Dirección: Jamie Thraves.
Guión: Jamie Thraves (Novela: Patricia Highsmith).
Música: Jeff Danna.
Fotografía: Luc Montpellier.
Reparto: Paddy Considine, Julia Stiles, Caroline Dhavernas, Gordon Rand, James Gilbert, Arnold Pinnock, Bruce McFee.
Robert Forrester (Paddy Considine), un hombre extraño con antiguos problemas mentales, se dedica a espiar a la joven Jenny (Julia Stiles), que termina enamorándose de él.
Al basarse en la novela homónima de Patricia Highsmith, un referente en literatura de misterio y suspense, esperaba bastante más de El grito de la lechuza (2009), una película que se deja ver con cierto esfuerzo y que, al terminar, te deja con cierto mal sabor de boca.
La primera parte de la historia, cuando Robert y Jenny se conocen y empieza su extraña relación, resulta demasiado larga para lo que tiene que contar, sin poder evitar sentirse un tanto descolocados por el extraño comportamiento de Jenny, a todas luces inusual.
La historia cobra algo de interés cuando entra en juego el ex novio celoso de Jenny, Greg (James Gilbert). Sin embargo, el argumento sigue pecando de poca profundidad y asistimos a los acontecimientos más extrañados que cómplices. Es el principal defecto de la cinta: no llegamos a comprender del todo a los protagonistas y de ese modo es imposible empatizar con ninguno de ellos. Además, es como si todos tuvieran dos caras, lo que en realidad podría ser el objetivo de la película: mostrarnos cómo la gente puede esconder una parte muy diferente de la que se muestra. Si esa era la idea, creo que la manera de expresarla no es la más acertada, pues deja más sombras que certezas, con lo que siempre nos moveremos en el terreno de las dudas.
Y es por eso que todo lo que sucede, bastante dramático por cierto, resulta siempre extraño, casi inexplicable. Está claro que esto resta intensidad al relato pero también una dirección bastante fría que no sabe exponer los hechos con la fuerza necesaria.
En resumen, una película que no termina de concretarse, dejándonos con un mal sabor de boca de lo que podría haber sido y no es.

