El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 27 de octubre de 2018

El club de los cinco



Dirección: John Hughes.
Guión: John Hughes.
Música: Keith Forsey.
Fotografía: Thomas Del Ruth.
Reparto: Emilio Estévez, Judd Nelson, Ally Sheedy, Anthony Michael Hall, Molly Ringwald, Paul Gleason, John Kapelos.

Cinco estudiantes, muy diferentes entre sí, tienen que acudir un sábado al instituto para cumplir el castigo que les ha sido impuesto. Pronto comienzan a aflorar los problemas entre ellos.

El club de los cinco (1985) es, sin duda, el film más famoso de John Hughes, un director especializado en comedias juveniles, porque con esta cinta logró crear un modelo después bastante imitado o, al menos, en el que se inspiraron películas posteriores sobre la adolescencia, tanto en el cine como series de televisión.

Quizá la clave de este éxito es que Hughes afronta los problemas de la adolescencia desde un punto de partida realmente serio, sin menospreciarlos, ridiculizarlos ni estereotiparlos. El respeto y la comprensión hacia esa etapa crucial de la vida de cualquier persona es lo que le otorga a El club de los cinco su verdadero valor.

Y es que la película no es que sea una obra maestra, pues hay momentos en que se pierde un poco la unidad narrativa y, también, deja algunas lagunas y momentos sin explorar ni explotar del todo, en especial los relativos al profesor Vernon (Paul Gleason), del que solamente se da una breve pincelada sobre su frustración, cuando sería un aspecto bastante interesante para profundizar en él y en cómo un mal profesor puede ser una pésima influencia en sus alumnos.

El guión, sin embargo, prefiere centrarse en los problemas de los cinco adolescentes castigados y, la verdad, consigue crear un modelo en cada uno de ellos bastante bien desarrollado donde se reflejan diversos problemas bastante comunes, pero no por ello menos importantes, de la adolescencia, como son la difícil relación con la familia, la presión de un padre autoritario, la identidad, el conformismo o la rebeldía como válvulas de escape y el sexo, naturalmente, como gran condicionante y obsesión constante en esos años.

Pero, como decía, lo más destacable de El club de los cinco es la manera en que el director afronta esos temas, desde el respeto y la comprensión. Y el film no da una respuesta a todos los interrogantes de los alumnos, porque no la hay, más que el paso del tiempo y la maduración personal. No es, por lo tanto, un film moralista o que persiga el final feliz que deje a todos contentos. En realidad, no hay un final de la historia, sino el comienzo de algo entre esos cinco estudiantes que terminan sincerándose y creando un vínculo entre ellos como sólo es posible en esas edades, donde la vida parece concentrarse  obstinadamente en el instante presente.

Sin duda, parte del encanto de la película y de que funcione tan bien reside en el grupo de jóvenes actores que dan vida a los estudiantes, si bien ninguno de ellos tuvo después una carrera especialmente brillante.

Como curiosidad, decir que el tema "Don´t You Forget About Me" fue creado expresamente por Simple Minds para esta película.

El club de los cinco, sin ser un film maravilloso, tiene la virtud de ser una de las más serias, respetuosas y acertadas aproximaciones al mundo juvenil.

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