Dirección: David Koepp.
Guión: David Koepp.
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Tom Sigel.
Reparto: Kyle MacLachlan, Elisabeth Shue, Dermot Mulroney, Michael Rooker, Richard T. Jones, Richard Schiff, Bill Smitrovich.
Matthew (Kyle MacLachlan) y Annie (Elisabeth Shue) son un matrimonio convencional con los problemas típicos de una pareja. Sin embargo, el día que se produce un apagón general en la ciudad y todo deja de funcionar, su existencia empezará a alterarse progresivamente y se verán obligados a tomar algunas decisiones cruciales.
The Trigger Effect (1996) es la segunda película como director de David Koepp, mucho más fructífero en su labor de guionista. De hecho, el guión del film está escrito por él mismo.
El film plantea un dilema muy interesante: qué le pasaría a un matrimonio normal cuando sus vidas se ven alteradas por algo tan banal como un apagón. Al principio, lógicamente, nada sucede más allá de la sorpresa y las incomodidades iniciales; pero poco a poco, conforme se prolonga la situación, las consecuencias comienzan a ser preocupantes y la vida de Matthew y Annie se va complicando. La ciudad, hasta entonces un entorno seguro, se convierte en una fuente de amenazas cuando el dinero empieza a escasear y todo deja de funcionar con normalidad. Koepp dibuja un escenario apocalíptico partiendo de la cotidianeidad y el resultado es bastante preocupante.
Quizá lo más interesante del film es ir descubriendo cómo los protagonistas, el matrimonio y su amigo Joe (Dermot Mulroney), se van viendo obligados por la necesidad y el miedo a reaccionar ante las situaciones, muchas veces de un modo que choca con su manera de ser. Asistimos a un desmoronamiento de muchos principios morales una vez que el entorno se ha vuelto hostíl y empieza a dominar el instinto de supervivencia. Y vemos como la gente termina actuando de un modo violento movida por un miedo tan primario como, a veces, irracional. Quizá el personaje más interesante desde este punto de vista sea el de Matthew, al que vemos como un hombre corriente, no demasiado decidido, y que tendrá que adoptar decisiones drásticas, llevado por las circunstancias y en contra de su naturaleza pacífica.
Sin embargo, llegados a este punto, he de admitir que me hubiera gustado un análisis más profundo de las personalidades de los protagonistas. Si bien es cierto que David Koepp nos deja bastantes indicios de la personalidad de Matthew, Annie y Joe, también es verdad que no dejan de ser meras pinceladas que no terminan de dibujarnos con precisión a los protagonistas. Y eso que Koepp tenía tiempo para ello, pues la primera parte de la película, cuando se realiza la presentación de los personajes y la situación, es lo bastante extensa en metraje como para permitir una mejor profundización en los personajes.
Y en realidad, el tema de la profundización parece ser el talón de Aquiles de The Trigger Effect. La película plantea un escenario interesante y muy rico en posibilidades, pero al final da la impresión de que Koepp se queda a medio camino en todo.
La historia se va moviendo por diferentes terrenos (el drama familiar, el cine de catástrofes, la infidelidad, el suspense...) pero en cada asunto parece que Daniel Koepp no termina de concretar ni de decantarse por nada en concreto. El miedo de la gente ante el apagón, con la inseguridad que les provoca, no es explotado convenientemente, de la misma manera que los problemas matrimoniales de Matthew y Annie se solventan de manera un tanto precipitada, incluida la tentación de Annie de serle infiel a su marido. Incluso en algunos momentos, las reacciones de los personajes nos dejan la sensación de que todo está un poco traído por los pelos.
No sé si el problema deriva de querer tocar tantos temas, lo que hace que el director no termine centrándose en ninguno, o si simplemente la historia no pretendía ser más que lo que es. En todo caso, yo terminé con la impresión de que el guión de la película daba para mucho más.
En cuanto al reparto, la verdad es que el trío protagonista aguanta bastante bien el peso de la película. Kyle MacLachlan da el tipo de hombre algo aburrido y retraído bastante bien. No es que su interpretación sea memorable, es más, su trabajo resulta un tanto soso, pero sin duda encarna a su personaje de un modo convincente. Quizá sea Elisabeth Shue la que más me gustó, si bien creo que su personaje es el más indefinido de todos. Adivinamos que se aburre al lado de Matthew y que con Joe siente mucha más afinidad; sin embargo, no queda del todo bien explicado su giro emocional que la lleva a volver a sentirse atraída por su marido. En todo caso, una explicación podría ser por el interés de darle a la película un final feliz. Joe, el amigo alegre y guapetón, está bastante bien interpretado por Dermot Mulroney a quién, al igual que le sucedía a Kyle, su fisonomía le va como anillo al dedo a su personaje.
The Trigger Effect resulta una película más que interesante, filmada de un modo correcto y con cierto grado de emoción e incertidumbre que harán que permanezcamos atentos a cuanto suceda en la pantalla. Si no fuera por esa falta de definición que hemos mencionado antes, estaríamos hablando de un film notable. Por desgracia, al final la película se nos queda en una propuesta interesante pero un pelín desaprovechada.
Guión: David Koepp.
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Tom Sigel.
Reparto: Kyle MacLachlan, Elisabeth Shue, Dermot Mulroney, Michael Rooker, Richard T. Jones, Richard Schiff, Bill Smitrovich.
Matthew (Kyle MacLachlan) y Annie (Elisabeth Shue) son un matrimonio convencional con los problemas típicos de una pareja. Sin embargo, el día que se produce un apagón general en la ciudad y todo deja de funcionar, su existencia empezará a alterarse progresivamente y se verán obligados a tomar algunas decisiones cruciales.
The Trigger Effect (1996) es la segunda película como director de David Koepp, mucho más fructífero en su labor de guionista. De hecho, el guión del film está escrito por él mismo.
El film plantea un dilema muy interesante: qué le pasaría a un matrimonio normal cuando sus vidas se ven alteradas por algo tan banal como un apagón. Al principio, lógicamente, nada sucede más allá de la sorpresa y las incomodidades iniciales; pero poco a poco, conforme se prolonga la situación, las consecuencias comienzan a ser preocupantes y la vida de Matthew y Annie se va complicando. La ciudad, hasta entonces un entorno seguro, se convierte en una fuente de amenazas cuando el dinero empieza a escasear y todo deja de funcionar con normalidad. Koepp dibuja un escenario apocalíptico partiendo de la cotidianeidad y el resultado es bastante preocupante.
Quizá lo más interesante del film es ir descubriendo cómo los protagonistas, el matrimonio y su amigo Joe (Dermot Mulroney), se van viendo obligados por la necesidad y el miedo a reaccionar ante las situaciones, muchas veces de un modo que choca con su manera de ser. Asistimos a un desmoronamiento de muchos principios morales una vez que el entorno se ha vuelto hostíl y empieza a dominar el instinto de supervivencia. Y vemos como la gente termina actuando de un modo violento movida por un miedo tan primario como, a veces, irracional. Quizá el personaje más interesante desde este punto de vista sea el de Matthew, al que vemos como un hombre corriente, no demasiado decidido, y que tendrá que adoptar decisiones drásticas, llevado por las circunstancias y en contra de su naturaleza pacífica.
Sin embargo, llegados a este punto, he de admitir que me hubiera gustado un análisis más profundo de las personalidades de los protagonistas. Si bien es cierto que David Koepp nos deja bastantes indicios de la personalidad de Matthew, Annie y Joe, también es verdad que no dejan de ser meras pinceladas que no terminan de dibujarnos con precisión a los protagonistas. Y eso que Koepp tenía tiempo para ello, pues la primera parte de la película, cuando se realiza la presentación de los personajes y la situación, es lo bastante extensa en metraje como para permitir una mejor profundización en los personajes.
Y en realidad, el tema de la profundización parece ser el talón de Aquiles de The Trigger Effect. La película plantea un escenario interesante y muy rico en posibilidades, pero al final da la impresión de que Koepp se queda a medio camino en todo.
La historia se va moviendo por diferentes terrenos (el drama familiar, el cine de catástrofes, la infidelidad, el suspense...) pero en cada asunto parece que Daniel Koepp no termina de concretar ni de decantarse por nada en concreto. El miedo de la gente ante el apagón, con la inseguridad que les provoca, no es explotado convenientemente, de la misma manera que los problemas matrimoniales de Matthew y Annie se solventan de manera un tanto precipitada, incluida la tentación de Annie de serle infiel a su marido. Incluso en algunos momentos, las reacciones de los personajes nos dejan la sensación de que todo está un poco traído por los pelos.
No sé si el problema deriva de querer tocar tantos temas, lo que hace que el director no termine centrándose en ninguno, o si simplemente la historia no pretendía ser más que lo que es. En todo caso, yo terminé con la impresión de que el guión de la película daba para mucho más.
En cuanto al reparto, la verdad es que el trío protagonista aguanta bastante bien el peso de la película. Kyle MacLachlan da el tipo de hombre algo aburrido y retraído bastante bien. No es que su interpretación sea memorable, es más, su trabajo resulta un tanto soso, pero sin duda encarna a su personaje de un modo convincente. Quizá sea Elisabeth Shue la que más me gustó, si bien creo que su personaje es el más indefinido de todos. Adivinamos que se aburre al lado de Matthew y que con Joe siente mucha más afinidad; sin embargo, no queda del todo bien explicado su giro emocional que la lleva a volver a sentirse atraída por su marido. En todo caso, una explicación podría ser por el interés de darle a la película un final feliz. Joe, el amigo alegre y guapetón, está bastante bien interpretado por Dermot Mulroney a quién, al igual que le sucedía a Kyle, su fisonomía le va como anillo al dedo a su personaje.
The Trigger Effect resulta una película más que interesante, filmada de un modo correcto y con cierto grado de emoción e incertidumbre que harán que permanezcamos atentos a cuanto suceda en la pantalla. Si no fuera por esa falta de definición que hemos mencionado antes, estaríamos hablando de un film notable. Por desgracia, al final la película se nos queda en una propuesta interesante pero un pelín desaprovechada.
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