El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 31 de enero de 2024

Misión imposible: Nación secreta



Dirección: Christopher McQuarrie.

Guión: Christopher McQuarrie.

Música: Joe Kraemer.

Fotografía: Robert Elswit.

Reparto: Tom Cruise, Jeremy Renner, Simon Pegg, Rebecca Ferguson, Ving Rhames, Sean Harris, Alec Baldwin, Simon McBurney, Zhang Jingchu, Tom Hollander, Jens Hultén.

Ethan Hunt (Tom Cruise), agente de la Agencia Misión Imposible (FMI), lleva un años detrás del Sindicato, una red secreta que pretende sembrar el caos en el mundo. Sin embargo, será el Sindicato el que capture a Ethan.

Quinta entrega de la serie de largometrajes inspirados en una conocida serie de televisión Misión imposible, emitida desde 1966 hasta 1973, Misión imposible: nación secreta (2015) mantiene el listón de la saga de entretener a base de puro espectáculo.

En este tipo de propuestas, en la línea de James Bond, el argumento, con tener su relevancia, no deja de estar siempre al servicio del espectáculo. Y en esta ocasión resulta más que evidente, con giros tan llevados al límite, como el doble juego de la agente británica Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), que es imposible tomarlos demasiado en serio. A pesar de lo cuál, la base del argumento crea las suficientes expectativas para que sirva perfectamente como telón de fondo a las espectaculares escenas de acción, donde, además de las clásicas peleas, destaca por encima de todo la secuencia de la persecución de las motos, filmada con tal ímpetu que te pone los pelos de punta, aún sabiendo que todo es ficción.

Además, el guión también acierta con el villano de turno, en especial al elegir para interpretarlo a Sean Harris, cuya fría presencia dota a Solomon Lane de la necesaria fuerza para resultar temible, a la altura de lo que merece Ethan Hunt, de nuevo convincentemente encarnado por Tom Cruise que, a pesar del paso del tiempo, sigue dando la talla para su personaje; no es del tipo cachas, pero resulta plenamente convincente.

Christopher McQuarrie además entiende su trabajo y más que proponer escenas donde pueda destacar como director, se pone al servicio de la historia y sinceramente, consigue un film que fluye con total naturalidad, creando una historia que parece moverse como la seda. A pesar de no ser una cinta corta, el desarrollo hace que se pase volando, lo que habla muy bien del ritmo conseguido.

Es verdad que estamos ante una película que solamente busca el entretenimiento, sin complicaciones, por lo que no podemos esperar un argumento especialmente interesante. Es cine enfocado a la taquilla y a un público entregado a la diversión sencilla, sin complejos. No importa que el final sea previsible, que los buenos consigan siempre salirse con la suya casi de milagro, pues es lo que se busca y es lo que se ofrece. En este sentido, me recuerda a las películas infantiles que veía siendo un niño: no importaba nada más que la emoción que proporcionaban aquellos relatos donde siempre ganaban los buenos para regocijo nuestro. 

martes, 30 de enero de 2024

La lista negra



Dirección: Buddy Van Horn.

Guión: Steve Sharon.

Música: Lalo Schifrin.

Fotografía: Jack N. Green.

Reparto: Clint Eastwood, Patricia Clarkson, Liam Neeson, Evan C. Kim, David Hunt, Michael Currie, Michale Goodwin, Darwin Gillett, Jim Carrey.

Harry Callahan (Clint Eastwood) ha conseguido meter en prisión a un jefe de la mafia y su popularidad está en aumento. Por eso, Peter Swan (Liam Neeson), un director de cine, lo incluye en su lista negra, un juego algo macabro que, por desgracia, parece que alguien se ha tomado en serio.

La lista negra (1988) cierra la serie de películas sobre Harry Callahan que había inaugurado Don Siegel en 1971 con Harry el sucio, creando un tipo de policía que no duda en saltarse las normas si con ello logra hacer justicia. Un concepto más que cuestionable, pero que daba pie a una serie de films bastante violentos, al menos para lo que se estilaba entonces, para mayor gloria de Clint Eastwood.

En La lista negra se vuelve a los orígenes de la saga, con la presencia de un psicópata al que Callahan ha de intentar parar los pies antes de que siga sembrando de cadáveres San Francisco. Se deja en cambio  un poco de lado el tema de la rebeldía de Callahan y su enfrentamiento constante con sus superiores y la historia coge derroteros más clásicos de los films policíacos, con un misterio centrado en un juego con una lista de famosos que el inspector ha de solucionar.

Tampoco falta la típica historia romántica, en este caso con la reportera Samantha Walker (Patricia Clarkson). No es una subtrama que tenga demasiado peso, salvo para crear la secuencia del desenlace y para criticar la labor de la prensa sensacionalista.

A nivel de puesta en escena, la cinta se acerca demasiado a un film de serie B, carente de ritmo y calidad suficiente como para destacar nada especialmente en el apartado técnico. Además, el estilo de filmación y la espectacularidad han envejecido bastante mal y, en comparación con la manera actual de rodar este tipo de cintas, La lista negra resulta un tanto torpe, cuando no provoca la risa directamente, como en la secuencia en que Harry es perseguido por un coche de juguete. Pero es que en general, todas las secuencias de acción, especialmente los tiroteos, no resultan demasiado convincentes, con lo que se pierde cualquier atisbo de emoción.

Clint Eastwood sigue aportando su carisma al personaje, pero todo lo que le acompaña, secundarios incluidos, está por debajo de su figura, incluido Liam Neeson, que más tarde se asentaría como otro tipo duro en films de acción. Da la sensación de que el director no era precisamente un especialista a la hora de dirigir a los actores y tiende a caer en los excesos con demasiada facilidad, dando en general un tono casi de parodia a la historia.

La lista negra solamente se puede recomendar para entusiastas de la serie y de Clint Eastwood, pero aún así carece de originalidad y calidad como para resultar un film estimulante.

lunes, 29 de enero de 2024

Passengers



Dirección: Rodrigo García.

Guión: Ronnie Christensen.

Música: Edward Shearmur.

Fotografía: Igor Jadue-Lillo.

Reparto: Anne Hathaway, Patrick Wilson, David Morse, André Braugher, Clea Duvall, Dianne Wiest, William B. Davies, Ryan Robbins, Don Thompson, Andrew Wheeler.

Tras un accidente de avión, la psicóloga Claire Summers (Anne Hathaway) es encargada de proporcionar apoyo a los supervivientes.

Hay películas que huelen mal y Passengers (2008) es una de ellas. No por la intriga en sí, que merece un comentario aparte, sino porque nada más arrancar tuve la sospecha de que la historia podría resumirse en unos minutos y que todo lo que vendría como acompañamiento no era sino la manera de alargar algo que no tenía mucho recorrido.

Con esta sospecha, la verdad es que la primera parte de la historia consigue mantener nuestra atención por los extraños sucesos que van teniendo lugar, como los intentos de la compañía aérea de culpar al piloto del accidente y así desviar la atención sobre un posible fallo por culpa de un mantenimiento del avión. También los supervivientes aportan un punto de intriga, con lo que las expectativas nos mantienen alerta.

Pero si bien es verdad que la intriga funciona, hay otros muchos detalles que empiezan a chirriar. El más evidente es la propia Claire, encargada de ayudar a los accidentados y que en realidad se muestra tan insegura y torpe que no se explica cómo la eligieron para esa tarea. También Eric (Patrick Wilson), un superviviente que no quiere terapia de grupo, despierta recelos, bien alimentados por un guión tramposo que siembra indicios extraños por todas partes como método de sostener la intriga.

Y menos mal que contamos con Anne Hathaway, una actriz con cierta presencia y encanto, aunque es triste ver el papel que le asignan, convirtiéndola en una mujer despistada y asustada durante toda la cinta. 

El problema es que puedes jugar al despiste un rato, pero el guión de Passengers alarga demasiado el juego de los despistes y las pistas falsas, lo que unido a un desarrollo excesivamente lento acaba por desconectarnos de la intriga, pues más que expectativas termina por sembrar aburrimiento.

Pero es cuando en el tramo final el guión debe descubrir su juego cuando empiezan a acumularse escenas cada vez más idiotas. Aquí ya no es cuestión de esperar descubrir algo intrigante, sino de temer por un desenlace chapucero y mentiroso. Lamentablemente es lo que sucede.

La sensación no es de sorpresa, ni admiración, ni desconcierto. Lo que nos invade es la indignación. No se puede montar una historia sobre un cúmulo de mentiras y además pretender cuadrarlas de manera entre mística y romántica. Es un despropósito encima de otro despropósito. Muy triste.

domingo, 28 de enero de 2024

El río de la vida



Dirección: Robert Redford.

Guión: Richard Friedenberg (Novela: Norman Maclean).

Música: Mark Isham.

Fotografía: Philippe Rousselot.

Reparto: Craig Sheffer, Brad Pitt, Tom Skerritt, Brenda Blethyn, Emily Lloyd, Edie McClurg, Stephen Shellen, Nicole Burdette, Susan Traylor, Joseph Gordon-Levitt, Vann Gravage.

Norman (Joseph Gordon-Levitt) y Paul (Vann Gravage) son los dos hijos del reverendo Maclean (Tom Skerritt), que les enseña con el mismo fervor la Biblia y la pesca con mosca.

El río de la vida (1992) es la adaptación de la novel autobiográfica de Norman Maclean donde se adivina la fascinación que pudo sentir por ella Robert Redford, que se esfuerza en realizar un film hermoso, reflexivo y lleno de sensibilidad.

La historia se centra en los dos hijos de un estricto reverendo que, no obstante, les sabe contagiar su pasión por la pesca, haciendo que ambos hermanos queden para siempre vinculados a su tierra, Montana, y conectados íntimamente con la naturaleza. Será precisamente ese amor por la pesca y por su tierra lo que mantendrá un vínculo inquebrantable entre ambos, aún cuando sean muy diferentes. Norman (Craig Sheffer) ha ido a la universidad y es una persona sensata, algo aburrida, pero que tiene claras sus prioridades en la vida. Paul (Brad Pitt) es más irresponsable, le gusta beber y apostar y no teme a nada ni a nadie.

La puesta en escena de esta historia familiar demuestra el buen gusto del director, que enfoca la narración de un modo clásico, remarcando siempre el carácter íntimo y muy personal de los recuerdos de Norman, que nos cuenta su vida desde la vejez, buscando siempre una exposición clara y directa. Era fácil caer en la sensiblería con una historia así, por ello es por lo que Redford adopta un punto de vista algo distante, evitando cargar demasiado las tintas en los momentos más delicados. Ello sin duda hemos de apuntarlo entre sus aciertos, pues de haber adoptado otro tratamiento podríamos estar hablando de un melodrama pasteloso. En cambio, la elegancia del estilo de Robert Redford evita ese riesgo, aún a expensas de ofrecer un discurso algo frío a veces. No se puede tener todo, pero en este caso me parece que el director ha elegido el camino más correcto.

Falta, tal vez, una mayor profundización en los personajes, como en la figura del padre, que hubiera requerido más matices, o de la madre, una mera comparsa. Incluso Norman y Paul no alcanzan la profundidad que me hubiera gustado y el relato se centra más en detalles superficiales. Se echan de menos, por ejemplo, diálogos entre los hermanos más profundos.

Brad Pitt ya empezaba a demostrar su carisma y la verdad es que siendo el protagonista principal Craig Sheffer, éste palidece cuando comparte pantalla con Brad Pitt. 

El río de la vida tiene una hermosa fotografía y una cuidada producción donde se nota el esmero dedicado a la cinta. Sin embargo, a pesar de los intentos de construir una bonita historia, la película se queda a medias y, aunque agradable de ver, no termina de conseguir todos sus propósitos. No se puede decir que sea superficial, pero tampoco llega al fondo de los temas abordados. 

sábado, 27 de enero de 2024

Cuestión de justicia



Dirección: Destin Daniel Cretton.

Guión: Destin Daniel Cretton y Andrew Lanham (Novela: Bryan Stevenson).

Música: Joel P. West.

Fotografía: Brett Pawlak.

Reparto: Michael B. Jordan, Jamie Foxx, Brie Larson, Rob Morgan, Tim Blake Nelson, Rafe Spall, O'Shea Jackson Jr., Karan Kendrick. 

Tras licenciarse en Harvard, Bryan Stevenson (Michael B. Jordan) decide trasladarse al estado de Alabama para defender a presos condenados erróneamente, como Walter (Jamie Foxx), condenado a pena de muerte en base a un testimonio falso.

Cuestión de justicia (2019) se basa en hechos reales, en la lucha del abogado Bryan Stevenson por defender causas perdidas. Es un detalle importante para comprender que lo que vemos en el film no es una fantasía, sino que son hechos que tristemente han sucedido. Pero de nada sirve este trasfondo si el director no consigue poner en pie un relato digno, poderoso y directo. Y Destin Daniel Cretton lo consigue.

Curiosamente, al contrario que en la mayoría de films sobre juicios, donde estos suelen ser el momento culmen de la historia, en Cuestión de justicia no sucede así, porque en esta película lo importante no es demostrar la inocencia de Walter, algo que sabemos desde el principio, ni tampoco el argumento busca maravillarnos con alegatos de abogados, pruebas de último momento y otros trucos parecidos. 

Tampoco se juega con el tema del racismo en Alabama de manera que cobre el principal protagonismo en la historia, ni se abusa del peligro que corre el abogado y sus ayudantes por parte de los racistas radicales. Solamente hay dos breves escenas donde se toca el tema, porque así sucedió y porque era necesario decirlo, pero nada más.

La esencia de la película es otra, la que le da precisamente su estatus de gran película: adentrarnos en el drama personal de los presos del corredor de la muerte, presentados como verdaderos seres humanos, sean culpables o no.

Sin embargo, Cretton opta por el camino más complicado, aunque es el mejor: evitar caer en el drama barato, huir de efectismos, de las típicas escenas resultonas que tal vez habrían funcionado, pero que habrían llevado a la historia a un terreno más peliculero.

Cretton se centra en los personajes, expone sus dramas con elegancia y sin adornos. No pretende convertirlos en mártires, sino sencillamente hacer que entendamos su dolor, sus miedos, su frustración por medio de una puesta en escena sencilla, donde el protagonismo no recae en nadie más que en los personajes. El director se vuelve invisible, no hay artificios, solamente unos diálogos llenos de honestidad, sencillos y contundentes a la vez, donde comprendemos el dolor y el miedo de los presos, la lucha de un abogado que es en esencia una buena persona y los manejos absurdos y las mentiras de una policía y un sistema judicial podridos por el odio, la incompetencia y la corrupción.

El resultado es una película intensa, profunda y directa que nos conmueve sin trampas ni excesos, simplemente con una realidad que cuesta entender, por su falta de humanidad, su acumulación de mentiras, su obsesión por ejercer la autoridad contra quien sea y contra cualquier mínimo principio de honestidad y misericordia.

Hay momentos especialmente conmovedores, como la ejecución de Herbert (Rod Morgan), donde se puede comprobar de manera perfecta la eficacia del planteamiento elegido por el director. Es precisamente esa desnudez absoluta de adornos la que le da a la escena su fuerza arrolladora.

Con un reparto excelente, desde Michael B. Jordan y Jamie Foxx, pasando por un sorprendente Tim Blake Nelson, hasta el último secundario, Cuestión de justicia es un certero alegato contra la pena de muerte, las injusticias, el racismo o los desequilibrios sociales por cuestión de dinero, pero sin caer nunca en lo melodramático ni en lo peliculero. Una gran obra sobria y precisa. 

viernes, 26 de enero de 2024

Atrapado con una mujer perfecta



Dirección: Tomáš Hoffman.

Guión: Jirí Vejdelek, Martin Horský y Tomáš Hoffman.

Fotografía: Jan Drnek.

Reparto: Petra Hrebícková, Ondrej Vetchý, Mirosláv Táborský, Jirí Langmajer, Tereza Kostková, Jenovéfa Boková, Matous Ruml, Kristína Svarinská, Ondrej Malý.

Cuando su marido (Jirí Langmajer) la deja por otra mujer más joven, Eliška (Petra Hrebícková) decide rehacer su vida aceptando un puesto de maestra en una pequeña población rural.

Atrapado con una mujer perfecta (2016) es una comedia romántica de la desconocida filmografía checa. Sin embargo, no hemos de esperarnos una película especialmente localista, salvo algunos contados detalles que muestran algo de la cultura del país, pues el proyecto sigue las pautas más convencionales del género.

De esta manera, la historia no dejar muchas sorpresas. La protagonista es una mujer que nunca ha necesitado trabajar, sustentada por un marido dentista que le proporcionaba la seguridad económica necesaria para que ella pudiera llevar una vida regalada con todos los caprichos que se le antojaban, lo que el director nos explica en los breves instantes de los títulos de crédito, dibujando a Eliška con total precisión.

Una vez que su marido la abandona, ella puede optar por intentar obtener todo lo que pueda por medio del divorcio o encauzar su vida por sus propios medios. Y es lo que hace, decidiéndose a trabajar como maestra.

Su llegada a un pueblo rural proporciona el contraste necesario entre la vida anterior de Eliška y la nueva realidad, teniendo además que sufrir la presencia del enterrador del pueblo, Bohumil (Ondrej Vetchý), un tipo huraño, sucio y maleducado. Lógicamente, no es difícil adivinar que el enfrentamiento inicial terminará en romance con el paso del tiempo.

Como vemos, un desarrollo de lo más ortodoxo que no le da a la cinta muchas posibilidades de sorprendernos y podría hacernos pensar que el resultado es un film bastante mediocre. Pues bien, no del todo, pero no gracias al argumento, sino a lo que rodea el romance y a los actores, que al final le dan cierto punto de gracia a la historia.

Para empezar, la película arranca bastante bien, con pequeños detalles cómicos que si bien no son espectaculares, sí que aportan algunas escenas con cierto gancho. Ello es muy notable al principio, mientras dura la presentación de la protagonista y sus nuevas circunstancias vitales. Luego, desgraciadamente, cuando el guión se adentra en la parte romántica, la historia pierde gracia y lo previsible del desarrollo termina por convertir la segunda parte en un relato bastante endeble.

Y aquí entran en juego los elementos secundarios para compensar la rutinaria evolución del relato. En especial la figura del alcalde, maravilloso personaje interpretado con una frescura envidiable por Mirosláv Táborský, sin duda el mejor personaje de la historia. 

Otro detalle interesante es cómo la película pone en valor la sencilla vida del campo, donde la escasez de lujos se suple con una vida más natural y tranquila, una alimentación sana y las entrañables costumbres ancestrales, incluidas las peleas de algunos matrimonios. Es cierto que el mensaje tampoco se subraya demasiado, pues el interés principal del guión es centrarse en la parte romántica, lo que no deja de ser un error, pues en todo lo que rodea a ese romance es donde se podría haber sacado más jugo, especialmente aprovechando la idiosincrasia de la República Checa.

A pesar de todo, la película se deja ver con agrado y, sin ser una comedia especialmente novedosa, sí que uno termina empatizando con la atractiva Eliška y disfrutando de esos finales tan perfectos que, aún siendo previsibles, nos dejan cierta sensación de bienestar. La felicidad es contagiosa.

jueves, 25 de enero de 2024

Código abierto



Dirección: Michael Apted.

Guión: Peter O'Brien.

Música: Stephen Barton.

Fotografía: George Richmond.

Reparto: Noomi Rapace, Orlando Bloom, Toni Collette, John Malkovich, Michael Douglas, Matthew Marsh, Makram J. Khoury, Brian Caspe, Tosin Cole.

Tras el trauma sufrido por un atentado en París que no pudo evitar, la agente de la CIA Alice Racine (Noomi Rapace) está destinada en Londres a tareas menores. Pero ante la inminencia de un atentado, deberá volver a la acción.

En el cine actual hay muchas películas en las que la mujer es la heroína, incluso en films de acción. Estamos ante un buen intento para que las mujeres abandonen el rol secundario que han estado jugando durante mucho tiempo. El único inconveniente es que a veces se lleva la cosa un poco lejos y se tiende a equiparar a las féminas en fuerza con los hombres, cuando no creo que sea necesario. Y un buen ejemplo lo tenemos en Código abierto (2017), donde Noomi Rapace lleva su rol con absoluta convicción, pero perdiendo en combates cuerpo a cuerpo con hombres tan bien entrenados como ella, lo cual no sólo es verosímil, sino que esa debilidad le da a la película un plus de emoción y riesgo, pues los héroes indestructibles acaban restando interés a la historia.

En cuanto al argumento, Código abierto arranca con mucha fuerza con el misterio de quién quiere matar a Alice después de utilizarla, cuando en teoría nadie más allá de sus superiores conocía ciertos detalles de la operación. Y el guión consigue mantener en pie la incertidumbre hasta el final, con lo que se asegura de que no perderemos detalle de los acontecimientos.

El problema es que hay momentos en que todo es un tanto confuso, con giros inesperados constantes que nos mantienen en vilo, pero también nos sacan a veces de la historia, pues estamos más pendientes de encajar las piezas que de disfrutar de la trama. En ciertos momentos, el guión parece más preocupado por las sorpresas que por la coherencia, lo que no es demasiado bueno, pues algunos detalles chirrían demasiado y se intuye una evidente manipulación que no se atañe a la lógica.

Pero lo menos positivo es que la trama, tal vez por esa complejidad, le da un tono demasiado frío a la película. Los personajes nunca se sienten cercanos, incluida Alice, de manera que estamos intrigados por lo que sucede, pero no apasionados ni empatizamos con ella. Faltan detalles más personales, una mejor aproximación a los personajes. Además, con tanto misterio vemos sospechosos por todos lados y eso nos impide identificarnos con los buenos y temer a los malos. La propia intriga perjudica en realidad la emoción.

Al final, cuando se descubre al culpable y sus motivaciones, creo que nos sentimos algo decepcionados. Tal vez habríamos albergado mayores expectativas, pero el caso es que la aclaración final peca de simple y tampoco es demasiado convincente.

Al menos la puesta en escena es eficaz, con un reparto que funciona muy bien, empezando por Rapace, y un ritmo que hace que la historia transcurra con la fluidez necesaria, alterando momentos de intriga con las típicas escenas de acción que están resueltas con eficacia.

No es que Código abierto sea una gran película, pero al menos cumple con lo que promete (menos el desenlace) y nos permite pasar un buen rato.

martes, 23 de enero de 2024

Al caer la noche



Dirección: Jacques Tourneur.

Guión: Stirling Silliphant (Novela: David Goodis).

Música: George Duning.

Fotografía: Burnett Guffey (B&W).

Reparto: Aldo Ray, Brian Keith, Anne Bancroft, Jocelyn Brando, James Gregory, Frank Albertson, Rudy Bond. 

James Vanning (Aldo Ray), un diseñador gráfico, conoce a una modelo (Anne Bancroft) y entre ambos surge una mutua atracción. Sin embargo, su encuentro se verá interrumpido por John (Brian Keith) y Red (Rudy Bond), dos tipos que le reclaman a James 350.000 dólares.

Obra menor del cine negro, Al caer la noche (1956) sufre de un guión poco preciso que lastra los intentos de Jacques Tourneur de llevar la historia a buen puerto.

Para empezar, la historia resulta demasiado sencilla. Tal vez no daba realmente para un largometraje, al menos no como está planteada, con numerosas escenas que parecen estar ahí para ir dilatando el desarrollo, pero con escasa trascendencia. Y eso lo que provoca es que el ritmo se resienta bastante, de manera que el desarrollo es todo menos ágil.

Jacques Tourneur juega con los flashbacks para darle cierta alternancia al relato, pero incluso este recurso no termina de funcionar del todo bien, ralentizando de nuevo el desarrollo por la manera en que esos momentos están insertados en el presente y alargando demasiado la aclaración de lo acontecido.

Quizá lo que funciona bastante bien es el mantener las dudas sobre la inocencia o culpabilidad de James hasta bien mediada la historia, lo mismo que resulta bastante interesante la figura del investigador del seguro (James Gregory), pero son solamente pequeños destellos en medio de una historia bastante simple y plana.

Ni siquiera el romance entre James y Marie aporta emoción al relato y presenta la misma falta de intensidad que el resto. 

Y también por culpa del guión, los momentos más importantes de la cinta carecen de emoción. Incluso cuando la vida de James está en peligro, no llegamos a sentir angustia, ni siquiera preocupación por su suerte. Falta llevar la historia un paso más allá, porque todo resulta tan comedido que hasta Red, con su punto de paranoia, no asusta a nadie realmente. Tal vez aquí influya el paso del tiempo, pero hay películas de esa época y anteriores donde la sensación de riesgo era mucho más evidente que en esta.

Sin embargo, donde Al caer la noche descarrila definitivamente es en el desenlace, de una torpeza mayúscula. ¿Cómo se explica que viendo las huellas en la nieve de los atracadores los tres protagonistas se metan voluntariamente en la boca del lobo? Lo que sucede a partir de ahí es de un absurdo total. Incluso sorprende la torpeza de Jacques Tourneur al desarrollar la pelea final, casi cómica con Red montado en una máquina que va a cinco kilómetros por hora y luchando a brazo partido con James cuando tenía una bala en el cuerpo.

Sinceramente, me parece que Al caer la noche es una película bastante mediocre. Una pena, pues el cine negro es un género de lo más sugerente, pero donde, como es lógico, hay de todo.

lunes, 22 de enero de 2024

Sabotage



Dirección: David Ayer.

Guión: Skip Woods y David Ayer.

Música: David Sardy.

Fotografía: Bruce McCleery.

Reparto: Arnold Schwarzenegger, Sam Worthington, Olivia Williams, Mireille Enos, Terrence Howard, Joe Manganiello, Harold Perrineau, Martin Donovan, Max Martini, Josh Holloway.  

John "Breacher" (Arnold Schwarzenegger) lidera un grupo de asalto de la DEA que en el curso de una operación contra un cartel de la droga decide apropiarse de diez millones de dólares. El problema es que cuando regresan a recoger el dinero, éste ha desaparecido.

Sabotage (2014) es un film que busca salirse de los caminos más vistos de los films de acción, combinando en el argumento dosis de intriga y thriller. Sin duda, un intento de buscar un enfoque original más que loable, el problema son los incomprensibles deslices del guión, perfectamente evitables en muchos casos.

Si empezamos por las cosas positivas, hay que reconocer el acierto de darle a un film de acción un componente de misterio e intriga que realmente funciona bastante bien a la hora de engancharnos al relato, buscando averiguar quién se llevó el dinero del grupo de Breacher y quién y porqué está liquidando a sus miembros uno a uno. Además, conforme avanza la historia, vamos descubriendo detalles que le dan bastante profundidad a la intriga, que no resulta tan elemental como podríamos suponer en un primer momento. Solamente al final llegaremos a ver claro lo sucedido y para nada nos sentiremos defraudados con un guión que ha sabido jugar sus cartas con mucho acierto.

También es interesante que el guión no crea héroes perfectos, como suele ser habitual en los films de acción, y así tanto Breacher como sus hombres no son un modelo a seguir y presentan bastantes sombras, como el hecho de robar el dinero, lo que los convierte en personajes más complejos y cercanos sin duda al mundo real, donde no todo es blanco y negro, como a menudo se quiere presentar. Desde este punto de vista, la cinta al menos ofrece un punto de vista más contemporáneo y no solo en lo relativo a efectos especiales.

Sin embargo, el resto del producto no está definitivamente a la altura de la intriga planteada.

Para empezar, creo que Schwarzenegger resulta demasiado mayor para su papel. Se entiende que es la figura principal de la película y sin duda ejercerá un buen tirón en la taquilla, pero querer llevar al límite a este tipo de actores no siempre resulta convincente y su presencia nunca terminó de resultarme lógica para su rol. Ligado a ésto, tampoco me resultó muy convincente el breve romance de Breacher y al agente Caroline Brentwood (Olivia Williams), cuya presencia tampoco está muy bien encajada en la trama y parece simplemente dispuesta para cumplir un rol básico que aporta cierta nota íntima y romántica, indispensable con los esquemas más clásicos.

Sin embargo, si ese fuera el único punto discutible de Sabotage, el resultado sería un film bastante convincente, pero por desgracia los errores se suceden en cadena.

Por ejemplo, los diálogos son de un nivel paupérrimo y si quieren aportar fuerza y dramatismo a la situación del grupo de Breacher, solamente ofrecen un triste repertorio de tópicos de muy bajo nivel. Lo mismo que el dibujo de los hombres de Breacher, que son un cúmulo de simplicidades, frases hechas y testosterona barata que arruinan la credibilidad de la historia. Es imposible tomarse en serio tantas bravuconadas disparadas a chorro libre.

Las escenas de tiroteos tienen un toque original en algunos momentos que, si no aporta gran cosa, al menos indica un cierto esmero en no ofrecer lo mismo que otras películas de corte similar. Sin embargo, donde destaca especialmente David Ayer, y no para bien desde mi punto de vista, en la obsesión de cebarse en los detalles más macabros y sangrientos; parece regocijarse en todo lo escabroso, lo que no lo hace un film apto para sensibilidades delicadas.

Al final, Sabotage se presenta como un film que se mueve entre aciertos y fallos de manera desconcertante. Es complicado encontrar una explicación a ello, puesto que los elementos para hacer algo más elaborado estaban ahí y es triste ver como acaban predominando los estereotipos y la mediocridad.

domingo, 21 de enero de 2024

Antes de ti



Dirección: Thea Sharrrock.

Guión: Jojo Moyes (Novela: Jojo Moyes).

Música: Craig Armstrong.

Fotografía: Remi Adefarasin.

Reparto: Emilia Clarke, Sam Claflin, Janet McTeer, Charles Dance, Brendan Coyle, Stephen Peacocke, Matthew Lewis, Jenna Coleman, Samantha Spiro, Vanessa Kirby.

Tras perder su trabajo y necesitando aportar algo de sustento a la precaria economía familiar, Louisa "Lou" Clark (Emilia Clarke) se ofrece para cuidar a Will Traynor (Sam Claflin), un joven de un familia adinerada que se ha quedado tetrapléjico. 

Vaya por delante que Antes de ti (2016) es un drama escasamente original en su argumento, de manera que no es nada complicado adivinar que el distanciamiento inicial de Will y Lou se irá transformando con el roce diario en amor, a pesar de todo. También el desenlace podría verse como un melodrama barato enfocado a conmover al espectador por la vía más directa y sin anestesia. Para que me comprendan los más cinéfilos, podríamos fácilmente establecer un paralelismo entre esta historia y la famosa Love Story (Arthur Hiller, 1970), quizá el drama romántico por excelencia.

Pero en Antes de ti además se añade cierta polémica al tratar el tema de la eutanasia. Sinceramente, en este aspecto yo no veo polémica por ningún lado. Es más, la decisión que toma Will, plenamente consciente de ello, está bastante bien argumentada como para resulte coherente y asumible. Es algo doloroso, pero comprensible.

Con todo lo dicho, lo más normal es que esta cinta me hubiera desagradado y confieso que en un primer momento, tras diez minutos de visionado, estuve a punto de pasar de ella. Solamente que fui incapaz de hacerlo por un pequeño detalle: la presencia de una Emilia Clarke tan encantadora, hermosa y alocada que le ibas dando un minuto más de margen hasta quedarte enganchado de su personaje.

Lou es charlatana, torpe, estrafalaria en su manera de vestir, inexperta..., pero es una joven que derrocha bondad y naturalidad en cada gesto, en cada palabra. Y lo maravilloso es que existen personas así, yo he conocido alguna, y realmente es imposible no disfrutar con su presencia, admirarlas y, por encima de todo, cogerles cariño. Y esto es lo que consigue el personaje de Lou, enamorarnos del mismo modo que hace con Will. Entendemos perfectamente que este hombre amargado no pueda resistirse a la ingenuidad y ternura que desprende Lou, encarnada de un modo increíble por Emilia Clarke, que convierte su belleza natural en algo mucho más grande. No nos enamoran sus increíbles y enorme ojos o su sonrisa desbocada, nos enamora su sensibilidad, su naturalidad y su bondad. Lou es una mujer sin mundo porque siempre se ha sacrificado en favor de los demás, dejando de lado sus intereses por los de la gente a la que quiere. Pero no por ello ha perdido su alegría, es de esas personas felices con lo mínimo; lo que a algunos le amargaría, como no poder viajar o estudiar, a ella no le afecta en absoluto y sigue contagiando optimismo y alegría de vivir a todos cuantos la rodean. 

Y esta es la esencia de Antes de ti, el personaje tan maravilloso de Lou y la elección de Emilia Clarke para encarnarlo. El resto... pues evidentemente que resulta previsible y lacrimógeno: Will es un personaje estereotipado, lo mismo que sus padres (Charles Dance y Janet McTeer) o su ex novia (Vanessa Kirby). La debutante Thea Sharrock además muestra cierta torpeza a la hora de rematar determinadas escenas, que desaprovechan muchas veces todo su potencial por dudosas decisiones de la directora. 

Por todo ello reconozco que mis sensaciones con esta película son dispares. Tiene cosas censurables, sin duda, pero al final ha pesado en mí mucho más el disfrutar de un personaje tan especial como el de Lou que todos los peros que pueda ponerle a la historia. ¿Recomendable?, sí, pero con reservas, sabiendo que no es un film que pueda contentar a todos y que muchos de los reproches que pueden hacérsele estarían justificados. Aún así, a mí me gustó. 

sábado, 20 de enero de 2024

Heat



Dirección: Michael Mann.

Guión: Michael Mann.

Música: Elliot Goldenthal.

Fotografía: Dante Spinotti.

Reparto: Al Pacino, Robert De Niro, Val Kilmer, Jon Voight, Tom Sizemore, Diane Venora, Amy Brenneman, Dennis Haysbert, Ashley Judd, Mykelti Williamson, Wes Studi, Ted Levine, Natalie Portman, Kevin Gage.

Neil McCauley (Robert De Niro) lidera una banda de atracadores profesionales eficaces y limpios en su trabajo, pero durante el asalto a un furgón blindado, un nuevo miembro del grupo, Waingro (Kevin Gage), pierde los papeles y mata sin motivo a un guardia. El teniente Vincent Hanna (Al Pacino) se ocupará del caso.

Heat (1995) es una cinta de acción ampliamente alabada por críticos y público, especialmente por reunir en el reparto a dos estrellas de la talla de Al Pacino y Robert De Niro, enfrentados en una trama muy interesante pero que se estropea por pequeños detalles un tanto inverosímiles.

Estamos ante un film de acción del subgénero de atracos que sigue un desarrollo bastante normal en cuanto a la escenificación de los atracos, donde Michael Mann no se detiene demasiado en la planificación de los mismos, prefiriendo, creo que acertadamente, centrarse más en los atracadores y el policía obsesionado con detenerlos. Es este enfoque el que le otorga a la cinta un fondo más profundo y personal que a otras muchas propuestas del estilo que se enfocan prioritariamente a la acción.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del director en adentrarnos en la personalidad de los protagonistas, al final se queda a medio camino. Sus intenciones son buenas, pero no terminamos de comprenderlos del todo y solamente en la escena del intento de suicidio de Lauren (Natalie Portman), la hija de la tercera esposa de Vincent (Diane Venora), el director consigue de verdad unos minutos intensos y conmovedores.

En cambio, Michael Mann se muestra mucho más atinado a la hora de poner en pie las escenas de acción, especialmente la del atraco al banco, que están perfectamente coreografiadas logrando impactarnos por su eficacia. Es cierto que en el cine de acción estamos habituados a logros parecidos, pero ello no resta méritos a la excelente puesta en escena del director.

Sin embargo, creo que condicionado tal vez por la presencia de Robert De Niro y de Al Pacino, el argumento nos deja algunos momentos algo curiosos, por llamarles de alguna manera. El primero sin duda es el café que comparten ladrón y policía, una escena que solo se explica por el deseo de tener en la misma secuencia a las dos figuras de la cinta. Lamentablemente, es un momento que encaja con dificultad y que tampoco nos ofrece unos diálogos memorables.

Pero el mayor desconcierto viene con el final, donde todas las decisiones de Neil resultan absurdas y parecen solamente encaminadas a ofrecernos un desenlace moralista. Incluso es difícil entender cómo Vincent es capaz de seguir la pista de Neil en su huída, en medio de un mar de gente y en plena noche. Creo que había mejores maneras de llegar al mismo final sin hacer que pareciera tan poco creíble.

Pero aún poniendo algunos peros a la cinta, hay que reconocer que Heat funciona bastante bien tanto a nivel de acción como de film más intimista, logrando Michael Mann un buen equilibrio entre duración, ritmo, intensidad y acción.

viernes, 19 de enero de 2024

Despierta la furia



Dirección: Guy Ritchie.

Guión: Guy Ritchie, Ivan Atkinson y Marn Davies.

Música: Chris Benstead.

Fotografía: Alan Stewart.

Reparto: Jason Statham, Holt McCallany, Jeffrey Donovan, Jos Hartnett, Laz Alonso, Raúl Castillo, Deobia Oparei, Eddie Marsan, Scott Eastwood.

Patrick Hill (Jason Statham) consigue un puesto de trabajo en Fortico Security, una empresa de transportes blindados donde hace poco sufrieron un atraco en el que murieron dos de sus empleados y un civil.

Hay directores tocados por una especie de gracia o de suerte que hace que caigan bien al público en general, creando una especie de club de fans que incluso acoge a los críticos en su redil. Hagan lo que hagan, aunque sea mediocre, siempre sus incondicionales han de encontrar algo en que asentar sus alabanzas. Es el caso de Guy Ritchie, un director que no me resulta especialmente memorable pero que que logrado hacerse un hueco en el pequeño reino de directores queridos y admirados del cine contemporáneo. En el país de los ciegos, el tuerto es el rey.

Quisiera saber qué tiene de especial Despierta la furia (2021) para recibir tantas alabanzas. Estoy convencido que solamente por figurar el nombre de Guy Ritchie en la dirección. Sé que es imposible, pero me gustaría escuchar las críticas si se pusiera el nombre de otro director firmando la cinta.

Porque Despierta la furia no es más que una cinta de acción como otras muchas que se filman cada año. Una historia de venganza que, encima, no ofrece nada especialmente original, ni en el argumento ni en la puesta en escena. Bueno, sí que hay algo especial si nos referimos a que el director organiza la cinta en capítulos (que tampoco es un invento de ahora) y que juega con el desarrollo del relato avanzando y retrocediendo en el tiempo (de nuevo algo ya inventado hace años). Es la manera que tiene el director de intentar dinamizar un guión que hace aguas por todas partes.

Si bien al principio hay una cierta intriga sobre quién es realmente Patrick Hill y qué hace en la empresa de transportes blindados, en cuanto se desvela el misterio comprendemos que estamos ante un argumento reducido a la mínima expresión, con más puntos oscuros que verdades y donde cabría cualquier giro u ocurrencia que se pudieran inventar los guionistas. Todo es posible porque no hay más que una leve estructura diseñada para desarrollar las escenas de acción, que tampoco son para quitarse el sombrero, y poder dar forma a la figura del vengador imperturbable que tan bien se le da a Jason Statham, un habitual de Ritchie, y que vuelve a demostrar que el rol de tipo duro le sienta como un guante.

Por lo demás, nada especialmente memorable, con un argumento que se va desinflando lentamente hasta dejarnos con un final previsible, precipitado y poco trabajado.

Por cierto, estamos ante un remake del film francés de 2004 El transportista (Nicolas Boukhrief).

jueves, 18 de enero de 2024

Larga vida y prosperidad



Dirección: Ben Lewin.

Guión: Michael Golamco (Obra: Michael Golamco).

Música: Heitor Pereira.

Fotografía: Geoffrey Simpson.

Reparto: Dakota Fanning, Toni Collette, Alice Eve, River Alexander, Patton Oswalt, Marla Gibbs, Michael Stahl-David, Jessica Rothe, Jacob Wysocki.

Wendy (Dakota Fanning) es una joven autista obsesionada con la serie Star Trek. Por eso, cuando la Paramount organiza un concurso de guiones sobre la serie, Wendy se pone a escribir uno.

Sin duda, Larga vida y prosperidad (2017) es de esas historias que te conquistan a base de sinceridad y sensibilidad. Es de agradecer que aún queden personas capaces de interesarse en películas tan sencillas y especiales y consigan contagiar esa ternura.

La historia se centra en Wendy, una joven autista, lo que sin duda nos recordará a Rain Man (Barry Levinson, 1988). Pero si la película protagonizada por Dustin Hoffman tenía un enfoque más comercial, la de Ben Lewin es un relato más pequeño, más intimista, pero también más auténtico y sincero. Quizá lo más cercano a Larga vida y prosperidad sea la maravillosa Pequeña Miss Sunshine (Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2006), por cuanto también nos cuenta un sueño, esta vez de una niña más pequeña pero en algunos aspectos parecida a Wendy. Por cierto, en esta última también trabajaba Tony Collette.

Wendy vive en un centro especial que se ocupa de personas con problemas, como ella, y su vida rutinaria y estructurada solo tiene una meta: escribir un guión para una película de Star Trek para participar en el concurso que organiza la Paramount. Porque Wendy, a pesar de sus problemas para relacionarse con los demás, tiene un talento especial para la escritura, además de una pasión sin límites por la serie de ciencia ficción.

El problema vendrá cuando se de cuenta de que no tiene tiempo ya para enviar su trabajo por correo y entonces decide llevarlo ella misma a Los Ángeles. Para una persona autista, es todo un reto y así lo presenta el director: una aventura normal para cualquier adulto, pero llena de peligros para Wendy. Si es un acierto el lograr transmitir esa sensación de peligro, lo realmente interesante del guión es hacernos entender a Wendy, participar de su indefensión, comprender la crueldad de una sociedad que no está hecha para gente diferente, vulnerable. A Wendy la expulsan del autobús por llevar un perrito, le roban el dinero, tiene que dormir en la calle, sufre la indiferencia de muchas personas... pero en todo momento el director intenta mantener su discurso en los límites tranquilos con los que ha decidido enfocar las peripecias de Wendy, porque no se trata de crear un drama personal, sino de hacernos entender a Wendy y vivir su periplo sin convertirlo en un melodrama. Y ello es un acierto, porque no nos desvía de lo fundamental: el mundo interior de una persona diferente, su determinación, pero también su fragilidad, su inocencia y cómo es posible llegar a su corazón con bondad y paciencia. La escena del policía (Patton Oswalt), que también es un fan de Star Trek, tranquilizando a Wendy me pareció maravillosa.

Como también resulta muy hermosa la comparación que se va estableciendo entre Wendy y Spock, el personaje de Star Trek, por sus problemas para expresar y sentir y relacionarse de igual a igual con los humanos y que denota un esmero a la hora de encajar todas las piezas de un guión muy certero y sensible.

Larga vida y prosperidad cuenta además con una actriz fantástica como es Dakota Fanning, que asume su papel desde la absoluta normalidad, sin caer en la tentación de excesos o adornos. Por ello Wendy resulta tan cercana, por eso la entendemos y empatizamos con ella, porque es creíble en todo momento. Junto a Dakota Fanning, la estrella de la cinta, quisiera también reivindicar el magnífico trabajo de la hermosa Alice Eve, conmovedora en su papel de hermana mayor superada por los acontecimientos y por sus propias limitaciones.

Estamos ante una película sencilla, emotiva y directa. No cae en clichés, no busca impresionar, es un relato sin artificios sobre una persona diferente, escrito y dirigido con buen gusto, sensibilidad y cariño. Y se nota.

El gran golpe



Dirección: Roger Donaldson.

Guión: Dick Clement e Ian La Frenais.

Música: J. Peter Robinson.

Fotografía: Michael Coulter.

Reparto: Jason Statham, Saffron Burrows, Stephen Campbell Moore, Daniel Mays, James Faulkner, Alki David, Michael Jibson, Georgia Taylor, Richard Lintern, Peter Bowles, Alistair Petrie. 

Terry Leather (Jason Statham) tiene un pequeño negocio de coches usados, pero está cargado de deudas. Así que cuando su amiga Martine Love (Saffron Burrows) le propone un plan para robar un banco, Terry ve ahí su oportunidad para cambiar de vida.

El gran golpe (2008) podría ser uno más de los muchos films de robos que jalonan la historia del cine si no fuera porque parece estar basado en hechos reales que tienen que ver, precisamente, con un miembro de la familia real británica. Es solo un detalle que sirve de hilo conductor para mostrarnos mucho más: la corrupción moral de altos miembros del gobierno y la nobleza británica en los años 70 del siglo pasado, una visita por los bajos fondos londinenses, sobornos a policías... Y es precisamente todo este conglomerado de personajes marginales y corruptos el mayor atractivo de la película, pues consigue de esta manera elevarse por encima del robo mismo, que es interesante pero anecdótico al lado de todo cuanto lo rodea, y convertirse en una denuncia muy directa y sincera de la podredumbre que se esconde bajo nobles apariencias, lujos y educados modales.

Las apariencias lo son todo en esta vida y más cuando se detenta una elevada posición social. Pero debajo de la capa de normas de educación y de las exigencias del decoro, todo el mundo esconde sus vergüenzas, que con frecuencia están ligadas a los vicios, sexuales en muchas ocasiones. Y son precisamente los vicios sexuales los detonantes de los acontecimientos narrados. Lo que puede ser necesario y placentero en privado se vuelve intolerable si sale a la luz. 

El robo en sí, detallado con meticulosidad, es casi irrelevante. Lo mejor de El gran golpe sucede antes y después del mismo, especialmente después, cuando vivimos los mejores momentos de la historia, con una tensión en aumento y la diferente suerte que sufren los atracadores, acosados por mafiosos, policías corruptos y agentes del Servicio Secreto. 

El gran mérito  de la cinta es que Roger Donaldson logra aunar de manera perfecta la ejecución del robo con toda la trama que se mueve a su alrededor. Donaldson, apoyándose en una sobria pero eficaz ambientación, con una magnífica fotografía, logra crear un film donde la tensión no deja de crecer a cada instante, con una puesta en escena eficaz que nos mete de lleno en la trama sin permitir que nada ni nadie nos distraiga. Si toda la cinta mantiene un ritmo envidiable, son los minutos finales donde el director consigue que nos quedemos anclados al asiento mientras es imposible predecir la siguiente sorpresa, o susto, que nos depara el argumento.

Tal vez, en la parte negativa, podríamos aducir que la historia se centra casi exclusivamente en los hechos, dejando un tanto empequeñecidos a su lado a los protagonistas. Habría estado bien que el guión se hubiera algo más de tiempo en profundizar algo más en Terry y en Martine, que al final solamente se muestran a medias. Tampoco es algo imprescindible, visto el resultado, pero habría añadido un toque más personal a la historia.

En cuanto al reparto, sin duda hay que destacar a Jason Statham que, fuera de sus roles típicos de mamporrero, demuestra que es un actor lo suficientemente sólido para cualquier tipo de personaje. El resto del reparto cumple con solvencia, pero está claro que el que destaca por encima del resto es Statham.

Sin duda, El gran robo es de esas películas que te sorprenden para bien. Esperaba una historia más rutinaria y al final, estamos ante un film que ofrece más de lo que aparenta. No es que sea una obra maestra, pero sí que reúne elementos de sobra para destacar por encima de la media del género.

miércoles, 17 de enero de 2024

Sherlock Holmes



Dirección: Guy Ritchie.

Guión: Mike Johnson, Guy Ritchie y Anthony Peckham (Cómic: Lionel Wigram).

Música: Hans Zimmer y Dominic Gibbs.

Fotografía: Philippe Rousselot.

Reparto: Robert Downey Jr., Jude Law, Rachel McAdams, Mark Strong, Kelly Reilly, Eddie Marsan, Hans Matheson, James Fox, William Hope, David Garrick, William Houston, Robert Maillet.

Sherlock Holmes (Robert Downey Jr.) consigue detener al peligroso Lord Blackwood (Mark Strong), impidiendo que asesine a otra joven más. Sin embargo, a pesar de ser condenado a la horca y ejecutado, poco después Blackwood "resucita".

Sherlock Holmes (2009) representa una nueva adaptación del conocido personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle, pero esta vez dándole un giro inusual para convertirlo en un tipo gracioso, algo pasado de rosca, pero con sus facultades deductivas intactas. Que esta cinta se base en un cómic sería la explicación para este nuevo enfoque de las aventuras del famoso detective.

Lo que es evidente es que estamos ante una producción ambiciosa en la puesta en escena, con una recreación de Londres espectacular. En Sherlock Holmes prima sobre todo el espectáculo, es un film concebido al estilo del más difícil todavía, donde parece que todo está permitido menos el aburrimiento.

Desde el principio, Guy Ritchie nos mete de lleno en la acción a base de ágiles movimientos de cámara que crean unas imágenes en constante movimiento, donde el ritmo es frenético en los momentos donde la acción toma las riendas. Pero toda la cinta tiene un dinamismo especial, con encuadres siempre buscando algo diferente que saque a la cinta de los caminos más habituales. Visualmente, Sherlock Holmes es realmente impactante.

Pero a nivel argumental, tampoco es una película que decepcione. El misterio tiene gancho y las habilidades del malvado de turno, encarnado por el siempre efectivo Mark Strong, con presuntos poderes mágicos, son lo suficientemente ingeniosas y misteriosas como para que nos dejemos llevar por el misterio sin reservas. Incluso las necesarias explicaciones aclaratorias finales están metidas con habilidad en el desarrollo, de manera que, aunque abundantes, no resultan un pegote, encajando perfectamente en el discurso y aclarando los detalles más fantásticos con precisión, de manera que no llegamos nunca a sentirnos estafados por trucos baratos, sino que queda la sensación de que el guión ha sido elaborado cuidadosamente para crear no solamente un espectáculo visual de primer nivel, sino también un argumento digno del detective británico más famoso de la historia.

El reparto es otro de los puntos muy cuidados y la elección de Robert Downey Jr., aunque pueda sorprender en un primer momento, termina por funcionar merced al talento de este actor que, afortunadamente, en esos años empezaba a recomponer su carrera. A su lado, Jude Law, Rachel MacAdams, siempre chispeante y con un encanto especial, Eddie Marsan o el veterano James Fox. 

Estamos pues ante un film bastante original, sorprendente incluso, pero cuyo dinamismo, cuidada producción y un guión preciso componen un espectáculo desbordante de energía. Cuesta un poco hacerse a la idea del nuevo enfoque dado al personaje de Sherlock Holmes, pero admitiendo esa licencia, sin duda es una película que se disfruta sin complejos.

martes, 16 de enero de 2024

Fall



Dirección: Scott Mann.

Guión: Jonathan Frank y Scott Mann.

Música: Tim Despic.

Fotografía: MacGregor.

Reparto: Grace Caroline Currey, Virginia Gardner, Mason Gooding, Jeffrey Dean Morgan.

Escalando una pared rocosa, Dan (Mason Gooding) cae al vacío y muere. Después de casi un año de la tragedia, Becky (Grace Caroline Currey), su esposa, aún no lo ha superado. Entonces su mejor amiga, Shiloh (Virginia Gardner) acude para ayudarla y le propone que escalen juntas una torre de comunicaciones abandonada de más de 600 metros.

Fall (2022) es sin duda una película sorprendente por su enfoque minimalista y su arriesgada apuesta por dos personajes aislados en lo alto de una torre como único recurso para mantener la tensión del largometraje. Y la verdad es el invento que funciona bastante bien.

La esencia de la cinta es el trauma que sufre Becky tras la muerte de su marido. Abatida hasta el punto de que ya nada le importa, ni siquiera los intentos de ayudarla por parte de su padre (Jeffrey Dean Morgan), refugiada en la bebida y con deseos de suicidarse, finalmente cede ante su amiga Shiloh, que le propone el reto de escalar una torre abandonada para superar su dolor y su miedo a volver a escalar.

Con esta breve introducción, el guión nos mete de lleno en el centro de la aventura: una escalada por una torre gigantesca medio ruinosa que nos pone los pelos de punta. Aquellos que padezcan de vértigo, ¡cuidado! porque Scott Mann nos va a poner un nudo en la garganta con una puesta en escena impresionante, donde sentimos cada peldaño que suben las protagonistas como si lo pisáramos nosotros mismos. La habilidad que demuestra el director para contagiarnos el peligro de la ascensión es impresionante. Es imposible no sentir verdadera angustia cuando las dos amigas se quedan aisladas en la cima sin posibilidad de descender. La verdad, solamente por algunas de esas escenas, filmadas con una maestría increíble, ya vale la pena Fall.

Sin embargo, el mérito principal estriba en mantener nuestro interés durante todo el tiempo contando solamente con las dos protagonistas en lo alto de la torre. Y ello se logra gracias a que el guión sabe combinar el drama de la situación con el personal, al desvelar que Shiloh había tenido un romance con Dan a espaldas de Becky. Es cierto que es un recurso algo melodramático propio de una mala telenovela, pero está puesto ahí con cuidado de no cargar las tintas en exceso y cumple además la función de diversificar la historia, lo que ayuda y mucho a que nunca nos sintamos cansado o aburridos ante la simplicidad absoluta del decorado e intérpretes. No es pues un guión genial, pero sí que está bien pensado para que la historia transcurra con fluidez y eso sí que se consigue.

Hay también un pequeño truco del guión algo tramposo y un tanto increíble. No me parece imprescindible, pero añade un punto de sorpresa y dramatismo bastante impactante, que imagino que para eso está ahí, añadiendo pimienta a una historia ya de por sí bastante intensa.

Lógicamente, la importancia de Grace Caroline y de Virginia para que la película funcione es vital, pues ellas llevan todo el peso del drama. Y la verdad es que ambas resultan muy convincentes en sus papeles. 

Fall termina resultando un film que funciona correctamente por la habilidad del guión para explotar al máximo el planteamiento tan básico de la historia, al tiempo que el director sabe crear imágenes lo suficientemente potentes para meternos el corazón en un puño. Sin ser una maravilla, convence por su originalidad.

lunes, 15 de enero de 2024

Terror en la Antártida



Dirección: Dominic Sena.

Guión: Chad Hayes y Carey Hayes (Cómic: Greg Rucka).

Música: John Frizzell.

Fotografía: Martin Hunter y Stuart Baird.

Reparto: Kate Beckinsale, Gabriel Macht, Alex O'Loughlin, Columbus Short, Tom Skerritt, Shawn Doyle, Arthur Holden, Bashar Rahal.

Carrie Stetko (Kate Beckinsale) está destinada como marshall en una estación científica norteamericana en la Antártida. Justo cuando ya está a punto de terminar su estancia allí, aparece el cadáver de un científico y todo apunta a que fue asesinado.

Terror en la Antártida (2009) tiene un comienzo esperanzador (las escenas del avión son lo mejor de la cinta, tristemente) y se plantea una intriga bastante jugosa: un cadáver que apunta a un crimen pero sin aportar ningún indicio lógico y un escenario, el Polo Sur, lo suficientemente cautivador y temible como para aportar el escenario perfecto a cualquier thriller. Lamentablemente, en cuanto empieza a desenredarse el ovillo caemos en la cuenta de que el guión, la base que debía sostener todo el tinglado, es lo más flojo de la película.

No sé si el que la historia parta de un cómic puede influir en un guión tan pobre, seguramente, pero una fuente débil a menudo dio lugar a películas fascinantes, así que el problema creo que reside en el trabajo de los guionistas, que no han sabido sacar todo el potencial, que era bastante, de un planteamiento realmente con posibilidades.

Sin embargo, en lugar de desarrollar una trama compleja y cautivadora, los guionistas optan por un concepto mucho más simple y que basa el interés meramente en un par de escenas de acción que tienen poca fuerza, pues sabemos que la protagonista va a salir viva de los ataques del misterioso asesino. Además, si otro punto de interés era descubrir quién se escondía detrás de las gafas y el piolet, cuando al fin se desvela su identidad nos quedamos tan fríos como el propio entorno, pues se trata de un personaje que solo había aparecido durante cinco segundos con anterioridad, con lo que su relevancia en la historia es nula.

Claro está que los guionistas, siguiendo el manual del perfecto vago, no se olvidan tampoco del típico giro de última hora en la que se desvela el cerebro oculto tras todo el asunto, que ni sorprende ni convence, dando la impresión de ser un recurso necesario según su idea de un guión ingenioso, pero que no encaja de una manera coherente y es simplemente la supuesta guinda al pastel.

Pero si el guión es insustancial y tópico, tampoco el director se muestra muy inspirado en la puesta en escena, tirando siempre por el camino más sencillo, con un trabajo rutinario que solamente cumple con lo mínimo esperable de un producto de cierto nivel.

A nivel de reparto, destacaría a Kate Beckinsale, más por su belleza que por otra cosa. Creo además que la única justificación para darle el protagonismo reside en su físico, pues tampoco es que encaje demasiado bien en su papel. Tom Sherritt es otro de los actores que funciona bastante bien, lo que demuestra que la veteranía es un grado. Y el resto, pues cumplen, pero sin nada especial, de la misma manera que todo el proyecto: entretenido si no le pedimos profundidad ni originalidad. Y es una pena, porque con poco que los guionistas se hubieran estrujado el cerebro algo más, la película habría podido ganar muchos enteros.

domingo, 14 de enero de 2024

The Equalizer 2



Dirección: Antoine Fuqua.

Guión: Richard Wenk.

Música: Harry Gregson-Williams.

Fotografía: Oliver Wood.

Reparto: Denzel Washington, Ashton Sanders, Pedro Pascal, Melissa Leo, Bill Pullman, Orson Bean, Sakina Jaffrey, Jonathan Scarfe, Adam Karst. 

Robert McCall (Denzel Washington), un ex agente del gobierno, lleva una vida aparentemente anodina, pero se ocupa de ayudar a cualquier persona que lo necesite. Cuando su mejor amiga Susan (Melissa Leo) es asesinada, Robert no parará hasta dar con los culpables y vengar su muerte.

The Equalizer (El protector) (Antoine Fuqua, 2014) era un film de acción centrado en la figura de un justiciero anónimo que iba deshaciendo entuertos, al estilo de un Quijote moderno y bastante expeditivo. No era un film memorable, pero sí de esos productos que se realizan aparentemente sin mucho esfuerzo y que se prestan a varias secuelas, porque son productos de consumo fácil. The Equalizer 2 (2018) es su primer "retoño".

Quizá la nota más característica de esta entrega es que, sin renunciar a la acción, se centra más en aspectos personales de los protagonistas, dando detalles sobre el pasado de McCall y especialmente centrándose en su relación con su vecino Miles (Ashton Sanders), un joven que va camino de convertirse en un delincuente y al que McCall ofrecerá su ayuda, consejos y protección para sacarlo del mal camino.

Y con este detalle entramos en la parte más débil de la cinta: querer darle un sustrato de densidad a lo que es un film de acción bastante estereotipado. La idea me parece buena, cualquier cosa que amueble las escenas de acción siempre ayuda a crear una historia. Pero el problema es que en esta ocasión el guión se muestra tan moralizador y ñoño que casi consigue el efecto contrario al propuesto y en lugar de identificarnos con Robert McCall hace que parezca tan bueno que repele un poco. Es curioso, pero su cruzada salvadora y desinteresada resulta demasiado artificial como para convencernos y motivarnos.

Pero si el guión se muestra algo torpe a la hora de adentrarse en las intimidades del protagonista, tampoco mejora para nada en la parte del asesinato de la amiga de McCall. Ahí teníamos una intriga que parecía prometer momentos interesantes, pero de nuevo la resolución es demasiado simple, rutinaria y previsible, quitándole toda la emoción a esta parte del relato y dejándolo en un mero trámite para llevarnos directamente a la escena final, un duelo que puede recordarnos a los viejos westerns, y que tampoco ofrece nada novedoso, salvo este gusto de los films modernos por cebarse en los detalles más truculentos, como si mostrar al detalle las puñaladas y los golpes añadiera algo de calidad al producto.

Es cierto que la presencia de Denzel Washington le da cierta entidad a la película. Seguramente su presencia determinó el éxito de taquilla de la primera película y propició esta continuación, pues hemos de reconocer que es un actor que en este tipo de papeles resulta totalmente convincente. Otra cosa es que la producción esté o no a su altura, cosa que no sucede aquí.

sábado, 13 de enero de 2024

Sin tiempo para morir



Dirección: Cary Joji Fukunaga.

Guión: Neal Purvis, Robert Wade, Cary Joji Fukunaga, Phoebe Waller-Bridge (Personaje: Ian Flemming).

Música: Hans Zimmer.

Fotografía: Linus Sandgren.

Reparto: Daniel Craig, Rami Malek, Léa Seydoux, Lashana Lynch, Ralph Fiennes, Ben Whishaw, Naomie Harris, Billy Magnussen, Ana de Armas, Christoph Waltz, David Dencik, Jeffrey Wright, Rory Kinnear, Dali Benssalah. 

Tras romper con su amor, Madeleine (Léa Seydoux), creyendo que lo ha engañado, James Bond (Daniel Craig) ha dejado el servicio y se ha retirado a vivir a Jamaica. Un día, sin embargo, su amigo y agente de la CIA Felix Leiter (Jeffrey Wright) acude a pedirle ayuda.

Daniel Craig había inaugurado una nueva etapa de la serie de James Bond en 2006 con Casino Royale (Martin Campbell), etapa marcada por dos cambios importantes en el enfoque de la historia: por un lado, un punto de vista más dramático y una serie de películas unidas por guión encadenado, de manera que cada nueva entrega partía de donde había concluido la anterior más o menos, dando una unidad argumental que sin embargo obligaba a seguir el orden de las cintas para poder comprender al detalle todos los acontecimientos.

Sin tiempo para morir (2021) pone el punto y final a esta serie e incide en las principales señas de identidad iniciadas en Casino Royale, pero con ciertas concesiones al espíritu de la saga.

Quizá la nota más destacable de la historia es que tenemos a un James Bond mucho más implicado personalmente en los sucesos, con una historia de amor truncada por sus recelos y que le marca más de lo que él quiere confesar. Tenemos pues un film donde el drama personal oscurece un poco la trama habitual del genio diabólico empeñado en dejar su huella a nivel mundial. En esta ocasión recurriendo a un arma biológica terrorífica. 

Lógicamente, los problemas personales de Bond se unirán sin remedio con los planes del malvado de turno, Lyutsifer Safin, un tipo rozando la locura muy bien encarnado por Rami Malek, que aporta una presencia turbadora bastante efectiva. Sin embargo, como suele ser habitual en la saga, el conflicto resulta tan increíble como estrafalario y con ello se estropean un tanto los intentos del guión de construir una historia que nos implique seriamente. Porque es imposible participar de tantos disparates que, es cierto, aportan las dosis necesarias de espectáculo, pero siempre con la impresión de que estamos ante un circo de malabares con escaso poder de convicción.

Y esa orientación al espectáculo es la que provoca que incluso los momentos más íntimos de la historia resulten un poco artificiales. La que pretende ser una apasionada y maravillosa historia de amor entre Bond y Madeleine no termina de cautivarme porque está siempre enfocada para asombrarnos, no para conmovernos.

Los intentos de darle una mayor dosis de dramatismo a la saga seguramente gustarán a muchos seguidores, pues parece enfocar las historias hacia un público más adulto y más exigente. Sin embargo, rompen un poco la personalidad de Bond, su carisma, su cinismo y su poder de seducción. Daniel Craig es un nuevo Bond, diferente a todo lo anterior, y no siempre me parece que el resultado sea mejor. En todo caso, ciñéndonos al actor, creo que ha encarnado al agente británico aportándole una fuerza muy convincente.

En lineas generales, Sin tiempo para morir es una entrega más que interesante en la serie de James Bond. Puede que algo excesiva en duración, un defecto típico de las últimas entregas, pero en cuestión de ritmo narrativo funciona bastante bien y el trasfondo personal le da un enfoque muy interesante. Quizá resulte menos espectacular que otras, incluso con algunos momentos (los tiroteos en especial) que no resultan muy convincentes, pues la facilidad con la que Bond liquida a los malos, en una coreografía demasiado planificada, le da un toque de fantasía que desmorona gran parte de la intensidad necesaria de esas escenas.

Si hablamos de la serie de films con daniel Craig, creo que son un compendio de luces y sombras. Aportan más dramatismo en busca de un enfoque menos infantil, pero se pierde la esencia del personaje y dado los argumentos tan fantásticos, no sé si tomarse las cosas tan en serio resulta la mejor elección.

viernes, 12 de enero de 2024

Lugares oscuros



Dirección: Gilles Paquet-Brenner.

Guión: Gilles Paquet-Brenner (Novela: Gillian Flynn).

Música: BT.

Fotografía: Barry Ackroyd.

Reparto: Charlize Theron, Nicholas Hoult, Christina Hendricks, Chloë Grace Moretz, Tye Sheridan, Corey Stoll, Sterling Jerins, Andrea Roth, Sean Bridgers, Glenn Morshower, Addy Miller, Natalie Precht, Madison Mcguire.

Siendo una niña pequeña, Libby Day (Sterling Jerins) sobrevive al asesinato de su madre (Christina Hendricks) y sus dos hermanas (Natalie Precht y Madison Mcguire) y su testimonio ayudará a condenar a su hermano Ben (Tye Sheridan) por dichos crímenes.

Lugares oscuros (2015) es uno de esos relatos que basan su eficacia y su gancho en el misterio que encierran y que no será desvelado hasta los minutos finales. Entonces, es evidente de que las claves de que el proyecto funcione correctamente se asientan en dos elementos: que la historia logre mantenernos interesados en los acontecimientos durante todo el metraje y que el misterio desvelado no nos defraude. Por desgracia, Gilles Paquet-Brenner falla en ambos, más por el guión que por su labor tras las cámaras.

El comienzo es prometedor, con el asesinato de tres miembros de la misma familia y la condena del hijo como responsable de los crímenes. Pero desde este mismo comienzo queda claro que hay algo extraño en todo lo sucedido y que el testimonio de una niña asustada parece demasiado frágil como para tomarlo en serio. 

A partir de esta premisa tan atractiva, que nos recuerda al argumento de A sangre fría de Truman Capote, el guión empieza a mostrar sus carencias demasiado pronto. Por ejemplo, el club de fanáticos de los crímenes que se interesa por Libby (Charlize Theron), tras más de veinte años de los asesinatos, es un punto de una dudosa verosimilitud. Pero aún entonces, gracias a los acertados flashbacks que van jalonando la historia, el interés por conocer más detalles de la vida de Libby y, sobre todo, de si su hermano es el verdadero asesino, siguen ejerciendo un poder de seducción bastante eficaz sobre el espectador.

Lamentablemente, Gilles Paquet-Brenner empieza a alargar demasiado la historia, poblándola de demasiados momentos que más que agilizar el desarrollo lo enturbian, creando un progresivo cansancio en el espectador que incluso lleva a cierta pérdida de interés por el desenlace. No es que las ramificaciones y complicaciones de las indagaciones de Libby sobre lo acontecido a su familia no sean pertinentes, pero falla su resolución, creando un ritmo cansino que va debilitando la emoción hasta llegar a momentos verdaderamente aburridos.

Aún así, nos queda la esperanza de que el desenlace compense esos bajones y lo larga que se hace la película pero, desgraciadamente, cuando se desvela el misterio el golpe es bastante sonoro. Ni la explicación resulta convincente ni creíble y parece demasiado simple y a la vez compleja como para que nos deje un buen sabor de boca. No sé si a causa del desarrollo tedioso, pero llegué al final importándome bastante poco conocer la verdad.

Puede que parte de los problemas también se deban a que tanto Libby como el resto de personajes principales siempre me parecieron poco precisos y si falla el retrato de los personajes, sino empatizamos con ellos, todo el interés inicial se va desinflando sin remedio. Si encima la explicación resulta tan poco convincente, tenemos una historia que se hunde sin remedio.

A veces, lo más sencillo es lo mejor. Y seguir ciertas reglas incuestionables. Nada de eso sucede aquí y se ahí que al final resulte una historia sin nervio y que vivimos con bastante indiferencia.

jueves, 11 de enero de 2024

Río salvaje



Dirección: Elia Kazan.

Guión: Paul Osborn (Novelas: William Bradford Huie y Borden Deal). 

Música: Kenyon Hopkins.

Fotografía: Ellsworth Fredricks.

Reparto: Montgomery Clift, Lee Remick, Jo Van Fleet, Albert Salmi, J. C. Flippen, James Westerfield, Barbara Loden, Frank Overton, Malcolm Atterbury.

A principios de la década de 1930, para frenar las devastadoras crecidas del río Tennessee, el gobierno de los Estados Unidos decide construir embalses y desalojar a los que viven en las márgenes del río. Pero hay una anciana (Jo Van Fleet) que se niega a abandonar sus tierras.

Río salvaje (1960) es un film denso que, más allá de la anécdota del argumento (la doma del río Tennessee), nos ofrece un complejo retrato de la sociedad rural del profundo Sur de Estados Unidos y un extraño romance bastante atípico.

Así, por un lado, Elia Kazan nos lleva a una pequeña población rural con un racismo radical, donde la población negra, atrasada e inculta, es explotada por la clase blanca sin ningún tipo de cortapisas ni complejos. Una sociedad cerrada que desconfía de todo lo que no pertenece a su mundo, por lo que ve con malos ojos la llegada de Chuck Glover (Montgomery Clift), enviado para completar el desalojo y acondicionamiento de las riberas del Tennessee, y más aún cuando altera su economía contratando a negros para los necesarios trabajos de desbroce de las tierras próximas al río pagándoles lo mismo que a los trabajadores blancos, lo que resulta intolerable para esas mentalidades retrógradas.

Pero Río Salvaje no es un film adoctrinador y por ello también ofrece elementos positivos sobre la tradición norteamericana, el espíritu pionero que forjó el país, el orgullo de la gente que labró su futuro en condiciones extremas. Todo ello está personificado en Ella (Jo Van Fleet), apegada a sus tierras no por egoísmo o intereses económicos, sino porque es la tierra que conquistaron sus antepasados a la naturaleza, que trabajaron durante décadas y donde murieron. Ella representa el amor a las raíces, indisoluble con la tierra donde se crió. Por eso, a Chuck no le resulta sencillo llevar a cabo su tarea de lograr que abandone el lugar, porque la comprende y la respeta.

Y la relación de Chuck con Ella nos lleva a la segunda parte del relato: su romance con la nieta de Ella, Carol, interpretada por una preciosa Lee Remick. Resulta fascinante la manera tan sencilla y tan contundente en que Kazan nos describe el enamoramiento de Carol: por un lado, ella misma confiesa que nunca mantuvo una conversación tan larga como la que tiene con Chuck con nadie anteriormente, conversación de unos pocos minutos, lo que nos explica con rotundidad la vida que ha llevado esa mujer, sin experiencia, sin una relación personal completa con nadie y madre de dos niños a la edad de diecinueve años. A esas carencias intelectuales se unen las físicas, como reconoce su abuela, ya lleva tres años viuda. De ahí que a la fascinación que le produce un extranjero culto y atractivo, se una el deseo físico, maravillosamente expuesto cuando Carol se estremece ante un beso de Chuck.

Pero si Ella y Carol, lo mismo que las fuerzas vivas del pueblo, están perfectamente definidas, el personaje de Chuck es el más contradictorio y enigmático. Parece ser que en principio Elia Kazan iba a dibujar a un tipo fuerte, pero al contar con Montgomery Clift, afectado ya irremediablemente por su accidente de tráfico que le dejó imborrables secuelas, el director prefirió darle un enfoque más frágil. Así, vemos que Chuck no es tan seguro como quisiera, especialmente en su relación con Carol. Se siente atraído por ella, lo que resulta inevitable ante una belleza como la de Lee Remick, pero rehuye el compromiso y se queda mudo cuando ella le pide que la lleve con él cuando termine su tarea en el pueblo. Incluso cuando él le pide a ella que se casen, su decisión no está basada en su convicción, sino en un simple impulso del que, como él mismo confiesa, puede que se termine arrepintiendo.

Aún entendiendo el planteamiento, lamento que el romance entre Chuck y Carol derive en eso. Me hubiera gustado ver un amor sin reservas, que los redimiera a ambos de sus problemas y carencias. 

En todo caso, Río salvaje me pareció un film realmente interesante que se aleja de los relatos tradicionales, donde todo se dibuja con precisión. La originalidad de esta cinta es precisamente que no ofrece un protagonista ejemplar ni una historia con el consabido final feliz; pues Ella acaba sucumbiendo al progreso, que en esta ocasión nos ofrece su cara más desfavorable, y las dudas que se ciernen sobre el futuro de Carol y Chuck son bastante profundas. 

miércoles, 10 de enero de 2024

El pequeño Lord



Dirección: John Cromwell.

Guión: Hugh Walpole (Novela: Frances Hodgson Burnett).

Música: Max Steiner.

Fotografía: Charles Rosher (B&W).

Reparto: Freddie Bartholomew, Dolores Costello Barrymore, C. Aubrey Smith, Guy Kibbee, Henry Stephenson, Mickey Rooney, Una O'Connor, Constance Collier, Jackie Searl, Jessie Ralph, Helen Flint, Virginia Field. 

Ceddie (Freddie Bartholomew) vive en Brooklyn solo con su madre (Dolores Costello Barrymore) tras haber perdido a su padre, el hijo menor de Earl de Dorincourt (C. Aubrey Smith), un conde inglés amargado y cascarrabias que, tras la muerte de su otro hijo, decide reclamar la presencia del pequeño Ceddie a su lado, pues se ha convertido en su único heredero.

El pequeño Lord (1936) es un claro ejemplo de un cine que ha desaparecido casi irremediablemente con el paso del tiempo. Corresponde a los primeros años del cine sonoro y encierra unos valores, y sobre todo una manera de contarlos, que hoy en día nos resultan tan ingenuos como entrañables.

La película es adaptación de una novela infantil de Frances Hodgson Burnett de finales del siglo XIX y por lo tanto tiene más de cuento que de historia que debamos tomarnos al pie de la letra. Y como cuento, hemos de reconocer que el argumento está repleto de tópicos (un niño extremadamente bueno, una madre amorosa y dulce, un abuelo cascarrabias, una fortuna caída del cielo...) que es fácil adivinar hacia donde van encaminados: la bondad y el amor como fuerzas capaces de derribar cualquier obstáculo.

Si el mensaje puede resultar ñoño, la puesta en escena del cuento termina por funcionar debido a su sencillez extrema y sobre todo su falta de disimulo: hay un mensaje claro y el director se limita a contarlo de la manera más eficaz posible, sin avergonzarse ni camuflar el tono complaciente y con claras notas sensibleras.

Por eso el relato funciona en cuanto nos metemos en él sin dobleces, aceptando que el discurso es honesto en su esencia y que, de alguna manera, lo que se cuenta no solo podría ser verdad, sino que debería serlo. En el fondo, si somos sinceros, nos gustaría ser partícipes de algo tan hermoso.

Además, John Cromwell realiza un trabajo elegante, directo y con momentos en que consigue resultar tremendamente conmovedor (la despedida de Ceddie de sus amigos de Brooklyn, por ejemplo, o el primer encuentro con su abuelo) con una economía absoluta de medios, simplemente con el buen gusto de elegir las palabras y los gestos precisos para contagiarnos la emotividad de esos momentos. También en algunos instantes muy concretos el relato cae en cierto acaramelamiento, pero es perdonable si tenemos en cuenta el año de realización del film y los gustos y estilo de la época.

Cuenta también el director con la gran colaboración de un reparto exquisito, empezando claro está por el joven Freddie Bartholomew, que evita resultar demasiado relamido y cursi (aunque lo roza en algunas escenas) y demuestra que a su corta edad tenía bastante madera de actor. A su lado, el eficaz C. Aubrey Smith, sin duda el prototipo perfecto de abuelo, y el genial Mickey Rooney, el mejor actor infantil y juvenil que ha dado Hollywood.

 Con todos estos mimbres, El joven Lord es un bonito cuento, con el final perfecto que era de esperar, y que apela a lo mejor del ser humano, poniendo en valor aquellas cualidades más nobles, como el amor, la compasión o la generosidad, que, aún sonado algo cursi, hemos de reconocer que son lo mejor que podemos ofrecer al mundo.

martes, 9 de enero de 2024

Persecución al límite



Dirección: Eran Creevy.

Guión: F. Scott Frazier y Eran Creevy.

Música: Ilan Eshkeri.

Fotografía: Ed Wild.

Reparto: Nicholas Hoult, Felicity Jones, Anthony Hopkins, Ben Kingsley, Clemens Schick, Erdal Yildiz, Michael Epp.

Casey (Nicholas Hoult) es un joven americano afincado en Alemania que vive a base de realizar pequeños trabajos para un mafioso de poca monta, Geran (Ben Kingsley). Cuando conoce a Juliette (Felicity Jones) y se enamora de ella, accede a sus deseos de dejar ese mundo. Pero una grave enfermedad de Juliette le hace arriesgarse de nuevo en un encargo de Geran para conseguir el dinero necesario para la cura de Juliette.

Persecución al límite (2016) es un film orientado descaradamente al espectáculo, en concreto a las persecuciones en coche, donde Eran Creevy pone toda la carne en el asador. Y si bien hemos de reconocer que en las escenas de carretera se encuentran los momentos más intensos de la cinta, también hay que pedirle a cualquier film de acción algo más y en esta ocasión el guión se muestra un tanto raquítico de más.

La película se apoya en la historia de amor entre Casey y Juliette, que desencadena la cascada de acontecimientos que ocupan casi todo el desarrollo del film. Y aquí tenemos la primera debilidad de Persecución al límite: al romance de los protagonistas no se le da ni el tiempo ni la intensidad suficientes como para resultar apasionante y conmovedor. Al contrario, su relación se comprime en unas pocas escenas un tanto banales y se pierde la oportunidad de crear un núcleo con la fuerza suficiente para sustentar el resto.

Si el director se hubiera tomado la molestia de ceder más minutos a la escenificación del romance, sin duda la historia habría resultado mucho menos pueril. Pero la intención era evidente: centrarlo todo en las escenas de acción. Y el resultado es visualmente correcto, pero excesivo en minutos, de manera que las persecuciones terminan resultando un poco repetitivas y poco creíbles tantos momentos en que Casey está a punto de fracasar, cayendo en manos de sus perseguidores, para salvarse de milagro y permitir nuevas persecuciones, en un desarrollo que termina por cansar a causa de su escasa originalidad argumental.

Es verdad que contamos con el atractivo de la presencia de Ben Kingsley y Anthony Hopkins, que le aportan un punto de calidad a la cinta, pero de nuevo el guión no aprovecha del todo su presencia, haciendo que sus personajes resulten medio grotescos y sus diálogos y reacciones demasiado excesivas. Es un enfoque que se orienta más a la comedia y, si bien puede tener su punto de originalidad, le sucede como a la parte del romance: todo resulta algo superficial, sin un peso específico, con diálogos sin ingenio ni fuerza y la impresión de que los guionistas no se esforzaron mucho en darle consistencia a estos personajes, quedando todo un poco en el aire.

Es una pena que al final todo se quede reducido a la mínima expresión porque si a las escenas de acción, bastante logradas, le hubiera acompañado un guión menos simple, sin duda la cinta tendría cierto interés; pero tal y como es, solamente puede entusiasmar a los espectadores que se contenten con la acción pura y dura.