El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 6 de abril de 2018

Actividades criminales



Dirección: Jackie Earle Haley.
Guión: Robert Lowell.
Música: Keefus Ciancia.
Fotografía: Seamus Tierney.
Reparto: Michael Pitt, Dan Stevens, John Travolta, Edi Gathegi, Rob Brown, Jackie Earl Haley, Christopher Abbott, Travis Aaron Wade, Lisa Catara.

Cuatro amigos del instituto se reúnen tras el funeral de otro compañero y acuerdan invertir en una compañía farmacéutica pensando que sus acciones sufrirán una subida inesperada que los hará ricos. Sin embargo, cuando la empresa quiebra, descubrirán que le deben una fortuna a un mafioso local.

Con Actividades criminales (2015) tenemos la quinta esencia de este cine vacío, tramposo y descarado que tanto abunda por desgracia hoy en día. Y no solo eso, es un cine que ni siquiera se avergüenza de su falta de ética, sino que hasta parece creerse el más listo de la clase, alardeando de que sus engaños se mantienen bien agazapados hasta el final.

La película es en general una comedia bastante negra sobre unos antiguos amigos que se ven involucrados en un secuestro para pagar sus deudas con un mafioso. A todas luces, la situación los supera y parte del interés de la historia resulta de intentar ver cómo van a poder salir airosos del trance.

El problema es que tras la introducción, la película entra en un impasse bastante largo, cuando los cuatro mantienen secuestrada a su víctima en espera de las instrucciones del mafioso, donde la acción se estanca sin remedio. Jackie Earle Haley, que debuta como director con esta cinta, intenta mantener en pie la historia a base de unos interminables diálogos más o menos afortunados que nos recuerdan inevitablemente el estilo de Tarantino. A pesar de ello, a esta parte crucial de la película le cuesta avanzar y se pierde un poco la emoción y la sorpresa que teníamos en el comienzo.

Al final, la historia se va complicando irremediablemente en una especie de espiral de sorpresas que culminan, triste y torpemente, en un desenlace inesperado que nos descubre que, o bien el guión era una absoluta estupidez a la que solo se le encontró salida con un amaño inverosímil y precipitado, o bien estaba todo tramado así desde el principio, lo cuál no sé si no es más triste.

Uno, finalmente, sospecha que o bien el guionista nos tomó a los espectadores por idiotas o bien el idiota es en realidad él propio guionista. El caso es que la resolución del embrollo final no solo carece del humor que presidía la historia, sino que tiene todo el mal gusto de presentarse como un mero truco de prestidigitador, sin importar en absoluto que tenga o parezca tener algún sentido. Es más, uno tiene la impresión de que valdría cualquier final, por grotesco que fuera, y que el guionista lo presentaría como lo más natural del mundo, desafiando a cualquier lógica y al mínimo de respeto debido a los espectadores.

En cuanto al reparto, en general todos los actores están bastante correctos, con la sorpresa de un extraño John Travolta, cuya presencia parece la de una máscara hecha con sus propios rasgos exagerados y excesivamente maquillados. En cuanto a su interpretación, estamos ante una más en las que se ha ido encasillando, con sus tics y muecas estereotipadas.

Resumiendo, Actividades criminales parece más una broma de mal gusto que una película seria. Podría haberse hecho una historia ciertamente original, explotando las muchas posibilidades del planteamiento inicial, pero en cambio se optó por lo absurdo, llevando la historia a un terreno que roza lo ridículo. No todo vale. Al menos, no para mí.

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