El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 22 de diciembre de 2018

El cuarteto



Dirección: Dustin Hoffman.
Guión: Ronald Harwood (Obra: Ronald Harwood).
Música: Dario Marianelli.
Fotografía: John de Borman.
Reparto: Maggie Smith, Tom Courtenay, Billy Connolly, Pauline Collins, Michael Gambon, Sheridan Smith, Luke Newberry, Jumayn Hunter.

Reggie Paget (Tom Courtenay), una antigua figura del cante, lleva una vida tranquila en una residencia para músicos jubilados. Sin embargo, todo cambia cuando su gran amor, Jean Horton (Maggie Smith), que le rompió el corazón hace mucho tiempo, se va a vivir a la misma residencia.

Primera película del magnífico actor Dustin Hoffman detrás de la cámara, El cuarteto (2012) es una comedia sencilla y sin demasiadas pretensiones, en apariencia, que reflexiona con delicadeza sobre los problemas de la vejez.

El cuarteto es un film con una doble cara: maravilloso, tierno, simpático y con más en la recámara de lo que en apariencia ofrece y, por otro lado, le falta quizá un poco de fuerza y más profundidad para llegar a ser un film más grande.

Para comenzar, pienso que el enfoque en clave de comedia es todo un acierto. El hablar sobre la vejez, con todo lo que ello implica de declive y drama, es algo tan delicado que un tono dramático podría resultar excesivo y perjudicial. Aún así, la película no elude los temas más acuciantes de esa etapa de la vida, como la soledad, la terrible pérdida de facultades, la enfermedad, el sentimiento de que nos quedamos sin nada, el valorar lo realmente importante, dejar a un lado las apariencias o el preocuparse de lo que opinen los demás y, claro está, esa espera silenciosa y angustiada de una muerte muy próxima. Gracias, sin embargo, a ese enfoque amable, nunca se llega a una visión demasiado sombría y siempre se ofrece un imagen de cierta esperanza, de posibilidades, de aceptación de esos años como una parte más de la existencia y que pueden aprovecharse para vivir sin complejos, presiones o ataduras morales. Por ello, El cuarteto no es un film tan simple como aparenta y cuenta más de lo que parece bajo ese barniz sencillo y ligero.

El gran acierto de El cuarteto en este sentido es no caer en sentimentalismos baratos, dramas y otras formas de flagelación al espectador y a los personajes. Se trata de un tema delicado, pero el enfoque y el tratamiento son respetuosos, elegantes y muy naturales.

Sin embargo, la película me pareció un poco blanda de más. Los  conflictos de los personajes, precisamente a raíz de ese tono de comedia ligero, parecen demasiado livianos; no se profundiza demasiado en ellos y a veces son tratados como de pasada. Ello impide que podamos vivir la historia con más intensidad. Es el peaje que hemos de pagar por no dramatizar en exceso. ¿Compensa esta falta de intensidad? Desde mi punto de vista, sí. Como decía, creo que el enfoque de la película en tono de comedia es un acierto, a pesar de que ello haga que sintamos que a la historia le falta fuerza.

Otro punto de interés, evidentemente, es comprobar qué tal se desenvuelve Dustin Hoffman como director. Sinceramente, su trabajo me pareció impecable. Su dirección es, sobre todo, muy elegante, con un aire británico que además le sienta muy bien a la historia. La cámara se mueve con buen gusto, sabe dónde ha de estar en cada momento y busca ofrecernos planos hermosos dentro de un ritmo pausado, respetuoso con los tiempos y los personajes.

El reparto es otro de los puntos fuertes de El cuarteto, con la maravillosa Maggie Smith al frente. Ninguno de los personajes da lástima o abusa de un trabajo que remarque las limitaciones de la vejez. Todos tienen en la naturalidad el punto fuerte. A veces, al intentar representar situaciones o estados extremos se puede caer, sin querer, en el exceso. Esto no ocurre en ningún momento, ni siquiera con el trabajo de Pauline Collins, para mí la mejor de todos, con un personaje con graves problemas de alzeimer y que resuelve con una frescura y una naturalidad encantadoras.

Por cierto, parte del reparto de secundarios está compuesto por verdaderos músicos y cantantes retirados, lo que aporta un añadido de autenticidad a la historia.

El cuarteto me parece una película muy interesante, a pesar de no ser perfecta. Afrontar un tema tan delicado como la vejez nunca es sencillo, los riesgos de caer en el drama o la caricatura son evidentes, algo que Dustin Hoffman evita con elegancia y sentido del humor.

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