El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 24 de mayo de 2018

Persecución mortal



Dirección: Rowdy Herrington.
Guión: Rowdy Herrington y Martin Kaplan.
Música: Brad Fiedel.
Fotografía: Mac Ahlberg.
Reparto: Bruce Willis, Sarah Jessica Parker, Dennis Farina, Brion James, Tom Sizemore, Robert Pastorelli, Timothy Busfield, John Mahoney.

Tom Hardy (Bruce Willis), policía en Pittsburgh, ha tenido que declarar contra su primo y compañero en el cuerpo por violencia policial, con lo se ha ganado la animadversión de gran parte de sus compañeros al considerar lo que hizo una traición.

Persecución mortal (1993) es uno de esos subproductos que dan la impresión de estar hechos de prisa, juntando ideas aquí y allá de manera un tanto chapucera para conseguir un film que pretende resultar entretenido y con cierta dosis de intriga y emoción, pero sin estrujarse mucho la cabeza. ¿El resultado?: un bodrio previsible, ramplón y que llega a producir casi vergüenza ajena.

La historia de un psicópata que parece tenerla tomada con el héroe de turno está ya demasiado manoseada para llegar a sorprender a nadie. Y este es el eje principal de esta historia, donde los guionistas no se complican mucho la vida y se dedican a acumular tópicos sin disimulo. Así, Tom se verá arrinconado como policía por testificar, con todo derecho y razón, contra un compañero por malos tratos hacia un detenido. Rizando el rizo, el guión quiere que ese compañero sea además su primo, hijo y sobrino de policías. Con lo que el tema profesional se carga de connotaciones familiares, es decir, un plus de emotividad. Además, el padre de Tom, policía también, muere trágicamente en acto de servicio y, poco después, el primo agresivo se suicida... Efectivamente, todo esto es una especie de folletín mal traído.

Por si fuera poco, Tom acaba dejando el cuerpo y pasa a ser un patrullero del río, alcoholizado y amargado por culpa de los remordimientos. Y encima, con una lesión permanente en una pierna. Vamos, que no falta nada en este pastel.

A partir de aquí, poca cosa. Se trata de ir alargando la historia convenientemente a base de algunos cadáveres más y una historia de amor traída por los pelos y sin mucho interés hasta llegar al desenlace, lo que se supone que será el glorioso colofón final, donde el director-guionista parece que ha decidido echar el resto para culminar su magna obra.

Pero, como era de suponer, el final, que se llega a intuir más o menos a la media hora de proyección, no es más que un cúmulo terrible de inverosimilitudes, absurdos, intentos de alargar el desenlace a base de las consabidas reapariciones del psicópata indestructible, etc, etc. Es decir, una acumulación de disparates que rematan vergonzosamente una película ya de por sí bastante insulsa, pero que, con ese desenlace, llega a cotas de idiotez impensables.

Quizá lo peor de todo sea que la película se tome en serio a sí misma. Semejante cúmulo de tonterías no debería pretender ser algo más de lo que es. Y mucho menos pretender justificar a toda costa al protagonista de turno, librándolo del estigma de la delación a base de retorcer el argumento hasta límites que caen en lo absurdo. Lo único decente era tomarse esta peliculilla en broma.

Hasta Bruce Willis, que normalmente suele estar en su salsa en papeles de tipo duro y desengañado, aquí tiene un nivel de actuación bastante pobre, quizá por estar bajo la batuta de este Rowdy Herrington, que si como guionista demuestra ser un desastre, como director mantiene el mismo nivel.

No he visto toda la filmografía de Bruce Willis, pero me atrevería a afirmar que Persecusión mortal debe figurar entre sus peores películas. Es increíble que se hagan tonterías tan grandes bajo una apariencia seria. Infumable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario