El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 20 de febrero de 2017

The Imitation Game (Descifrando Enigma)



Dirección: Morten Tyldum.
Guión: Graham Moore (Libro: Andrew Hodges).
Música: Alexandre Desplat.
Fotografía: Óscar Faura.
Reparto: Benedict Cumberbatch, Keira Knightley, Mark Strong, Charles Dance, Matthew Goode, Matthew Beard, Allen Leech, Tuppence Middleton, Rory Kinnear.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los servicios secretos británicos, que han conseguido una máquina de cifrado alemana, Enigma, reclutan a los cerebros más notables del país con el fin de intentar descifrar las claves alemanas y poder ganar la guerra.

Llevar al cine una biografía suele parecerme, de entrada, una tarea un tanto ingrata. No es sencillo intentar aunar la lógica fidelidad debida al protagonista con la necesidad de darle al producto un toque seductor. Se puede pecar de aburrido si uno intenta resultar lo más fiel posible, o pasarse de frenada y crear algo poco convincente y decididamente ajeno a la verdad. The Imitation Game (2014) parece ser que no sigue al pie de la letra las peripecias de Alan Turing, aportando algunos detalles más dramáticos a su vida. Licencias poéticas, sin duda, que me parece que no alteran en esencia la personalidad y el trabajo de este matemático tan decisivo en nuestra historia reciente. Porque estamos, ante todo, ante una obra de ficción que busca entretener y la película creo que logra su propósito de manera más que notable. Además, no es un retrato plano de unos hechos históricos, sino que el personaje de Turing resulta complejo, profundo y muy interesante.

The Imitation Game destaca, a primera vista, por su cuidada forma, con aire de cine muy británico que le aporta elegancia y aplomo a partes iguales. Nunca pierde las formas, con un gusto por las cosas bien hechas y bien contadas. Es ese toque británico tan característico y que en films de época, o históricos, parece que funciona de maravilla. Es un film sobrio, sin demasiadas estridencias, algo distante a veces y, sin embargo, cuando llegan los momentos decisivos, Tyldum sabe aportar también la dosis correcta de emoción sin cargar tampoco las tintas.

Además, el guión es lo bastante hábil para aportar a la historia una buena dosis de intriga, totalmente coherente, que consigue mantener la atención y el interés por el argumento, a pesar de que la mayoría conocemos ya el desenlace. Sin embargo, es en los detalles, en el juego de espías y recelos, en la propia personalidad de Turing, especialmente, donde el director logra sacar todo lo bueno que hay en el relato histórico.

Y además, contamos con la presencia de Benedict Cumberbatch, con un trabajo prodigioso que consigue dotar a su personaje de unos registros intensos y complejos sin caer nunca en el exceso. Sin duda, todo un regalo.

Sin duda, un film interesante, de una factura implacable y que sabe conjugar la historia de un descubrimiento crucial con la introspección en la naturaleza humana y los problemas de gente excepcional, que debían intentar sobrevivir en medio de una sociedad muy estricta, donde el solo hecho de ser homosexual acarreaba terribles consecuencias, de las que ni el genio de Turing estuvo a salvo.

La película recibió ocho nominaciones aunque al final solo ganó el Oscar al mejor guión adaptado.

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