de templado.

Para todos aquellos que les gusten las película épicas y técnicamente espectaculares, Apolo 13 no les defraudará. Si buscan un enfoque más personal, aquí no lo encontrarán.

Apolo 13 recibió nada menos que nueve nominaciones, pero finalmente la cinta solo se llevó dos premios: Oscar al mejor sonido y Oscar al mejor montaje.

lunes, 27 de noviembre de 2023

El abanico de Lady Windermere



Dirección: Otto Preminger.

Guión: Walter Reisch, Dorothy Parker y Ross Evans (Obra: Oscar Wilde).

Música: Daniele Amfitheatrof.

Fotografía: Joseph LaShelle (B&W).

Reparto: Jeanne Crain, Madeleine Carroll, George Sanders, Richard Greene, Martita Hunt, John Sutton, Hugh Dempster, Richard Ney, Virginia McDowall. 

A finales del siglo XIX, una misteriosa señorita, Erlynne (Madeleine Carroll), se encuentra en Londres totalmente sola y arruinada, pero con la ayuda de Lord Arthur Windemere (Richard Greene) piensa conseguir que la acepten en la alta sociedad y poder casarse con un rendido admirador.

El abanico de Lady Windermere (1949) es una típica comedia de época donde destacan especialmente los ricos diálogos, llenos de frases ingeniosas y agudas réplicas que delatan con orgullo su origen en la pluma de Oscar Wilde. 

La historia puede resultar algo enrevesada y en cierto sentido anticuada, puesto que todo gira en torno a las normas sociales de la clase alta en la época victoriana, donde el honor, la respetabilidad y las apariencias tenían un peso que hoy en día puede resultar algo difícil de entender. Pero si intentamos comprender esas reglas, el drama que subyace en la historia cobra todo su sentido.

Se trata en esencia de una mujer que, siendo joven e irresponsable, abandona a su marido y a su hija por el hombre al que ama. Éste, sin embargo, termina cansándose de ella y la abandona. Entonces, esta mujer ha de intentar sobrevivir como puede, gracias a su belleza, pero a costa de terminar siempre sola y con su reputación en boca de todos. Cuando al fin ve una posibilidad de enderezar su vida, recurrirá al marido de su hija, todo un lord, para que financie su intento de asentarse al fin en la sociedad y empezar una nueva vida.

Por medio del flashback, Preminger lleva con soltura esta comedia de enredos, manteniendo el misterio de por qué Lord Windermere ayuda a esa desconocida poniendo en peligro su propio matrimonio, pues enseguida se corre la voz de que él está ayudando financieramente a la señorita Erlynne, lo que lógicamente despierta los peores rumores posibles.

Con un acertado reparto, en especial el siempre elegante George Sanders, Otto Preminger dirige con elegancia esta comedia, sin desviarse de lo importante, y logrando atrapar al espectador en el misterio que rodea a una señorita Erlynne, realmente sorprendente por su descaro, su determinación y su sinceridad en medio de una sociedad hipócrita y demasiado aferrada a la imagen. Pero en el fondo, la comedia critica con inteligencia ese mundo de falsedades, intereses y lenguas viperinas que, bajo una apariencia inocente, despedazan sin compasión a cualquiera que pueda aportar algo de morbo y sal a sus aburridas y desaprovechadas vidas. Sin duda, una imagen bastante fiel a lo que el propio Oscar Wilde hubo de sufrir en persona.

Tal vez se pueda achacar demasiada frialdad al relato de Otto Preminger, algo que penaliza el poder vivir el drama de la señorita Erlynne con más fuerza y que queda en evidencia en el momento final en que se sacrifica por el bien de su hija, Lady Windermere (Jeanne Crain), evitando que cometa el mismo error que ella cuando tenía su edad, escena tan elegante como falta de emoción.

No obstante, la brevedad de la película, el fascinante personaje de Erlynne y unos diálogos suntuosos elevan esta comedia y la convierten en un film muy recomendable.

Como curiosidad, indicar que en 1925 Ernst Lubitsch dirigió El abanico de Lady Windermere en versión muda. Fue la primera película basada en la obra de Oscar Wilde, a la que seguirían en 1948 Historia de una mala mujer (Luís Saslavsky), al año siguiente esta de Otto Preminger y Una buena mujer (Mike Barker) en 2004.

domingo, 26 de noviembre de 2023

Que el cielo la juzgue



Dirección: John M. Stahl.

Guión: Jo Swerling (Novela: Ben Ames Williams).

Música: Alfred Newman.

Fotografía: Leon Shamroy.

Reparto: Gene Tierney, Cornel Wilde, Jeanne Crain, Vincent Price, Mary Philips, Gene Lockhart, Reed Hadley, Darryl Hickman, Chill Wills. 

Richard Harland (Cornel Wilde), un joven escritor, conoce en un tren a la atractiva Ellen Berent (Gene Tierney). Ambos se enamoran casi de inmediato y contraen matrimonio al poco tiempo. Sin embargo, poco a poco Richard empezará a darse cuenta de que Ellen no es como había imaginado.

John M. Stahl era un director más de Hollywood que había comenzado su andadura en la época del cine mudo. Especializado en melodramas, Que el cielo la juzgue (1945) es su película más reconocida y un ejemplo de cómo un buen artesano es capaz de construir un film tan oscuro en su argumento como impecable en sus formas.

La historia gira en torno a Ellen, una de esas malvadas de libro que merece sin duda un puesto de honor entre las villanas de cine más perturbadoras. En parte por sus actos, pero también por estar encarnada por la dulce y hermosa Gene Tierney, alejada aquí de sus papeles más típicos y dando vida a una mujer posesiva y celosa hasta el extremo y mucho más aterradora por el encanto hipnotizador de una mirada sublime. Por eso entendemos que Richard cayera rendido a sus pies sin remedio, porque parece imposible resistirse a una mujer de esa belleza que te mira a los ojos o te planta un beso apasionado.

Al principio de la cinta, Ellen se presenta tan arrebatadoramente cautivadora que nos enamora al igual que hace con Richard. Sin embargo, poco a poco iremos descubriendo su carácter por medio de ciertos comentarios sobre ella ("Ellen siempre gana") un tanto extraños, que preparan el terreno hasta que descubrimos cómo de obsesivos pueden llegar a ser sus celos. Ellen quiere a su marido en exclusividad y cualquiera que esté cerca de ambos le molesta. Cuando empiece a dar salida a toda su crueldad, quedaremos helados.

Primero mata al hermano de su marido, Danny (Darryl Hickman), y después provoca un aborto para librarse del "monstruo" que lleva dentro. Sin embargo, aún queda su último acto desesperado cuando Richard decide separarse de ella. Ellen no se resignará a perderlo sin luchar y se suicida planeándolo todo para que acusen de asesinato a su propia prima, Ruth (Jeanne Crain), de la está celosa, en un último acto de maldad.

Con un uso muy interesante del Technicolor, de hecho la fotografía se llevó el Oscar, el director nos ofrece un relato muy negro bajo una apariencia encantadora, llena de alegres colores y parajes de ensueño. Es la manera de decirnos que el mal puede anidar en cualquier parte, incluso un rostro angelical puede ocultar un corazón totalmente negro, capaz de infligirse el mayor daño posible con tal de perjudicar a otros. No hay maldad más absoluta y más peligrosa.

Es verdad que se puede argumentar que el guión resulta excesivo llevando los celos de Ellen a un extremo demasiado teatral. Ello quizá resta algo de verosimilitud a la historia, pero también la caracteriza de un modo inequívoco como una obra radical. Ahí está su esencia y su razón de ser: todo es melodramático, excesivo, enfermizo. Si puedes vivirla desde este planteamiento, resulta un film realmente perturbador.

Por cierto, resulta casi inevitable comparar a Ellen con la Alex (Glenn Close) de Atracción fatal (Adrian Lyne, 1987). Ambas son mujeres posesivas hasta la enfermedad, pero Ellen posee la sutileza y el buen gusto que reinaba a mediados del siglo pasado, mientras que Alex responde más a los excesos en que terminó cayendo el cine en la actualidad, donde prima el sensacionalismo barato. Sin duda, Que el cielo la juzgue ensombrece merecidamente el trabajo de Adrian Lyne.

sábado, 25 de noviembre de 2023

El prisionero de Zenda



Dirección: Richard Thorpe.

Guión: John L. Balderston y Noel Langley (Novela: Anthony Hope).

Música: Alfred Newman.

Fotografía: Joseph Ruttenberg.

Reparto: Stewart Granger, Deborah Kerr, James Mason, Louis Calhern, Jane Greer, Lewis Stone, Robert Douglas. 

El ciudadano inglés Rudolf Rassendyll (Stewart Granger) viaja a Ruritania, en centro Europa, con la intención de dedicarse a pescar. Sin embargo, lo hace la víspera de la coronación de su príncipe heredero, con el que guarda un asombroso parecido, lo que provocará un cambio radical en sus planes.

El director Richard Thorpe, un especialista en films de aventuras, es el encargado de dirigir El prisionero de Zenda (1952), nueva versión de la película homónima de 1937 interpretada por Ronald Colman. Una producción lujosa que sin embargo funciona correctamente, pero sin grandeza.

Tal vez el primer escollo que plantea el argumento es admitir la posibilidad de que alguien se haga pasar por el príncipe y que nadie note la suplantación, y más teniendo en cuenta que el impostor es inglés y el soberano de un país imaginario que podríamos identificar con Austria fácilmente. Así que, admitiendo una parecido físico sorprendente, queda la cuestión del idioma y el acento.

Salvando este pequeño inconveniente, el resto de la trama transcurre por los cauces más estereotipados del género, con un héroe que es la perfección absoluta en honor, valor y sentimientos nobles, y unos malvados traidores, falsos y perversos. Es verdad que dado el tono de la historia, este enfoque es el esperado y funciona correctamente, más aún si entendemos la época en que está realizada la cinta y su función de entretener y al mismo tiempo transmitir ciertos valores. En cambio, sí que podemos ver una cierta crítica hacia la nobleza, pues el príncipe Rudolf (el mismo Stewart Granger) es un bebedor empedernido y un tanto botarate.

El problema que le encuentro principalmente es la preponderancia absoluta de los diálogos, de manera que los momentos en que el protagonista está en peligro son mínimos y las escenas de acción se limitan a un par, siendo el duelo con Rupert de Hentzau (James Mason) realmente magnífico, lo que aumenta nuestra desazón al no contar con más momentos de ese nivel. Con ello, la aventura pierde la parte más atractiva para los espectadores que acuden a ver este tipo de propuestas, adquiriendo demasiado peso la parte romántica sin que resulte esta demasiado convincente, tal vez por lo acartonado de los diálogos entre Rudolf y la princesa Flavia (Deborah Kerr), cuya rigidez reprime los sentimientos, expresados de un modo que no llegan al espectador con eficacia.

En todo caso, en el reparto no tenemos nada que echar de menos. Stewart Granger era un habitual de este tipo de papeles y la verdad es que encajaba bastante bien en ese rol. En esta ocasión, además, también encarna al príncipe Rudolf en otro registro muy diferente y tampoco aquí desentona en absoluto. Deborah Kerr siempre me pareció una actriz sumamente elegante y como princesa está perfecta. Pero el papel más interesante finalmente se lo quedó James Mason, un villano genial con cierto encanto disimulando su maldad y que el actor inglés sabía encarnar con una eficacia encomiable.

En todo caso, y a pesar de no resultar una cinta perfecta, todos aquellos amantes de las aventuras clásicas encontrarán todos los elementos que ha convertido este género en un fuente de diversión genuina. Es ese cine simple, abiertamente orientado al entretenimiento y realizado con gusto, esmero y grandes mensajes positivos y que nos solía dejar siempre una sensación de euforia muy reconfortante.

viernes, 24 de noviembre de 2023

El secreto de Convict Lake



Dirección: Michael Gordon.

Guión: Oscar Saul (Historia: Anna Hunger y Jack Pollexfen).

Música: Sol Kaplan.

Fotografía: Leo Tover (B&W).

Reparto: Glenn Ford, Gene Tierney, Ethel Barrymore, Zachary Scott, Ann Dvorak, Barbara Bates, Cyril Cusack, Richard Hylton, Helen Westcott, Jeanette Nolan, Ruth Donnelly, Harry Carter.

Tras fugarse de la prisión, cinco reos llegan al lago Monte Diablo y se encuentran un pequeño poblado donde solamente están en ese momento un grupo de mujeres y sus hijos.

Alejándose del clasicismo del género, El secreto de Convict Lake (1951) centra más el drama en el estudio de los personajes y cómo reaccionan según su naturaleza, y también dependiendo del entorno, que en la acción pura y dura típica del género. Estamos, por lo tanto, ante un western psicológico que conserva ciertos rasgos del periodo clásico, pero que ha perdido ya su naturaleza básica. Es decir, el drama que se narra en El secreto de Convict Lake podría suceder en cualquier otro género.

La historia enfrenta a un grupo de presos fugados a unas mujeres que se han quedado al cuidado de sus casas y ganado mientras sus esposos han partido en busca de plata. Se plantea pues una situación extrema en un espacio limitado donde se irán desvelando las pulsaciones, deseos, carencias y secretos que atañen a los dos grupos y que, forzados a convivir en esa estrecha relación, irán provocando reacciones inesperadas entre ellos.

El gran acierto del guión es saber ir caracterizando a todos los protagonistas con una precisión absoluta solamente con pequeñas pinceladas, breves momentos en que una mirada o una pregunta desvelan la tensión reinante y la manera de ser cada uno.

En este sentido, los mejores momentos del drama tienen lugar al comienzo, cuando vamos conociendo a los personajes: el afán de venganza de Jim Canfield (Glenn Ford); la amargura y los celos de Rachel (Ann Dvorak) hacia la que va a ser su cuñada, Marcia (Gene Tierney); la avaricia y astucia de Johnny Greer (Zachary Scott) o la enfermedad mental de Maxwell (Richard Hylton) que, a pesar de haber sido curado por esas mujeres, no es capaz de reprimir sus desordenados instintos sexuales. Rachel, por cierto, que me pareció el personaje más interesante del relato, con esas carencias afectivas, su propia represión, sus celos, la defensa del hermano hasta que comprende su maldad y se resigna con un doloroso acto de honestidad... sin duda, un personaje rico y complejo. 

Después, desgraciadamente, el interés y acierto inicial al plantear los conflictos irá decayendo al acercarnos al desenlace, donde el guión deja de tener la fuerza del principio y deriva hacia caminos mucho más convencionales, brindándonos el consabido final feliz donde se apuesta por la recompensa hacia los buenos actos de Jim y la posibilidad de tener una segunda oportunidad para rehacer su vida tras su injusta condena.

Uno de los puntos fuertes de El secreto de Convict Lake es sin duda el reparto, con un Glenn Ford que en esta ocasión me parece que hace un trabajo muy bueno acompañado de la fascinante Gene Tierney, uno de los rostros más dulces que nos ha dado Hollywood, y la soberbia Ethel Barrymore, haciendo honor al talento familiar. 

Pero además he de reconocer que me ha sorprendido el director, un hombre sin el reconocimiento ni la carrera de otros insignes colegas pero que demuestra un oficio genuino que le permite desarrollar un film sin acción y cargado de diálogos, magníficos por cierto, sin que se pierda en ningún momento tensión dramática ni se caiga en momentos de transición. Todo el desarrollo tiene fuerza y sentido y algunas escenas, como la de Rachel en el granero, están filmadas con indudable acierto.

Estamos ante un western bastante desconocido pero que sin duda sorprende gratamente.

jueves, 23 de noviembre de 2023

La noche del demonio



Dirección: Jacques Tourneur.

Guión: Charles Bennett y Hal E. Chester (Historia: Montague R. James).

Música: Clifton Parker.

Fotografía: Ted Scaife (B&W).

Reparto: Dana Andrews, Peggy Cummins, Niall MacGinnis, Maurice Denham, Athene Seyler, Liam Redmond, Richard Leech, Reginald Beckwith.

El profesor Harrington (Maurice Denham), que investiga las prácticas demoníacas del doctor Julian Karswell (Niall MacGinnis), acude a visitarlo para pedirle que detenga las amenazas que pesan sobre él. Sin embargo, esa misma noche Harrington muere. 

Nueva incursión de Jacques Touneur en el cine de terror, pues hemos de recordar La mujer pantera (1942), el título sin duda más famoso del director.

En La noche del demonio (1957), Tourneur nos propone una lucha entre la lógica, encarnada por el psicólogo John Holden (Dana Andrews), y el mundo demoníaco, encarnado por Karswell. La idea del director era hacer dudar al espectador de la veracidad de lo defendido por este último, de manera que compartiéramos en todo momento el escepticismo de Holden. El problema vino por la insistencia de los productores en mostrar al demonio en los primeros minutos del film, de manera que se rompe el misterio. Aún con eso, el inteligente guión de Bennett y Chester logra reforzar nuestras dudas con las siempre lógicas y razonadas explicaciones de Holden para todos los sucesos extraños que van teniendo lugar, con lo que ese dilema entre lógica y fuerzas oscuras se mantiene a lo largo del film.

A nivel formal, es evidente que la película acusa el paso de los años y sus recursos se revelan muy desfasados, en especial el demonio, cuyo poder para asustarnos es mínimo en la actualidad, o la escena en que Holden es atacado por un leopardo "disecado". Por ello, el impacto que pueden causar esas imágenes hoy en día es muy limitado, pero en cambio en lo que la cinta mantiene su vigencia es en el magnífico trabajo del director a la hora de contar la historia, con encuadres especialmente eficaces, muchas veces utilizando el contrapicado, logrando sacar el máximo partido de cada plano, potenciando siempre de manera muy inteligente el misterio o el peligro que acecha a los protagonistas. Sin duda, Jacques Tourneur demuestra con este trabajo su dominio del lenguaje cinematográfico, exprimiéndolo en cada escena con una eficacia total.

En cambio, la cinta flojea a la hora de mantener el interés de manera constante, pues se repiten demasiado las conversaciones entre Karswell y Holden versando siempre sobre lo mismo, de manera que algunos pasajes terminan resultando repetitivos. Tampoco la presencia de Julian (Peggy Cummins), la sobrina del profesor Harrington, resulta del todo convincente y no termina de encajar con firmeza en la historia, quedando más como una lógica concesión romántica que como un elemento que aporte algo interesante al desarrollo.

No obstante, son detalles menores que no empañan del todo el buen trabajo del director a la hora de brindarnos una historia realmente original que mantiene la incertidumbre sobre la autenticidad de las prácticas de Karswell hasta el final y consigue jugar con el espectador al igual que lo hace con Holden, de manera que la lógica y la ciencia se van poniendo en duda a cada instante hasta el mismo final.

miércoles, 22 de noviembre de 2023

El valle de la violencia



Dirección: Andrew V. McLaglen.

Guión: James Lee Barrett.

Música: Frank Skinner.

Fotografía: William H. Clothier.

Reparto: James Stewart, Doug McClure, Rosemary Forsyth, Glenn Corbett, Patrick Wayne, Phillip Alford, Katharine Ross, Charles Robinson, James McMullan, Tim McIntire, Eugene Jackson Jr., Paul Fix, Denver Pyle, George Kennedy. 

Charlie Anderson (James Stewart) es un hombre viudo que tiene una granja en Virginia, que explota con la ayuda de sus hijos. Aunque el frente de la Guerra de Secesión está cada vez más próximo a sus tierras, Charlie ha decidido no tomar parte en la contienda al pensar que es algo que no le incumbe mientras no les afecte directamente.

El valle de la violencia (1965) tal vez sea el mejor film de Andrew V. McLaglen, hijo del famoso actor Victor McLaglen, asiduo de los westerns como secundario de lujo, género que también cultivó con frecuencia su hijo.

Es una película que en muchos aspectos nos recuerda al estilo de John Ford, con una mezcla muy acertada de drama y comedia, y que por su temática podríamos emparentar con La gran prueba (William Wyler, 1956).

La historia gira en torno a Charlie Anderson y su familia. El patriarca es un hombre de fuertes convicciones que ha intentado inculcar a sus hijos y entre ellas está la prioridad absoluta de la familia y la tierra, por encima incluso del Estado. Charlie afirma que nunca recibió nada de éste ni le pidió nada, sacó adelante su granja solo con la ayuda de su familia y por eso se mantiene al margen de una guerra que no le concierne. Sin embargo, es evidente que el conflicto entre el Norte y el Sur le acabará afectando y entonces sufrirá en sus carnes el dolor y la barbarie de la guerra.

La idea principal de El valle de la violencia es la sinrazón de las guerras, justificadas por los políticos pero que siempre hieren al más débil. Charlie defiende la libertad individual, el trabajo honrado, la familia y el derecho de cada persona a decidir libremente lo que quiere ser y hacer. Por eso no impone sus ideas a sus hijos, aunque sea muy claro a la hora de expresar su opinión.

Con un comienzo más bien ligero, donde McLaglen va exponiendo las bases de la historia con elegancia y precisión, El valle de la violencia va caminando lentamente hacia el drama que va a explotar con fuerza en el tramo final. 

Podríamos convenir que tal vez la carga dramática resulte algo excesiva en algunos momentos, con una clara tendencia algo teatral a dramatizar con fuerza aquellos instantes clave, fruto sin duda de la tendencia del momento, que tampoco era muy dada a los matices, creando identidades rotundas, como en el caso de Charlie Anderson. Pero también hay que reconocer que el guión resulta siempre bastante elegante a la hora de afrontar esos momentos, como por ejemplo evitando con inteligencia la escena en que asesinan a Ann (Katharine Ross), ejemplo de un estilo delicado que desgraciadamente se ha perdido, llegándose en la actualidad a explotar con todo lujo de detalles los momentos más desagradables. McLaglen, sin embargo, demuestra su delicadeza y no por ello la historia resulta menos conmovedora y más contundente.

Además de contar con una historia muy potente, podremos disfrutar con la presencia de James Stewart, uno de los grandes actores de la época dorada de Hollywood, que supo evolucionar de sus primeros papeles cómicos hacia unos registros mucho más dramáticos y complejos en su etapa de madurez y cuya prueba la tenemos en su personaje, un hombre de fuertes convicciones, moralmente intachable, al que la guerra golpeará donde más le duele y que James Stewart sabrá interpretar con total eficacia, transmitiendo en todo momento su fuerza, su dolor y su sensibilidad, en especial en esos momentos tan fordianos en que acude a conversar con su difunda esposa al pequeño cementerio junto a su casa, como hacía John Wayne en La legión invencible (John Ford, 1949).

El valle de la violencia es un western intenso que reflexiona con acierto sobre temas tan importantes como la guerra, la familia o la independencia individual y el derecho de cada persona a decidir sobre su vida. Sin la magia y la poesía que John Ford lograba imprimir a sus películas, esta sigue sus pasos y se queda tan solo un peldaño por debajo. Muy recomendable, no solo para los amantes del western.

martes, 21 de noviembre de 2023

The Score (Un golpe maestro)



Dirección: Frank Oz.

Guión: Kario Salem, Lem Dobbs y Scott Marshall Smith (Historia: Daniel E. Taylor y Kario Salem).

Música: Howard Shore.

Fotografía: Rob Hahn.

Reparto: Robert DeNiro, Edward Norton, Angela Bassett, Marlon Brando, Gary Farmer, Jamie Harrold, Paul Soles, Martin Drainville. 

Nick Wells (Robert DeNiro) es un ladrón experto en abrir cajas fuertes que tras muchos años en el oficio piensa retirarse. Pero ante un suculento robo que le propone su socio Max (Marlon Brando), decide hacer ese último trabajo.

The score (Un golpe maestro) (2001) es un típico film del género de robos que no pasará a la historia más que por ser el último trabajo de Marlon Brando en el cine. Por lo demás, la película está penalizada por un guión rutinario y sin profundidad.

Básicamente, las tres cuartas partes de la película consisten en ver la planificación del robo a cargo de Nick y su nuevo compañero Jackie (Edward Norton). Es un desarrollo carente de emoción, la verdad, al menos para mí, que más que detalles técnicos prefiero otro tipo de enfoque más personal. Además, tampoco en eso el guión demuestra mucha originalidad, limitándose a los pasos típicos vistos ya demasiadas veces como para que nos impresionen.

Tal vez por ello, el guión decide incorporar pequeñas escenas de Nick con su novia Diane (Angela Bassett), que parecen estar ahí para añadir un toque romántico que sazone la historia, aunque la cosa se queda en tan poco que apenas tiene un mínimo de utilidad o de sentido, quedando como un simple relleno.

Esa falta de emoción que preside toda la cinta se atenúa afortunadamente en los minutos finales, cuando el guión nos sorprende con un giro inesperado bastante bien orquestado. La pena es que, siendo un recurso que por fin añade una dosis muy necesaria de intriga y emoción al relato, esta parte es demasiado breve y su resolución final de peca de precipitación y escaso rigor, dejándonos un mal sabor de boca por lo que podría haber sido y no fue. Aquí tenemos la prueba más contundente, por si aún nos quedaba alguna duda, de que el guión carece por completo de ingenio y profundidad.

Así que finalmente el único elemento realmente diferenciador en The Score es la presencia de tres grandes actores como DeNiro, Marlon Brando, con una participación bastante breve, y Edward Norton, que vuelve a repetir el papel de retrasado con el que había debutado en el cine en Las dos caras de la verdad (Gregory Hoblit, 1996). Si en aquella ocasión había resultado una actuación sorprendente, ahora, repitiendo el registro, es menos impresionante. 

La verdad es que contando con el reparto esperaba mucho más de The Score, que carece de un guión lo suficiente sólido para crear una historia apasionante y que se detiene demasiado en los detalles del robo, que llegan a cansar en algunos momentos, descuidando más a los personajes, lo que lo convierte en un film sin pasión. Solamente lo recomendaría a los fanáticos del género, al resto de espectadores no creo que les aporte demasiado. 

lunes, 20 de noviembre de 2023

Agatha y los asesinatos de medianoche



Dirección: Joe Stephenson.

Guión: Tom Dalton.

Música: Blair Mowat.

Fotografía: Birgit Dierken.

Reparto: Helen Baxendale, Blake Harrison, Jacqueline Boatswain, Gina Bramhill, Daniel Caltagirone, Thomas Chaanhing, Scott Chambers, Vanessa Grasse, Jodie McNee, Elizabeth Tan, Morgan Watkins, Alistair Petrie.

Londres, 1940. Debido a su mala situación económica, la escritora Agatha Christie (Helen Baxendale) decide vender uno de sus manuscritos y para ello se cita con el comprador en un hotel.

Producción para la televisión, Agatha y los asesinatos de medianoche (2020) plantea la circunstancia de que la célebre escritora de novelas de misterios se vea envuelta ella misma en una situación parecida a la que describe en sus novelas. No es una idea nueva, pues ya la hemos visto en Agatha y la verdad del crimen (Terry Lane, 2018) y Agatha y la maldición de Ishtar (Sam Yates, 2019), ambas para la televisión, creando lo que parece ser una saga centrada en la figura de la escritora.

Lógicamente, se trata de una ficción sin base real y de hecho la película no ha contado con la aprobación de los herederos de Agatha Christie. 

En cuanto a la intriga en sí, la verdad es que el planteamiento no es excesivamente original y vuelve a repetir la típica situación de las novelas de la escritora en la que un grupo de personas se ve encerrada en un espacio común en el que tienen lugar los asesinatos.

La verdad es que este tipo de historias, aún reconociendo que suelen ser repetitivas y no siempre siguen una lógica estricta, tienen un cierto atractivo por el hecho de permitirnos jugar a los detectives buscando pistas que nos permitan adelantarnos al desenlace. Claro está que gran parte del éxito de tales propuestas radica en que no se nos tome el pelo y, a pesar de ciertas licencias y pequeñas trampas argumentales, el resultado sea asumible y tenga cierta lógica.

Y siendo sinceros, en esta ocasión la resolución del caso no es para nada absurda y tiene todo el sentido del mundo. La única pega es que resulta tan evidente que es raro que no se adivine con cierta antelación. Si eso no sucede puede deberse a que este tipo de obras nos ha acostumbrado a giros tan inesperados que solemos rechazar las explicaciones más sencillas casi de inmediato y, en segundo lugar, por un detalle muy interesante del argumento que nos insinúa una posibilidad (un asesino oculto) bastante plausible para añadir más leña al fuego.

Lo que lamentablemente falla es el guión, incapaz de construir un escenario más profundo y sobre todo con unos diálogos realmente absurdos y personajes excesivamente someros. En realidad, la impresión general es de un montaje demasiado simple en todos los aspectos que no es capaz de crear las condiciones ideales para el desarrollo de la intriga que en sí misma no es mala, pero está terriblemente penalizada por la excesiva modestia del planteamiento. Incluso los actores no terminan de resultar convincentes, acercándose más a una obra de aficionados que a un film de calidad.

Así pues, no se esperan una gran película, sino más bien un film algo rudimentario que solamente se asienta en el atractivo de su intriga que, por lo menos, es lo más salvable de todo.

domingo, 19 de noviembre de 2023

Pesadilla



Dirección: Robert Siodmak.

Guión: Stephen Longstreet y Keith Winter (Novela: Thomas Job).

Música: Hans J. Salter y Paul Dessau.

Fotografía: Paul Ivano (B&W).

Reparto: George Sanders, Geraldine Fitzgerald, Ella Raines, Sara Allgood, Moyna Macgill, Samuel S. Hinds, Harry von Zell.

En el pequeño pueblo de Corinth viven Harry Quincey (George Sanders) y sus hermanas Hester (Moyna Macgill) y Lettie (Geraldine Fitzgerald). Llevan una vida rutinaria y tranquila hasta que Harry se enamora de Deborah (Ella Raines) y planea casarse con ella, ante lo cual Lettie no se muestra muy contenta.

Pesadilla (1945) es una nueva muestra de la gran riqueza de títulos que nos dejó el cine negro norteamericano a mediados del siglo pasado. 

Bajo un comienzo con una apariencia sencilla de relato costumbrista, Robert Siodmark nos va metiendo de lleno en la vida de una pequeña comunidad esclava de los defectos típicos de este tipo de pueblos: rancio pasado, vida monótona, cierta obsesión por guardar las apariencias, los constantes cotilleos... y en medio de ese ambiente, los Quincey, una familia antaño importante pero que tras arruinarse llevan una vida más bien modesta, donde Harry ha de sostener a sus dos hermanas. Los tres conviven en la vieja mansión familiar en una especie de matriarcado en el que el macho es casi una figura decorativa. Porque Harry siempre ha sido tímido y algo apocado, sin maldad y sin carácter. Todo lo contrario de Lettie que, bajo una estudiada apariencia de mujer enferma, rige las vidas de sus hermanos con total frialdad y egoísmo.

Con lo que ella no contaba era con la aparición de Deborah, una mujer inteligente y decidida con la que pretende casarse Harry. Y es entonces cuando Lettie saca todas sus armas para dinamitar la relación, porque no desea que nada cambie en su vida; quiere, o necesita, seguir detentado el poder en su pequeño mundo, ordenando, disponiendo y decidiendo sobre la vida de Harry y de Hester. 

Pero cuando Hester le quite la venda de los ojos a Harry y le haga comprender que el fracaso de su futuro matrimonio con Deborah fue por culpa de Lettie, el film se transforma radicalmente y ya no estamos ante un relato costumbrista, sino ante la obsesión que va creciendo en Harry para vengarse de Lettie. A partir de entonces, disfrutaremos de los mejores momentos de la película, con un relato sombrío donde George Sanders nos maravilla con un trabajo lleno de sutileza donde cada pequeño gesto y cada mirada descubren sus pensamientos como si nos los estuviera contando. Este actor, que por su físico estaba limitado a ciertos papeles, es uno de los grandes de Hollywood y lo demuestra aquí con un trabajo soberbio cargado de matices.

El momento en que, lleno de remordimientos, acude a ver a Lettie la víspera de su ejecución es sin duda el punto culmen del relato, con una escena en la que Lettie desvela toda la crueldad de su alma y se erige ante nosotros como una de las más sibilinas y perversas mujeres fatales que nos ha brindado el cine negro. Las implicaciones de lo que hace, su placer causando dolor son escalofriantes.

Solamente un desenlace sorpresa nos descoloca de repente, tal vez motivado por el deseo de salvar las posibles medidas de la censura, y altera lo acontecido hasta entonces de manera un tanto forzada y un tanto incomprensible. A pesar de lo cuál, todo lo descrito anteriormente no pierde nada de sentido y, dejando de lado ese final un tanto artificial y poco convincente, seguiremos asombrados ante el poder de manipulación de Lettie y la increíble debilidad de Harry, ya desde la infancia, para hacer frente al poder de su hermana. 

Pesadilla es un retrato muy crudo de la condición humana, un cuadro perverso de la familia, de las relaciones más estrechas, un dibujo de la maldad en estado puro, retorcida, silenciosa, constante, implacable. Sin duda, una película turbadora.

sábado, 18 de noviembre de 2023

Expiación. Más allá de la pasión



Dirección: Joe Wright.

Guión: Christopher Hampton (Novela: Ian McEwan).

Música: Dario Marianelli.

Fotografía: Seamus McGarvey.

Reparto: James McAvoy, Keira Knightley, Romola Garai, Saoirse Ronan, Vanessa Redgrave, Brenda Blethyn, Juno Temple, Benedict Cumberbatch, Patrick Kennedy, Juno Temple.

Briony Tallis (Saoirse Ronan) es una niña de trece años con una gran imaginación, enamorada platónicamente de Robbie (James McAvoy), el hijo de una sirvienta que está enamorado de Cecilia (Keira Knightley). Cuando una noche ve a su prima Lola (Juno Temple) que acaba de sufrir los abusos de un hombre, Briony miente y dice que se trata de Robbie.

Cuando veo que Expiación. Más allá de la pasión (2007) recibió nada menos que siete nominaciones a los Oscar (ganó solamente el de mejor banda sonora) no dejo de sorprenderme. Será que sin querer la comparo con películas clásicas parecidas y noto tal abismo entre ellas que me resulta casi inconcebible admitir que el listón del cine actual esté tan bajo. Con ello no quiero insinuar que estemos ante una mala película, pues Joe Wright consigue algunos momentos hermosos, pero no creo que una película que se basa casi por entero en un elegante y algo pretencioso ejercicio estético sea merecedora de tantas candidaturas. Como mucho, entendería un premio a la ambientación o la fotografía, porque incluso la música termina siendo tan omnipresente que resulta cansina.

Joe Wright optó por hacer una película en la que su buen gusto para la puesta en escena fuera lo más importante y la verdad es que en el plano visual el resultado es hermoso, incluso sorprendente en algunos instantes. Lo que no se entiende tanto es repetir algunas escenas desde diferentes puntos de vista, toda vez que no aportan nada nuevo al relato y alargan innecesariamente una cinta ya de por sí larga. Incluso la escena inventada en la que una Briony ya adulta, interpretada entonces por Romola Garai, acude a ver a su hermana Cecilia para pedirle perdón resulta bastante cuestionable, al menos tal y como se presenta, convenciéndonos de su absoluta realidad en un principio. No le encontré sentido alguno.

Y es que el problema principal de Expiación. Más allá de la pasión es la manera tan caprichosa con la que el director juega con el espectador e incluso con el argumento, buscando más el efectismo que la precisión, el juego que la emoción sincera. Si ya adaptar una novela suele ser complejo, si lo que buscamos es sobre todo el lucimiento personal puede arrojar un resultado muy extraño.

No en el comienzo, que al final contiene los mejores minutos de la cinta, incluso con esa inclinación estética tan acusada. Pero al menos el relato es apasionante y el guión además tiene el acierto de insinuar con precisión antes que mostrar abiertamente. El problema es que este comienzo es muy breve y a partir de ahí la historia va perdiendo fuerza, en especial con toda la parte en que se centra en contar la experiencia en la guerra de Robbie, pues es aquí cuando la pretenciosidad de la puesta en escena resulta casi molesta y nos desvía del tema principal sin que exista nada más interesante que ofrecernos, más que juegos de cámara que solo buscan demostrar la pericia técnica del equipo de rodaje.

La parte, finalmente, que se centra en Briony ya adulta vuelve a pecar de superficial, con la joven convertida en una especie de autómata sin alma, una manera poco sutil de acercarnos a sus remordimientos donde, de todos modos, el director vuelve a demostrar que lo suyo no es adentrarse en el alma de sus personajes, sino jugar con los planos, las luces y la música.

Además, en esos momentos se pierde la sutileza del principio y todo son explicaciones innecesarias que se quedan por desgracia en la superficie, desaprovechando la oportunidad de ofrecer un relato más sincero sobre el dolor causado por una mentira y, sobre todo, adentrarse en las motivaciones de una adolescente fantasiosa y enojada y mostrar su dolor posterior. El mejor ejemplo de esa falta de sutileza, de esa impotencia a la hora de buscar una manera inteligente y elegante de explicar lo sucedido la tenemos en la escena en que Vanessa Redgrave, Briony ya de anciana, explica ante la cámara los secretos de su última novela. Adiós a cualquier atisbo de poesía.

Pero repito, no estamos ante una mala película. Joe Wright busca la belleza en las formas y eso no es malo. Además, hemos de reconocer que el tema tratado es lo suficientemente importante como para soportar sin problemas el metraje y ofrecernos un indicio de las graves consecuencias de hacer caso al relato de una adolescente presa de su propia edad y sus deseos. Pero también por todo esto no dejo de lamentar que el director se perdiera en caminos secundarios cuando el principal era tan rico y sugerente.

viernes, 17 de noviembre de 2023

El misterio Von Bülow



Dirección: Barbet Schroeder.

Guión: Nicholas Kazan (Novela: Alan Dershowitz).

Música: Mark Isham.

Fotografía: Luciano Tovoli.

Reparto: Glenn Close, Jeremy Irons, Ron Silver, Annabella Sciorra, Uta Hagen, Fisher Stevens, Christine Baranski, Jack Gilpin, Stephen Mailer, Christine Dunford, Felicity Huffman.

Tras ser condenado por causar el coma a su esposa (Glenn Close), el millonario Claus Von Bülow (Jeremy Irons) contrata al profesor de derecho Alan Dershowitz (Ron Silver) para que se encargue de la apelación.

El misterio Von Bülow (1990) se basa en un caso verídico que tiene todos los ingredientes para hacerlo realmente apetitoso: misterio, dinero, pruebas falsas, incertidumbre, juicios... 

Lo mejor de todo es que el guión no tiene la intención de demostrar nada, y mucho menos la inocencia del acusado. Se trata simplemente de exponer los hechos conocidos sin emitir un juicio rotundo, de manera que será cada espectador el que finalmente tenga que decidirse por una conclusión u otra, o ninguna. Puede parecer que ese final abierto es un lastre, pero creo sinceramente que en esa indefinición reside la peculiaridad de la película, su esencia y su atractivo.

De esta manera, Barbet Schroeder se centra en exponer hechos centrándose sobre todo en el trabajo minucioso, inteligente y exhaustivo del profesor Dershowitz, autor del libro en que se basa la historia, y su equipo de ayudantes. A pesar de que podría resultar un tanto austero un enfoque tan técnico, la verdad es que toda la planificación de la apelación es desde mi punto de vista la parte más interesante de la película. 

En cambio, cuando se recurre a los flashbacks para recrear la vida del matrimonio el relato parece perder intensidad, pues se vuelve algo lento y no demasiado imaginativo, cayendo incluso en ciertos momentos repetitivos que restan dinamismo al desarrollo. De hecho, El misterio Von Bülow es una película que arranca con mucha fuerza pero a la que el director no consigue mantener al mismo nivel, especialmente con el desenlace que, además de previsible, no resulta especialmente memorable.

En todo caso, a pesar de su duración un tanto excesiva, la historia se sigue con interés, en buena medida por lo intrigante de la historia y la incertidumbre sobre el personaje de Claus, tan frío que parece realmente culpable y tan seguro de su inocencia como para resultar absolutamente convincente. Claro que la elección de Jeremy Irons ayuda mucho a que su personaje resulte tan misterioso como atractivo a la vez y cuyo trabajo le valió el Oscar al mejor actor. 

Pero el intérprete británico afortunadamente no está solo en su trabajo. La genial Glenn Close vuelve a demostrar que es una actriz con un talento descomunal y también Ron Silver me ha sorprendido gratamente, de manera que es gracias al reparto que la película funciona de manera tan precisa, porque en otros aspectos creo que Barbet Schroeder no termina de darle el dramatismo suficiente a un argumento cargado de posibilidades, pero que no termina de explotar convenientemente. Tal vez se deba al afán de ceñirse a los hechos con la mayor exactitud, pero ello penaliza el lado más humano de la historia, que me pareció un tanto fría en términos generales.

A pesar de lo cuál, creo que el argumento es tan interesante y los detalles jurídicos están tan bien expuestos que, para todos los amantes de este tipo de películas, El caso Von Bülow puede ser una historia muy recomendable. 

jueves, 16 de noviembre de 2023

Hombres de presa



Dirección: Richard Wallace.

Guión: Borden Chase y John Twist (Novela: C.E. Scoggins).

Música: Leigh Harline.

Fotografía: Harry J. Wild y W. Howard Greene.

Reparto: John Wayne, Laraine Day, Cedric Hardwicke, Judith Anderson, James Gleason, Anthony Quinn, Grant Withers, Paul Fix, Fernando Alvarado, Harry Woods. 

Johnny Munroe (John Wayne) es un ingeniero contratado para construir un ferrocarril en los Andes. A los problemas de la obra se unirá su enfrentamiento con Frederick Alexander (Cedric Hardwicke), el magnate que lo contrató, por la relación de Monroe con su hija Maura (Laraine Day).

Hombres de presa (1947) es un drama bastante intenso en torno a la figura de un hombre que termina obsesionado por su trabajo. La idea no es para nada despreciable, pero el problema reside en un enfoque demasiado atado a su tiempo y que visto en la actualidad parece algo excesivo, teatral. Además, el guión no consigue realmente penetrar con rigor en todos los temas que pretende abarcar, que son varios, con un resultado algo vago.

El eje principal de la historia es la figura de Johnny Munroe, un ingeniero ambicioso entregado a su trabajo en cuerpo y alma. Al principio, su comportamiento sigue unas pautas más o menos normales dentro de su pasión por lo que hace. Pero cuando su esposa Maura lo abandona, al no resistir más la vida a su lado, siempre ausente a causa del trabajo y cada vez más estresado, y la construcción del túnel para el tren fracasa, Munroe se vuelve de pronto otra persona, sin sentimientos, agresiva y dura con los que lo rodean. Y es aquí cuando comprobamos que el guión no ha resistido muy bien el paso del tiempo, pues el cambio del protagonista es demasiado brusco y su comportamiento excesivo a todas luces. Es un enfoque muy cinematográfico, pero sin matices, de manera que no resulta del todo convincente. Responde a una época en que los dramas de Hollywood tendían al exceso como medio de intentar impresionar al espectador.

Pero tampoco el romance de Munroe y Maura parece enfocado de manera sencilla y de nuevo se cargan un tanto las tintas, pero sin llegar de verdad a mostrar el lado más íntimo de la relación, que vuelve a parecer un tanto teatral, tal vez porque el guión no termina de profundizar en el personaje de Maura. En general, este es un aspecto que se podría extender a todos los personajes de la cinta, que se quedan más en los aspectos más superficiales que en personas de carne y hueso.

Tal vez en donde el argumento sí que está más centrado es en el enfrentamiento entre Munroe y Alexander, pues éste sí que está al fin bastante definido. Pertenece a una aristocracia antigua, defensora de su posición, elitista y anclada en el pasado y su choque con Munroe está más que justificado, pues es una persona de una clase inferior y Alexander no puede tolerar que se interese por su hija, para la que planea un futuro esposo acorde con su posición. 

Pero quitando este detalle, la película resulta un tanto confusa en muchos aspectos y a pesar de su duración bastante larga no consigue formar un relato sólido pero, sobre todo, convincente sobre la persona de Munroe y sus problemas y relaciones personales, tendiendo más hacia el drama un tanto burdo que a matices más inteligentes.

Es verdad que la historia va ganando intensidad conforme avanza, consiguiendo hacia el final los mejores momentos, pero siempre en un tono aparatoso que no llega a conmovernos realmente por el enfoque demasiado excesivo.

El resultado es una película aparatosa pero sin profundidad. Es más un espectáculo ardiente e intenso que un drama humano sencillo y por ahí pierde su poder de convicción.

miércoles, 15 de noviembre de 2023

La joya del Nilo



Dirección: Lewis Teague.

Guión: Mark Rosenthal y Lawrence Konner.

Música: Jack Nitzsche.

Fotografía: Jan De Bont.

Reparto: Michael Douglas, Kathleen Turner, Danny DeVitto, Spiros Focás, Avner Eisenberg, Paul David Magid, Howard Jay Patterson, Randall Edwin Nelson.

Tras un tiempo viajando en el yate de Jack (Michael Douglas), la relación de este y la escritora Joan (Kathleen Turner) pasa por un mal momento, lo mismo que la inspiración de la novelista. Justo entonces, Joan recibe el encargo de escribir la biografía de Omar (Spiros Focás), un importante dirigente político de Oriente Próximo.

Al amparo del éxito cosechado con Tras el corazón verde (Robert Zemeckis, 1984), Michael Douglas produce esta secuela donde cuenta de nuevo con la presencia de Kathleen Turner y Danny DeVito. Esta cinta estaba ya programada desde el momento en que vio la luz el proyecto de Tras el corazón verde y aunque se preveían más secuelas, la cosa finalmente quedó en dos largometrajes.

La historia de La joya del Nilo (1985) continúa un poco de tiempo después del final feliz de la primera aventura y sigue la misma senda de aquella, poniendo a los protagonistas en infinidad de peligros que resolverán siempre favorablemente.

La mayor diferencia entre Tras el corazón verde y esta es que aquí se intensifican los toques de comedia, convirtiendo a las aventuras de los protagonistas en un film más adecuado para un público infantil. Pero el problema es que las bromas que jalonan la película, sobre todo provenientes de Ralph (Danny DeVito), el personaje cómico del film, no son realmente muy ingeniosas y resultan bastante previsibles y sin mucha gracia, al menos para un público adulto con ciertas exigencias.

Y tampoco las aventuras que sufren Joan y Jack son especialmente interesantes. Da la sensación de que los guionistas optaron por el camino más sencillo y ofrecen un conjunto de aventuras estereotipadas, algunas sin mucha lógica, algo desconexas e incluso en algunos pasajes da la impresión que están ahí más como relleno. 

También la relación entre Jack y Joan cae en el tópico de un enfrentamiento constante y discusiones infantiles que claramente están ahí para propiciar el final feliz donde triunfa el amor, que vencerá cualquier obstáculo en su relación.

Michael Douglas nunca terminó de convencerme como actor. Es evidente que su apellido le ayudó mucho en su carrera y creo que aquí no demuestra nada especial, al contrario que Kathleen Turner, mucho más inspirada. Danny DeVito tiene un papel un tanto tonto debido a su peculiar físico y aunque su personaje es bastante burdo, el actor consigue convencer con su trabajo a pesar de todo.

La joya del Nilo es un film de aventuras bastante mediocre que bebe en exceso de situaciones tópicas, personajes caricaturizados al máximo y un desarrollo torpe. Una gran decepción en todos los aspectos.

martes, 14 de noviembre de 2023

Life (Vida)



Dirección: Daniel Espinosa.

Guión: Paul Wernick y Rhett Reese.

Música: Jon Ekstrand.

Fotografía: Seamus McGarvey.

Reparto: Jake Gyllenhaal, Rebecca Ferguson, Ariyon Bakare, Olga Dihovichnaya, Hiroyuki Sanada, Ryan Reynolds. 

La Estación Espacial Internacional viaja de regreso a la Tierra con la cápsula Pilgrim 7, que ha recogido muestras en Marte. Entre ellas los tripulantes de la estación descubren una célula viva.

Life (Vida ) (2017) nos vuelve a enfrentar con los peligros que acechan a la humanidad en el espacio exterior. Es un tema recurrente de la ciencia ficción y la verdad es que siempre funciona bastante bien, porque por un lado nos previene hacia lo desconocido y de paso también pone en duda la curiosidad del ser humano que, sin las debidas precauciones, puede llevarnos al desastre.

Por lo tanto, la película no propone nada realmente original y eso resulta mucho más evidente para todos aquellos que sufrimos con Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979). Y por aquí es precisamente por donde se le ven las costuras a Life (Vida) pues, al lado de la obra maestra de Ridley Scott, se queda en poca cosa. Es el peligro de afrontar un argumento tan similar.

Pero no haría falta comparar el film de Espinosa con ningún otro para encontrarle bastantes debilidades. Para empezar, da la sensación de que el director lo fía casi todo a una ambientación cuidada y a los efectos especiales, pero descuida el resto.

Gracias a la primera nos metemos en la estación casi como un tripulante más, pero eso resta unidad visual a la cinta, de manera que las imágenes de los tripulantes flotando o boca abajo resultan muy fidedignas (o eso parece), pero llevan a cierta confusión y evitan que nos centremos más en lo esencial, el argumento, con lo que creo que despistan más que ayudan.

Los efectos especiales son muy buenos, en especial cuando el ser de Marte, bautizado como Calvin, aún es diminuto. Ahí sí que apreciamos la imaginación y el talento de una técnica que resulta fascinante. Pero una vez pasada la sorpresa inicial, tampoco es que sea un elemento que vaya a marcar las diferencias. Porque lo importante en este tipo de relatos es un argumento sólido y una puesta en escena que nos lleve al límite en cuanto a tensión, incertidumbre y miedo.

Y es por aquí por donde más se nota la falta de talento a la hora de plantear la historia. Por un lado, es bastante predecible lo que va a suceder, de manera que vamos casi siempre un paso por delante de las imágenes. Además, muchas de las decisiones de los tripulantes a la hora de enfrentarse a Calvin resultan ilógicas e incluso a veces estúpidas, lo que baja la intensidad de forma importante. Pero hemos de sumar también que los protagonistas no terminan de resultarnos cercanos, de manera que cuesta empatizar con ellos e incluso en los momentos más dramáticos es complicado sufrir con ellos, en parte porque el guión es tan poco imaginativo que conocemos el final de los pasajeros antes de que llegue y por lo tanto no hay sorpresa y el drama es menor.

Eso sí, visualmente Espinosa nos brinda muchas imágenes poderosas, con el estimable acompañamiento de una banda sonora poderosa, pero falta el contenido y la profundidad para convertirlas en memorables. Un buen ejemplo de la falta de originalidad del guión lo tenemos en el final, con el consabido engaño efectista, lo que vuelve a incidir en que la cinta busca más el resultado fácil que construir algo realmente ingenioso. 

¿Entretiene? pues sí, pero de un modo demasiado mecánico como para pasar de un simple pasatiempo.

lunes, 13 de noviembre de 2023

Señora Doubtfire, papá de por vida



Dirección: Chris Columbus.

Guión: Randi Mayem Singer y Leslie Dixon (Novela: Anne Fine).

Música: Howard Shore.

Fotografía: Donald McAlpine.

Reparto: Robin Williams, Sally Field, Pierce Brosnan, Harvey Fierstein, Polly Holliday, Lisa Jakob, Matthew Lawrence, Mara Wilson, Robert Prosky. 

Cuando su esposa Miranda (Sally Field), cansada de su comportamiento, solicita el divorcio, Daniel Hillard (Robin Williams) decide convertirse en la asistenta que busca Miranda y así poder pasar más tiempo con sus hijos.

Señora Doubtfire, papá de por vida (1993) es uno de los títulos más recordados del fabuloso Robin Williams, que poseía una maravillosa capacidad para la comedia, sobre todo para las imitaciones y parodias y aquí demuestra su faceta más camaleónica dando vida con bastante credibilidad a la señora Doubtfire, una inglesa de mediana edad que, aunque parezca imposible, consigue pasar el tamiz de la crítica y termina resultando totalmente convincente.

La película afronta los problemas de un divorcio con hijos de por medio y lo complicado que resulta compaginar los intereses de cada uno de los progenitores y las necesidades de los hijos. Lógicamente, el film evita el drama al tratarse de una comedia, pero en momentos puntuales, cuando el relato se escora hacia la vertiente más seria, Chris Columbus muestra sin tapujos el drama que puede suponer que uno de los padres pierda la custodia de los hijos.

La película tiene el toque original del personaje de la señora Doubtfire que permite a Robin Williams desplegar toda su capacidad de imitación, siendo el alma de una historia que sin su presencia seguramente no funcionaría demasiado bien. Sin embargo, en cuanto al argumento, no es que resulte excesivamente original y vista en su conjunto resulta un tanto descompensada. Así, algunos momentos resultan realmente logrados, con réplicas bastante graciosas, pero en otros se llega a caer en el chiste fácil o situaciones que rozan lo absurdo. Ese es quizá el principal inconveniente de la película, no lograr un nivel decente en todo el metraje.

Además, hay que reconocer que salvo el personaje de Robin Williams, muy bien diseñado, el resto de protagonistas se quedan en la sombra, sin que el guión se tome el tiempo de profundizar en ellos, siendo especialmente preocupante en el caso de Miranda.

Pero hay un detalle que me gustó especialmente: el final en el que Miranda y Daniel no terminan juntos, pues lo más previsible es que se buscara el típico final feliz que dejara a todos satisfechos. Sin embargo, el final propuesto no solo resulta sorprendente, sino que me parece mucho más realista y tal como suceden las cosas en la película se refuerza la idea de que no siempre los problemas tiene una solución mágica, pero aún así se puede seguir la vida con normalidad y sin traumas, ni para los padres ni para los hijos. Todo un acierto.

En todo caso, Señora Doubtfire, papá de por vida es una comedia familiar agradable, bastante mejor que la mayoría de comedias de corte similar, sin duda por la presencia de Williams pero también por la experiencia en este tipo de películas del director, conocedor de las necesidades de un género bastante difícil y exigente.

La película ganó el Oscar al mejor maquillaje.

domingo, 12 de noviembre de 2023

Momentum



Dirección: Stephen Campanelli.

Guión: Adam Marcus y Debra Sullivan.

Música: Laurent Eyquem.

Fotografía: Glen MacPherson.

Reparto: Olga Kurylenko, James Purefoy, Morgan Freeman, Hlomla Dandala, Lee-Anne Summers, Brendan Murray, Karl Thaning, Greg Kriek, Shelly Nicole, Richard Lothian.

Alexis (Olga Kurylenko) ejecuta el que será su último trabajo. Pero nada más huir con el botín, un misterioso asesino (James Purefoy) empieza a dar caza a los participantes en el robo.

Momentum (2015) es la típica cinta de acción donde el argumento pasa a un segundo plano y lo importante son las escenas de lucha y el lucimiento de Olga Kurylenko, una mujer realmente atractiva que además encaja con cierta credibilidad en su personaje.

Sin embargo, en líneas generales Momentum es una película que no destaca especialmente en ninguno de sus apartados, quedando por debajo de lo que hubiera sido deseable.

Para empezar, la película supone el debut en la dirección de Stephen Campanelli, operador de cámara antes de esto, lo que se le nota a la hora de escenificar las escenas de lucha, con el recurso ya habitual de la cámara nerviosa y el montaje brioso. El problema es que no parece que el director domine del todo estos elementos y el resultado son escenas de acción algo confusas, donde no podemos disfrutar del todo con las acrobacias orquestadas.

A nivel argumental, tampoco la cinta presenta una historia compleja y profunda, sino que se limita a unas bases muy simples para dar pie al despliegue de efectos, tiroteos y peleas. Se echa de menos un guión algo más elaborado, pues tanta simplificación convierte el argumento en muy poca cosa, de manera que la cinta termina por girar en torno a las escenas de combate sin mucho más que las arrope.

En todo caso, hay que agradecer que al menos a la hora de dibujar al malo de turno el guión sí que ha sido certero, pues el señor Washington, perfectamente interpretado por James Purefoy, es de los malos que imponen con su presencia y su sangre fría, ayudando a que las escenas en que está presente cobren intensidad y consigan crear una tensión evidente.

Pero salvando ese detalle, el resto no resulta demasiado estimulante e incluso quienes esperasen disfrutar con la presencia de Morgan Freeman en el reparto se llevarán una pequeña decepción por su escasa participación. Su elección parece más un reclamo para la taquilla que otra cosa.

Es verdad que en general las películas de acción se mueven en terrenos bastante definidos, pero siempre se puede hacer un buen trabajo aún partiendo de bases muy conocidas. El problema de Momentum es que muestra un nivel muy pobre en casi todos los apartados, con lo que es difícil valorarla positivamente. Simplemente puedes pasar un rato entretenido si no le buscas las costuras al guión y te dejas llevar, pero no esperen nada de cierto nivel.

sábado, 11 de noviembre de 2023

Fuego escondido



Dirección: Robert Parrish.

Guión: Irwin Shaw (Novela: Max Catto).

Música: Arthur Benjamin, Kenneth V. Jones y Douglas Gamley.

Fotografía: Desmond Dickinson.

Reparto: Rita Hayworth, Robert Mitchum, Jack Lemmon, Herbert Lom, Bonar Colleano, Bernard Lee, Peter Illing, Edric Connor. 

Felix (Robert Mitchum) y Tony (Jack Lemmon) son dueños de un pequeño barco con el que se ganan la vida gracias al contrabando de mercancías. Un día, sin embargo, reciben un encargo distinto: llevar a una mujer (Rita Hayworth) clandestinamente a la isla de Santa Nada.

Fuego escondido (1957) es un film extraño a causa de un guión curioso que da un giro a la trama inicial para desembocar en otra cosa completamente diferente a la mitad de la historia, lo que nos deja un tanto descolocados de manera que no terminaremos de recomponernos.

El inicio nos presenta a dos amigos que verán su amistad alterada con la presencia de Irena, una misteriosa mujer cuyo atractivo hace mella en Felix y Tony. El primero, un tipo duro, intenta resistir la atracción que siente por ella conocedor de que es una mujer peligrosa que no le puede aportar nada bueno. Pero Tony, que en teoría es mucho más joven que Felix, algo que cuesta asumir por la elección para el papel de un Jack Lemmon ya maduro, más inocente, no solo sucumbe sin remedio al atractivo de Irena, sino que incluso le propone matrimonio.

Esta situación daba ya pie por sí sola a un film bastante interesante, pero el guión da un giro radical cuando Tony intenta reunir el dinero suficiente para empezar una vida con Irena y Felix lo traiciona. Entonces, Tony sufre un accidente en el barco que lo llevaba a reunirse con Irena y es aquí cuando entramos en un relato diferente, donde desaparecen la mujer y Felix y la historia se centra en el aparentemente imposible rescate de Tony, atrapado en un barco a punto de explotar.

Esta parte rompe el discurso anterior y si bien tiene su interés, no encaja del todo con la historia inicial, y más cuando la acción se centra solamente en Tony, sin que sepamos que ha sido de Irena y de Felix, hasta que vuelven a aparecer al final para llevarnos a un desenlace tan extraño como precipitado, donde todo se resuelve sin que encontremos un planteamiento sólido, sino más bien el deseo de cuadrar apresuradamente las cuentas.

Si además le añadimos la presencia de unos números musicales bastante largos, el resultado es un film que termina por hacerse demasiado largo y sin una unidad argumental clara. Puede que el problema provenga de que se trata de una adaptación literaria y no siempre es sencillo traspasar el argumento de una novela al cine. En todo caso, el guión no termina de funcionar, dejando demasiados puntos clave sin profundizar en ellos y convirtiendo la historia en algo demasiado extraño.

Nos quedamos sin duda con el trío protagonista, donde destacaría el buen desempeño de Jack Lemmon en un papel que lo aleja de la comedia y la siempre fascinante Rita Hayworth, que aún conservaba ese aire de mujer fatal inconfundible.

viernes, 10 de noviembre de 2023

La suerte de los Logan



Dirección: Steven Soderbergh.

Guión: Rebecca Blunt.

Música: David Holmes.

Fotografía: Steven Soderbergh.

Reparto: Channing Tatum, Adam Driver, Daniel Craig, Farrah Mackenzie, Katherine Waterston, Riley Keough, Katie Holmes, Hilary Swank, Seth MacFarlane, Sebastian Stan, Jack Quaid, Brian Gleeson. 

Sin empleo y sin dinero, Jimmy (Channing Tatum) planea un robo que cambie su suerte, desafiando una supuesta maldición que pesa sobre su familia.

Cada vez estoy más convencido de que una buena película no necesita de grandes medios ni alardes para llegar al espectador. Y La suerte de lo Logan (2017) es una prueba de ello.

La película se centra en el Sur profundo y rural de los Estados Unidos y una familia, los Logan, asediada por la mala suerte. Lo lógico sería que se resignaran y aceptaran su destino trágico, pero Jimmy no parece dispuesto a rendirse sin luchar y planea un robo no exento de dificultades pero que, de salir como él cree, resolvería gran parte de sus problemas económicos y demostraría a su hermano Clyde (Adam Driver) que en cuestiones de destino no hay nada escrito.

Steven Socerbergh nos presenta, por lo tanto, una película más sobre robos, pero con un enfoque diferente. Aquí no se trata de mostrarnos al detalle un plan ingenioso que nos sorprenda. De hecho, los pormenores del robo no se desvelan por completo y solo vamos conociendo pequeños detalles a medida que el director cree que es necesario. Porque el interés principal son los personajes y aquí está el punto fuerte y el acierto de la guionista Rebecca Blunt: hacer cercanos y hasta entrañables a los protagonistas. Influye mucho el tono ligero que impregna el desarrollo y que contribuye a mostrar un lado amable y divertido de cada uno de los ladrones. Pero lo importante es enfocar el relato en ese punto, de manera que el robo sigue siendo el eje de la historia, pero no lo más importante.

También es cierto que el director, tras un arranque muy bueno, no es capaz de mantener el nivel a lo largo de toda la cinta, que hacia la mitad pierde algo de ritmo y encalla por momentos. Aún así, Soderbergh consigue pequeños momentos muy bonitos, como cuando la hija de Jimmy, Sadie (Farrah Mackenzie), canta "Take Me Home, Country Roads" y consigue unos minutos realmente emotivos, o con el motín en la cárcel, muy divertido. Pero en general, tras la sorpresa de los primeros minutos, la película cae en un desarrollo más previsible.

Channing Tatum está totalmente convincente, al igual que Adam Driver, realmente genuino con su pesimismo a cuestas, pero es Daniel Craig es que brilla con luz propia. Este actor ha demostrado que puede con cualquier papel, sea dramático o cómico, y aquí tenemos un nuevo ejemplo.

No estamos, por lo tanto, ante una gran película, pero al menos resulta honesta, amable y se disfruta como un pasatiempo intrascendente pero enfocado con gusto e inteligencia.

jueves, 9 de noviembre de 2023

El callejón de las almas perdidas



Dirección: Guillermo del Toro.

Guión: Guillermo del Toro y Kim Morgan (Novela: William Lindsay Gresham).

Música: Alexandre Desplat.

Fotografía: Dan Laustsen.

Reparto: Bradley Cooper, Rooney Mara, Cate Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, Richard Jenkins, Ron Perlman, David Strathairn, Holt McCallany, Jim Beaver.  

Año 1939, Stan Carlisle (Bradley Cooper) es un vagabundo que se topa un día con  un grupo de feriantes y acaba encontrando trabajo allí.

Nueva adaptación de la novela de William Lindsay Gresham, que en 1947 nos dejaba el primer El callejón de las almas perdidas (Edmund Goulding) con Tyrone Power.

Esta versión de Guillermo del Toro es una producción ambiciosa, cuidada en los detalles, con un buen gusto en su puesta en imágenes innegable, pero algo falla. A pesar de todo, no terminó nunca de convencerme.

Tal vez el principal problema es el oscurantismo que rodea a Stan desde el comienzo mismo. Hasta bien entrados en materia, Stan es un enigma y con ello nos perdemos una parte importante de la intriga durante demasiado tiempo. Pero incluso una vez que se desvela su naturaleza, seguimos viéndolo sin llegar realmente a penetrar en su esencia. Es ambicioso, cruel, malvado, pero sin llegar a saber el por qué.

En general, si analizamos bien El callejón de las almas perdidas (2021), todos los personajes sufren de la misma indefinición que Stan. Los compañeros de profesión se presentan con breves pinceladas, pero sin que tengamos tiempo de llegar a lo esencial. Incluso la relación de Stan con Molly (Rooney Mara) nunca termina de concretarse; conocemos los hechos, pero nos falta profundidad. No hay un verdadero romance y por lo tanto no llegamos a implicarnos con sus problemas. Incluso su separación resulta abrupta, demasiado abrupta. El guión, que debería ser la parte más sólida de la película, termina por ser la menos profunda. 

La idea general es una imagen muy pesimista del mundo de las ferias, con personas marginales, estafadores y charlatanes que venden mentiras, se aprovechan de las debilidades humanas y hasta corrompen a las personas para sus fines. Sin duda, un film perturbador y triste. Pero incluso en esta faceta de nuevo siento que el director se queda a medias. Si quería mostrar la miseria de ese ambiente, creo que tampoco lo consigue del todo. Al menos, yo percibía el mensaje pero sin llegar a sentir asco, dolor, vergüenza, tristeza o repulsa. Creo que a Guillermo del Toro le ha faltado más contundencia a la hora de mostrarnos ese mundo sórdido. Tal vez por la belleza de las imágenes o más claramente por no haber sabido definir su mensaje. De nuevo, problemas de un guión que no ha profundizado lo suficiente.

Tampoco encontramos muchas sorpresas en el ascenso y caída de Stan, algo que se intuye desde el comienzo y cuyo desarrollo es bastante previsible y, por otro lado, me pareció en general tan teatral, incluida la escena final, que me costaba sentirlo como auténtico. En general, toda la película tiene un aire de falsedad, es algo demasiado elaborado y un tanto superficial como para terminar creyéndolo y mucho menos sintiéndolo y emocionándonos con las desventuras de Stan.

Eso sí, el reparto es excelente. Cate Blanchett me pareció espléndida, con una presencia impresionante, pero es que el trabajo de David Strathairn también me pareció magnífico. Quizá se puede echar de menos una mayor participación de Toni Collette, Ron Perlman, Willem Dafoe e incluso de Rooney Mara, pues contar con un elenco así y no sacarle todo el partido resulta algo triste. Pero el protagonismo es para Bradley Cooper, que me pareció que realiza un trabajo espectacular también. Desde el punto de vista del reparto, un acierto total.

Pero analizando el conjunto, El callejón de las almas perdidas termina convirtiéndose en una película demasiado elegante para los temas que trata y sin la suficiente profundidad como para que su mensaje resulte convincente y conmovedor.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Stardust



Dirección: Matthew Vaughn.

Guión: Jane Goldman y Matthew Vaughn (Novela: Neil Gaiman).

Música: Ilan Eshkeri.

Fotografía: Ben Davis.

Reparto: Claire Danes, Charlie Cox, Sienna Miller, Michelle Pfeiffer, Ricky Gervais, Jason Flemyng, Mark Strong, Rupert Everett, Peter O'Toole, Robert De Niro, Ian McKellen (narrador).

Para conseguir casarse con Victoria (Sienna Miller), el joven Tristan (Charlie Cox) se adentra en un misterioso territorio vecino de su pueblo para capturar una estrella caída del cielo y llevársela a su amada.

Stardust (2007) es un cuento y como tal tiene unas pautas muy marcadas, como el triunfo del amor verdadero, el camino del joven protagonista de su inmadurez a la edad adulta, las fuerzas del mal colaborando a esa madurez y a encontrar los valores fundamentales del ser humano (amor, lealtad, amistad, coraje) y la recompensa final que obtienen los corazones puros.

Puede que este breve resumen ahuyente a muchos espectadores desconfiando de un producto que parece enfocado en principio a un público infantil. Y hay que reconocer que la historia no es especialmente novedosa ni su desarrollo produce sorpresas. El guión es claro, los personajes definidos con bastante nitidez en sus rasgos más sobresalientes y el mensaje se ajusta a lo esperado en un cuento.

Y sin embargo, Stardust es más que todo eso y bajo la inocente apariencia infantil creo que está más orientado al público adulto, al menos en algunos guiños bien definidos, como la tendencia al mariposeo del capitán Shakespeare (Robert De Niro) y muchos instantes truculentos que jalonan la historia.

Para empezar, Stardust es una película preciosa a nivel visual. El cuidado de la ambientación, con palacios suntuosos, pueblos con aire medieval y hermosos paisajes, convierten el desarrollo de la cinta en un espectáculo hermoso. Pero además, la historia rebosa de magia y fantasía, con una acumulación de personajes, embrujos y misiones que no dejan de convertir la historia en una fuente de sorpresas constante. Hay brujas, príncipes malvados, espíritus, encantamientos, una estrella convertida en la encantadora Yvaine (Claire Danes), un pirata con buen corazón, una madre esclavizada... El mérito del guión es hacer que todos estos elementos un tanto tópicos encajen con precisión en el relato, que desborda además de humor del bueno, siempre presente sin desentonar, sin caer en el chiste fácil, sin pretender acaparar demasiado protagonismo. Pero esta ahí, aportando la sal necesaria para sacarnos unas risas en los momentos más inesperados, al tiempo que en otros momentos la historia se vuelve oscura, cruel incluso. De ahí que no sea un relato para niños, al menos no me lo pareció.

Si además de todo ésto, le añadimos el regalo de contar con un reparto soberbio, el resultado es casi perfecto. Así, tenemos a una maravillosa Michelle Pfeiffer como la bruja Lamia, un papel delicioso en su maldad no exenta de un perverso sentido del humor. La actriz le da una presencia inigualable a su personaje, que se apodera de la pantalla en cada aparición. Otro lujo es ver a Robert De Niro como un bondadoso pirata. Su personaje es tierno y muy divertido y me gusta pensar que el actor se divirtió tanto como nos deleita a nosotros.

Charlie Cox, al lado de estas figuras o del genial Mark Strong o Peter O'Toole, mantiene el tipo pero sin el carisma necesario tal vez. En cambio, Claire Danes me pareció la elección perfecta como estrella, pues es bella, dulce y resplandece cuando la cámara se centra en ella.

Tal vez la nota menos positiva la ponga en el desenlace. No es que defraude y de hecho responde en espectacularidad y humor a lo visto durante todo el film. El problema es que resulta quizá un poco pasteloso. No sé cómo se podría haber resuelto mejor, pero no es lo que más me ha gustado de la película. De hecho, bien analizada, creo que la cinta empieza muy arriba y poco a poco va bajando un peldaño conforme se desarrolla, tal vez por ser un tanto predecible o porque ya nos vamos acostumbrando a sus giros y nos sorprenden menos al final que en el comienzo.

A pesar de lo cuál, he de confesar que me pareció una gran historia, con algunos momentos sublimes y que ofrece un espectáculo lleno de buen gusto, mucho romanticismo y realmente entretenido. Aquellos que hayan visto La princesa prometida (Rod Reiner, 1987) pueden hacerse una idea aproximada del estilo de película que propone Matthew Vaughn, si bien son cuentos diferentes en muchos aspectos.