El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 16 de septiembre de 2025

Enola Holmes



Dirección: Harry Bradbeer.

Guión: Jack Thorne (Novela: Nancy Springer).

Música: Daniel Pemberton.

Fotografía: Giles Nuttgens.

Reparto: Millie Bobby Brown, Louis Partridge, Helena Bonham Carter, Henry Cavill, Sam Claflin, Adeel Akhtar, Fiona Shaw, Frandes de la Tour, Burn Gorman, Susan Wokoma.    

El mismo día que Enola Holmes (Millie Brown) cumple dieciséis años, su madre (Helena Bonham Carter) desaparece. Desafiando a su hermano mayor Mycroft (Sam Claflin), la joven decide partir a Londres en busca de su progenitora.

El personaje de Sherlock Holmes ha dado pie a muchas películas y series basadas en sus aventuras y como la cosa parece que no quiere quedarse ahí, ahora surge una cinta con las aventuras de su hermana, fruto de una serie de novelas escritas por Nancy Springer, lo que parece que puede dar pie a más películas de esta índole, pues ésta que nos ocupa, Enola Holmes (2020), no es más que la adaptación de la primera novela de Springer.

Y como estamos en una época en que las mujeres cobran protagonismo por todas partes, algo encomiable, la historia representa la lucha de dos de ellas, madre e hija, por cambiar un mundo controlado por los hombres. Sin embargo, tal propósito creo que merecía una obra de más calado que esta comedia ligera y un tanto infantil.

Porque Enola Holmes parece más un producto para adolescentes que algo de más entidad. Los casos que se abordan son casi absurdos y carecen de peso como para que nos impliquemos en ellos de una manera seria. Puede que el tono de comedia haga que nunca sintamos peligro o tensión, pero es que tampoco hay nada en el planteamiento y desarrollo que nos atrape de un modo serio. Ni siquiera en los momentos de peligro llegamos a alterarnos mínimamente.

Técnicamente, la película es perfecta. Pero ese detalle ha dejado de resultar algo a considerar, pues con los medios adecuados cualquier cinta puede alcanzar esos niveles. En cambio, es mucho más interesante disfrutar de la maravillosa Millie Brown que dota a su personaje de una frescura y un encanto que sostienen a la película. Sin su presencia, creo que la cosa hubiera resultado aún mucho menos estimulante.

Enola Homes no evita los tópicos más tradicionales en este tipo de historias, con el consabido romance que no se despega de lo esperado. Así, sumado esto a una pobre intriga, el resultado es un film muy plano y sin mucho interés, carente de emoción, moralista y demasiado correcto políticamente. Si de verdad quieren disfrutar de un film sobre Sherlock Holmes con un enfoque diferente y cuando los guionistas aún tenían algo que contar, les recomiendo El secreto de la pirámide (Barry Levinson, 1985), donde se demuestra que un cine enfocado a un público juvenil puede ser maravilloso, es cuestión de imaginación y talento.

viernes, 12 de septiembre de 2025

Miss Willoughby y la librería embrujada



Dirección: Brad Watson.

Guión: Kate Wood, Chad Law y Josh Ridgway (Historia: Philippe Martínez).

Música: Adam Langston.

Fotografía: Ross W. Clarkson.

Reparto: Nathalie Cox, Kelsey Grammer, Louise Bangay, Tara Fitzgerald, Steven Elder, Caroline Quentin, Wayne Gordon, Scarlett Graham, Giacomo Gex. 

Helen Deakin (Louise Bangay), dueña de una librería, le cuenta a su amiga de Elizabeth Willoughby (Nathalie Cox) que está viendo al fantasma de su difunto padre. A pesar de lo raro del caso, Elizabeth decide intentar averiguar qué está sucediendo.

Miss Willoughby y la librería embrujada (2021) es un telefilm cuando menos extraño en cuanto a su argumento. La primera parte, que cuenta la infancia trágica de la protagonista, se convierte en un añadido sin transcendencia posterior importante, salvo sentar las bases de la relación de Elizabeth con Robert Windsor (Kelsey Grammer) y, tal vez, aumentar el metraje de la cinta.

Pero lo fundamental transcurre tras esa introducción y es la investigación que lleva la protagonista en relación a los extraños fenómenos que suceden en la librería de su amiga, que parece que podría estar perdiendo el juicio.

Si la base argumental es de cierto interés, el desarrollo de la historia resulta bastante fallido. Por un lado, no hay un misterio bien planteado, de manera que en muchos aspectos no parece que estemos ante un film de intriga y solo en el tramo final ésta se hace al fin palpable, pero con un desarrollo y resolución bastante torpes, tanto por la poca emoción de las escenas cruciales como por el pobre desempeño del director, de un talento más que limitado, rozando la torpeza en las escasas escenas de acción.

Tampoco el personaje de Elizabeth resulta convincente, con una pobre actuación de Nathalie Cox para colmo. Es una profesora de la que se dice en varias ocasiones que es muy buena resolviendo casos, lo que nos sorprende pues no hay nada en la historia que confirme ese punto y, por el argumento, parece que es un simple telefilm independiente. Es un detalle más de un guión con ciertas incoherencias que parece que ha sufrido cortes sin mucho cuidado.

También nos deja la impresión de que la película pudiera formar parte de una serie, con la profesora como protagonista resolviendo misterios; sin embargo, a menos que cambiara mucho la cosa en lo relativo a los guionistas y la dirección, no le veo mucho futuro a algo parecido.  

Por otro lado, Elizabeth tiene algunas similitudes con el personaje de Lara Croft (la mansión, una niña rica, entrenada en defensa personal, huérfana...), si bien el enfoque de la película recuerda más a los típicos films de época británicos, donde todo es elegancia y cierta rigidez en las formas, que al enfoque de acción de las películas de la heroína de videojuegos.

Así que si lo que esperas es una película atractiva y que te atrape en sus redes, te llevarás una decepción. Miss Willoughby y la librería embrujada funciona solo si no le pides mucho a la intriga y te contentas con ver una película correctamente elaborada en los apartados técnicos y con un desarrollo agradable aunque poco estimulante. 

viernes, 5 de septiembre de 2025

Sin malos rollos



Dirección:  Gene Stupnitsky.

Guión: Gene Stupnitsky y John Phillips.

Música: Mychael Danna y Jessica Weiss.

Fotografía: Eigil Bryld.

Reparto: Jennifer Lawrence, Andrew Barth Feldman, Laura Benanti, Matthew Broderick, Natalie Morales, Scott MacArthur, Ebon Moss-Bachrach, Kyle Mooney, Hasan Minhaj.

Para no perder su casa, Maddie (Jennifer Lawrence) decide responder a un anuncio que ofrece un coche a cambio de "espabilar" a un joven introvertido y virgen.

Nueva comedia romántica que tiene en su inverosímil premisa inicial lo único realmente chocante. El resto: nada nuevo.

Sin malos rollos (2023) plantea algo inusual como punto de partida para poder meternos de lleno en lo sustancial de toda comedia romántica: el ligoteo de los protagonistas. Y eso tan inusual reside en que, para salir del bache económico en que se encuentra Maddie, a la que le han embargado el coche con el que podría reunir el dinero suficiente para salir adelante, decide aceptar una oferta de unos padres preocupados por la inmadurez de su hijo Percy (Andrew Barth Feldman) y cuya recompensa, ¡qué casualidad!, es un coche.

Si aceptamos esta manera de prostitución, presentada con toda delicadeza, nos metemos de lleno en la relación que se establece entre la madura y desinhibida Maddie y su joven aprendiz. El problema de Sin malos rollos es que a partir de aquí la historia se convierte en algo mil veces visto y lo que era un mero trámite para Maddie, hacer que Percy perdiera la virginidad, se va complicando a medida que los sentimientos empiezan a florecer entre ambos. 

Lógicamente, hemos de pasar por el consabido conflicto que los distancia antes de la reconciliación final.

Uno de los problemas de la película es que elige la vía más conservadora, evitando conflictos o salidas de tono. De este modo, no nos cuesta adivinar desde el principio que el planteamiento inicial de sexo a cambio de un coche, que podría resultar moralmente cuestionable, no va a producirse o, al menos, de una manera tan edulcorada que resulta algo ridícula en su intento de cumplir con lo propuesto pero sin cumplir realmente con ello. Es lo que tiene intentar ser demasiado correctos. Lo mejor habría sido directamente no plantear la propuesta inicial si no puedes llevarla hasta el final y buscar otra manera más suave de emparejar a los protagonistas. Estamos, una vez más, ante una evidente falta de imaginación por parte de los guionistas.

Afortunadamente, contamos con la presencia siempre maravillosa de Jennifer Lawrence, productora de la cinta, que compone un personaje lleno de encanto, una mujer decidida, atractiva y con un gran corazón, lo que al final es indispensable para que la relación entre ella y Percy llegue a tocarnos un poco la fibra sensible.

Sin embargo, todo es demasiado convencional como para convertir Sin malos rollos en algo memorable. Se limita a cumplir gracias a algunos momentos inspirados, un ritmo ágil, la presencia de Jennifer Lawrence y seguir a rajatabla los tópicos del género.