El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 13 de agosto de 2012

Get Carter (Asesino implacable)



Dirección: Stephen T. Kay.
Guión: David McKenna, Stephen T. Kay (Novela: Ted Lewis).
Música: Tyler Bates.
Fotografía: Mauro Fiore.
Reparto: Sylvester Stallone, Mickey Rourke, Michael Caine, Miranda Richardson, Rachael Leigh Cook, Alan Cumming, Rhona Mitra.

Jack Carter (Sylvester Stallone) es un matón a sueldo de Las Vegas. Su trabajo consiste en ajustar las cuentas a aquellas personas que deben dinero y no pagan. Un día recibe la noticia de que su hermano menor ha muerto en un accidente de tráfico y viaja hasta Seattle para acudir al entierro. Una vez allí, decide averiguar algo más sobre la muerte de su hermano. Cuanto más indaga, menos le gusta lo que empieza a vislumbrar.

Hay veces que uno no tiene muchas ganas de pensar y le apetece ver un film libre de complicaciones. Un film de acción, simple y llanamente. Get Carter (Asesino implacable) (2000) es un film de esas características, no promete nada más que hacer pasar el rato. ¿Y lo consigue?

Para empezar, hay que explicar que esta película es un remake de Asesino implacable de Mike Hodges (1971), con la curiosidad añadida que el papel de Jack Carter lo interpretaba entonces Michael Caine, que aquí encarna a uno de los malos de turno. No he visto la película de Hodges, así que quizá salga ganando al no poder caer en la tentación de las comparaciones. Solo podré hablar de la nueva versión y punto.

Y hay que decir que Get Carter (Asesino implacable) arranca de un modo más que aceptable. La presentación de Jack, en una muy breve escena en la que nos demuestra sus métodos de trabajo, nos pone ya sobre la pista de lo que nos espera y pronto la película se deja de rodeos para meternos de lleno en la intriga: Jack sospecha que la muerte de su hermano menor no fue accidental y empieza a interrogar a las personas que lo conocieron o trabajaron con él. La verdad es que el argumento no va a sorprendernos por su originalidad. Hay muchos elementos ya vistos mil veces, como el tema de las drogas o la pornografía. Así que por ahí no vamos a sentirnos muy seducidos. Pero el tono es bastante correcto, la puesta en escena, salvo excepciones que veremos luego, es eficaz y Stallone creo que encarna de modo perfecto a Jack Carter. No es que sea un gran actor, naturalmente, pero ha ido ganando cierto aplomo con los años, sabe estar delante de la cámara y sabe aprovechar su peculiar rostro y su hieratismo para componer, al menos en esta ocasión, un matón muy creible, que asusta sólo con su presencia pétrea. En este sentido, la madurez de Stallone no es un lastre, sino más bien hasta un elemento a su favor.

Otro punto positivo de la historia es que Jack Carter no es un héroe, no es alguien a quién admirar. Es un matón, un tipo sin conciencia, aparentemente. Pero poco a poco, a medida que el film avanza, se va humanizando. Aparece su amor por la familia y hasta llegamos a compadecernos de él en algún momento. En este sentido, y salvando todas las distancias, encontré un cierto hermanamiento con  el Ethan de Centauros del desierto (John Ford, 1956). Como él, es un solitario, ha pasado muchos años lejos de su hogar y de su familia y tiene un pasado que le pesa y le arrastra. Y como Ethan, Jack es un antihéroe que se redimirá gracias al peso de la sangre, de la familia.

Pero Get Carter (Asesino implacable) peca también de errores importantes que acaban perjudicándola seriamente y dejan un film con ciertas posibilidades en un mero pasatiempo del montón.

Por un lado, creo que la película hubiera ganado muchísimo si el guión se hubiera esmerado un poco más en dibujar con algo más de esmero a los personajes secundarios. Tanto Cliff Brumby (Michael Caine) como Cyrus Paice (Mickey Rourke), y en menor medida Jeremy Kinnear (Alan Cumming), se quedan en las sombras. Lo mismo podríamos decir del personaje de la cuñada de Jack, Gloria (Miranda Richardson), del que hubiéramos querido saber algo más. Lo que en John Ford era un acierto, en manos de Stephen T. Kay sólo son lagunas.

Y tampoco los diálogos tienen la fuerza y la brillantez que me hubiera gustado. Hay escenas con un gran potencial, especialmente las de Jack con su sobrina Doreen (Rachael Leigh Cook), que se quedan un tanto a medias y da pena ver que no se han aprovechado en todo su potencial. Porque la parte de las relaciones familiares de Jack es sin duda la que más posibilidades dramáticas ofrecía y la que podía elevar este film de mero pasatiempo a algo de mayor calado.

Pero como decía antes, la película parece querer ofrecernos un mero entretenimiento sin más. Es algo legítimo y no hay porqué avergonzarse si es lo que se pretende. Sin embargo, creo que el director fuerza un poco de más en algunos momentos y el resultado no termina de convencerme. Me refiero a las escenas en que decide agitar la cámara para, se supone, agilizar algunas secuencias, como una persecución en coche, por ejemplo. La verdad es el resultado es dinámico, pero me marea a veces y resulta muy visto a estas alturas como para sorprender o impactar. Otras veces busca cierta expresividad a base de girar la cámara o quiere descolocarnos filmando una escena con diferentes acciones (la del ascensor es la mejor para ilustrar lo que quiero decir). Al final, nos despista un poco, nos descoloca, nos descentra y no creo que ello beneficie al desarrollo de la intriga.

Quizá lo más flojo de la película sea el final. Jack es un matón, no es un buen tipo ni lo pretende. Pero es un film de Hollywood y puede que necesite un final feliz. Así que Jack termina siendo un gran tipo que nos libra de los malos de verdad, los que se merecen morir, perdona a los medio malos y se reconcilia con su familia y consigo mismo. Hay una carga de moralidad barata que me disgusta un poco. No es que chirrie el desenlace, pues vamos viendo la evolución de Jack a lo largo de todo el metraje, pero sí que peca de demasiado blando, lo que no termina de casar del todo con el tono malote de la historia.

En el lado positivo pondría sin embargo el reparto. Y eso que Sylvester Stallone se llevó una nominación al Premio Razzie al peor actor. Sinceramente, creo no es para tanto. A mí me resultaba un matón muy convincente y con la suficiente presencia física para imponer respeto. Sin devolverle a Stallone los galones pasados, creo que es un papel digno y mucho mejor que otros por los que había deambulado antes. A su lado, muy bien Michael Caine, si bien su papel es bastante secundario y su personaje termina por ser de los peores definidos de todos. Me gustó Mickey Rourke, otro que impone con una musculatura impresionante. Y tampoco desentonan para nada Rachael Leigh Cook, Miranda Richardson o la hermosa Rhona Mitra. Pero si tuviera que quedarme con un actor, me quedaría sin duda ninguna con Alan Cumming, quizá con un perfíl algo exagerado, pero con una interpretación sobresaliente.

Y creo que ya queda todo dicho. Get Carter (Asesino implacable) no es un film tan malo como uno podría temerse. No puedo opinar sobre la otra nominación del film al Premio Razzie al peor remake, pues como dije no he visto el original. Tan sólo tengo que reconcer que me resultó un film entretenido, con una buena dosis de intriga y una puesta en escena más que aceptable. ¿Que podía haber dado más de sí?, pues evidentemente. Pero cumple con holgura como pasatiempo. Y en este caso, con eso me quedo.

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