El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 9 de junio de 2020

La fría luz del día



Dirección: Mabrouk El Mechri.
Guión: Scott Wiper y John Petro.
Música: Lucas Vidal.
Fotografía: Remi Adefarasin.
Reparto: Henry Cavill, Sigourney Weaver, Bruce Willis, Joseph Mawle, Caroline Goodall, Verónica Echegui, Rafi Gavron, Jim Piddock.

Will Shaw (Henry Cavill) viaja a España para reunirse con su familia. Pero durante su estancia, unosdesconocidos secuestran a su familia y exigen la devolución de un misterioso maletín para liberarla.

Con solo un film a sus espaldas, JCVD (2008), falso biopic protagonizado por Jean-Claude Van Damme, Mabrouk El Mechri vio como Hollywood le abría sus puertas y le ofrecía la posibilidad de rodar un thriller ambientado en España, La fría luz del día (2012), donde desgraciadamente se nota la falta de experiencia del director en este tipo de empresas.

La película, sin embargo, comienza despertando cierto interés ante una intriga que parece prometedora, con un joven que descubre que su familia ha desaparecido de repente y, cuando acude a la policía en busca de ayuda, se encuentra teniendo que escapar de ella para ponerse a salvo. El problema de este tipo de propuestas es que, una vez creadas unas interesantes expectativas, es indispensable mantener el listón. Si al final todo se convierte en un absurdo, la sensación en el espectador es de total desengaño. Y algo así es lo que sucede con La fría luz del día que en cuanto va descubriendo sus cartas va destapando sus miserias. El guión es un tanto absurdo y que el joven Will pase de ser un empresario arruinado a una especia de Rambo resulta un tanto incongruente. Si el guión se hubiera orientado más hacia un desarrollo basado en la investigación y no en la acción pura y dura, que es el recurso más fácil, sin duda la película hubiera resultado mucho más creíble.

Por otro lado, el argumento pronto pierde también cualquier elemento de sorpresa, convirtiéndose en algo totalmente banal, previsible y sin originalidad, de manera que pasamos gran parte del film esperando a ver cómo se las ingenian los guionistas para preparar un desenlace que se adivina sin mucha dificultad. E incluso aquí, en el desenlace, el guión no consigue salir de la mediocridad y plantea un final aparatoso y muy poco convincente, cayendo además en todos los tópicos posibles.

Si la historia ya no es muy interesante, el trabajo en la dirección de El Mechri ayuda muy poco a salvar los muebles. El Mechri opta por la aparatosidad y convierte la cámara en un ojo nervioso que se pasea por el Madrid más típico creando confusión y buscando cierta originalidad que no terminó de gustarme. Es, una vez más, la salida más sencilla, que no la mejor, cuando uno intenta hacer algo espectacular sin las bases necesarias. Veremos en que queda la carrera del director, pero en esta ocasión demuestra muy poco.

El reparto es una mezcla de caras nuevas y veteranos y tampoco termina de funcionar del todo. Bruce Willis no me pareció demasiado convincente, lo mismo que Sigourney Weaver, y como son actores con experiencia, creo que el problema reside en sus personajes, que tienen tan poca credibilidad como el resto del argumento. Henry Cavill hace lo que puede con su personaje y, en general, salva su papel, aunque no parece un actor con carisma, al menos no en esta película.

Así pues, estamos ante un film del todo prescindible, sin nada realmente interesante que pueda aportar, salvo el rutinario recurso a una acción desenfrenada, una intriga mediocre y más apariencia que entidad.

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