El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 30 de marzo de 2023

El árbol del ahorcado



Dirección: Delmer Daves.

Guión: Wendell Mayes y Halsted Welles (Novela: Dorothy M. Johnson).

Música: Max Steiner.

Fotografía: Ted McCord.

Reparto: Gary Cooper, Maria Schell, Karl Malden, George C. Scott, Karl Swenson, Virginia Gregg, John Dierkes, King Donovan, Ben Piazza.

El doctor Joseph Frail (Gary Cooper) llega a un poblado minero en Montana y establece su consulta. Al poco de llegar, una diligencia es asaltada y una pasajera, Elizabeth (Maria Schell), queda gravemente herida. Frail cuidará de ella.

El árbol del ahorcado (1959) fue el último western de Delmer Daves y una de las últimas películas de Gary Cooper, que moriría dos años más tarde.

En línea con la nueva orientación del western, la película presenta a un héroe atípico, un médico que se desvive por sus pacientes, llegando a atenderlos gratis si no tienen con qué pagarle, pero que oculta un oscuro secreto en su pasado que le convierte en una persona resentida, solitaria y que puede llegar a ser cruel o incluso violento si se le provoca. Ya no estamos, por lo tanto, ante el héroe que ejemplificaba las mejores virtudes del hombre, típico del western clásico. Y en consonancia con esta nueva orientación, tampoco se muestran acciones ejemplares, sino que los protagonistas se mueven en un mundo ambivalente, donde los mineros, por ejemplo, se lanzan a la búsqueda de la mujer herida en el asalto a la diligencia para intentar salvarla, pero luego el hombre que la encuentra, "Frenchie" (Karl Malden), no duda en intentar violarla.

Tampoco la imagen que se ofrece de la sociedad de la época es ejemplarizante. Si en los westerns clásicos, de John Ford por ejemplo, la mujer era el pilar de la comunidad y el núcleo de unión de la familia, base de la sociedad, aquí tenemos a unas mujeres hipócritas, mal pensadas y chismosas, verdaderas serpientes que no dudan en juzgar y condenar sin pruebas a Elizabeth suponiendo un comportamiento deshonesto.

Pero incluso los malos no tienen una sola cara. Así, "Frenchie" puede ser una persona alegre y generosa, pero su problema es que no sabe controlar sus instintos sexuales, que le llevan a intentar violar por dos veces a Elizabeth, a pesar de los vínculos profesionales que los unen.

Ella, Elisabeth, también presenta rasgos de modernidad y no duda en trabajar duramente en la mina, como un hombre, en su lucha por labrarse un futuro. Tal vez en films de épocas precedentes se hubiera limitado a buscar un marido en quien apoyarse.

Ahora bien, es verdad que bien analizado el argumento tiene ciertos elementos que pecan de excesivos. Por ejemplo, el trauma de Frail: es normal que lo haya marcado, pero su comportamiento con Elizabeth resulta extraño pues, para apartarla de su lado, no es necesario ser tan desagradable. Al igual que con Rune (Ben Piazza) a quién trata, según cuadre, con comprensión o de manera despótica. Entiendo que es la manera de remarcar su trauma, pero a veces su comportamiento parece algo caprichoso y no se termina de entender su buen corazón con esos detalles tan desagradables.

Quizá ese sea el principal defecto de El árbol del ahorcado: a pesar de su modernidad en ciertos aspectos no deja de ser un tanto simplista en otros.

Sin embargo, donde pocas pegas se le pueden poner es en el reparto. Gary Cooper está impecable, con su característica calma y aplomo y vuelve a transmitir la integridad de todo un hombre hecho y derecho. Maria Schell resulta conmovedora en su recuperación y sabe también darle a su personaje una fuerza notable cuando ha de enfrentarse a su futuro. Pero sin duda el que destaca especialmente es el genial Karl Malden, todo un portento de expresividad sin resultar nunca excesivo; además, se beneficia de un personaje perfecto con el que demostrar todo su talento, tanto en los instantes de celebración como cuando muestra su cara más depravada.

Notable western, en definitiva, no solo para los amantes del género, sino que el drama personal de los protagonistas tiene la suficiente entidad como para enamorar a cualquier amante del buen cine.

La canción de la película, por cierto, es un clásico dentro de las bandas sonoras del género.

miércoles, 29 de marzo de 2023

La extraña prisión de Huntleigh



Dirección: Robert Day.

Guión: John Warren y Len Heath.

Música: Ken Jones.

Fotografía: Geoffrey Faithfull (B&W).

Reparto: Peter Sellers, Wilfrid Hyde White, Maurice Denham, Irene Handl, David Lodge, Lionel Jeffries, Liz Fraser, Bernard Cribbins, Beryl Reid, Walter Hudd, George Woodbridge, Thorley Walters. 

"Dodger" Lane (Peter Sellers), que cumple condena en una prisión no muy estricta, recibe la visita de "Soapy" Stevens (Wilfrid Hyde White), un delincuente amigo suyo, que le propone el robo perfecto: que se fugue con sus dos colegas de celda una noche, perpetren un robo y regresen a prisión, con lo que tendrán la coartada perfecta.

La extraña prisión de Huntleigh (1960) es una sencilla comedia con el típico humor británico, elegante y eficaz. No pretende pasar por una gran obra, tan solo es una parodia amable, pero la clave de todo reside en un guión maravillo que va hilvanando una historia disparatada pero tremendamente entretenida.

La prisión de Huntleigh tiene un alcaide (Maurice Denham) que es un fiel defensor de la rehabilitación de los presos, pues considera que toda persona tiene algo bueno en su interior. De esta manera, su cárcel se parece más a un centro recreativo a una prisión, con actividades diversas, pero todas ellas relajadas, para que los presos estén distraídos y se ocupen en algo útil. Para "Dodger", "Jelly" (David Lodge) y Lennie (Bernard Cribbins), compañeros de celda, parecen casi unas vacaciones. 

Pero cuando están a punto de cumplir su condena, un viejo socio, "Soapy", a quién le deben su estancia entre rejas, les propone el robo de unos diamantes. Solo deberán fugarse una noche y regresar a la cárcel antes de que amanezca. El plan es sencillo, la recompensa millonaria y la coartada, puesto que están en prisión, perfecta. Solamente que, la víspera del robo, el bonachón guardián (George Woodbridge) se jubila y el sustituto es el temible Crout (Lionel Jeffries), un viejo conocido que impondrá una férrea disciplina y amenaza con arruinar el plan.

Con este planteamiento, la cinta va desplegando una serie de situaciones cómicas que resultan siempre eficaces y mantienen un tono realmente divertido con el añadido del interés que despierta ver cómo logran fugarse primero y ejecutar el robo después. Evidentemente, las escollos serán múltiples, especialmente a causa de Crout, pero sortearán las dificultades de manera realmente ingeniosa y siempre muy divertida.

Es cierto también que algunas bromas resultan hoy en día un tanto simples; tal vez es el detalle que más denota el paso del tiempo desde el estreno, pero en medio del clima simpático de la historia siguen sacándonos algunas carcajadas, pues no dejan de resultar realmente simpáticas a pesar de su obviedad.

Peter Sellers está espléndido en su papel de líder de sus compañeros de celda en virtud de una inteligencia superior, pero es cierto que tanto Lionel Jeffries como David Lodge, Bernard Cribbins o Wilfrid Hyde White realizan también un trabajo perfecto, demostrando el talento de la escuela británica.

Con un desenlace con simpáticas sorpresas que no deja de ser un tanto moralista, la película transcurre a un ritmo envidiable, sin ningún tiempo muerto, sin nada que sobre ni que falte. Un prodigio de eficacia dentro de su modestia y que convierte a La extraña prisión de Huntleigh en un film que merece ser descubierto.

martes, 28 de marzo de 2023

Tu casa o la mía



Dirección: Aline Brosh McKenna.

Guión: Aline Brosh McKenna.

Música: Siddhartha Khosla.

Fotografía: Florian Ballhaus.

Reparto: Reese Witherspoon, Ashton Kutcher, Jesse Williams, Zoë Chao, Wesley Kimmel, Griffin Matthews, Rachel Bloom, Shiri Appleby, Vella Lovell, Tig Notaro, Steve Zahn.

Debbie (Reese Witherspoon) y Peter (Ashton Kutcher) son muy buenos amigos desde hace veinte años. Ella vive en Los Ángeles y él en Nueva York, pero mantienen el contacto casi a diario. El día que Debbie tiene que pasar una semana en Nueva York para hacer un cursillo, Peter se ofrece a cuidar de su hijo.

Tu casa o la mía (2022) es una de esas comedias que te dejan un buen sabor de boca. Terminas de verla y te sientes optimista. Es verdad que sabemos que se trata solamente de una fantasía, que las cosas no suelen suceder cómo nos cuenta la película, pero es gratificante imaginar que podría ser posible, que tal vez haya personas que han tenido la misma suerte que Debbie y Peter.

Es verdad sin embargo que el argumento de Tu casa o la mía es un tanto rebuscado y muy poco realista y cuesta tomárselo demasiado en serio. Tanta perfección es más que dudosa: ella aprueba el exámen, liga con un importante editor, encuentra un buen trabajo en algo que le apasiona, Peter ve publicado su libro, Jack (Wesley Kimmel) logra jugar al hockey y al fin Debbie y Peters comprenden que se aman (curiosamente ambos al mismo tiempo) y dan el paso que les faltaba dar.

Sí, todo es tan perfecto que no me extraña a que ciertas personas les pueda dar alergia. Pero al fin y al cabo creo que es lo que se le suele pedir a una comedia romántica: que nos ofrezca una ilusión de felicidad, la prueba de que se puede ser feliz y encontrar el amor, aunque solo sea en la ficción. Podría decirse que estas películas tienen mucho de ciencia ficción pero, al menos que uno esté amargado sin remedio, un mensaje positivo siempre viene bien.

Pero todo esto tampoco debe cegarnos e impedir ver las carencias de la película, que las tiene mas allá de ser un cuento de hadas tan perfecto. Por ejemplo, los personajes secundarios, que suelen jugar un rol importante en este tipo de historias, en esta ocasión están bastante desaprovechados y no funcionan nada bien. Por ejemplo, la amiga de Debbie, Alicia (Tig Notaro), se pasa toda la película bebiendo café, lo que no sé que tiene de gracioso, y prácticamente no aporta nada a la historia. Y lo mismo sucede con Zen (Steve Zahn), el vecino jardinero, otro adorno insustancial que además llega a resultar un tanto patético.

Además algunas bromas son demasiado simples y el recurso de que los protagonistas hagan las mismas cosas a la vez, mostrándolo con la pantalla partida, está bien en algún momento, pero repetirlo demasiado no creo que sea buena idea.

En cambio, Reese Witherspoon conserva el encanto de su juventud y resulta atractiva sin exagerar y aporta naturalidad a su personaje. En cuanto a Ashton Kutcher), creo que podemos decir algo similar a lo de su compañera: es atractivo sin resultar demasiado perfecto, con lo que encaja bastante bien en su papel, aunque no aporta la misma frescura que Reese.

Pero, lo principal creo que es que Tu casa o la mía cumple con su cometido, pues es entretenida; está muy bien construida en todos los apartados; no es especialmente divertida, pero al menos no cae en chistes vulgares o excesivos, sino que se mantiene en un nivel de buen gusto y discreción; y al final funciona por su mensaje optimista que, aunque un tanto increíble, nos convence porque es lo que queremos, dejarnos seducir por una visión idealizada y hermosa de la naturaleza humana, de la vida y el amor.

lunes, 27 de marzo de 2023

¡Qué suene la música!



Dirección: Peter Cattaneo.

Guión: Rachel Tunnard y Rosanne Flynn.

Música: Lorne Balfe.

Fotografía: Hubert Taczanowski.

Reparto: Kristin Scott Thomas, Sharon Horgan, Amy James-Kelly, Lara Rossi, Gaby French, Emma Lowndes, India Amarteifio, Laura Checkley, Jason Flemyng.

Al partir los maridos a Afganistán, sus esposas se organizan para realizar diversas actividades que les ayuden a sobrellevar la espera. Entre las ideas propuestas surge la de crear un coro.

Basada en hechos reales, en concreto el primer coro nacido en una base británica y que después se replicaría por todas partes, ¡Qué suene la música! (2019) es una comedia cargada de buenas intenciones y que, por momentos, resulta muy acertada.

Quizá el principal problema de la película es que intuimos todo, absolutamente todo lo que va a suceder. Es decir, el guión repite todas las pautas habituales para crear una historia de superación y camaradería y no se aparta para nada de un camino mil veces visto.

De entrada, vemos a dos esposas enfrentadas, Kate (Kristin Scott Thomas) y Lisa (Sharon Horgan), sin un motivo aparente, salvo que no se caen bien y cada una intenta liderar al grupo de esposas imponiendo sus criterios. Adivinamos entonces que uno de los motivos de la película será ver el enfrentamiento entre ellas primero para después asistir a la feliz reconciliación.

También están presentes problemas familiares, como la difícil relación de Kate con su hija adolescente (India Amarteifio) o el trauma reprimido de Kate por la muerte de su único hijo y su complicada relación conyugal, problemas que sabemos también que se resolverán en su debido momento.

Incluso la muerte de un militar en Afganistán entra dentro de lo predecible, ya que resulta indispensable para añadir una intensa escena dramática que será oportunamente aprovechada en la actuación del coro.

Es por estos detalles, demasiado vistos y utilizados con evidente intención dramática, que la valoración de ¡Qué suene la música! se resiente. Y es una pena, porque el tono general de la película es fantástico. Peter Cattaneo se muestra realmente elegante en su puesta en escena y sabe crear momentos de gran intensidad con apenas una mirada. Es maravilloso ver cómo sabe describir a las esposas a base de precisos detalles, apenas pinceladas, pero que van definiendo a todas ellas de manera inequívoca.

El discurso fluye además con naturalidad, de manera que nos adentramos en la historia, aún conociendo los pasos que va a seguir, con facilidad y disfrutamos de los momentos agradables y nos conmovemos intensamente en cuanto aparece el drama, porque somos humanos y la historia que relata está cargada de dolor, de luchas sordas, de huidas absurdas pero inevitables, como las compras compulsivas de Kate, que entendemos perfectamente y por eso resultan tan convincentes, por cercanas y creíbles al 100%.

Aunque también es verdad que en algunos momentos peca por exceso, con detalles un tanto exagerados, como la pelea de Kate y Lisa, impropia de personas adultas y que demuestra que el buen tono general del director a veces derrapa en situaciones muy concretas.

¡Qué suene la música! podría haber sido un gran film pues además cuenta con la maravillosa Kristin Scott Thomas, que es una de las razones que me animaron a ver la película, y en general un reparto perfecto, por eso duele aún más ver cómo se estropea un poco debido a ese guión que no logra evitar lo rutinario y peca de manipular al espectador sentimentalmente.

Pero aún con esos fallos, creo que es una película que merece ser disfrutada, porque los mensajes de superación del dolor, de camaradería, de apoyo y de amistad son perfectamente válidos y están expresados en general con elegancia y sensibilidad, lo que le da a la película una intensidad muy lograda.

domingo, 26 de marzo de 2023

El rehén



Dirección: Brad Anderson.

Guión: Tony Gilroy.

Música: John Debney.

Fotografía: Bjorn Charpentier.

Reparto: Jon Hamm, Rosamund Pike, Dean Norris, Mark Pellegrino, Larry Pine, Shea Whigham, Alon, Moni Aboutboul, Idir Chender, Jonny Coyne. 

En 1972, un desgraciado incidente termina con la muerte de la esposa de Mason Skiles (Jon Hamm), un diplomático norteamericano destinado en Beirut. Diez años más tarde, Mason es requerido por la CIA para que vuelva a Beirut como negociador en el secuestro de un viejo amigo.

Estamos en lo de siempre, viejas historias presentadas en modernos envoltorios. Pero se han dejado la originalidad en la recámara.

El rehén (2018) podría haber sido una interesante película sobre política internacional, terrorismo, guerra y espionaje, pero al final se parece más a un telefilm vulgar y corriente, a pesar de aparentar más de lo que realmente es.

Ya el comienzo es sospechoso: un hombre amargado por una tragedia personal que se da a la bebida pero, oh milagro, es la persona elegida para realizar una complicada misión que además le enfrentará de nuevo a su pasado y a sus traumas. Parece un melodrama barato... y en realidad lo es. Porque la peligrosa misión para la que es requerido nuestro héroe tiene que ver con un viejo amigo y un muchacho árabe que había recogido Mason de un campo de refugiados. 

En cuanto se desvelan estas cartas ya poca cosa se puede esperar. Por desgracia, además, el desarrollo no sale ni una línea del recorrido más previsible, con todos los clichés que podríamos esperar. El camino se va torciendo para Mason pero ningún espectador puede tener la más mínima duda del desenlace. Solo cabe esperar la manera en que Brad Anderson lo resuelve y, de nuevo, muy pocas novedades y una escenificación rutinaria, sin sorpresas y bastante pobremente ejecutada.

Lo que más duele es la moralidad que envuelve a la historia, con los buenos amagando con alguna acción perversa que sabemos que no cometerán, con lo que el farol resulta ridículo, y la necesidad de encajar todas las piezas con tanta meticulosidad que la poca credibilidad que podía quedarle a la historia salta por los aires. 

Además, Jon Hamm no me resultaba un protagonista atractivo, me parece que carece de carisma y tiene algo que hace que me caiga mal, con lo que tampoco por este lado la película resultaba atractiva.

Encima, la fotografía me pareció pésima. La falta de luminosidad es patente durante toda la cinta, incluso en escenas exteriores de día. Me parece una especie de tendencia poco vistosa y que incluso dificulta a veces el mismo discurrir de la historia y no deja apreciar el trabajo de los actores, siempre en penumbra. Si la idea era añadir un punto más de misterio me parece que hay recursos mejores.

Algunas críticas encuentran similitudes entre el guión y las novelas de John le Carré. Sinceramente, me parece llevar las cosas demasiado lejos, sobre todo porque las historias del escritor británico tienen una profundidad y verosimilitud de la que carece por completo esta película. Lo único que podría resultar algo creíble son las referencias a la situación política de la zona, pero no creo que eso sea algo que debería sorprendernos, es lo mínimo en cuanto a ambientación.

En resumen, una película con un argumento vulgar, repleto de clichés, sentimentaloide, de telefilm barato y dirigido de manera rutinaria y sin brillantez. Mejor no pierdan su tiempo con ella.

sábado, 25 de marzo de 2023

Home at Seven



Dirección: Ralph Richardson.

Guión: Anatole de Grunwald (Obra: R. C. Sherriff).

Música: Malcolm Arnold.

Fotografía: Jack Hildyard y Edward Scaife (B&W).

Reparto: Ralph Richardson, Margaret Leighton, Jack Hawkins, Meriel Forbes, Campbell Singer, Michael Shepley, Frederick Piper. 

David Preston (Ralph Richardson) regresa a casa a las siete, como todas las tardes, y encuentra a su esposa (Margaret Leighton) muy preocupada por su ausencia de casa y del trabajo las últimas 24 horas. Pero Preston no recuerda nada de ese período de tiempo.

Única película dirigida por el gran actor Ralph Richardson, Home at Seven (1952) es un thriller realmente interesante elaborado con una sencillez increíble.

El protagonista no recuerda las últimas 24 horas de su vida, lo cuál podría haberse quedado en una anécdota sino fuera porque en ese período de tiempo tuvo lugar un robo en el club en el que el señor Preston es tesorero y el asesinato del camarero del mismo. Pero lo que realmente pondrá en serios aprietos al señor Preston es que, poco antes de que fuera asesinado, el camarero informó al presidente del club (Michael Shepley) que había visto al señor Preston cogiendo el dinero de la caja fuerte.

El problema para Preston es que no tiene manera de probar su inocencia al no recordar nada del día anterior. Incluso podría ser verdad que cogió el dinero, pues se desvela que tenía ciertas dificultades económicas. ¿Y si robó el dinero y asesinó al camarero?

Desde el principio, vemos a Preston como un hombre honrado, sincero y con una vida rutinaria, por lo que no parece probable que sea ni un ladrón ni un asesino. Pero conforma avanza la historia, salen pequeños detalles a relucir que va sembrando dudas sobre él. Por ejemplo, lleva años mintiendo a su esposa sobre la hora a la que sale de trabajar y además confiesa que odiaba al camarero asesinado. Incluso le cuenta al médico que lo atiende que ha empezado a recordar detalles del día anterior y cómo escondió el dinero del club y el camarero lo seguía por el parque donde luego fue encontrado su cadáver.

El propio Preston se complica la vida con una mentira inocente que inventa para proteger su carrera en el banco y una vez que la policía descubre la mentira su futuro parece más negro que nunca. Hasta su amigo, el presidente del club, está convencido de su culpabilidad y parece no contemplar otra posibilidad.

El inteligente argumento, preciso como un mecanismo de relojería, va acorralando al señor Preston de manera que llegamos a dudar de todo, lo mismo que él, que acaba por convencerse que pudo haber cometido el robo y el asesinato. Asumiendo su inevitable condena, Preston intenta dejar sus asuntos en orden y aconseja a su esposa para que se asegure un futuro sin él lo más confortable posible.

Solamente el doctor Sparling (Jack Hawkins) parece tener las cosas claras con respecto a Preston, pero tampoco es que pueda aportar ninguna prueba que resulte concluyente.

La clave de Home at Seven no es la resolución del misterio sobre quién asesinó al camarero del club, ni aclarar el robo del dinero o qué le pasó al señor Preston para que perdiera la memoria. Todo ello se sabrá a su debido tiempo, resultando de una simplicidad y lógica aplastantes; pero lo que en realidad cuenta es la manera en que unos hechos casuales pueden alterar la vida de una persona, llevándolo a una situación desesperada y sin la posibilidad de defenderse, hasta el punto de que el propio implicado termina por convencerse de su culpabilidad. Son la fatalidad, la impotencia y la desesperación absolutas.

Home at Seven es una lúcida advertencia sobre la fragilidad de la tranquilidad de la vida de cualquier ciudadano, que puede verse sacudida de manera accidental y sin que pueda evitarse. Basta un pequeño incidente y toda una vida puede desmoronarse como un castillo de naipes.

Narrado con elegancia y naturalidad, Ralph Richardson se muestra contenido a la hora de contar la historia, evitando dramatismos innecesarios y confiándolo todo a un guión preciso donde todas las piezas encajan perfectamente y que tiene la fuerza suficiente para atraparnos en ese cúmulo de circunstancias que van cerniéndose sobre el protagonista. 

La película además cuenta con un magnífico reparto donde brillan el propio Richardson y Jack Hawkins, además de la naturalidad del resto de actores, con la única excepción de Michael Shepley que me pareció algo teatral.

Home at Seven es curioso film, modesto pero eficaz, que nos demuestra que para construir una buena intriga basta exclusivamente con un guión inteligente y todo marchará sobre ruedas.

viernes, 24 de marzo de 2023

Decreto de inocencia



Dirección: Pierre Jolivet.

Guión: Roselyne Bosch (Novela: George Simenon).

Música: Serge Perathoner y Jannick Top.

Fotografía: Pascal Ridao.

Reparto: Gérard Lanvin, Virginie Ledoyen, Carole Bouquet, Guillaume Canet, Aurélie Vérillon, Jean-Pierre Lorit, Denis Podalydés, Anne Le Ny. 

Cécile (Virginie Ledoyen) y su amiga Samira (Aurélie Vérillon) no tienen trabajo ni dinero para pagar el alquiler, por eso deciden robar en una joyería. Pero el robo sale mal y detienen a Samira. Cécile acudirá a pedir ayuda a un prestigioso abogado (Gérard Lanvin).

Decreto de inocencia (1998) nos cuenta la historia de un hombre maduro que pierde la cabeza por una hermosa jovencita de los barrios bajos, lo que le lleva a tirar por la borda su matrimonio y a poner en peligro su exitosa carrera de abogado. No es, por lo que vemos, una historia muy original que digamos. La clave está en dotarla de nervio para que destaque por encima de la media. El problema es que Pierre Jolivet no lo consigue.

A pesar de partir de una novela de George Simenon, más conocido por sus historias de detectives, el relato resulta bastante vulgar. En parte, por la manera tan rutinaria del director en su puesta en escena, donde todo transcurre sin verdadera emoción. Una historia con tantas posibilidades dramáticas como esta se queda en un relato plano, donde las cosas suceden casi mecánicamente y donde nunca me sentí realmente cómplice de lo que sucedía.

El problema también creo que reside en la pobre caracterización de los protagonistas. Se comprende que Michel pierda la cabeza por Cécile, pues Virginie Ledoyen está especialmente hermosa y tentadora, pero ahí se queda todo, falta ahondar más en la personalidad de Cécile, por ejemplo, para comprender mejor su juego con Michel y con Vincent (Guillaume Canet), su supuesto novio, porque todo se queda un poco en el aire, como enredos de una niña caprichosa. Ni nos adentramos en el juego de seducción con Michel ni en la pasión que siente por Vincent.

Lo mismo sucede con Viviane (Carole Bouquet), la esposa de Michel: comprendemos su sufrimiento, pero el director no sabe darle dramatismo al personaje, de manera que sus actos no nos conmueven, tal vez contagiados en parte por la frialdad de la actriz, que tiene un rostro precioso pero es tan inexpresiva como una figura de mármol.

Tampoco Virginie Ledoyen resulta muy convincente. Está aquí por su físico, pero sus dotes como actriz son un tanto limitadas. Pero al cine francés este detalle no parece preocuparle demasiado, pues nos tiene acostumbrados a un desfile continuo de hermosas jóvenes actrices que representan asiduamente el rol de Lolitas y cuyo único mérito suele ser su físico. 

Tras un desarrollo un tanto aburrido y algo repetitivo, es en el final donde la película logra interesarnos más. Al menos, hay que reconocer que se sale de los típicos desenlaces habituales, o muy dramáticos o convenientemente felices. La solución propuesta me parece más inteligente y deja además en el aire el futuro de Michel y Viviane, a elección del espectador.

Decreto de inocencia termina quedándose en una historia sin nervio ni profundidad, un film realizado correctamente pero donde falta talento por todas partes.

jueves, 23 de marzo de 2023

Money Monster



Dirección: Jodie Foster.

Guión: Alan DiFiore, Jim Kouf y Jamie Linden (Historia: Alan DiFiore y Jim Kouf).

Música: Dominic Lewis.

Fotografía: Matthew Libatique.

Reparto: George Clooney, Julia Roberts, Jack O´Connell, Dominic West, Caitriona Balfe, Giancarlo Esposito, Christopher Denham, Lenny Venito, Chris Bauer, Emily Meade.

Durante la emisión en directo su programa financiero, su presentador estrella, Lee Gates (George Clooney), es secuestrado por un joven (Jack O´Connell) que siguiendo sus consejos ha perdido todos sus ahorros.

Cuarto largometraje de la actriz Jodie Foster que parece decantarse más por la dirección últimamente, Money Monster (2016) es un producto tan suntuosamente diseñado como un tanto fantástico.

Todo el montaje de la película resulta demasiado aparatoso como para tomarlo en serio, aunque es muy del gusto norteamericano eso de retransmitir los dramas en directo, con la dosis de espectáculo que proporciona y que Jodie Foster se encarga de plasmar con una sobria pero eficaz dirección puesta al servicio de la función. 

Si el hecho de que un histérico secuestre en directo a un presentador es ya de por sí muy surrealista, más lo es todo el desarrollo de la historia a partir de ahí. Cuesta meterse en un drama que parece un circo, con las cámaras buscando los mejores planos del secuestrador y hasta poniéndole un micrófono para entrevistarlo en directo. 

Por si eso no fuera suficiente, observamos cómo se va planificando el desenlace con precisión y con todos esos recursos tan conocidos que potencian la emoción buscando el lado humano de la situación. De esta manera, el carácter violento e histérico del secuestrador se va suavizando con el paso de los minutos hasta lograr que su imagen nos produzca compasión, sentimiento imprescindible para darle dramatismo al final y rematar la aventura con el climax suficiente.

Todo huele a montaje manipulador y efectista, salvo la genial intervención de la pareja del secuestrador (Emily Meade), que aporta el mejor momento de toda la película, con su bronca en directo que sí que resulta absolutamente convincente y creíble. Pero todo el resto del argumento es demasiado artificial y ya no digamos el descubrimiento de los trapicheos de Walt Camby (Dominic West), el director general de la empresa en que invirtió Kyle, el secuestrador, que es desenmascarado en un tiempo récord y con una facilidad pasmosa.

Para completar el desaguisado, el desenlace peca de nuevo de efectista y poco creíble y el colmo es que, tras la trágica muerte de Kyle, Lee y la directora de su programa, Patty (Julia Roberts), aún tienen ganas de bromear sobre su próximo programa, lo que deja un muy desagradable sabor de boca final, corroborando la escasa seriedad y profundidad del planteamiento, enfocado descaradamente hacia el espectáculo.

En cambio, en lo que sí que resulta certera la película es en la imagen que ofrece de una sociedad anestesiada que parece insensible al drama del secuestro y que vuelve a la normalidad absoluta segundos después de la muerte de Kyle, como si nada extraño hubiera pasado, lanzándose los simpáticos de turno a crear bromas en internet sobre el suceso. Aquí, por desgracia, la película demuestra su absoluta actualidad y certero reflejo de la realidad.

También es acertada la imagen que ofrece de los programas de televisión ya que, a pesar de que es uno de ellos el que descubre el fraude de Camby, no es menos cierto que la crítica a los programas espectáculo y presentadores estrella está expuesto claramente desde el principio, dejando claro que lo que prima es la audiencia más allá de la rigurosidad.

En defensa de Money Monster hay que reconocer que Jodie Foster sabe crear un relato que mantiene el suspense durante todo el tiempo y nos mantiene expectantes respecto al desenlace. Con ello, el film discurre a buen ritmo y no se hace pesado en ningún instante. Pero si reconocemos los méritos de la directora, también es de justicia señalar que cuenta con dos pesos pesados como George Clooney y Julia Roberts, cuya presencia ayuda mucho a hacer más llevadera la historia. Y además, el tercero en discordia, el joven Jack O´Connell consigue mantener el tipo frente a sus dos compañeros sin problema alguno.

Estamos ante lo que parece un film creado en laboratorio, con una dosificada proporción de espectáculo, comedia, drama y suspense servidos en un maravillosa envoltorio y mucho menos convincente de lo que me esperaba.

miércoles, 22 de marzo de 2023

Sweet Virginia



Dirección: Jamie M. Dagg.

Guión: The China Brothers (Benjamin y Paul China).

Música: Will Blair y Brooke Blair.

Fotografía: Jessica Lee Gagné.

Reparto: Jon Bernthal, Christopher Abbott, Imogen Poots, Odessa Young, Jonathan Tucker, Joseph Lyle Taylor, Garry Chalk, Jared Abrahamson, Gabrielle Rose, Rosemarie Dewitt. 

Cansada de un marido que la engaña constantemente y haciendo planes con el dinero que supone que posee, Lila (Imogen Poots) contrata a un asesino para que mate a su marido, aunque termina matando también a dos amigos que estaban con él.

Nos estamos habituando a un estilo minimalista y con un ritmo lento, que se recrea en las imágenes, un cine sin prisa. Sweet Virginia (2017) se suma a esta moda o corriente pero no sé si la elección tiene más de estética o de práctica, pues la historia, contada con más agilidad, no creo que cubriera ni una hora de metraje.

El caso es que el argumento es bastante limitado: un sicario que mata a tres personas tiene que quedarse en el pueblo esperando que le paguen por el trabajo y termina relacionándose con el gerente de un motel, Sam (Jon Bernthal), que acabará enfrentándose a él.

Con pocos personajes, que terminan relacionándose unos con otros en la pequeña localidad donde transcurre la acción, Sweet Virginia peca quizá de demasiado simplista. La trama es muy elemental y tampoco en su desarrollo resulta apasionante; los personajes no adquieren una gran profundidad, quedando algunos detalles, como que Sam fuera una antigua estrella de los rodeos, como simples anécdotas que tampoco aportan nada. El guión se preocupa más por los detalles que por darle profundidad a la historia, de manera que todo se queda en la superficie, como un ejercicio de estilo, elegante es cierto, pero que es más fachada que otra cosa. 

Otro problema es que el relato apunta en varias direcciones que podrían dar cierto juego y diversificar la historia, pero que finalmente se quedan en nada, como elementos meramente ornamentales, pero sin peso específico.

Con un buen reparto, quizá lo más acertado de la película, Sweet Virginia es un thriller sin sorpresas, contando con estilo, pero que no llega a cautivarnos por nada en especial y que finalmente cumple con su cometido de entretenernos pero sin nada realmente memorable. Incluso con algunos minutos menos habríamos salido ganando.

martes, 21 de marzo de 2023

Coche policial



Dirección: Jon Watts.

Guión: Jon Watts y Christopher Ford.

Música: Phil Mossman.

Fotografía: Matthew J. Lloyd y Larkin Seiple.

Reparto: Kevin Bacon, James Freedson-Jackson, Hays Wellford, Camryn Manheim, Shea Whigham.

Travis (James Freedson-Jakson) y Harrison (Hays Wellford), dos niños de unos diez años que han huido de sus casas, se encuentran un coche de policía en el campo y cuando encuentran las llaves en su interior no pueden resistir la tentación de conducirlo.

Coche policial (2015) es un interesante y original thriller que funciona bastante bien en su simplicidad, donde todo lo superfluo desaparece para centrarnos de lleno en un clima de suspense muy eficaz.

El comienzo de la película es especialmente brillante, logrando captar con maestría la mentalidad ingenua de los niños, con su desconcertante lógica y su inocencia. Además, los guionistas le dan al comienzo unos toques de humor tan precisos como consecuentes, tanto por parte de los niños como con el retrato de Kretzer (Kevin Bacon), un policía corrupto que se mueve entre el ridículo y la crueldad de manera muy sugerente.

A partir de ahí, la historia baja un poco de nivel, si bien Jon Watts consigue mantener el interés manejando bien las situaciones que basculan entre las aventuras de los pequeños con el coche (la secuencia en la que juegan con las armas del policía tiene la frescura de una travesura con el suspense del peligro que corren los niños en su inconsciencia) y la desesperación del policía en su intento de ocultar la pérdida del coche y qué decisiones tomar para salvar el pellejo.

El relato entonces llega a su momento álgido con la aparición del delincuente encerrado en el maletero, que desencadenará un desenlace realmente intenso. Es verdad que algunas decisiones del director en cuanto al desarrollo del mismo me parecen poco apropiadas y creo que habría sido mucho mejor terminar la película en el momento en que finaliza el tiroteo. Cerrar entonces la historia con los niños en  el coche policial habría sido quizá mucho más elegante y preciso que la prolongación un tanto forzada y de una crueldad innecesaria.

En todo caso, el reparto me pareció un gran acierto, especialmente al contar con Kevin Bacon, un actor que se mueve especialmente bien en papeles de malvado pasado de vueltas. Además, los dos niños resultan también perfectos, con esa inocencia que nacía de sus actuaciones con gran naturalidad.

Sin ser un thriller excepcional, Coche policial me pareció una propuesta realmente original y que Jon Watts sabe desarrollar con eficacia. Sorprendente y muy recomendable. 

domingo, 19 de marzo de 2023

Los idus de marzo



Dirección: George Clooney.

Guión: George Clooney, Grant Heslov y Beau Willimon (Obra: Beau Willimon).

Música: Alexandre Desplat.

Fotografía: Phedon Papamichael.

Reparto: Ryan Gosling, George Clooney, Philip Seymour Hoffman, Paul Giamatti, Marisa Tomei, Jeffrey Wright, Evan Rachel Wood, Max Minghella, Jennifer Ehle, Michael Mantell, Gregory Itzin.

Stephen Meyers (Ryan Gosling) trabaja como jefe de prensa para el candidato Morris (George Clooney) en las primarias del Partido Demócrata. Es un joven idealista, pero diversos acontecimientos pondrán a prueba sus convicciones.

Los idus de marzo (2011) confirma el talento de George Clooney detrás de la cámara, como ya apuntara con Buenas noches, y buena suerte (2005). Es un caso que nos recuerda también al de Robert Redford, capaz de la misma transición de galán a sólido narrador de historias.

Aquí Clooney vuelve a la arena de la política aunque su película es mucho más. Los idus de marzo, con la política como escenario, es un viaje sin adornos ni medias tintas a lo peor del ser humano, a sus debilidades más inconfesables. El resultado es un film apabullante, sombrío y certero.

El título nos remite a Julio César, traicionado y asesinado por sus amigos, y es ya una pista precisa de por dónde van los tiros. En Los idus de marzo no se acuchilla a nadie literalmente, pero las traiciones son tanto o más crueles.

Stephen cree en el candidato Morris y en las cosas hechas como debe ser, pero poco a poco los acontecimientos irán desvelando ese lado oscuro de toda persona y desmantelando su ingenuidad. Stephen será traicionado por sus propios actos y por los de los demás y entonces descubrirá el poder de su ambición. El cordero se convierte en un lobo y no tendrá freno en su venganza y en el camino para llegar a lo más alto. 

Pero no es un problema de Stephen, Los idus de marzo tienen la virtud de enseñarnos el lado malo no de un individuo, lo que seria casi anecdótico, sino que todos los protagonistas son igual de egoístas y desalmados y los grandes principios, llegado el caso, se traicionan sin escrúpulos y la mentira es la única moneda de curso legal.

La trama se centra en la política, por lo que el mensaje no solamente resulta absolutamente creíble, sino que sospechamos que incluso se queda corto. Pero cuidado, porque quedarnos en ese mundo sería engañarnos. También la crítica de la cinta toca el periodismo y seremos los espectadores los que tendremos que extender las garras de la codicia, la mentira y la traición sin límite a todos los campos de actividad y relaciones humanas. Porque finalmente, la película es un viaje al lado más perverso de la naturaleza humana. Somos así, guardamos las apariencias, queremos ser buenas personas, justos, pero ¿qué sucedería si las circunstancias nos empujaran a nuestro límite? Nadie lo sabe sino se ve en esa situación. No hay respuesta teórica que sea creíble, como nos enseña Stephen.

George Clooney demuestra que su estilo como director tiene mucho de clásico. Huye del protagonismo y va hacia lo sencillo: una dirección tranquila, al servicio de la historia, con un notable buen gusto en la puesta en escena, la fotografía y la banda sonora. El resultado es una narración fluida y hermosa que nos sirve un plato muy amargo con delicadeza.

Y evidentemente, uno de los puntos fuertes de Los idus de marzo es el reparto, realmente espectacular. Ryan Gosling sigue creciendo día a día y es un actor capaz de mostrar cualquier tipo de registro con una fuerza sorprendente; desde la comedia al drama, la convicción que desprende es total. De Philip Seymour Hoffman no vamos a descubrir nada nuevo ahora, con decir que lo situaría entre los mejores actores de la historia es suficiente. Y Paul Giamatti es otro de esos actores que nunca defraudan, nunca. Y además, contamos con George Clooney como actor, impecable, o Marisa Tomei, que me encanta desde sus primeras películas, y rematamos con la desconocida y sorprendente Evan Rachel Wood, que ojalá tenga la oportunidad de confirmar lo que apunta en esta película.

Los idus de marzo es un film notable. Es certero cuando muestra las debilidades humanas, es contundente con el mundo de la política, donde todo se compra, donde no hay más principios que la lucha despiadada, y es creíble porque no se excede, no busca adoctrinar ni es moralista, nos pone frente a un espejo y de ahí que el resultado resulte irrefutable, y muy doloroso.

¿Cómo saber si es amor?



Dirección: James L. Brooks.

Guión: James L. Brooks.

Música: Hans Zimmer.

Fotografía: Janusz Kaminski.

Reparto: Reese Witherspoon, Paul Rudd, Owen Wilson, Jack Nicholson, Kathryn Hahn, Shelley Conn, Molly Price, Tony Shalhoub.

A sus 31 años, Lisa (Reese Witherspoon) ha sido apartada de la selección norteamericana de béisbol, mientras que a George (Paul Rudd) le han abierto una investigación fiscal que le ha costado el trabajo. Por eso, su cita para cenar no parece muy prometedora.

¿Cómo saber si es amor? (2010), también conocida en España con el título ¿Como sabes si...?, es una comedia romántica que no enseña nada nuevo sobre el tema, pero reúne suficientes elementos como para hacernos pasar un rato más que entretenido. 

Para empezar, convendría aclarar que el que se clasifique a esta película como comedia romántica no quiere decir que sea una historia divertida, pues no lo es. Lo de comedia lo enfocaría más hacia el hecho de que los problemas con los que deben lidiar los protagonistas, bastante serios, son tratados de manera ligera, evitando llevarlos a un terreno demasiado dramático.

La historia se centra en un triángulo amoroso con Lisa en el vértice principal. Ella no está atravesando un buen momento profesional, al haber sido excluida de la selección de béisbol ya que la entrenadora la considera demasiado mayor. Para Lisa, el deporte era toda su vida, desde niña, y este hecho le afecta profundamente. Sin embargo, comienza una relación con un jugador profesional, Matty (Owen Wilson), que es un tipo un tanto infantil e irresponsable. Pero Lisa le concede una oportunidad. 

Casi al mismo tiempo, George (Paul Rudd) se encuentra al borde del desastre: va a ser investigado por posible fraude fiscal, lo que le cuesta el trabajo y posiblemente podría terminar en la cárcel, además de empeñarse para poder pagar a su abogado y haberle dejado su novia (Shelley Conn). En esas circunstancias, decide pedirle una cita a ciegas a Lisa, de la que quedará prendado al instante.

No es un argumento demasiado original, es verdad, pero en realidad la comedia romántica no es que ofrezca muchas posibilidades. Sabemos que ha de haber un romance que pasará por una crisis que nos hará temer por el futuro de la pareja y al final todo se suele resolver satisfactoriamente. En realidad, es lo que se espera de este tipo de películas. También pueden terminar mal, pero en ese caso estaríamos hablando de drama, no de comedia.

Lo que diferencia a una buena comedia romántica es, creo yo, la intensidad y la sinceridad con la que están expuestos los presupuestos de la película. Debemos creernos el romance, disfrutar con los protagonistas y también sufrir por su destino, además de que la producción esté bien concebida y ejecutada. Y todo esto lo tenemos en ¿Cómo saber si es amor?

No me pareció muy oportuno el momento en que George, en medio de su crisis sentimental y profesional, pide la cita a Lisa pero, si dejamos de lado ese detalle, la manera de presentar y desarrollar las relaciones de Lisa con Matty y George me parece perfecta.

Además, el guión se toma su tiempo para profundizar en los personajes, que no son, como muchas veces ocurre, una especie de caricaturas, sino que tienen dimensión humana, sus problemas son profundos y la manera de enfrentarse a ello es coherente y sensata. Incluso Matty, que es el más alocado de los tres, resulta convincente, pues es una estrella del deporte acostumbrado al éxito, el dinero y las chicas, de manera que encaja perfectamente su personalidad infantil con lo que se podría imaginar de él e incluso actúa de manera coherente y, aunque torpe en su relación con Lisa, se le ve sinceramente enamorado de ella e intenta rectificar, a veces sin mucho acierto, cuando comete un error.

Lo importante es que estos tres personajes son creíbles y se comportan con sentido común. En algunas películas, para forzar el lado gracioso de la historia, se lleva a los protagonistas a límites idiotas y con ello el argumento deja de parecer serio. El acierto de James L. Brooks es que ha construido una historia que busca resultar convincente, que involucre al espectador sin forzar ninguna situación.

Incluso el final me pareció realmente acertado. Muchas veces, se fuerza el toque romántico y la pareja protagonista ha de vivir el amor perfecto, como si uno de menos intensidad no tuviera cabida en este tipo de argumentos. Y no es así, como se demuestra aquí: es evidente que Lisa y George se quieren, pero están aún al principio de su relación y todo está aún por construir. La escena final es tierna y romántica, pero no es el súmmum de perfección, lo que habría resultado demasiado increíble y creo que no habría funcionado muy bien. Y además, el detalle de la escena final, con Lisa y George en la parada, la llegada del bus y de nuevo la imagen de la parada, esta vez vacía, me pareció muy elegante y tremendamente expresiva. Un punto y final perfecto.

Quizá donde el guión flojea más en con los personajes secundarios. Charles Madison (Jack Nicholson), el padre de George, es un personaje algo grotesco, lo que se incrementa con un Nicholson un poco sobreactuado, y Annie (Kathryn Hahn), la secretaria de George, también resulta excesiva, aunque se justifica porque según parece es un poco neurótica. Pienso que aquí el director compensó la seriedad de los personajes principales y pensó que era oportuno recargar los detalles cómicos en los secundarios. No creo que fuera necesario pero, en todo caso, la participación de Charle y Annie no es lo suficientemente importante como para sobrecargar en exceso el resultado.

Reese Witherspoon en todo caso me pareció perfecta en su papel, es una actriz que, sin ser deslumbrante, tiene cierto encanto y resulta perfecta para este tipo de papeles. Lo mismo que Owen Wilson, un actor que destila cierta energía de manera muy natural. Paul Rudd es el que menos me convence de los tres. No quiero decir que haga un mal trabajo, pero me parece más aburrido que sus compañeros y sin nada realmente especial que le de presencia, no le veo carisma, de manera que, contra toda lógica, había momentos en que prefería que Lisa siguiera con Matty, a pesar de que estaba claro que no era la mejor elección para ella.

En definitiva, pesa a cosechar críticas bastante negativas, creo que ¿Cómo saber si es amor? es una comedia romántica muy válida, con una historia bien construida, que evita los tópicos y un enfoque superficial y se adentra en los problemas de los protagonistas con criterio y profundidad, de manera que comprendemos su reacciones, sufrimos con sus desgracias y nos alegramos sinceramente de sus decisiones. 

sábado, 18 de marzo de 2023

Noche de juegos



Dirección: John Francis Daley y Jonathan Goldstein.

Guión: Mark Perez.

Música: Cliff Martinez.

Fotografía: Barry Peterson.

Reparto: Jason Bateman, Rachel McAdams, Kyle Chandler, Billy Magnussen, Sharon Horgan, Lamorne Morris, Kylie Bunbury, Jesse Plemons, Chelsea Peretti, Danny Huston, Michael C. Hall. 

A Max (Jason Bateman) y Annie (Rachel McAdams) les encantan los juegos y suelen reunirse con amigos para pasar veladas disfrutando de todo tipo de juegos. Un día, el hermano mayor de Max, Brooks (Kyle Chandler), organiza un juego un tanto peculiar, pero las cosas no saldrán como había planeado.

Hacer reír es muy complicado y sino basta con echar un vistazo a tantas comedias recientes que fracasan en el intento. Por ello resulta raro afirmar que me he reído mucho con una comedia actual, pero es lo que me ha sucedido con Noche de juegos (2018), una película que al fin ha dado con las claves para crear una comedia divertida sin caer además en el ridículo o los chistes vulgares.

La historia es sencilla: Max y Annie se conocieron por su afición a los juegos y siguen con esa costumbre una vez casados. Todo va bien, salvo por cierto problema de Max con su hermano Brooks, que siempre le ganaba a todo siendo niños y ahora representa para Max un modelo que envidia. Además, Brooks diseña un juego que parece superar a todo lo que Max y sus amigos han conocido: un secuestro que deberán resolver los invitados con un premio de un coche deportivo como guinda.

Lo que prometía ser una noche especial resultará mucho más memorable aún con la aparición de unos secuestradores auténticos.

La trama es inteligente y con la suficiente originalidad para crear un clima de sorpresa constante, dejándonos a expensas de unos giros totalmente sorprendentes. Además, los protagonistas están muy bien definidos y sus personalidades y problemas resultan creíbles, incluso cuando se fuerzan un poco, como en el caso de Gary (Jesse Plemons), el vecino policía de Max, y Annie, que es quizá donde se cargan un poco más las tintas, pero que termina funcionando también bastante bien.

Es verdad que en algunos momentos quizá se lleve el juego de las sorpresas un poco lejos pero, dado el tono cómico de todo el desarrollo, son detalles que pasamos por alto sin problema, pues lo verdaderamente divertido es la montaña rusa de acontecimientos donde tienen perfecta cabida los malentendidos, las persecuciones, los disparos y los rescates milagrosos. 

Dentro de una finalidad meramente lúdica, el film no omite tratar, siempre de manera distendida, los problemas de pareja, como la falta de madurez, los celos o las infidelidades. No se ahonda en ello, porque no es el fin de la historia, pero con esos detalles se demuestra que el guión ha procurado construir un montaje completo, lo que contribuye sin duda a dar entidad a la historia y nos acerca más a sus protagonistas.

Y todo este mejunje está perfectamente hilvanado por los directores que confieren un ritmo trepidante a la comedia, que transcurre como un disparatado torbellino que no nos da ni un minuto de respiro.

Además, el reparto resulta fabuloso, especialmente la divertida Rachel McAdams, encantadora y brillante, que realmente contagia sus emociones de manera perfecta.

Noche de juegos resultó ser una maravillosa sorpresa, sin duda una película realmente divertida, realizada con inteligencia y buen gusto. 

viernes, 17 de marzo de 2023

El padre



Dirección: Florian Zeller.

Guión: Florian Zeller y Christopher Hampton (Historia: Florian Zeller).

Música: Ludovico Einaudi.

Fotografía: Ben Smithard.

Reparto: Anthony Hopkins, Olivia Colman, Rufus Sewell, Imogen Poots, Olivia Williams, Mark Gatiss. 

Anne (Olivia Colman) intenta encontrar a una asistenta que cuide de su padre, Anthony (Anthony Hopkins), que vive solo y es ya muy mayor, pero él cree que no necesita a nadie y puede valerse por sí mismo.

El padre (2020) afronta un tema tan delicado y doloroso como la demencia senil, por lo que es un film bastante duro de digerir, especialmente para todos aquellos que han debido pasar por situaciones parecidas a las que describe la película. A pesar de la elegancia con la que trata el tema Florian Zeller, el resultado es un relato demoledor.

Hay dos maneras de afrontar la manera de contar una historia así. La más convencional, y que sería la que nos viene a la cabeza inmediatamente, es un relato donde vayamos viendo, desde fuera, el declive de Anthony. Sin embargo, Zeller opta por un enfoque diferente que resulta mucho más contundente: vivimos el declive de Anthony desde dentro, haciendo que veamos los hechos desde su perspectiva. Al principio resulta algo confuso, pues asistimos a sucesos que no sabemos bien si son verdad porque se contradicen aparentemente entre sí. Poco a poco, las piezas van encajando. Lo que sucede es que el director ha optado por confundir al espectador sobre la realidad, el paso del tiempo, los recuerdos y las personas de la misma manera que sucede en la mente enferma del protagonista. El resultado es que durante buena parte de la película estamos tan despistados como Anthony sobre quién es la persona que está sentada en su salón, por ejemplo, o sobre los planes de su hija, que afirma que va a irse vivir a París y momentos después lo niega. Al igual que él, luchamos por averiguar qué está sucediendo en su vida.

Es un enfoque sin duda muy inteligente y la manera más precisa y sencilla de ponernos en la piel de Anthony ya que, como él, pasamos buena parte de la película preguntándonos qué es real y qué no y al final comprendemos exactamente el sentimiento de desorientación del protagonista.

Filmada con un ritmo pausado, sin prisas, y con suma elegancia, Florian Zeller no se deja llevar por lo melodramático, no carga las tintas con escenas fuertes, sino que todo transcurre con aparente normalidad dentro del deterioro del anciano. No necesita de efectismos baratos ya que la fuerza de lo que describe, unido a la manera en que lo hace, son lo bastante claras para que el mensaje nos sacuda con la fuerza necesaria para no dejarnos indiferentes.

Además, el director cuenta con la ayuda inestimable de Anthony Hopkins, premiado con el Oscar por un trabajo preciso y sobrio, salvo algunas pequeñas licencias con la risa nerviosa, con lo que el resultado es impecable; lo mismo que Olivia Colman, conmovedora sin histrionismos, de una naturalidad en el dolor que te taladra. Y a pasar de su breve intervención, me gustaría también destacar a Imogen Poots, que me parece una actriz con un encanto especial.

No creo que sea recomendable para según qué clase de personas, pero aquellos que se atrevan con El padre seguramente, a pesar de lo doloroso del relato, encontrarán que se trata de un film sincero, sensible y tremendamente acertado en su manera de tratar un tema tan complicado.

jueves, 16 de marzo de 2023

El último golpe



Dirección: David Mamet.

Guión: David Mamet.

Música: Theodore Shapiro.

Fotografía: Robert Elswit.

Reparto: Gene Hackman, Danny DeVito, Delroy Lindo, Rebecca Pidgeon, Sam Rockwell, Ricki Jay. 

Tras un robo en una joyería, Joe Moore (Gene Hackman) piensa retirarse de la profesión. Sin embargo, el socio capitalista de Joe, Mickey Bergman (Danny DeVito), lo obligará a hacer un último trabajo.

Pocas ideas originales nos ofrece David Mamet en El último golpe (2001), que abusa de giros y sorpresas sin mucha efectividad.

Para empezar, la idea de un ladrón obligado a realizar un último trabajo a la fuerza no es especialmente novedosa y ya que el argumento no nos ofrece nada más, pues hay que darle vueltas al robo para que el film no termine a la media hora. David Mamet podría haber dedicado parte del tiempo a desarrollar mejor a los personajes principales, sus relaciones, sus ambiciones; su pasado incluso habría servido de excusa para no centrarlo todo en el robo y además habría dado mucha más profundidad a la historia, con lo que comprenderíamos mejor a los protagonistas y estaríamos más implicados en sus aventuras y desventuras.

Pero David Mamet no va por ahí. Su único interés parece centrarse en jugar con los espectadores al gato y el ratón, llevando la trama en diversas direcciones que luego cambian de orientación y vuelta a empezar. Pero tampoco es que nos lleve a escenarios sorprendentes y a pesar de sus juegos para despistarnos es relativamente sencillo ir un paso por delante de sus engaños, de manera que no hay sorpresas, salvo tal vez la decisión final de la mujer de Joe, Fran (Rebecca Pidgeon), que aporta la única nota que uno no se esperaba en el desenlace, también tan inexplicable como caprichosa. Por lo demás, escasa originalidad.

Además, tal vez siendo consciente del poco juego que daba el robo, el director opta por un desarrollo a base de saltos bruscos en las escenas, lo que ayuda también al director en sus juegos de engaños pero básicamente sirven para que no analicemos demasiado la lógica de lo que está sucediendo pues, de hacerlo, entenderíamos la poca credibilidad de lo que estamos viendo: tanto el robo como las habilidades de los ladrones son del todo increíbles.

Afortunadamente, la presencia de Gene Hackman, Danny DeVito, con las mejores frases de la película que al amenos aportan una nota divertida, y Sam Rockwell palían un poco la torpeza del guión y la dirección tan errática de Mamet, que se deja llevar por una puesta en escena rutinaria y algo cutre incluso. Por cierto, DeVito es un buen actor y siempre se agradece su presencia en cualquier película, pero darle aquí el papel del mafioso me parece sencillamente un disparate, en ningún momento me lo creía como tipo despiadado y peligroso. 

Decepcionante espectáculo concebido sin demasiado ingenio y que es verdad que te permite pasar un rato ameno, pero en conjunto todo el tinglado es tremendamente falso y pobre.

miércoles, 15 de marzo de 2023

Un día inesperado



Dirección: Gil Junger.

Guión: Christina Welsh.

Música: Adrian Johnston.

Fotografía: Giles Nuttgens.

Reparto: Jennifer Love Hewitt, Paul Nicholls, Tom Wilkinson, Lucy Davenport.

Samantha (Jennifer Love Hewitt) está muy enamorada de Ian (Paul Nicholls), pero un día decide romper su relación cansada de la poca atención que le presta Ian, más preocupado por su trabajo que por ella. Pero esa misma noche Samantha muere en accidente de tráfico. Sin embargo, a la mañana siguiente, Ian se encuentra que ella está en la cama, a su lado.  

Antes de nada, si aún no has visto la película no leas lo que sigue para que no se estropee el misterio de esta historia.

Un día inesperado (2004) arranca con dificultad. Los primeros minutos no parecen demasiado acertados, dando una imagen de Samantha algo cargante, cuando en teoría no debería ser así; pero sus reacciones parecen algo forzadas y hasta atosiga demasiado a Ian. La idea era mostrar la implicación de ella en la relación en contraste con un novio, menos comprometido y más egoísta, pero el resultado no es del todo el deseado.

Sin embargo, pronto el film se recupera de este inicio y empieza a captar nuestro interés con la figura del taxista (Tom Wilkinson). Entonces la historia adquiere una nota de misterio, un toque fantástico que culmina con la muerte de Samantha y su resurrección a la mañana siguiente.

Como en Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993), los protagonistas vuelven a empezar el día anterior como si nada. Pero aquí se acaban las similitudes, pues Ian y Samantha solo revivirán el día una vez y aquí no hay comedia, sino un drama romántico de alto voltaje.

El destino le concede a Ian una segunda oportunidad para hacer las cosas bien con Samantha, para no desaprovechar la suerte que ha tenido al haberla conocido y tenerla a su lado. E Ian ha aprendido la lección y dedica el día a demostrarle su amor a Samantha. Además, se abre a ella y le cuenta por fin cosas de su pasado. Ha perdido el miedo y la vergüenza, ha dejado de preocuparse por el futuro, pues sabe que no tiene sentido hacerlo, y decide vivir el día como si fuera el último para ambos, ya que así será. Al final del día, Ian le confiesa a Samantha que al fin ha aprendido lo que es el amor, gracias a ella. Y en un último acto de entrega, Ian le salva la vida a costa de la suya.

Como vemos, la historia es tremenda, un drama como pocas veces se ve en el cine. Tal vez porque el peligro de caer en tópicos y excesos es muy grande. Pero el acierto de Gil Junger es que, sin perder un ápice de intensidad en la historia, que nos pone al límite en más de una ocasión, logra no caer en la mediocridad o la sensiblería barata. Su relato, aún con esas notas fantásticas por la figura premonitoria del taxista, resulta absolutamente consecuente, claro, preciso y cargado de sentido común. Es verdad que la imagen del amor resulta absolutamente perfecta, lo que podría debilitar el mensaje, pero el discurso es tan coherente y la interpretación de los protagonistas tan convincente, aunque por momentos Jennifer puede resultar algo empalagosa, que todo encaja sin grietas y el mensaje llega sin problemas y es imposible no comprender la verdad de lo expuesto.

Un día inesperado seguramente no convencerá a todo el mundo, pues un tema como el del amor siempre es complicado que sea recibido por todos con el mismo espíritu. Sin duda, deberían abstenerse los cínicos o resentidos y todo aquel que tenga muy anclados los pies en la tierra. Pero los amantes de los mensajes hermosos, los sueños y fantasías, los optimistas y los románticos sin reservas disfrutarán de una película intensa y directa. 

martes, 14 de marzo de 2023

Oficial y caballero



Dirección: Taylor Hackford.  

Guión: Douglas Day Stewart.

Música: Jack Nitzsche.

Fotografía: Donald Thorin.

Reparto: Richard Gere, Debra Winger, David Keith, Robert Loggia, Lisa Blount, Lisa Eilbacher, Louis Gossett, Jr., David Caruso.

Zack Mayo (Richard Gere), un joven sin muchas perspectivas de futuro, decide alistarse en la Marina para formarse como piloteo de aviones. El camino, sin embargo, no será nada fácil.

Oficial y caballero (1982) fue un éxito comercial inmediato en cuanto se estrenó, lo que demostraba que la película contaba con todos los elementos para encandilar al público. Sin embargo, bien analizada, la cinta confirma que el éxito y la calidad no siempre van de la mano.

Oficial y caballero reúne todos los elementos básicos para resultar una producción resultona. Por un lado tenemos una historia de superación personal, de regeneración incluso, con un protagonista que es un don nadie egoísta y que logra mejorar como persona gracias a las enseñanzas de un sargento exigente (Louis Gossett Jr.) que se revela, al final, como una persona noble y de gran corazón.

Además hay que añadir una emotiva historia de amor entre el prometedor futuro oficial y la bella y tierna Paula (Debra Winger). Para que en el cóctel no falte el drama, tendremos la frustrada historia de amor entre el amigo de Zack, Sid (David Keith), con la manipuladora Lynette (Lisa Blount).

Solo falta una puesta en escena cuidada, apoyada por una buena banda sonora, donde destaca la oscarizada canción principal "Up Where We Belong", y el resultado es una emotiva historia que encandila al público.

El problema que le encuentro a este armónico conjunto es que falta profundidad al planteamiento. Si lo miramos con detenimiento, todos los conflictos planteados lo son de manera superficial. El amor entre Zack y Paula brota desde el primer encuentro y parece que se confunden los conceptos de pasión con el de amor; la pareja solo hace el amor apasionadamente, pero a nivel personal no se ve demasiada compenetración. Incluso la reacción de Zack de pasar de la chica hacia el final carece de lógica y solamente está puesta ahí para propiciar el emocionante final por sorpresa.

La actitud del sargento parece a todas luces excesiva, lo mismo que su transformación final en alguien con un corazón de oro. Incluso el suicidio de Sid resulta desproporcionado y más cuando estaba advertido desde el principio a cerca de las cazadoras del pueblo que solo buscaban pillar a un piloto de la academia.

La impresión general es de un film astutamente diseñado, pero donde todo parece prefabricado, sin una dimensión humana real, con los conflictos precisos para conducirnos al precioso final donde el amor triunfa y así conseguir que salgamos del cine con una sonrisa en la boca.

La película catapultó a Richard Gere al estrellato, consolidándolo como una nueva belleza de Hollywood, aunque el Oscar se lo llevó Louis Gossett, Jr. al mejor secundario, completando así las dos recompensas de la cinta tras seis nominaciones.

lunes, 13 de marzo de 2023

Premonición



Dirección: Afonso Poyart.

Guión: Sean Bailey y Ted Griffin.

Música: BT.

Fotografía: Brendan Galvin.

Reparto: Anthony Hopkins, Jeffrey Dean Morgan, Abbie Cornish, Colin Farrell, Jordan Woods-Robinson, Marley Shelton, Xander Berkeley.

Ante la falta de pistas para dar con un asesino en serie, el agente Joe Merriwether (Jeffrey Dean Morgan) solicita ayuda a su amigo John Clancy (Anthony Hopkins), un médico con poderes psíquicos.

Entiendo que se intenten buscar caminos diferentes para un género que suele moverse por espacios muy trillados. El problema de perseguir la originalidad a toda costa es crear argumentos tan retorcidos que se pierde la coherencia y lo que tenemos entre manos deja de ser un thriller para convertirse en mera fantasía, por no utilizar una expresión malsonante.

Premonición (2015) precisamente juega a este juego y el resultado es un tanto sorprendente. Para empezar, el arranque de la película, aunque escasamente original, es interesante. Siempre que se trata de un asesino en serie más hábil que la policía, el FBI en este caso, se crean unas interesantes expectativas sobre cómo desenmascararlo. El problema suele residir en que, cuanto mayores son las expectativas, más fácil es defraudarlas.

En todo caso, esta primera parte de la historia tiene suficientes elementos para interesarnos, a pesar de abusar de tópicos, como el doctor retirado del mundo por una pérdida dolorosa, el asesino que no deja ni una sola pista, una vieja amistad puesta a prueba... 

Pero la cosa se complica cuando las dotes premonitorias del doctor empiezan a revelarse con tal fuerza y precisión que resultan increíbles. Por si esto no fuera suficiente, resulta que el asesino en serie posee los mismos poderes que John, de manera que el caso se convierte en una especie de duelo de adivinos, un más difícil todavía que hace saltar por los aires el último rastro de verosimilitud de la historia.

A partir de ahí tenemos dos opciones: dejar de ver la película u olvidarse de la lógica y dejarse llevar por ese juego paranormal llevado al límite. Y la verdad que esta segunda opción es válida, pues la película contiene los suficientes elementos de drama y tensión como para mantenerte más o menos entretenido, a pesar de los trucos lamentables con que parece divertirse el director a nuestra costa: premoniciones que no se cumplen, a pesar de la insistencia con que se repiten, y muertes que no lo son. Recursos tramposos que solamente delatan la falta de ideas más inteligentes con las que mantener el interés y la emoción de la historia. 

A parte de estas trampas lamentables, Afonso Poyart luce un estilo que pretende ser original a base de juegos con la cámara, imágenes múltiples, cámara lenta al estilo Matrix (Lilly y Lana Wachowski, 1999) y florituras parecidas. De nuevo, fuegos artificiales para deslumbrar a los más ilusos e impresionables.

Ni siquiera contar con Anthony Hopkins resulta el as en la manga del director, pues no sabe aprovechar a un buen actor que, en sus manos, parece desganado y repitiendo sus habituales gestos sin mucha convicción.

En resumen, un film que posee el interés innato a este tipo de planteamientos, pero que no logra ser tan efectivo como pretendía, perdiéndose entre un argumento demasiado retorcido y un director mecánico y con poco ingenio.

domingo, 12 de marzo de 2023

Colorado Jim



Dirección: Anthony Mann.

Guión: Sam Rolfe y Harold Jack Bloom.

Música: Bronislau Kaper.

Fotografía: William Mellor.

Reparto: James Stewart, Janet Leigh, Robert Ryan, Ralph Meeker, Millard Mitchell. 

Colorado Jim (James Stewart) persigue a Ben Vandergroat (Robert Ryan), acusado de matar a un shérif, para poder cobrar la recompensa y así recuperar su racho.

Tercer western de la serie que Anthony Mann rodó con James Stewart de protagonista, Colorado Jim (1953) es un film denso y oscuro inscrito dentro de los nuevos aires del género que surgieron en los años cincuenta del siglo XX y que profundiza sin rodeos en los más oscuro de la naturaleza humana.

En contraste con el western clásico, donde la línea entre héroes y villanos se definía con nitidez, Colorado Jim ofrece un punto de vista totalmente diferente. Así, todos los protagonistas masculinos presentan evidentes rasgos negativos que los convierten en malvados de uno u otro modo. Jim es un hombre profundamente amargado por la traición que sufrió a manos de una mala mujer y su resentimiento parece haberlo podrido por dentro. Está obsesionado con cobrar la recompensa que ofrecen por Ben y se comporta con una rabia y crueldad que no lo hacen muy diferente de cualquier bandido. El viejo Jesse (Millard Mitchell), un buscador de oro sin suerte, cede a la codicia y pacta con Ben su liberación cambio de que éste de lleve a una mina de oro. A pesar de su experiencia, Jesse se deja cegar por un sueño hasta descubrir su error demasiado tarde. Roy Anderson (Ralph Meeker) es un militar licenciado con deshonor por acostarse con una india, es un hombre dominado por la lujuria y con escasos escrúpulos. Y finalmente Ben es un asesino astuto que no duda en intentar enfrentar a sus captores y sembrar cizaña para intentar escapar; a pesar de ser un asesino, entendemos sus actos ya que, después de todo, intenta salvar su vida.

La única persona noble es la mujer, Lina (Janet Leigh), que es la única que se muestra compasiva con los demás y es sincera y noble en sus sentimientos. Ayuda a Ben creyendo en su inocencia y porque no desea la muerte de nadie, pero también ayuda a Colorado Jim cuando está herido. Lina es la menos egoísta del grupo y sus actos son bondadosos.

Colorado Jim relata el viaje de estos cinco personajes desde la captura de Ben hacia Abilene, donde será entregado a la justicia. Un camino donde se verán puestos a prueba por la naturaleza hostil y un grupo de indios que quieren vengar la afrenta cometida por Roy. Pero el verdadero drama tiene lugar entre los cuatro hombres, cada uno preso de sus debilidades y obsesiones.

Con unos diálogos realmente profundos y certeros, Anthony Mann construye una aventura intensa donde la tensión se palpa en cada escena y en la que juega con acierto con el misterio que rodea al principio a Colorado Jim, un hombre sin duda atormentado aunque no conoceremos la causa hasta bien entrada la película. El relato no pierde intensidad nunca y el enfrentamiento constante entre los protagonistas crea un clima opresivo y de constante peligro que nos atrapa y no nos da tregua.

Quizá el desenlace resulta un poco forzado, pero se explica por la necesidad de un final positivo, que ofrezca esperanzas sobre la posibilidad de perdón y cambio en el ser humano, algo que ya habíamos visto en otro western de Anthony Mann, Horizontes lejanos (1952).

Maravilloso James Stewart, capaz de ofrecer un ejemplo perfecto de hombre atormentado y al límite de sus obsesiones, que está perfectamente secundado por Robert Ryan, que destila maldad en cada frase, y una hermosa y compasiva Janet Leigh, maravillosa.

Como con las otras películas de Anthony Mann y James Stewart, que recomiendo encarecidamente, estamos ante un western imprescindible.

sábado, 11 de marzo de 2023

Duelo en el Atlántico



Dirección: Dick Powell.

Guión: Wendell Mayes (Novela: D. A. Rayner).

Música: Leigh Harline.

Fotografía: Harold Rosson.

Reparto: Robert Mitchum, Curt Jurgens, Al Hedison, Theodore Bikel, Russell Collins, Kurt Kreuger, Frank Albertson, Biff Elliot. 

Mientras navega por el Atlántico Sur, un destructor norteamericano detecta algo en el radar: se trata de un submarino alemán. El capitán Murrell (Robert Mitchum) se lanza al ataque.

Sin duda alguna estamos ante una gran película de guerra, con el estilo clásico del género, antes de que este derivara en films más detallistas y sangrientos, pero no necesariamente mejores.

Duelo en el Atlántico (1957) relata el duelo entre el capitán de un destructor americano y el de un submarino alemán, el capitán von Stolberg (Curt Jungers), duelo donde se pondrán a prueba el uno al otro en una batalla de astucia.

Una de las claves es que, al contrario que otras películas de la época que glorificaban a los vencedores con una visión bastante sesgada del enemigo, en esta cinta se opta por un enfoque más equilibrado, poniendo en valor los méritos de cada uno de los contendientes y mostrando también el lado más humano de la guerra, con el miedo y la angustia de las tripulaciones de ambos bandos. 

Además, el capitán del submarino es un hombre cansado de una guerra deshumanizada y sin sentido que le ha arrebatado a sus dos hijos. Él no es un fanático, sino un hombre con sentido común, comprensivo y valiente. Lo mismo que el capitán norteamericano, que ha de cumplir con su deber, pero que no siente placer en terminar con sus enemigos. 

Dick Powell consigue crear un clima de tensión constante al tiempo que se esfuerza en mostrar con detalle y verosimilitud los detalles del enfrentamiento, de manera que en todo momento somos partícipes de los planes y estrategias de ambos comandantes y disfrutamos así de ese singular duelo de ingenio y astucia.

Otro elemento muy cuidado son los diálogos, alejados de las típicas frases hechas tan comunes al género. En cambio, en los momentos de pausa en el combate, podemos disfrutar de diálogos realmente profundos que denotan el interés en dotar de humanidad al argumento, imponiéndose al espíritu bélico. La película pone en valor el respeto al adversario y la nobleza de sentimientos e ideas. Los combatientes siguen siendo personas. Para subrayar esta idea, se retrata a un oficial alemán como un fanático seguidor de Hitler, lo que no deja de molestar a su capitán, que cumple con su deber sin estar de acuerdo con los fanatismos de muchos de sus compatriotas. Quizá no se trate de un film abiertamente antibelicista, pero sí que algunos elementos parecen ir en esa dirección, como ese final en el que ninguno de los contendientes ha vencido.

Con una cuidada producción, la película ganó el Oscar a los efectos especiales, hoy en día algo toscos, pero que imagino que en su momento serían bastante impresionantes.

viernes, 10 de marzo de 2023

El juego del matrimonio



Dirección: Ira Sachs.

Guión: Ira Sachs y Oren Moverman (Novela: John Bingham).

Música: Dickon Hinchliffe.

Fotografía: Peter Deming.

Reparto: Chris Cooper, Pierce Brosnan, Patricia Clarkson, Rachel McAdams, David Wenham.

Harry (Chris Cooper) ha encontrado la felicidad al lado de Kay (Rachel McAdams), una viuda más joven que él con la que desea pasar el resto de su vida. El problema es que está casado y no desea hacerle daño a su esposa Pat (Patricia Clarkson).

El juego del matrimonio (2007) es una interesante mezcla de drama y de thriller que brilla especialmente en el apartado técnico y en el reparto.

La puesta en escena es suntuosa y recrea con brillantez y elegancia el ambiente de los años cuarenta del siglo XX, realzando el conjunto con una fotografía preciosista que le da al relato un tono encantador.

Además cuenta con cuatro protagonistas que bordan sus papeles, cada uno en su registro. Chris Cooper es el perfecto hombre maduro infeliz con su vida. No puede quejarse de nada especialmente, pero es infeliz hasta que conoce a Kay y se da cuenta de dónde está la felicidad. Cooper aporta un aire triste a su personaje y absoluta autenticidad con la que es imposible no meterse en su piel.

Pierce Brosnan repite un papel en que parece estar un tanto encasillado, el de guaperas cínico, pero que le va como anillo al dedo. Rachel McAdams, con esa dulzura y su belleza deslumbrante justifica sobradamente que haya conquistado a Harry, si bien no hace tan verosímil que ella se haya enamorado de él. Y Patricia Clarkson, dentro de un trabajo sin tacha, sí que me ha convencido menos, con un aire de dolor de estómago permanente, pero es una apreciación quizá demasiado personal.

Sin embargo, es en el argumento donde El juego del matrimonio muestra más carencias. Para empezar, el tema me parece que daba para una ingeniosa comedia más que para un drama, al menos de la manera en que está enfocada la historia, con la voz en off de Richard (Pierce Brosnan), el amigo de Harry, relatando los acontecimientos. El juego de engaños matrimoniales de Harry y Pat y los intentos de Richard de seducir a Kay poseían la suficiente fuerza para dar lugar a divertidos equívocos. Porque, además, el enfoque hacia el drama resulta un tanto fallido.

Creo que tal y como transcurre la historia, Ira Sachs no logra sacar todo el potencial a la misma. La misma idea de que para que su mujer no sufra es mejor envenenarla pega más en una comedia negra, mientras que para un drama suena un tanto idiota. Pero además, el relato no logra crear en ningún momento la tensión necesaria para que nos apasione. Vivimos el desarrollo de los acontecimientos de manera un tanto impersonal, sin demasiada implicación. Falta emoción, tensión, sensación de peligro. Está todo tan contenido, tan edulcorado que es todo muy frío. Incluso cuando Kay deja a Harry y éste descubre que su mejor amigo lo ha traicionado, no hay emoción alguna, no llegué a sentir ni pena por Harry ni rabia hacia Richard. Era como si estuviera anestesiado. Y tal como continúa la historia, parece que es lo que pretendía Sachs, pues el desenlace muestra la rutina de los protagonistas, ajenos al dolor, recomponiendo sus vidas como si nada hubiera pasado, con una tranquilidad que cuesta entender.

Al final, he de reconocer que he disfrutado con la película, muy bien presentada y cuyo argumento no deja de poseer suficientes elementos para hacernos pasar un buen rato,, pero también es verdad que creo que se podría haber sacado más partido del argumento, bien en clave de drama o de comedia, pero dándole algo más de vida al conjunto.

Bajo sospecha



Dirección: Phillip Noyce.

Guión: Chris Gerolmo (Novela: Joe Sharkey).

Música: Dickon Hinchliffe.

Fotografía: Elliot Davis.

Reparto: Emilia Clarke, Jack Huston, Sophie Lowe, Austin Hébert, Karl Glusman, Chris Mulkey, Omar Benson Miller, Kevin Dunn, Thora Birch, Johnny Knoxville.

Mark Putnam (Jack Huston), un joven y ambicioso detective del FBI, es destinado a Pikeville, un pequeño pueblo minero en Kentucky. Para lograr éxitos en su trabajo, decide reclutar como informadora a Susan (Emilia Clarke), una drogadicta divorciada que acabará enamorándose de Mark.

Bajo sospecha (2019) es un thriller muy negro basado en hechos reales, lo que le proporciona una base sólida de credibilidad al relato, demostrando de nuevo que la realidad supera a la ficción.

La historia que nos cuenta Bajo sospecha es bastante deprimente: Susan intenta sobrevivir a base subvenciones, una de ellas ilegal, no atiende como debe a sus hijos pequeños y aloja en su casa a una pareja de delincuentes y a su ex marido, un traficante de poca monta bastante violento.

Falta de expectativas y sobre todo de afecto, Susan ve una salida cuando Mark le ofrece que colabore con él como confidente. Para él es solo una oportunidad de resolver casos que le sirvan para un ascenso en su carrera, pero Susan se ilusiona con la posibilidad de cambiar definitivamente de vida y aún más cuando comienza a acostarse con Mark, llegando incluso a dejar de tomar drogas y soñando con una relación duradera. Hay un detalle revelador de la situación: Mark y Susan tienen una relación de amantes bastante normal, pero cuando Susan le comenta que nunca la han tratado tan bien comprendemos claramente el infierno que ha sido su vida y porqué se ha ilusionado tanto con Mark. El problema es que él está lejos de pensar como ella y en cuanto consigue lo que estaba buscando, no duda en poner fin a la aventura, algo que Susan no encaja muy bien.

Como en una tragedia clásica, Susan y su entorno parecen condenados al fracaso, atrapados en un círculo de miseria, drogas, peleas y carencias de todo tipo. De ahí el tono realmente sombrío del relato, donde no se atisba esperanza para nadie. Incluso Mark es un perdedor, aunque no lo sepa: pone en peligro su matrimonio por trepar en su trabajo y cuando se ve atrapado, es incapaz de hacer lo correcto hasta que ya es demasiado tarde.

A pesar de no contar con críticas favorables, creo que Bajo sospecha es un thriller bien narrado, sin concesiones, que nos muestra la cara menos amable de la sociedad y no juega a crear falsas ilusiones: en esos ambientes no suelen suceder milagros.

El trabajo de los actores además me pareció soberbio, con lo que le dan un plus de intensidad al drama que viven, especialmente Emilia Clarke, capaz de seducirnos con su cara angelical y al momento siguiente ponerlos los pelos de punta con una dureza que parece brotar de las entrañas. 

Además, el trabajo de Phillip Noyce es sobrio pero eficaz cuando las circunstancias lo requieren y sabe transmitir sin ningún género de dudas la desesperación que rodea a los protagonistas.

Es cierto que se podría haber profundizado algo mejor en la personalidad de Susan y sobre todo en la de Mark, pues me parece que el guión no se adentra suficientemente en ellos, dejando alguna sombra que a la postre resta algo de emoción al relato, pues es verdad que la historia es desoladora, pero no se contagia el sufrimiento que describe convenientemente. 

Tampoco me pareció una buena idea el que se comience la historia por el final, pues conocer de antemano el desenlace resta un elemento sorpresa clave para que pudiéramos vivir con más intensidad el final. Aún así, el relato es tan sórdido y triste que nos sigue dejando bastante descolocados.

A pesar de no ser una película redonda, Bajo sospecha creo que cuenta con más aciertos que fallos, por lo que sin duda es un thriller bastante recomendable.