El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 14 de noviembre de 2017

Situación límite



Dirección: Aaron Harvey.
Guión: Aaron Harvey.
Fotografía: Jeff Cutter.
Reparto: Forest Whitaker, Bruce Willis, Malin Akerman, Nikki Reed, Deborah Ann Woll, Brad Dourif, Jill Stokesberry, Shea Whigham, Jimmy Lee Jr., Nikita Kahn, Ivory Dortch.

Tes (Malin Akerman), Kara (Nikki Reed) y Dawn (Deborah Ann Woll) trabajan para Mel (Bruce Willis), un traficante de drogas que les encarga una misión aparentemente sencilla para que se resarzan de su fracaso anterior.

El principal problema de Situación límite (2011) es que juega a copiar el estilo de Quentin Tarantino y, como toda copia, se expone a la comparación con el modelo. Y quien ama el estilo de Tarantino, imagino que preferirá el original. Es como quien hace una versión de The Beatles; por buena que sea, siempre será una imitación.

Aaron Harvey no disimula en absoluto en su imitación. Al igual que Tarantino, juega con los tiempos, haciendo avanzar y retroceder la historia a su antojo, repitiendo incluso una escena tres veces, cada vez contando un poco más, en lo que busca ser un modo original de presentar la historia. El problema es que ya no es original, con lo que falla el factor sorpresa. Aclarado este punto, queda ver la solidez del argumento, la fuerza de los personajes, el peso de la intriga... en resumen, qué hay detrás de los adornos narrativos.

Y la verdad es que Situación límite, sin ser un mal thriller, resulta demasiado esquemático. Por un lado, los protagonistas están definidos muy sucintamente, reduciéndolos a lo mínimo, incluso algunos ni eso, como es el caso de Kara y Dawn, por ejemplo. Harvey prefiere recrearse en las formas, dejando el contenido en lo más elemental. Y al estilo de Tarantino, se centra en diálogos un tanto intrascendentes, alarga las secuencias al límite, juega con la fotografía y la banda sonora, que adquieren un protagonismo destacado, y recurre también a la violencia, si bien en este caso menos explícita y algo más contenida que la de Tarantino.

El resultado es un film con cierta dosis de intriga, que se deja ver y hasta cierto punto nos atrapa en espera de poder desvelar todas las claves del guión, en espera del final, que en este caso, sin ser demasiado original, al menos concuerda con lo sombrío de la historia. No decepciona, aunque tampoco nos seduce, y ello se debe a la poca consistencia de la trama y a la escasa entidad de los personajes. Con todo ello, Situación límite queda reducido a un ejercicio de estilo, una copia de Tarantino, que puede gustar más o menos, pero que tiene poca sustancia, se mire como se mire.

Donde hay que reconocer que el director acierta es con el reparto, en especial con la presencia de Forest Whitaker, que realiza un buen trabajo, ayudado también por el hecho de que su personaje es el más atractivo e interesante de la historia. Bruce Willis tiene una presencia muy pequeña y creo que su personaje, en contraste con lo que me pareció el de Whitaker, es mucho menos interesante, rozando casi la caricatura. En cuanto a las protagonistas femeninas, parecen estar ahí con una función más bien estética, si bien su trabajo es correcto.

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